sábado, 6 de mayo de 2023

Tantos años después

Un martes al mes me junto con gente de acá a leer textos. Le decimos tertulia literaria y es un espacio que venimos construyendo desde enero y que gana cada vez un poco más de sentido y solidez. Conté en la tertulia que tuve un blog mucho tiempo. Y al día siguiente vino Aki y también hablamos con los chicos del blog. Y acá estoy sin saber muy bien porqué, pensando que este era un espacio feliz -o tristísimo- pero un espacio en el que podía desarrollar las pavadas que pienso sin invadir a nadie. Todo lo que ponés en tuiter es leído porque se impone, acá el que quiere leer tiene que venir especialmente. Hay algo lindo en que busquen leerte en lugar de que te encuentren de prepo. Algo del orden del deseo que seguramente es más espeso y complejo pero que ahora no estoy en condiciones de hilar. En un rato me busca Anita para ir a Naples. Es a una hora y media de acá, del lado del Golfo. La arena es más natural y el mar más lindo. Y no tenemos nada mejor que hacer. Ella hizo sandwichitos de miga, yo compré papitas y cocuchas y voy a llevar unos helados que ella compró el sábado para el cineclub y el domingo los trajo Fernanda a casa y no los comimos y ahora intentaremos ver si zafan en una heladerita llena de hielo. Las probabilidades son bajas pero no perdemos nada con probar. Mi vida sexoafectiva es un desierto. No recuerdo la última vez que estuve así, creo que fue 1999. El problema es que aunque sea un desierto siempre está el mismo hombre tácitamente. El hombre del que estuve imposiblemente enamorada cuando me separé y al que saqué de mi vida ocho meses en el 2021 ya no recuerdo bien porqué. O sea, recuerdo el hecho nimio por el que le dije que no quería verlo nunca más pero no recuerdo si lo subyacente era que estaba enamorada de mi novio y quería ser fiel -cosa que logré esos ochos meses. Doy por sentado que sí. El tema es que ayer lo vi. Cada tres o cuatro meses nos vemos, nos emborrachamos y nos revolcamos durante un máximo de tres horas. Pero ayer un llamado telefónico impidió que se cumpliera el mínimo de las tres horas reglamentarias. "Me tengo que ir" dijo, se vistió y efectivamente se fue. En general nos tomamos media botella de vino blanco cada uno. Ayer tomamos Prosecco y creo que yo me lo fui tomando como juguito y él se dedicó a tenerme la copa llena y que sin darme cuenta terminé bastante dañada. Tan dañada que en un momento le dije "¿Te hago full disclosure? A veces estoy bañándome ahí y pienso que aunque te separaras no estaría con vos porque no se puede estar con alguien que se irrita y se fastidia por todo". "Deja de bañarte" contestó. Y después agregó algo sobre ser insoportable pero yo estaba demasiado borracha y seguro empezó a tocarme y me fui del todo. Lo que vino después es humillante y lo voy a elidir. Pero lo importante es que hace años que no tenía sentimientos por este hombre. Cuando lo conocí me enamoré como creo que no me enamoré de ningún otro hombre. Por supuesto que era una infatuation muy justificada: me estaba separando y la enfermedad de mi padre empeoraba. Además, no cogíamos. Mi amiga Valeria se reía porque muchas veces le dije "siento cosas en el plexo solar" con mi voz nasal. arrastrada y llena de sentimientos. Era verdad. Ayer sentí cosas en la concha y en el plexo solar a la vez y no hay mix más peligroso que ese. Voy a terminar de alistarme para la playa. Por ahora: así las cosas.

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