viernes, 3 de septiembre de 2010

Escracho

Me duele la cabeza (un poco), tengo mocos y el cuerpo levemente resentido. Ayer noté el momento en el que me empezó el resfrío. Nunca me había pasado. De repente y de la nada empecé a estornudar. Era tarde. Cerca de la medianoche, unos minutos antes de que marido llegara del evento. Bajé a acompañarlo mientras se hacía algún piquin (yo me había clavado una quesadilla perdida a eso de las 8pm) y después de medio mango me fui a la cama. Cuando subió le pedí que se fijara si tenía fiebre pero estaba en cualquiera. No, man, no me empieces a acariciar, poné los labios en la frente y decime qué onda. Es mucho para marido, jamás me dice si le parece que estoy afiebrada, dice que me hago la enferma y que hablo gangosa. En fin. El bebé tiene tos, se despertó en algún momento de la noche y yo no dormí particularmente bien. Etapa de no descanso.
Tardé 45 minutos en llegar a la escuela y media hora en volver. La reunión con los maestros duró 10. Nos preguntaron cómo es Simón y eso fue todo. Dejé que hablara marido casi todo el tiempo. Ahora, cuando dije que el pibe tiene bastante carácter, como toda la familia, la maestra (la que nos hizo el show de stand up infame el miércoles a la noche) me miró y me dijo (señalando a Diego): él no, parece tranquilito; usted es la que parece de carácter fuerte. WTF!?!?!?!? Juro que no dije más de dos palabras y con una sonrisa. Me torra el buen PR de marido, es cualquiera. Cualquiera. En fin. Diego se cagó de risa. Igual la vieja intentó compensar y cuando nos íbamos me dijo: parece muy jovencita, como de prepa. Le dije sí, tengo 32. Y pensé: por fin alguien se da cuenta. Está bien, soy fácil. Se resarció.
El gringo no abrió la boca, creo que a sus 27 años la junta con los padres le chupa un egg todavía mucho más que a mí.
Bueno, me pongo a laburar. Tengo un viernes insulso por delante.
Y un findex sin ningún programa.
En fin.
Así las cosas.

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