martes, 28 de agosto de 2018

Esquirlas

¿Qué hago acá? Lo que debería haber hecho hace un año. Empecé este blog cuando me mudé a México y habiéndome mudado de nuevo, el blog tendría que ser EL espacio de fuga para mis penas. Pero como la edad trae cierto pudor, empecé un diario, que dejé bastante rápido. Y empecé una novela, que no seguí, y escribí un cuentito, que ahí está y un librito de poemas, que hay que pulir. Y siempre está tuiter, inmediato, adictivo y no muy amable.

Lo de qué hago acá podría traspolarse a Miami, lo sé. Es la pregunta del millón, la que me hicieron durante un año con curiosidad mientras la enunciaban y desconcierto cuando escuchaban la respuesta. La explicación es casi un sinsentido: necesitábamos un cambio, mi marido pudo sacar la visa de talento extraordinario y nos vinimos. OK.

Miami es Ricky Fort, es Versace, es reggetón, es playa, es el deme dos de los argentinos entre crisis, es un disco de Babasónicos y es todo lo que yo no soy.  Pero también es donde vine con mis padres tres veces de adolescentea, es a donde visité a mi marido ni bien lo conocí, donde pasé dos meses en el 2003 siendo muy infeliz y la única opción que nos pareció posible hace más de un año y medio, cuando decidimos que el ciclo México estaba terminado.

¿Es conveniente explotar una vida a tres meses de cumplir 40? ¿Dejar tu casa, tu trabajo, los amigos familia, la comodidad de lo que una vez fue extraño y se volvió conocido? Hoy no lo voy a contestar. Un año es poco tiempo. O no. Pero retroceder nunca, rendirse jamás. Y el arrepentimiento es un sentimiento tan o más inconducente que la angustia.

Un resumen de mi martes: me levanté, hice quesadillas para los lunchs de mis hijos menores, agregué fruta y cacahuates, volví a la cama, me escribió mi amiga Flor ¿nos vemos en Coconout tipo 8? Ok. Me levanté, hice la cama, me vestí, tomé dos cafés con ella en Le pain Quotidien, le dije que me sentía poquita cosa, quedamos en buscar dos películas argentinas que queremos ver, volví, lavé tres sartenes de la comida de ayer, y muchos utensilios, ordené un poco el cuarto de hija, pasé un trapo, agarré la bici, fui al Community Center (está a tres cuadras), hice una hora de elíptica escuchando música bajón, volví bajo una llovizna, me puse a hacer cosas en la compu y ahora, siendo las 12.45pm, voy a comer algo, bañarme, leer y después buscar a hijo menor en la escuela. Sin la parte del café con amiga, más o menos esa es mi vida cada uno de los días de semana. Un opio.

Mañana sigo.
Así las cosas.

No hay comentarios.: