miércoles, 10 de agosto de 2011

regresada

Volvimos antes de lo planeado pero en el tiempo que yo tenía en mente. Hicimos un día de vacaciones y dos de viaje pero a nosotros nos cierra bien, eh.

Ayer nos levantamos, hicimos tiempo en la pile porque el desayuno recién se servía a las 9.30am y los chicos madrugaron después de acostarse temprano. Por cierto, no era continental sino veracruzano lo que parece que incluye huevos, arrachera preparada con no sé qué (no probé), sopes y una suerte de sopes pero con salsa roja. Después de semajante bacanal tempranero nos fuimos a El tajín. Fue un largo y escarpado camino llegamos a las ruinas bajo un sol rajante. Primero nos echamos a ver a los voladores de Papantla que ahí son locales (hace no tanto los habíamos visto en Chapultepec y tiene algo bastante copado) y después caminamos, asándonos, por las ruinas. Obviamente no habíamos llevado cosas para taparnos la capocha (aunque sí protector) y hacía mucho calor porque era el mediodía y no encontramos carteles así que vimos las ruinas que son lindas pero no nos desasnamos. Volvimos, compramos unos mangos para evitar la comida y volvimos al hotel. Todos los detalles que intenté grabar se me fueron, como era de esperar...

En el mar me enfrento con lo más lo más esencial de mí misma y a mi historia. Qué raro ¿no? Una mezlca de libertad y hostilidad. Nunca le tuve miedo al mar pero si respeto. Madre ahogarse a mucha gente por un banco de arena que se deshizo frente a sus ojos así que siemrpe los tuvimos prohibidos. También las motos por cabezas rotas en las guardias y así una larga lista de miedos y aprehensiones heredadas. Qué difícil educar hijos.

Cenamos en el hotel en el cual la carta adivierte con el dibujo del caracol y la leyenda "low food" que el servicio va a tardar pero no adivierte que se come tan mal. A la tarde habíamos decidido dejar el hotel hoy en lugar de mañana y pasar por Boca del río para ver si nos quedábamos o nos volvíamos a casa. Por eso nos levantamos, armé la valija, los chiquitines nadaron un mini rato, desayunamos casi lo mismo que ayer aunque había chilaquiles y encremadas de árbol, comí porque el pan tostado brillaba por su ausencia, me enchilé, me cayó mal, vomité, terminé de juntar todo y nos partimos. Tardamos un buen rato en llegar a Veracruz, fuimos hasta Boca del Río, vimos que es una suerte de Cancún wannabe (con todo lo que eso significa) pero sin el Caribe, dimos la vuelta y paramos en una palapa frente al mar (con un estilo medio parador del sur), comimos unas tostadas de ceviche y de jaiba y unos camarones al mojo de ajo, pasamos por Mc para que los chicos se comieran unos sundaes (el único postre de las vacaciones) y a eso de las 3pm salimos para México. Tardamos cinco horas, por culpa mía salimos mal del circuito lo que sumó tiempo y a eso de las 9 por fin entramos a casa, contentos de estar de vuelta. Somos del tipo de familia que ama su hogar. No sé si somos aferrados a la comodidad o una manha de fóbicos pero no importa. La casa nos hace feliz así por lo cual, cuando esté arreglada no sé cómo nos van a sacar.

Bueno, mis palabras últimamente son muy erráticas. Estoy agotada, con dolor de espalda proque Milo usa mi almohadon para dormir en el piso, mañana tengo día de super, gym, comida y cumple de marido así que espero dormirme lo antes posible.

En fin, chicos.
Así las cosas.

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