viernes, 16 de noviembre de 2018

Son las cuatro y diecisiete de la tarde de un viernes chicle y me siento miserable. Parece un dejà vu. Pasaron años y volvió con todo: el vacío existencial, la nada misma acechando, el dolor en el pecho, la desilusión, las ganas de decir basta.
Extraño Bs As como si no fuera la fuente de infelicidad que es. Extraño Bs As como si ahí estuviera la respuesta a mi miseria a pesar de que recuerdo calcada la sensación que tenía en el 2002 y en el 2003. Es en el hacer donde está la respuesta pero a mí no se me da, soy del club de la inacción. Estoy varada en un fango espeso y no me vinieron herramientas para salir. Tal vez la fluoxetina ayude cuando empiece a hacer efecto, tal vez la vida retome un mínimo de brillo pero no la veo. Tanta gente con ganas de vivir y yo con tan pocas. Con el corazón tan roto, tan sin respuestas, tan desolada.
Miami me mata.
Así las cosas

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