sábado, 31 de julio de 2010

Crónica de unas vacaciones cualquiera

Día 3

Hoy es más temprano: las 7.30pm. El resto de la familia está en la pile y yo escribo en el silencio del dpto. Me duelen las piernas. Acabamos de subir de la playa. Hoy casi no nadé. Me metí cinco minutos y salí. Ir al mar sin ganas no da. A la mañana fuimos a Tulum. Hicimos una pasada rápida pero siempre pienso lo mismo: deben ser las ruinas más hermosas. Bajamos a la mini playa porque marido se empecinó. Escaleras empinadas, yo con la carreola, él con el bebé. Un poco de vértigo. Me quedé cuidando todo mientras los demás se metían. El color del mar no tenía control. Fueron unos minutos. Yo detesto meterme sin infraestructura. Subimos y volvimos. Tomamos el trencito que atraviesa los 800mts entre el estacionamiento y la zona arqueológica. No daba caminar bajo el sol (aunque a esa altura ya se había nublado). Nos habíamos encremado mucho. Los varones sufrieron quemaduras a pesar de las prevenciones de días anteriores. Camarón bombay look. Yo sigo blancuzca y cada vez más chanchi. Roberta maneja el verdadero tostado caribeño, buena piel la pendorchita. Intentamos comer por ahí pero no vimos nada que nos convenciera así que emprendimos la retirada. El refri lleno de cosas ricas nos tentaba más. Los menores hicieron siesta en el viaje. Ahí llovía pero acá no. Marido preparó mejillones a la provenzal con un poco de vino blanco (me los hizo porque me COPAN), un coctelito de camarao deli, un ceviche de mero que dejamos porque no terminó de hacerse y un pescadito con ajo (sí, somos amantes; a mí todo lo que venga con mucho ajo me recontra cabe). De postre, helado de Alto tango que compramos en el super. Mucho de todo. Muy rico. Después de lavar y ordenar bajamos a la arena. Día tranquilo. Hijos mucho mar. Debe ser el único lugar en el que una nena de cinco años puede moverse tranquila, independiente. Nada como pececito. Milo copado con jugar y gatear a full. Coco haciendo pozo enorme, descubriendo que en un momento llegás al agua. Y yo por ahí cerca, echada o parada. No leí en todo el día pero no me importa. Ayer vimos los dos primeros capítulos de Lost y me enganché. Eso sí: después no me pude dormir hasta muy tarde. El insomnio playero es un gancho. Cuando suban los bañaré (ah acá están) y no mucho más. Mañana iremos a Cozumel. Había unas pibas, muchas pibas, tomando cerveza. A las cinco de la tarde acá se toma cerveza, en Argentina a las cinco de la tarde tomás mate.
Tengo que ocuparme de hijos. Después sigo.
Así las cosas.

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