Y un poco me pone de buenas. Tengo que ir a comprar regalos para llevar a Bs As. Es una actividad que detesto y que se complica por lo grande de nuestras familias. Tres hermanos, uno con cuatro hijos, otra con dos y una con una. Da un total de siete regalos infantiles, más los pequeños detalles para los mayores: padres, hermanos, abuelos, tíos. Y algunos tequilas para los amigos. Y algún regalito para los hijos nuevos. Es prácticamente imposible. Estrés. Y Milo con la dentición más tortuosa que haya pasado con un crío. Pobre, la pasa muy mal y yo con él. Sigo cansada. Terminé la nota y tengo manuscritos pendientes.
A veces, como hoy, extraño ser yo en Bs As. No te lo puedo explicar pero era muy distinta. Cosas buenas y cosas malas. Pero otra. Otra energía, otra actitud, otra vida.
Me transformé y no sé si es la ciudad o los años.
No viene al caso. Cambiar pañal de niño y después irme.
En fin.
Así las cosas.
1 comentario:
me encantan los preparativos de viaje, son màs cansadores que la merda, pero te ponen pilas.
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