lunes, 22 de marzo de 2010

la ética de la sinceridad

Hoy estuve pensando en eso. Ya sé que es un asunto al que le doy vueltas seguido. Tampoco me pasan demasiadas cosas reales, entonces, pienso. Es sabido que digo siempre la verdad. Es una limitación, eh. Me es más fácil ser sincera que mentir. Por ejemplo: me decís ¿conocés a tal? y yo si no lo conozco, te digo que no. Aunque debería conocerlo. Sea una persona cualquiera, un director de cine, un escritor, un político. No sé. Asumo que no lo sé y ya. Diego a veces no lo puede creer. Yo tampoco. No sé cuándo me convertí en esto. Y le cuento todo a todo el mundo. Poco filtro.

En otro orden de cosas.

Estoy feliz con mi taller literario. Pilas. Hace nueve años que no escribía. Soy muy mala. Eso me deprime un poco pero hay que pasar la herida narcisista. A veces  hay saldo positivo de las relaciones malas. O innecesarias. O tormentosas. Yo creo en el destino y en que las cosas pasan por algo. Yo respeto mucho a la literatura. Me gusta leer cosas buenas. Leo muchas cosas malas. Demasiadas.

Quiero escribir en medios. Pero no sale nada. Nada de nada.

Estoy agotada. Todos mis hijos tienen tos. Tos de arriba, eso sí.

Marido me habla. Con una semi cara de orto pero me habla.

Ahora mira casas en Argentina por internet. A mí ese temich me estresa mal.

Extraño a mis amigos porteños.
Cantale a la luna y al sol, cantale a la estrella que te acompañó, cantale a tus amigos con el corazón.

Eso chicos.
Me voy a la cama.
Así las cosas.

1 comentario:

ww dijo...

que taller estas haciendo?

besos