nos quedamos dormidos. a las ocho menos cinco amanecimos sobresaltados. no pasa nunca. todos los días nos despertamos a las siete, vienen los chicos a la cama, diego se baña y yo hago desayuno y lunch.
igual, como la ciudad ya se vació, llegamos a la misma hora de siempre a la escuela de simón. eso está bueno: la ciudad vacía. me cabe.
también me cabe la playa, eh. no te creas. me gustaría estar en el vayma, tomando unos jugos, comiendo coctel de camaron y de una vez por todas aprendiendo a esquiar en la laguna. pero no.
como ya dijimos, buscaremos programa.
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