Volver a analizarse. Empezar a revolver el fango de la inconciencia. El goce de la pulverización. Descubrir aunque sea tarde. Nunca es demasiado tarde. Solo tarde a secas. Abandonar la expansión, replegarse, protegerse. Aceptar. Achicar el gap entre el discurso y el acto. Decirle no a la autodestrucción.
Es otoño en Miami. Un otoño templado. El cielo azul nuboso. La casa en silencio, la cama sin hacer, la voz entrecortada por el llanto, el día que no sabe a nada. Entender por primera vez qué es lo importante y dejar lo fútil. ¿Será? ¿Será que nunca es tarde? Seguir esperando el efecto de las drogas legales, conseguir un mínimo de energía, de entusiasmo. Mientras: lechuguismo. A veces vale no poder.
Así las cosas.
Es otoño en Miami. Un otoño templado. El cielo azul nuboso. La casa en silencio, la cama sin hacer, la voz entrecortada por el llanto, el día que no sabe a nada. Entender por primera vez qué es lo importante y dejar lo fútil. ¿Será? ¿Será que nunca es tarde? Seguir esperando el efecto de las drogas legales, conseguir un mínimo de energía, de entusiasmo. Mientras: lechuguismo. A veces vale no poder.
Así las cosas.
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