lunes, 30 de noviembre de 2009

ya pasé el límite

Sin darme cuenta, por primera vez desde que vivo acá, pasó un año sin ir. Y el cuerpo ya se dio cuenta y me carcome la ansiedad. Entonces, se despiertan los instintos más bajos y no quiero ir de vacaciones, quiero ir y quedarme y ser yo y tener a dónde escaparme cuando la vida de madre me parece un error. Porque acá, por más que los deje una tarde, por más que me libere, no está el espacio para que sienta que soy lo que fui, al menos la sombra de lo que quería. O al menos, inventarme algo o ver a alguien que me lo recuerde. Y ahora, en esta noche de suburbio, después de cocinar una sopa de setas, hamburguesas, tomates confitados y un budín de puerro, me duele la panza por la acides, bañé al bebé, acosté a los grandes después de leerles cuentos y espero a que llegue mi marido y tengo la certeza de que mi cuerpo no aguanta más.

Sí, me re equivoqué en la fecha de los pasajes. Soy una tarada total. Y ahora yo soy la que lo padece.

Y no mucho más. La pregunta de siempre: ¿qué hago acá?
Así las cosas.

No hay comentarios.: