jueves, 8 de octubre de 2009

se me ponchó otra llanta

Desayuné con Diego, estaba lista para salir muy temprano hacia el club pero cuando se queda, todo se estira un poco. Quiere charla, me da besos y me pellizca, todo a la vez. Amor sacado. Mucha tensión contenida, evidentemente. Se fue buen mozo, con su pañuelo verde, remera blanca, pantalón gris y las nike blancas y verdes. No sé si la campera también verde quedaba del todo bien. Necesita urgentemente un bolso. Tiene uno lindo que creo que se compró en urban no hace mucho, semi vintage pero como transporta una cantidad impensada de porquerías, rompe todos indefectiblemente. Acá no hay donde comprar cosas lindas de ese estilo. Hizo bolsos de Plataforma pero nos los usa, debería empezar por ahí. En fin.

La cosa es que cuando cada uno estaba arrancando en su auto, escucho que me caga a bocinazos y me hace señas de que baje la ventanilla. Me dice que tengo ponchada la llanta, me tira un par de tips a donde ir (todos erróneos finalmente) y se va, dejándome con el problema. Bah, el problema es que tenía la de auxilio también pinchada y nunca compré una nueva por lo cual no podía llamar al seguro y que sloucionaran el temich. De todas maneras, se podía andar así que fui a donde me dijo pero obviamente, siendo las ocho y cuarto de la mañana, estaba cerrado. Me fui, andando despacito, al club. 40 de elíptica, sauna y mini vapor, ducha y rápidamente volver al lugar. Pero no tienen llantas, las tienen que mandar a buscar. La llamé a Pau para que me tirara alguna data y me dijo que fuera a Costco que es bueno y barato. Allí fui, el señor me hizo unas preguntas que no supe contestar (no entiendo absolutamente nada de coches, nada nada y me chupa un egg groso) y me dijo que en una hora me lo iba a tener listo. Creo que me habló con cierto tono condescendiente por mi demostrada estupidez pero me quiso dejar tranquila. Así que dejé el bolso, agarré la billetera y el teléfono y me vine a casa en un taxi a comer fruta con yogur y granola, un must, y a esperar que sea la hora de buscarlo para luego ir al tianguis a comprar unas cositas que necesito (todavía no definí postre, soy un desastre). Luego me toca buscar hijos en escuela, tenis y piano. Hueva mal todo el recorrido. Pero hay sol. Hermoso sol y calor desubicado por un frente tropical que viene de no sé dónde pero vi en el noticiero mientras hacía gym.

Rogamos que Diego llegue temprano para que pueda cocinar su para de cerdo, a las siete se puso a hacer un coctel de vegetales que supuestamente era el primer plato pero quedó dudosísimo. Voy a evitar el primer plato y haré una picada más suculenta.

Y así, con sol y bebé, hijos y tareas, cocina y algo de trabajo, se va la vida. Mañana a la noche llega mi madre.
Así las cosas.

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