espontáneamente te acercás y me decís bajito: "sabés que te amo", a la mañana, levantados más temprano que de costumbre, vos en traje y zapatillas y yo en pishamita, haciendo el desayuno para todos entonces siento que tal vez, por ahí, de repente, pareciera que todo vale la pena. aunque sea por un rato.
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