El bebé era un santo y ni se lo escuchaba. Eso se terminó, su aparato digestivo parece tener problemas varios y no tenemos mucha paz, sobre todo, durante el día. La noche, no quiero decir mucho, es bastante pacífica. Excepto que el día hoy empezó a las seis de la mañana y eso no nos gusta, en lo más mínimo. Pobre, muchos dolores, chillidos, caras de molestias, nervios, etcétera. Me da mucha pena. Y yo también. Nunca más probé un lácteo, ahora dejé la lechuga, dejaré el tomate, le doy medicación, no tomo café ni como chocolate (porque estoy a dieta, básicamente) y nada parece surtir efecto. Yo ya sabía que durante las primeras tres semanas todo fluye y después se complica pero...¿tanto?
En fin. Un poco cansada, agobiada de mis ir y venir en busca de hijos y comida, de mi vida social escasa, de mis actividades casi nulas. Ayer no pude ni trabajar. No da esta vida. Me quiero volver. Quiero caminar por la calle, llevar a mis hijos a su pediatra, tener más tiempo durante el día, a mí mamá cerca.
En un rato viene la depiladora, la situación no da para más, una cosa son diez kilos de más y otra ser un mono. Impresentable.
Después, sacar antes de la escuela a Tita y llevar a los dos más chicos a vacunar. Buscar a Simi y venir a casa. Una joda loca.
Te querés matar.
Y así entre un llanto y el otro, una teta y la otra, una tarea y la otra, se te va la vida.
Así de aburridísimas y rutinarias las cosas.
2 comentarios:
no es que ya no sea un santo, tiene un problemita, qué querés que haga, tiene que berrear, otra no le queda.
y si...los gases son todo un tema, además el llanto de un bb es muy difícil de bancar cuando una está cansada.
Publicar un comentario