domingo, 15 de agosto de 2010

nosotras

Fuimos con Xime, Pau y nuestra descendencia (Xime y yo con -1). Antes de entrar al Pata negra (pub que los domingos monta un mini espectáculo para niños) fuimos al parque España. Todo en la Condesa. Estaba lleno de niños y no es fácil lidiar con cuatro de diferentes edades. Igual fue sólo un ratito. Después cruzamos y nos encontramos con Xime.

Excursus, tuve que ir a darle de (no) comer al bebé. Diluvia. Eso sí: ya lo acosté. Libre al fin.

Pedimos unas tapas y mientras los niños miraban el show y después pintaban unas mariposas, nosotras hablábamos sin parar. Éramos las únicas madres sentadas. Todo el resto participaba de la actividad con sus crías. Nosotras soñábamos con el cigarrillo imposible. Milo se ensució todo, se estuvo por caer de una tarima, etcétera, etcétera. No, chicas, no es el primero como el de ustedes, es el tercero. Y no somos esa clase de madres, sepan disculpar. Unos diez minutos Pau se normalizó y fue a tirarse sobre esas porquerías tipo goma eva que se encastran las unas con las otras y tienen letras troqueladas. Yo ni eso, me bajé de la banqueta infinidad de veces, lavé manos y piernas en el baño (hijito, es hora de que empieces a caminar de verdad, el gateo no da para más) y con eso me fue más que suficiente. Después caminamos con la prole hasta la heladería, nos fumamos el pucho del paraíso y volvimos a partir. Todo con bebés es difícil. Milo y Mila están en la peor edad de todas (sólo disfruto y se me ablanda un poco el corazón cuando Milo se ríe con sus dientes a medio crecer y parezco casi casi una madre normal). ¿por qué tener hijos? Esa era la pregunta que flotaba en el ambiente. Bah, no sé, al menos a mí me flota y a Pau también, creo que Xime lo tiene un poco más claro (y no porque la veas y parezca una madre entregada). Ehhhh. No sé. No sé lo que es no tener hijos. Ya no puedo imaginarme. No sé por qué la gente desea tener hijos. Creo que es narcisismo, trascendencia, materializar un sentimiento de un amor que ya no te entra entra en el cuerpo. Después, la crianza y todo lo que sigue es bastante cuesta arriba. Creo. O al menos para mí. Debe haber gente que lo disfruta más. De hecho, mis amigas históricas. Pero estoy muy lejos. En fin. No sé ni a qué venía todo esto. Mi reputación de madre monstruo no necesita ser alimentada.

Por otro lado, creo que voy a empezar una dieta estricta. No puedo rendirme ante tres kilos del orto que ya son parte de mi ser. Son kilos difíciles. Este es más o menos lo que yo llamo mi peso natural. Ese en el que te mantenés sin dificultad. Ser más flaca implica mucho esfuerzo. Quiero probar si soy capaz de hacerlo, como era en otras épocas. Bueno, voy a hacer cosas útiles. Marido pasa a buscar a Tita. Marido se va todo y yo un poco lo extraño.

Bueno, muchachos. Esperaría que mujeres distintas, mujeres que no lloran ni sufren por amor hicieran su descargo. Yo conozco mujeres que no se enamoran. O al menos no tan fácilmente y por lo general son ellas las que hacen sufrir. Conozco más de dos. Como mínimo.


En fin.
Así las cosas.
Domingueras.

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