No soy entera. Nunca. Entre dos mundos, a todo nivel. Vivir afuera te obliga a que tu realidad sea muy distinta. Conceptualmente pero también en lo cotidiano.
Me cuesta explayarme.
Supongo que es cansancio. Marido juega a la Wii. Se volvió un vicio.
Y no mucho más.
La vida sigue.
Así las cosas.
El año empieza oficialmente con el fin de las visitas.
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