no puedo creer que puede que hoy deje de ser mi auto. le tengo un cariño infinito, así, tan negro y ruidoso y bajo y pistero, tan masculino pero tan que me queda perfecto.
si se da toda la transacción que mi marido está preparando, me voy a quedar con el optra, con su color cereza y su falta de personalidad tan marcada. tan soso, grande y latoso que no me identifica.
pero no me quejo, eh.
sólo que, una cosa más que estuvo desde el principio de nuestra vida en méxico y que queda en el camino (me gustaría hacer lo mismo con un montón de muebles pero no es el plan).
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