viernes, 30 de septiembre de 2011

aplastada

Como si un camión me hubiera pasado por encima. Me duele el cuerpo, la garganta, el espíritu. Las piernas. El despertador de marido sonó 15 minutos seguidos sin que lo escuchara. Me levanté yo a despachar al Coco a pesar de que tardé en dormirme, me desperté veinte veces por mi propia tos, a las 5am vino Camilo y se la pasó patéandome y llorando que quería su leche y a las 7.30 le pedí por favor a la morsa con la que pernocto que se encargara de vestir a Tita. A las 9.15 lo llamé desde el coche y le reproché que no tuviera ni siquiera el impulso de llamarme para ver si estaba viva. Estaba con una guionista que le mandé y me repitió: "sos una genia". Ayer a la tarde, por teléfono, me había dicho que me escucha, que toma lo que le digo (por una conversación que había terminado mal dos días antes) y cuando llegó me di cuenta de que era porque estaba borracho. Tres cervezas y dos tequilas en una comida a las 3pm lo dejaron así. Pusimos Tú, yo y todos los demás y él se dio cuenta de que ya la habíamos visto hacía mucho. Bueno, yo la dormí en su momento. Pusimos una mierda Horrible bosses y se quedó dormido. "¿No te molesta si me voy a la cama, no?". No, man, andá tranca... A las 8.45pm el pibe dormía la mona y hoy no escuchó el despertador.

...

Estoy ya pasada. El agotamiento acumulado empieza a pegar mal. Pagué el agua, dejé unos tickets para facturar, quise depilarme las cejas pero estaban todas las pelus cerradas (sigo Frida), compré pan y manzanas en el super, cargué gasolina y acá estoy esperando a que llegue Reina, que Luli ayer me mandó piadosa. Todo ese asunto doméstico voy a elidirlo pero me puso mal. Me estresó y me sumó cansancio. Los platos de ayer se acumulan en la pileta. Y los del desayuno de hoy.

En fin.
Espero a Xime y a Ile, vienen a desayunar. Estoy en calzas, solo hice ejercicio el lunes. Sucia, gorda (ahogo mis penas en chocolate, algo nada recomendable) y ojerosa recibiré a mis amigas. A la noche es el cumple de Teo y no sé qué voy a hacer con el pequeñín.

En fin. Sorry la queja.
Así las cosas.

jueves, 29 de septiembre de 2011

días de muchas horas

Aunque no me desperté con el Coco porque le pedí a marido que pilas fue. En unos minutos voy a tener que ir a leer cuento. No lavé los platos. Acumulados en la pileta son testigos de mi cansancio acumulado de meses. Les sugerí yo que vieran un rato de tele. Por algún extraño motivo en esta casa ni siquiera se les ocurre. Pero un rato de descanso estupidizándose catódicamente nos viene bien a todos. Milo se acaba de dormir encima mío, en el sillón. Ya les di los huevos de cena. Y bañé a los peques. Coco se baña solo en el club. Los llevo a las 4pm a los dos, a las 5 recojo a Tita y a las 6.15 a Simi: un chino. Pero ni modo. El deporte y el hombre.

Vinieron Mer y Lu y salimos al parque.

Está siendo uno de los mejores años de mi vida. Este y el 2004 son los que más alto rankean en mi memoria de adulta. De chica no sé. Ninguno. Tal vez el 96. Conocí a mucha gente que me alegra haber encontrado. Y me reencontré con otra. Eso es bueno. Pero está siendo duro. Agotador. Y ni siquiera sabría decir por qué. Tal vez es algún desbarajuste de salud.

Por lo demás: leo poco. Ni siquiera llegué a la mitad de Vivir afuera. El coraje de la verdad está en el coche, va conmigo a todos lados pero no lo abro. Hace semanas que no miro una peli, ni una serie ni nada. Llega la noche y solo pienso en dormir. Por suerte marido comió mucho y hace poco así que dijo que no quiere cenar. No estoy para encarar otro despliegue.

Adriana no me contesta el teléfono. Necesito saber sí o sí si va a venir mañana. ¿Es tanto pedir, man? Hay días en los que de verdad no puedo más.

En fin: así las cosas.

un día nuevo

Estar al borde del llanto durante todo un día no es normal en mí. Sensible. Si no fuera imposible hubiera dudado sobre la posibilidad de embarazo. Si estoy embarazada le voy a poner una bomba a mi ginecólogo en su consul. Sobame la apología de la violencia.

Tenía que ir a pagar el agua y a depilarme las cejas pero me olvidé la factura por lo cual iré mañana. Aprovecharé este rato para trabajar.

Ayer no me bañé, como una forma de entrega a la miseria. Busqué al peque, le di de comer y nos tiramos los dos a pavaear en el sillón. Pura compu. Él se durmió así que a la hora de buscar a Tita tuve que llevarlo en andas, quejoso. Bajé a las Lomas, volví a la plazuela, los dejé a los dos en lo de la pobre María que se apiadó de que el bebé llorara porque su hermana bajaba y él no y subí a Interlomas. En la escuela me dijeron mal la hora así que tuve que sacarlo al Coco del partido pero no daba que María cargara con sus cuatro hijos más los dos más chicos míos. Dejé a Ximena en su casa y después salimos todos al parque. Mi humor no estaba atravesando su mejor momento. Ni mucho menos. Para qué mentir. Grité y dije cosas monstruosas en el camino de vuelta. La paciencia en su mínima expresión. Son días.

Entramos y los metí a los tres en la bañadera justo cuando llegó marido. Está tenso y distante y nuestros planetas no son los mejores amigos. De hecho estuvimos como tres o cuatro días sin coger. Y eso no funciona (no por el sexo sino por la comunicación). Hizo unos fideos con unas verduras y cenando los cinco juntos en la mesa de la cocina, dije Shaná Tová. Tristísimo. De verdad. Pero bueno: es lo que hay. Algún día volveré y festejaré de nuevo con mi familia. O el año que viene las circunstancias serán otras.

A las 10pm estaba dormida. Semi enojada con marido por su mala actitud, semi atorada por los kilos de chocolate chips que me comí por cerda asquerosa.

Ahora estoy con la compu en el club. El gerente de la cafetería me tira una buena onda inexplicable. Guille me salvó la vida y me trajo a Lucy para que le de una rápida limpiada a la casa porque Lupita llamó a María para avisarle que no iba a venir hoy (habíamos quedado que sí) y casi mezclo cianuro con nutella. Pero bueh. A la tarde viene Mer con las pendorchitas para hacerme la vida un poco más feliz. No hice ejercicio porque sigo sintiéndome mal. Esto ya no da pero el 18 tengo turno médico. Y no mucho más. Las reflexiones te las re debo. No me da la cabeza para nada que no sea inmediato. El martes llegan padres. Marido suspendió viaje a NY. Y esperamos a Silvia con esperanzas.

Igual de todo se aprende. (?????????).

Así las cosas, guys.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

shaná tova

El lunes a la tarde, estábamos sentadas en los sillones y cuando bebonch se acercó gateando, Domi dijo: "pensar que se le va a caer la existencia encima". O algo semejante con ese sentido. Ayer a mi hijo menor le pasó exactamente eso. Se quedó dormido en el sillón pero en un momento se despertó

Interrupción de 3 horas. Laura nunca llegó ni atiende el celular. Así que fui a dejar a Milo a la guarde después de lloriquearle a marido (me siento pésimo), después super, cargar, descargar, ordenar, limpiar heladera, cocina, lavar trastes, ordenar cosas frías, cosas de alacena. Hacer camas, juntar ropa sucia y acá estoy. Las camas me quedan como si fuera manca. Baños y ropa te lo debo.

Sigo con Milo

eran las 9.30pm aprox y no paró de llorar angustiadísimo hasta las 11.45pm. Fui y volví de su cama 3 veces, nos tirábamos ahí, se quería ir a la mía, le cantaba, se calmaba, volví a llorar. Se le notaba la incomodidad del ser en el cuerpo. Se tapaba y se destapaba. Lo cambié, le puse un piyama más fresco, seguí cantándole y por fin en un momento se durmió. A mí me costó. A las 5am volvió a la cama y a las 6.35 intenté que marido se encargara del Coco pero no lo logré.
Y ya no dormí.

Me levanté solo para vestir a Tita, peinarla, meterle el lunch en la mochila y ahí sí lo dejé a marido que terminara de ocuparse. Ya me había llegado un mail de madre por Rosha Hashana que quería ser buena onda y desearnos felicidad pero decía que si estuviéramos ahí en lugar de estar escribiendo estaría cocinando y me mató. Lo escribo y quiero llorar. Estoy triste y me duele la panza. Cada día estoy un poco peor. Y agotada. Pero todo bien. Que no decaiga.

Por lo demás: nada. No sé. Debería trabajar pero tengo poca energía. Por ahí cuando vuelva de buscar a Milo. Encima Coco tiene partido en Interlomas por lo cual busco a Tita a las 4.10pm en la escuela y tengo que subir por el otro a la otra punta. Un gancho. Pero ni modo. Todo es lo que hay. Y no vale quejarse porque hay cosas mucho más graves que andan dando vueltas por ahí y afectan a gente que quiero mucho.

So.

Así las cosas.

martes, 27 de septiembre de 2011

¿te acuerdas de Elvis cuando movió la pelvis...?

Amo estar bien, bien solo lejos del ruido
Descubriendo porque olvidamos y volvemos a amar
Y pensar que sería de nuestra vida
Cuando el fabricante de mentiras deje de hablar
Mientras miro las nuevas olas yo ya soy parte del mar

YO YA SOY PARTE DEL MAR.

A continuación extractos de un mail a Joy. Lo jugoso queda afuera: obvio.
(perdón las minúsculas)

fui al club y no hice sport porque estaba agotada y ya era tarde. sauna y ducha, dejé a los chicos acá con Lupita salvadora, pasé a comprar pañales y después al banco. volví a casa y laburé. después vino xime a comer con las chicas, comemos todos juntos y nos reímos, ya son todos medio grandes y es copado. después nos tiramos a hablar de la vida en los sillones. está bueno. ahí veo lo bien y tranquila que estoy, la angus cuando viene me dura re poco. y con esto de que acepté que no quiero laburar más, estoy re tranca. después llevé pibes al club y los fui a buscar y bañé a los dos menores ahí. tuve que esperar a que coco terminara, agarré a los 3 y nos fuimos al super. somos bochaaaaaaaaaa. compré sushi para que cenaran (sale dos mangos posta, 2 dólares y chacho), unos camarones empanizados para el lunch de mañana y alguna otra cosa, les di de cenar acá, ya medio fastidiada, mandé a lavar dientes, leí cuento y llegó marido medio agobiado. le hice milangas (se comió NUEVE de peceto, imaginate) y después un cacho de torta a la que le agregó dulce de leche. ahora ya no puedo más. estoy alienándome un touch en la compu, leeré un toque en la camuch y dormiré temprano porque mañana empieza TODO de nuevo. la cinta sin fin. me sentí marchitada un rato pero después... bueno, después la vida se impone y no podés retirarte.


Más conciso imposible. Alguien me dijo hoy que yo quiero todo. Antes de entrar al super pasé por una zapatillería a comprarles zapatillas de deportes a los chicos y sentada en un banco duro, rodeada de globos de colores y luz blanca, esperando que trajeran los números correspondientes (tardaban mucho) ratifiqué mentalmente que es cierto: yo siempre quiero TODO y también siempre siento que puedo TODO (y lo peor del caso es que suelo poder mucho). Desde chica fue así. Además: dentro de mis muchos y expuestos defectos, ese es uno más.

Es lo que hay.


Marido cuenta por teléfono que está empezando sus clases de portugués. Mon dieu. Hace un rato, de hecho, REPETÍA FRASES EN VOZ ALTA, queriendo que le prestara atención.


Ayer otro alguien, mientra comíamos mucho y rico, me dijo: por suerte hago muchas cosas para no tener malos pensamientos. Una excelente formulación de la realidad humana.


Y no mucho más. Ahora Milo se despertó. Y llora. Un poco de piedattttttttttt.


En fin: así las cosas.

barranca abajo

Uf. Y de repente: zas. Se te cae la integridad a la merda. Laura no aparece, no contesta el celular, no nada. Los chicos juegan arriba, hacen barricadas con las almohadas, a oscuras, en mi cuarto. Los grandes no tenían escuela y Milo se plegó al plan de la fiaca, cosa que está bien porque cargar a todos para llevarlo a la guardería sería un plomo. Reina el piyamismo. Hablé con Lupita y justo habíamos quedado que venía hoy pero yo no me acordaba bien. Sigue el dolor de panza.

Ayer tuve un día largo y bueno. Cuando llegué, un poco después de las 10pm, todos dormían excepto Milo que, desvelado, daba vueltas por ahí. Marido roncaba y tuve que casi tirar la puerta abajo para que me abrieran porque habían cerrado con traba. Comí los dos pedazos de pizza que me había dejado marido en un acto de desubicación suprema porque había comido hasta reventar y me acosté, aunque tardé en dormirme, incómoda.

No sé: confusión. Tengo que trabajar. Voy a ir a hacer deporte. Tengo que pasar por el banco. Todo me parece un poco de hueva. Pero ni modo. Las zapas que le compré a Tita en Liverpool (pasé entre la comida y lo de Domi) le quedan esperablemente chicas. En algún momento pasaré a cambiarlas si es que existe la posibilidad de algún momento. No sé, todo embole. Mejor ni escribir.

Así las cosas.

lunes, 26 de septiembre de 2011

es un hasta luego

Vino Luzma, como una aparición casi me desmayo cuando la vi. Quería cobrar la semana que había quedado pendiente. Y supongo que ella no se animaba a decirme que se quería ir. Se la hice fácil, le dije que no es un trabajo para ella, que tiene que estar tranquila, cuidarse, curarse, etcétera. Nos abrazamos fuerte, quedamos que puede venir cuando quiera, que las puertas están abiertas y que si me voy de viaje y hay alguien más, ella viene a quedarse con los chicos. Está perfecto. Es como una abuela. A mí eso me deja super tranquila. Esta semana estaré sola todavía y el domingo vendrá Silvia a ver si nos llevamos bien.

Sí, los problemas burgueses son lo menos pero son los que hay.

Me duele mucho la panza. Mi aparato digestivo está pidiendo piedad. Tengo que llamar al gas. Y no sé si cocinar o no algo para el taller. Hay muchas bananas que se van a poner feas (siempre me pregunto por qué se le dirá plátano en México).

Soñé que marido me dejaba por una golpeadora. Últimamente sueño cosas rarísimas, perturbadoras. Dormí más o menos. Me levanté con el Coco. Hice solo un rato de elíptica porque no me siento bien. Suspendí la cena de Rosha Hashana en casa porque no me da el cuerpo.  Culpa, eh. Pero no puedo, levantarme un domingo angustiada por una cena no es normal. Pero no tener festejo ya sí. Qué loco, pensaba mientras volvía de dejar a Milo. De repente el judaísmo se va esfumando de mi vida cuasi a mi pesar. Pero hay algo que no me fluye. No me dan ganas de aprender a ser guefiltefish o knishes. Hubo una época en la que hice leikaj, no sé bien cuándo fue pero no muy lejanamente. Me apena que mis hijos no sientan la mitad de su judaísmo pero no puedo hacer demasiado. Tiene que ver con lo familiar y acá no tenemos familia. Ni modo. Si no seguramente iríamos a lo de madre (que tampoco es la más jewish) y comeríamos un par de cosas típicas. Podría comprar una jalá, eso sí... es de los panes más ricos del mundo...  En fin, cuestión que me apena pero no me da el cuero. Al menos no en la semana.

Una pena.

Por lo demás: no sé. Bien. Así: bien.

Guau.

Ayer marido hizo una pose rara, en pelotas, mostrando músculos y me hizo acordar a un cartel que había en un instituto en la esquina de Canning y Cabello, arriba de El torreón. Yo viví en esa cuadra de los 3 a los 8 años y esa esquina me era ultra familiar. La esquina, el mercado, la galería abierta con Hipo-hipo, Mataná, La barca, a unos metros Papeluchos, Tío llorón (nunca jamás padres nos compraron un cucurucho, para nuestros cumpleaños, ya cuando vivíamos en Gallo, madre nos llevaba a Fidelio, sobre Coronel Díaz, y te regalaban dos por tu onomástico), el almacén de Mary, la casa que vendía medias y calzones, la de uniformes de la esquina donde ahora está Persicco. Madre nos buscaba en la escuela y almorzaba con nosotros todos los días excepto los martes, que iba a la APA. Estaba presente pero no tengo la sensación de cercanía. En lo más mínimo. A mí ni se me ocurría contarle cosas, vivía mucho adentro de mi cabeza, leyendo, mirando tele o pensando cosas. También iba mucho a lo de Marce y me quedaba a dormir. Ojalá mis hijos no piensen eso de mí. No sé en qué estaría madre o por qué la relación no fluía (ahora ya no, ahora todo es más normal) pero me daría mucha tristeza que mis hijos, con todas las horas que les dedico, tuvieran ese recuerdo.

También pensé que yo torcí mi destino de una forma contraria a lo que pasa acá. Si en cierta clase socioeconómica las mujeres se preparan para casarse y tener hijos y todo lo que hacen mientras es para pasar el tiempo, mi vida parecía de signo completamente contrario. Ni casarme ni tener hijos era un plan. Jamás se me pasó por la cabeza. Ni mucho menos. Pensaba recibirme, hacer un posgrado afuera, viajar, ser independiente, etcétera. Y aquí me ves: madre suburbana. Ahá.

Las cosas pueden no salir como pensabas.

Pero no importa.

Bueno, me extendí. Para variar.

Así las cosas.

domingo, 25 de septiembre de 2011

lo único importante fue lo que no dije

Ayer a la mañana, tirado en la cama después de garchar, le dije a marido: "esto se pone cada vez mejor".

Y fue grosso.

A la noche, mientras trabajaba me dieron ganas de aclarar que me avergüenza la disparidad socioeconómica obscena del país en el que vivo, que tengo plena conciencia de que todo es una cuestión de "suerte", de que sé que mi posición privilegiada no se debe a nada más, que es injusto y mucho otros  etcétera. Pero como de todas maneras no aporta nada, no debería hacerlo así que hacele delete mental a esta relflexión.

Quedate con la felicidad burguesa de la primera oración. Y listo.

Once again: así las cosas.

uh, tenía tanto para decir y de repente, nada

Un resfrío repentino, iterado, ridículo. Dolor de cuerpo otra vez. Sueño. Trabajo pendiente. Domingo.

Ayer hice solo 35 minutos de zumba porque no daba más. Había dormido poco y mal, y empezaba a sentir algo que se venía gestando. Sauna, ducha, trabajo. Fuimos a casa con marido a ver unas cosas y me parece mini. Espero poder acostumbrarme al metraje más normal. Marido entusiasta y yo menos. Pero nada para decir. Después cumple infantil de amiga del salón de Tita. Entramos, los padres saludaron entusiasmados pero rápidamente nos abandonaron a nuestra suerte. A decir verdad: yo hago lo mismo.

Era en el jardín de un edificio, había dos carpas enormes. Un con mesas vestidas, la mesa de las bebidas (acá solo cerveza, nada de bebidas blancas como suele haber) y una mesa con dulces customizados con el nombre de la cumpleañera. Le saqué una foto, pero no la bajé, para mostrarles lo que puede llegar a ser un cumple de seis años acá (era el del regalo de los niños de Somalía). Mis hijo menor comió dosis de azúcar impensables para cualquier humano normal. No paró un segundo. Estaba feliz yendo y viniendo. En otra carpa había tacos. Marido se atascó, valga la cacofonía, antes de dejarme sola para irse a una junta, y después me mandó mensaje diciéndome que caían mal. En la otra parte del jardín, descubierta, había un inflable, una bola gigante como las que usan Peter Gabriel y los Flaming lips en sus shows y cuatro (sí, cuatro) cosos de saltar; bonjo. Son de esas que te ponen un arnés, tienen como una mini cama elástica abajo, unas sogas a los costados y saltás alllllllllllllltooooooooooooo. De hecho, por insistencia de mi hija, que parace del Cirque du Soleil dando vueltas sin control, me subí. Casi me muero. Pero eso fue después de pasarme horas sola en una silla porque NADIE me hablaba. NADIE. Marido se fue a su junta y me dejó sola y apartada. En un momento estaba cuidado a Milo que se tiraba por un tobogán en los juegos del edificio y una de las pocas mamás que conozco se apiadó y se sentó conmigo un rato. Le dije que no podía creer la situación y dijo que son un grupo muy unido, que se conocen desde Kinder I y se lleva muy bien. Matame.

Al rato, una que conozco hace cinco años porque su hijo mayor va con Coco, me llamó para que me integrara a la mesa donde estaban todas. Para eso había estado dos horas y media siendo víctima del apartheid, incrédula de tanta impopularidad. Me presentó en voz alta, casi se me prende fuego la cara porque no manejo nada bien esas situaciones, me senté un poco penosa y a la media hora ya estaba haciendo chistes como si nada. Supongo que a alguna le caí semi bien pero no estoy del todo segura. Por suerte a las 5 llegó marido, yo me fui a saltar en el bonjo (cómo teniendo el vértigo que tengo se me puede ocurrir algo así nadie lo sabe). Grité como un marrano y pedí piedad pero los pendejitos que lo manejaban o son sádicos o piensan que cuando uno dice no en realidad quiere más y más acción, vaya uno a saber. La cuestión es que bajé lívida y fui directo a contarle a marido, a quién le chupó un huevo porque estaba platicando a full en la mesa, como si fuera el ser más sociable del mundo. Después fuimos juntos a la zona de los juegos y también se subió al bonjo y la llevó mucho peor que yo todavía. A los 30 segundos estaba abajo, creyendo que igual había sido digno. Un capo.

Mientras esperaba,  habló con el (no) padre de la cumpleañera (yo había charlado un rato antes, cineasta grande, supe bastante de su vida en los pocos minutos que me dedicó) y después se acercó y me dijo "Me volví así por vos". "Así" quería decir sociable, que no le importa qué van a pensar de él, desenvuelto, etcétera. Un ser mejor. Ponele.

A todo esto me pasé la tarde comiendo chocolates, english toffee (en extremo delicioso) y pasitas de uva con chocolate. Fue el primer cumpleaños en siete años en el que hubo una mesa dulce increíble (con cupcakes, brownies, palomitas de maíz dulces con chocolate, y otros etcéteras) y después de soplar las velas,  a eso de las 6.15pm, decidimos rescatarnos y partir. Ya quedaba poca gente.

Llegué agotada y me puse a trabajar. Marido se fue al super a comprar unas cositas, le pedí a Laura que bañara a los chicos y les hiciera algo de cenar y después me fui a dormir.

A la mañana, mientras iba a bañarme concluí que las relaciones humanas funcionan si están erotizadas. Si eso se pierde, se vuelven insostenible (no hablo de sexo y no hablo de parejas, claro está).

Bueno, me toca trabajar. Coco no quiso ir al club y lo escucho hablar por la casa. Los menores sí se fueron con marido y nos dejaron un poco de air. Me pesan las piernas y los brazos, me duele la espalda y tengo una congestión incómoda. Desayuné pan negro con queso crema y salmón ahumado. Soy un cerdo.

En fin.
Así las cosas, chicos. 

viernes, 23 de septiembre de 2011

fines de los 90/facultad

El findex los A me dijeron que les sorprendía mucho que hablara siempre de la época del colegio pero no de la facultad. Hubiera jurado que de eso hablé muuucho en otros momentos. Pero no sé, es difícil ver lo que uno hace.

Desde sexto año en adelante, la vida tomó un color más vivo. Corría el año 96 y después de mi crisis vocacional, la angustia extrema, la vuelta al diván y al CNBA, empecé a pasarla mejor. En el segundo cuatrimestre conocí a Lau en Filosofía. Cursábamos a la tarde, en Marcelo T, en el sótano infecto y deprimente, sin ventanas y no teníamos demasiada onda. Hace un par de semanas le dije que estaba obesa vía chat y me dijo, con su adorable sarcasmo habitual: "¿Cómo en el CBC?". Reímos. Digamos que estéticamente no era mi mejor momento. Ese año también conocí a Jime y a Joy y el espectro empezó a ampliarse. Muchas noches venían los chicos (ya no sé bien ni quiénes pero solía estar Rodri y otros, la 1era, la 2da y la 3era se fusionaron en Humanísticas y creo que en total éramos cuatro minas). Con las chicas íbamos al Argentino, a Dr Jeckyll, nos juntábamos a fumar porro en lo de Pau, al Roxy, al Podestá. Y no sé a donde más.

Y después empezamos la facu y con Lau, después de no querernos, sí nos encontramos. Teníamos el mismo jean de Chocolate (mi jean de la suerte para casi todos los finales de la carrera) y un sueter colorado que nos hermanaba. Conocí a Flora que después de decirme "nasal" durante unos cuantos meses (compartíamos el práctico de Teoría Literaria, yo me sentaba en el primer banco y era INSOPORTABLE), en Lingüística nos aliamos. Jime, Tiago, Buba y Ana completaban el elenco estable y después había un par de satélites. De todas maneras, la facultad no es el ámbito en donde más amigos me hice en mi vida.

La amiga con la que no me aguantaban (con Flora) ligó el mote de rata cruel, así que empatamos. Ese año fui la amante de un compa de Literatura Inglesa. Nos juntábamos a estudiar y terminábamos garchando. Bastante buen plan. Él tenía una novia gorda que a mí me dejaba en un lugar bastante de mierda pero bueno, me era funcional. La primera vez que salí a manejar sola me acompañó desde Puán hasta casa. Entrando al garage voló la bagueta del lado derecho del Renault 21 verde de madre y él lo levantó del piso. El garage de Las Heras era realmente muy incómodo (por angosto) y así fue que me gané el famoso apodo de "chocotorta". Ese año también empecé a ir al taller de DP y conocí a Haidu, a la Shama, a Parisi y a un montón de gente más. A la noche no sé bien a dónde íbamos. ¿A La Cigale? Tampoco sé en qué año exactamente empezamos a parar todos los domingos en Notorius. Todos sabían dónde encontrarnos si querían. En la facu curtíamos Platón. Y creo que fue después que nos hicimos habitués del bar hiper cutre del patio, a veces nos quedábamos tomando cerveza con Fede y Tony, que en algún momento creyó que iba a estudiar Antropología. Entrar a la facu era como entrar a un club: saludar y saludar gente por los pasillos. Derka también empezó antropo pero no duró. Los bares nocturnos de la facu fueron también Dadá, Espero Infinito, Million... ay, ¡ya ni me acuerdo! Los bares del bajo me hacen acordar a Iván, a Esti, Lore, Lau y Fede. Salíamos en parejas. Pero eso fue después... Los jueves creo que tocaban bandas en el Podestá así que medio que íbamos por default. Como Lau vivía muy cerca de casa de padres (la madre a unas cuadras y el padre en la misma manzana) medio que andábamos juntas todo el tiempo. Estudiábamos en las pizzerías café del barrio: o La Alameda (sobre Las Heras) o Che, Buenos Aires (sobre ¿Gutierrez?).

Ah, también íbamos a fiestas en El observatorio, en La Catedral, La Ideal, en un lugar de jubilados de Julián Álvarez y las de casas siempre eran las mejores, OBVIO. Mi vida sexual era bastante activa. No tenía demasiados pruritos pero... no garchaba con cualquiera. Revuelque sí, garche no. Cada uno tiene sus principios y yo respetaba los míos aunque fueran bastante ininteligibles. Pero a la vez sufría mucho convencida de que nunca nadie me iba a querer. Después de que dejé el coche en Viamonte, en bajada, sin freno de mano (sí, lo conté MIL veces) coordinando un show de Baccarat en La Cigale, mis padres me buscaron otro analista, al que le agradeceré de por vida haberme salvado la vida. Lloré tanto pero tanto tanto mirando por los vidrios ahumados hacia un árbol de Ugarteche que creo que se me secaron los lagrimales para siempre.

Bueno, tenemos cine club, marido amasa pizzas en la cocina con la cría y una pareja de chicos que se acaba de mudar a México y a los que creo que desalentamos para siempre en el asunto "tener hijos". O no.

Otro día, si me acuerdo de algo más, sigo.

En fin.
Así las cosas... ¡Adiós juventud!

día de lluvia

Todavía en pijama escribo, con Milo agarrado a mi brazo, escuchando la lluvia que no para de caer, liviana, constante y clara. Sin anteojos no veo bien. A veces, la vida fuera de foco tiene un cierto encanto.

Marido me trajo la compu pero no carga, es desesperante. Espero para poder irme, llevar a Milo, ir al club a hacer ejercicio. Teñirme. Debería hacer un postre (o dos) para esta noche pero no creo que me de el tiempo. Aunque el agua arruina nuestros excelentes planes de pic nic. Las grandes íbamos a patinar. Ahora no sé.

Intenté hacerle un mini escándalo a marido pero no funcionó. No se deja. De todas maneras sabe que soy esposa genia. Acuerda con que si fuera linda y tuviera tetas, sería insoportable. Estar siempre dispuesta a coger (y hablamos de entre 4 y 6 veces por semana), hacer chistes, vivir en otro país y dejar todo para hacerme cargo de los muchos cachorros es, desde mi punto de vista, muy meritorio. Para él, a su manera, también.

Ahora. Fui una verdadera pesadilla durante demasiados años. Tengo conciencia. Hasta los 30/31 no entendía nada de nada. De la vida. Y tenía premio mayor en rotura de huevos a marido. Igual, algo de la inocencia extraño. El cinismo es un compañero peligroso. Marido me tuvo paciencia. Hoy se acordó por fin del día en que, caminando hacia lo de la Shama, quedamos en que ese diciembre nos casábamos. Ya estaba embarazada pero no lo sabía. El pibe algo vio.

Por lo demás: familia. El saldo de la semana sola fue muy positivo. Sin mayores gritos (excepto el martes que fue un mal día, la pobre Gaby se comió el garrón de la hora de la comida) ni sobresaltos, los cuatro solos fluimos bien.

Milo habla sin parar, gracioso y dadaísta.

Ah. Leer a Fogwill es, para mí, por momentos, algo así como leer el ideal de Literatura. ¿Entendés lo que te digo? Ayer leí un párrafo y recordé el momento exacto en que lo leí hace 11 años. Las pavadas de la teoría literaria tienen un cierto sentido: cada lectura hace del texto un texto diferente. Y cada lector.  

Los veinte son muy diferentes a los treinta. Por suerte. Uno es la condesación de uno mismo. Concentrado.

Bueno, eso. Eh.
Not much.
Ah: mandé un montón de mails que no fueron contestados y no puedo saber si es por falta de voluntad o porque no llegaron. Una mierda.

Así las cosas.

jueves, 22 de septiembre de 2011

dudas

Por ejemplo.

¿Cuánto tiempo sos capaz de sostener situaciones que no te cierran? ¿Es posible hacerse el boludo eternamente? ¿Cuál es el limite?

Presumo que el aburrimiento.

Por lo general soy bastante aguantadora. Puedo elidir conflictos, asumirlos pero convivir con... pero un día puede que estalle, que no quiera más, que me canse. Es una reflexión polivalente.

Marido llegó ayer cuando los más grandes ya dormían. Hice todo lo que me tocaba y diría que fluyó con alegría considerable. Cenó las tartas que había ya hechas y fue un alivio. Está tan cansado y sobrepasado que ni siquiera tuvo ganas de cocinarse. Es todo un dato.

Sí de coger, por suerte.

Cualquiera es sexy en bra transparente, botas y consch.

Milo tardó en dormirse, lo pasé a su cama (se duerme en la mía, de verdad que con este hago TODO mal, me agarró blandita, relajada y las consecuencias no son para nada alentadoras) pero en algún momento volvió. Cuando me cansé de que me cague a patadas (a eso de las 1.20am) lo llevé a la suya, como tiene mucha tos y no se siente bien, le hice la leche que me pidió, se la subí (mientras la hacía comí chispas de chocolate, antes de dormir venía necesitando un nutellazo y no me rescaté; estoy obesa y tiene sentido), me acosté un rato con él y a las 2am, volví a mi cama. A las 6 ya había show nuevamente. Marido lo cambió porque estaba todo mojado y a las 6.35 me dijo que se ocupaba él del Coco. A las 7.24 miré el reloj y no podía creer lo profundo que había dormido. El sueño más reparador.

Marido no me da pelota. Le digo que si viniera uno a rescatarme me iría. Se ríe y pide que nos mantenga a todos. Sabe que no hay posibilidades de que me haga la loca hundida en el suburbio como estoy. Después de cenar dijo: "quiero que hablemos un poco de cómo viene el año". "¿Lo que queda?" pregunté yo... La cosa es así: piensa irse a NY, Miami, Las Vegas, Bogotá y San Pablo. Cualquiera. Vivo en la ciudad equivocada para ese plan de viajes. Lo escribo y me duele el cuerpo y el espíritu. ¿Sabés qué? Es un exceso.

En fin,
Por lo demás, poquísimo. Milo ahora tose dormido. Viene Mer e iremos al club mientras los grandes hacen tenis. Primero harán la tarea. Mañana tenemos pic nic y cine club. Leo poco. Escribo cero. Trabajo mini mini, casi nulo. Y soy relativamente contenta. Ah, ayer vino Xime y como siempre nos reímos y hablamos de cosas "importantes" y yo estoy convencida de que le tiro ideas buenísimas.

Necesito descanso.

Así las cosas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

tiempo sin una palabra

Estar a las corridas de acá para allá me deja poco tiempo. Y cuando tuve un rato preferí leer un guión. Ahora los varones juegan a la Wii, uno a cada lado mío en el sillón, Tita se fue con María a lo de Flor, ya los bañé y en un rato cenarán alguna de las dos tartas que hizo Lupita. Lu me preguntó si estoy limpiando, lavando y cocinando y tuve que decirle la verdad: soy incapaz. Si no tengo a nadie que me ayude hago las camas, junto y lavo los trastes pero nada más... le dije lo más vergonzoso: soy una jewish princess.
De todas maneras estoy muy cansada. La única posibilidad es dejarse llevar. Ni modo.

Una vez puse en tuiter que no hay nada más deprimente que ser acompañante en la alfombra roja. A marido ni se le ocurrió que vaya a la premiación pero de repente me di cuenta de que yo (¡YO!) vendría a ser como la mujer ignota del famoso, esa que no brilla, a la que nadie mira (en el mejor de los casos) o miran para ver la falta de glamour del vestuario y la falta de belleza natural. Me niego.

Por otro lado, mientras volvía de buscar al pequeñín, que a la sazón está más insopor y capri que nunca (de esto tampoco me enorgullezco, eh, pero es lo que sale..., además de que no se siente bien, lo cual intensifica todo), me di cuenta de que después de los 30 empecé a entender un montón de cosas. Hay fenómenos que se me escapan y se me escaparán siempre, fenómenos técnicos, por ejemplo no entiendo ni cómo ni por qué vuela un avión, ni cómo puede ser que las imágenes sean capturadas, ni tampoco el sonido y así hasta el infinito- sí, ya lo dije muchas veces. Pero sí puedo entender las relaciones humanas, ciertos fenómenos económicos o políticos, las necesidades del mercado y así un conjunto de sucesos que se dan a mi alrededor. Algo es algo.

Por lo demás, no sé. Un montón de cosas. Falta de angustia. Marido abandónico en la cresta de la ola, no me llama, pensaba salir solo hoy y aunque no lo haga hubiera preferido que de onda se diera cuenta de que era cualquiera. Es conceptual. En definitiva estoy acostumbrada a estar sola, ahora llegó Tita así que cenarán, la bañaré, leeré cuento y se dormirán. La vida sigue.

Quieren cenar.
Toca ocuparse.
Así las cosas.

martes, 20 de septiembre de 2011

ir y venir y seguir yendo y viniendo

Puff... ando como bola sin manija. Entre que Luzma no está, que no es mi casa realmente, que tengo que entrar y salir para buscar al nenito y para hacer las otras miles de cosas a las que te lleva la vida, de verdad que no se entiende cómo se puede hacer algo productivo. Bueno... por eso casi no hago. Está bien: lo tomo como un recreo que algún día se pasará.

Soñé que me peleaba con Domi. Se lo conté y le dije, como le digo siempre, que soy aconflictiva. Sé que mi autopercepción es siempre engañosa, desfigurada, plástica. Tiendo a pensarme mal. Tal vez también tienda a pensar mal a los otros, eso no lo sé. Pero a veces, en pequeños raptos de lucidez (efímeros) entiendo que no soy una persona fácil. Tampoco difícil, eh. Solo tengo mis aristas. También en el mismo llamado me tiró el concepto de relaciones equívocas y la amé. Qué atinado. Esas relaciones que son producto de un error primigenio, deformes, esquivas. Tuvo una mañana afiladísima. Se lo dije, claro.

Por otro lado: ¿en qué momento la gente se la cree? Hablo de gente normal, que venía teniendo una conducta y de repente ves que se la creyó por algún hecho objetivo... o no ( Emi dice que uso mucho el "o no" y yo no me había dado cuenta hasta que me lo puso en un mail). En estos casos valoro mucho más al boludo que se la creyó siempre, de onda, porque sí. Como fui al CNBA medio que todos por default nos la creíamos un poco porque sí. Ya sé que éramos/somos unos nabos pero es la verdad. El tema, como bien dijo marido por estos días, es la pretensión. La pretensión arruina todo. Soy incapaz de dedicar energía extra a intentar ser/hacer o parecer algo que no me sale naturalmente. Es un esfuerzo al que no estoy dispuestar. A duras penas puedo con lo legítimo como para sumarme lo impostado. No, impensable.

En fin. No tengo ni la más puta idea de a qué viene todo esto. Solo pude hacer media hora de elíptica (un mal chiste) porque tenía que venir Laura. En la junta con la maestra de Tita volví a percatarme de lo distinta que es mi hija a mí. Abismal. Implica muchos esfuerzos también. Pero eso es la maternidad. También me di cuenta lo distinta que soy yo al resto. No me rescato nunca. Ya ni lo intento, me dejo ser con candidez y vehemencia.

Ayer Tita tenía mucho miedo a la noche porque fueron con marido a casa (cuando llegué, tarde, el rancho estaba descontroladísimo... marido y los horarios no se llevan demasiado bien) y vieron el ÁRBOL que había abajo del piso de la sala. Siempre pensamos que era humedad pero no... seguramente sean las raíces de uno de afuera pero con forma de árbol horizontal. Un delirio. Como si estuviera ploteado. Vi las fotos y me dio impresión así que entendí su miedo. Dijo que no se podía dormir, que estaba nerviosa. Nunca la había visto así, me dio mucha pena. El nenito también estaba medio sacado y tardó un montón en caer. Leí un cuento (serían las 11.30pm, muy tarde para ella), después le canté unas canciones y finalmente le conté, por vez número mil, de cuando me quedé embarazada de ella, de lo contenta que estaba, de que yo quería que se llamara Paca y marido Roberta, que yo decidí que le dijéramos Tita, de la mudanza a México, del parto, de lo mini mini mini que era, que tenía muchos pelos por todos lados, que vino la abuela Silvi al día siguiente. Es infalible. Se entusiasma siempre. Ahí sí se quedó tranquila y yo pude ir por fin a tirarme al lado de la morsa de marido que roncaba a pata suelta.

A la mañana en esta casa se garcha.

Para eso hay que exiliar pibitos. Al mayor lo despachó marido temprano. Escuché muchos gritos de descontento pero los dejé que se arreglaran solos. Marido a las 8am tenía partido de tenis (??), lo llamaron porque era torneo y fue. Estuvimos juntos en el mismo lugar sin saberlo. Cuando estaba camino a la escuela lo llamé y resultó que le llevaba una cuadra de distancia. Así que en cuanto pude estacioné (unos cuantos minutos después de que nos diéramos cuenta), él llegó, se bajó del coche y vino a darme un beso. Bueno, dos. Puro amor.

En fin. Me extendí. En un rato viene Gaby a comer, tengo que resolver temas domésticos, después llevar a tenis,  sacarle a Tita una radiografía panorámica de la boca y volver a buscar al Coco.

Bueno, chicos.
Así las cosas.

lunes, 19 de septiembre de 2011

alegría de vivir

Los shots de amor son mejor que una droga. Y estarían durando más.

"Lo único que no aguantaría es que te dejaras de reír" dijo marido mientras tomaba su té parado en la cocina y apuraba la tostada con queso crema. Pero si dejo de reírme somos tempura. Esa es LA gracia que tengo. Los nenitos un poco me agotan y otro bastante me dan felicidad. Vivir no me estaría dejando tiempo para mucho más. Besuquié a Camilo mientras lo bajaba del auto para dejarlo en el aguantadero de kids que es la guardería a la que va. Por primera vez entiendo la paparruchada de "disfrutar a los hijos". Tiene sentido.

Cuando Roberta tenía 2, yo estaba ocupadísima sacando financieramente adelante la empresa. De la pobre tengo pocos recuerdos de esa edad. Ni qué hacía, ni qué decía... nada. Una época difícil. Mucho estrés, mucha responsabilidad, pocos años.

De Simón sí me acuerdo, marido lo llevaba a la mañana a Amapola y yo lo iba a buscar, a veces en coche ( me costaba bajarme porque no podía parar de reírme como una imbécil de las estupideces que decían en Perros de la calle), otras caminando, contenta, con panza. Tenía 26. Ese año di clases de español para extranjeros. Una vez por semana me juntaba en un bar con un alumno gringo que me pagaba básicamente para lo que lo escuchase (hablaba castellano perfecto porque había vivido en Guadalajara), lo que le salía muchísimo menos que un analista. Era quemante, de todas maneras. También daba clases en un instituto del centro. Tomaba el 38, me recostaba sobre la ventanilla y venía la ciudad pasar. Le di a una japo que alucinaba con mi maternidad, mi juventud y mi pelo colorado (de hecho se tiñó igual que yo: delirante), un alemán desagradable, unas nórdicas gordich y simpáticas y otros de los que obviamente no me acuerdo. También hacía un grupo de estudio sobre La imagen-movimiento de Deleuze así que me echaba nauseabunda en la cama a ver pelis de Hitchcock (las rentaba en Blockbuster, qué antigüedad... por favor!). Algunas noches iba a un seminario que daba Gonzalo sobre cine argentino en un posgrado de sociales. Iban también Xime y... vaya uno a saber. La memoria es escurridiza.

Pero no era plena como ahora. Siempre había un resto de infelicidat.

Seh, sorry, doy un touch de asqui con tanto sentimiento. Pero este pico de enamoramiento familiar (y sobre todo marital) está durando. Hay que explotarlo.

Ahhhh. No fumarás porro en pipa de agua si tenés tendencia a dejarte ser. Decir cualquier cosa por la vida no es lo más recomendable. Soy una impresenteibol: lo sabemos. En lo de los M, Mer hizo una sopa de tortillas deliciosa, con aguacate, panela, tortillas en tiras, crema y chile (no le puse). Rico postre y después Aguas turbulentas. ¿Ya lo conté, no? No pudimos terminar de ver el drama noruego porque se nos desincronizaron los subtítulos. Teo mandó el link para verlo, lo descargué pero no tuve mucho cuando y menos tuve resto para afrontarlo sola. Les pediré que me cuenten el final (???). El porro me pegó grosso.

Luzma no vino, mandó a la sobrina. La hipocondría a flor de piel. Los grandes tienen after. Hay junta con la arqui en la oficina a las 2pm y ya me quedo por abajo para la clase de las 6 en la Rome... Leeré. Gran programa.

En fin, chicos.
Asi las cosich.

domingo, 18 de septiembre de 2011

amor y domingo

¿Hay otra cosa que no sea amor?

Veo a marido buenmocísimo. Se lo digo. Ríe.

No me interesa ser como los demás. Ya no. Es una lucha perdida y sin sentido. Le digo que estoy orgullosa del culo que pegué. Con esfuerzo, horas y horas semanales de elíptica y patinadora para que tenga una curva notable. Al menos en comparación. Los ronquidos de Camilo en el sillón. Sus comentarios surrealistas, su afán de protagonismo. Sus celos. Nadie me celó nunca como él (hablo de mi hijo, claro; a marido le chupa un egg, los celos no son un factor importante en nuestra relación: nunca lo fueron).

Preparé lunch, cambié, insté a dormir. Somos pegados. Nos fastidiamos por momentos pero después somos felices. Nos reímos. El amor. El matrimonio. Más sexo. Siempre. ¿Cómo puede ser tan divertida una institución tan conservadora? No lo sé, no me importa. Desconfío de los discursos cargados, pseudo progres. Todos queremos que nos quieran. Sin excepción.

Comimos carne. Tomamos helado. Caminamos. Entramos a lo de Domi porque nos cruzamos con Lalo en la puerta de su casa. El día estuvo hermoso. Hablamos de planes. Fuimos autárquicos.

Empecé Vivir afuera. La leí cuando salió, en algún viaje familiar pero no recuerdo cual. Tenía 20 ¿habrá sido US? ¿O Brasil? Para variar: no me acuerdo de nada. Nada de nada.

Hora de ir a la cama. Mañana otra vez sopa. Está bien mi sopa, gustosa.

Hola vida cotidiana y alienación: funcionás como antídoto.

En fin.
Así las cosas.

sábado, 17 de septiembre de 2011

soy un aparato SIN CONTROL

Gracias a Lau por el videíto. Fue un sábado en el que me comporté como la hermana menor con problemitas...

msrsjshfgeystnegs uffffffffffff

Me araaaaaaaaaaasssssssssstroooooooooooo. Son casi las 9pm y no entiendo cómo no me muero del miedo de estar sola con mis tres hijos acá. Soy valiente, eso está claro. Volvimos en la carretera, ya de noche y les dije a los chicos, que estaban muy platicadores, que mejor hablábamos después. Subí el volumen de La zona sucia y me concentré en el manejo. Después de una hora y media de zumba matutina, de mi primera vez en moto (una Harley para ser más específicos, la de W que me llevó amoroso a dar una vuelta) y de patinar después de mucho tiempo, soy (una vez más) mis propios restos. De todas maneras: no hay nada mejor. La actividad física es un bálsamo espiritual grosso.

A las 10am estábamos los cuatro en el club. Antes de las 7 me desperté porque Milo me tenía agarrada cual garrapata. Jamás vi algo así. Y no dormí más. El peque se quedó con su hermana en la guardería y me dejó hacer la clase super tranquila. Después me eché un rato con Mery y Mery que estaba con la prole, alternando con la mesa de los A, con Willy y el Shamo. A la una y cacho nos fuimos a bañar con Lau, un mini de sauna, Milo que apareció de pronto (se escapó de la éjida de las M) y Tita que pedía su ropa, su traje de baño y todo lo existente. Lau se llevó a todos y yo pasé por casa a buscar patines y jean, Luzma me pidió de irse porque se sentía mal por lo cual me imposibilitó de salir con Domi & Co tal como tenía pensado pero después de una semana tensa, ni se me pasó por la cabeza decirle que no. Pasé por el City, compré un pastel de maracuya y kiwi (a Lau le copaba esa opción), unos churros y me fui a Bosque Real con la soledad como compañía privilegiada. Comimos unas pizzetas de pan árabe con mil pendorchitos dando vuelta y nos fuimos al parque cercano con todos los adminículos. Bah, Lau llevó a la prole y yo me fui con W a innovar en el motociclismo. Es una sensación de libertad copada, no dije ni un ay, entendí la mecánica al toque pero me tensé mucho. Igual íbamos charlando tranquilos, copados. Una vez en el parque me calcé los patines y estuve horas dando vueltas, yendo de acá para allá. Los pibitos jugaban felices con un clima privilegiado, la lluvia amenazaba pero nunca se largó. Lau se fue a manejar la Harley sola por primera vez y W también llevó al Coco hasta la tiendita a comprar unas bebidas. Todos contentos. Volvimos agotados a merendar y el pibito menor se quedó dormido arriba de Manu. Acabo de cambiarlo (roñoso lo metí en mi cama pero no daba despabilarlo con un baño), le di una ducha rápida a Tita y ahora los dos miran Volver al futuro por vez mil en la última semana. Les recontra copa (no es para menos, la verdad). Yo me refugié en el sillón verde y después de leer un par de cosas pienso acostarme a leer.

Marido estaba por despegar hace dos minutos. Mañana lo tendré acá no por mucho tiempo. En un par de semanas le toca NY (re debería haberme invitado pero no lo hizo) y después Las Vegas (no conozco pero tampoco me tienta ir, para ser honesta).

Y no mucho más. Más que suficiente por un largo día.
Reflexiones: ninguna. O sí: hay que ser buena gente. No hay que hacer cosas enroscadas y no hay que hacer sufrir nunca a nadie. Al menos adrede. Nunca fue mi estilo y no creo que vaya a serlo jamás. No me sale.

Bueno, chicos.
Ahora sí: así las cosas.

desvelada

Dejo a Villoro en la cama, ya tengo el camisón puesto (uno viejo porque no encuentro los míos), me lavé los dientes, me metí a leer y bajé a escribir. Adicta. De todas maneras, en breve dormiré. Fue una noche trabada. A la tarde hice pizza casera y galletas de chips de choco. A la peli noruega que estábamos viendo en lo de los M, después de comer sopa mexicana deli y una rica botana, se le desconfiguraron los subtítulos y nunca más logramos sincronizarlos. Durísima, nos tenía a todas angustiadas.

Volví de dejarla a Lu con Clara en su casa escuchando a Nacho. Diego en el camino de ida se había fijado qué había puesto y lo encontró. Me dio nostalgia. Qué difícil es ser humano, pienso todo el tiempo. O qué difícil que me es ser yo. No soy buena con los límites, con elegir cómo se hacen las cosas ni lo que es mejor para mí. No soy buena aceptando que seguramente lo mejor no es ceder y aceptar y que a veces relativizar todo no funciona. La naturalización constante como enemigo primigenio. O no. No lo sé.

Quiero que marido esté acá. Estoy cansada de ser sola. Quiero poder bajar la guardia un rato. Quiero que me cuiden. Sigo sin sentirme bien. Mañana es sábado, a ver qué programa invento con los kids. Mucho esfuerzo todo. Ya fue.

Me voy a dormir.
Así las cosas.

viernes, 16 de septiembre de 2011

lo que queda de mí

No me recupero. Y eso que a las 11pm ya dormía. A las 7.15am Milo (que durmió trece horas seguidas) se despertó queriendo su leche. Bajé, se la hice, volví a la cama y cuando miré el reloj, pensando que habían pasado minutos nomás, eran las 9.15... Me armé de coraje y fui al club, pensando en hacer zumba a las 11 pero resulta que no había clases (era una posibilidad). Con poca energía pensé igual en probar la elíptica pero Simón se había quedado con mis auriculares así que desistí. Sauna, cucha con Tita (que me acompañó) y vuelta a casa. Mañana chicle. Puede que tenga una de esas infecciones asintomáticas que me agarro y por eso no puedo recuperarme. El dolor de cuerpo sigue pero intentaré ser pilas. Voy a llevar a los chicos con Lu a ver Don Gato y su pandilla. Me escribió MP sugiriendo MUAC después de comer pero ya tenía plan, además de que 1. no sé llegar 2. a la noche tengo cine club temprano y no daban mucho los tiempos.

Por lo demás: nada. ¿Qué le puede pasar en estas pocas horas a una madre suburbana que casi no sale de su casa? Simón invitó a Xime. Juegan los cuatro juntos en algún lugar de la casa. Ayer me llamó Giorgio para invitarme al festejo patrio del club, me hubiera gustado ir y bailar un rato, también me hubiera gustado que llamara antes y pasara a tomarse un nesquik por casa. Los extraño mucho a los B (querida amiga: podés llamarme, escribirme o lo que sea!). Pero no hice nada, tampoco fui al Félix con Domi ni pasé por lo de María y José.

Quiero que vuelva marido de una vez. Una semana es el tiempo soportable. Más... no da.

Como muchas veces: soy mi propia sombra.

En fin. Voy a intentar hacer algo (ya sea leer, ya sea escribir), voy a poner las milanesas para los pibitos y la mesa y les daré de comer temprano antes del cinemá. Por suerte hay hecho un budín de espinacas.

Así las cosas, chicos.

jueves, 15 de septiembre de 2011

viva México, cabrones

No saldré. Tampoco esperaré a que den las 11 para ver en la tele al presidente gritar y esperar que el pueblo grite después. Yo suelo hacerlo con vehemencia, como es mi estilo, claro. Gusto del sentimiento patriótico, de la sublimación de las pasiones en un grito primario. Pero hoy no. Estoy en camisón desde las 5pm. Me duele mucho el cuerpo y ahora se sumó la garganta. Llueve. Estoy tirada en la cama de Simi porque la interneta no llega a mi cuarto. Él mira una peli en su compu, yo me autocompadezco en las redes sociales. Y pienso. Tita está en lo de María, Milo dueme hace rato en mi cama (después de escucharme cantar un amplio repertorio de temas infantiles) y Luzma descansa en su cuarto porque también se siente mal y le echa la culpa a un pollo que compré el viernes pasado. No me da respiro.

¿Qué te pone en entredicho? ¿Qué te apena? ¿Cuáles son los factores que generan un crack en las relaciones? ¿Qué es el amor? ¿Por qué tenemos sueños perturbadores?

A mí me apena mucho el desamparo, propio y ajeno. La soledad. Pensaba, con mi libro de Foucault (avanzo lento) en el regazo, acostada en mi cama, que en esta casa podrían vivir un montón de personas. Muchas veces dije que me cabe el concepto de comunidad. No quiero que me hablen mucho pero podemos comer todos juntos, saber que estamos, que somos contiguos. Hoy, por ejemplo, me vendría muy bien tener gente en zona.

Ayer a la noche conté, una vez más, cómo cuando llegué de lo de marido (que no era marido sino el tipo que había conocido 36 horas antes y con el que había pasado las últimas dos noches), después de que me hiciera el famosos desayuno con el tazón de café con leche, el jugo de naranjas y los dos tipos de tostadas, le dije a madre: "me enamoré". Qué gente liberal, la verdad. Había dormido en su casa y volvía toda garchada, me tiré en mi cama de entonces y madre me respondió: "Uy, yo le dije lo mismo a mi mamá cuando conocí a tu padre". Sí, las historias se repiten. Es posible que marido y yo nos hayamos enamorado en ese momento de una posibilidad, de una coyuntura. Pero qué importa. Para mí fue un amor implacable. Doloroso. La posibilidad de la pérdida constante me mantenía en vilo, con la panza revuelta. Ahora amo al sujeto a pesar de.

De todo.

Salgan y griten. Ojalá tengamos un México en paz. Pronto.

Yo para esa hora espero estar durmiendo y mañana sentirme lo suficientemente recuperada como para llevar a mis hijos a pasear. Tengo antojo de comer carne con ensalada. Y de hacer un paseo cultural después del ejercicio (son todas expresiones de deseo).

En fin.
Así las cosas, cabrones.

el cuerpo como límite

Cada miembro pesa el doble que lo habitual, las náuseas y el asco, hay una membrana que no puedo traspasar.

Salí a las 6.20pm de casa para estar a las 7 en el Back to school night del salón de Tita. Cuarenta minutos después no había hecho ni la mitad del camino. Así que pegué la vuelta sintiéndome muy mala madre. Les hice compañía a los chicos mientras cenaban, hice un pequeño guacamole y me fui a lo de Lu. En el camino llamé a marido al celular para comentar con él la culpa que me carcomía y cuando le pregunté qué hacía me dijo que cenaba con Tania en Sudestada. No gusté. Cortamos así nomás y me quedé levemente incómoda. Igual no me hice mayor problema. Charlé con Diego y Lu, después llegaron todas, me reí y la pasé genial y cuando llegué a casa volví a pensar en marido y dónde estaría y me costó un poco dormirme. Como todas las noches: fue mala. A las 6.30 desperté al Coco, tuvimos que adelantar el horario porque el camión pasa antes y cuando volví a la cama sentí que los pedazos de realidad se volvían cubistas así que llamé a marido de celu a celu para confesarle mi pequeño ataque de celos y las piezas volvieron a ordenarse cuando me contestó: "¿preciosa, sabés que te amo, no?". Lo extraño. Necesito un poco de mimos. Demasiada baqueta. Además de tener el cuerpo cortado, como se dice acá, se me empeoraron todos los síntomas gástricos y voy a tener que hacer algo de una vez. Pensaba descansar un rato más pero Camilo se me tiró encima y no paró de decirme que lo lleve a la escuela hasta que me levanté de la cama. Tuve la intención de hacer ejercicio pero no podía mover un músculo. Abriendo el locker se me llenaron los ojos de lágrimas. No hay ninguna posibilidad de que yo me enferme. Nunca. No hay back up. Ni siquiera cuando está marido.

Voy a dejar de darme auto pena, voy a esperar que alguien tenga un gastro para pasarme (mi ginecólogo tiene uno que queda en Tlalpan, a dos horas de casa, ponele) y voy a ponerme las pilas con lo que tengo que hacer a pesar de que sigo teniendo las mismas ganas de llorar que hace media hora.


En fin. Así las cosas.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

perdida en el metraje

Algo en esta casa me da tranquilidad. Puede que sea la sensación de vacaciones por no se mi casa, como la apertura de un paréntesis que me da cierta impunidad. O será el cansancio del que no puedo parar de quejarme sistemáticamente. Algo no está bien y no sé qué es. Por lo general no me enfermo pero ahora me duele el cuerpo todo el tiempo. Me eché un rato después de (no) comer. Cuando no están los grandes no me dan ganas de sentarme. Ni mucho menos. Milo se durmió después de comer con Luzma y Lupita. Bajé a buscar a los chicos y el tráfico resultó infame.

Pero vine acá a decir que mi marido está nominado para los Latin Grammy y empecé diciendo cualquier cosa. Grosso mi marido. La poca bola así hace sentido ¿no? Es un capo. Lo amo. Y lo extraño aunque llevo bien su ausencia. Pasé por casa porque tenía que ver algo de las tomas eléctricas. No había entrado desde que empezaron a destruir. Quiero decirles que me va a parecer mini cuando me mude después de la mansion en la que habitamos. Sí: ya sé. Cualquiera.

Bueno, vamos a ir al parque un rato que está María haciendo pic nic. Yo tengo que irme en breve al Back to school night y después cena de chicas en lo de Luli. Con qué facilidad me volví boluda total, eh. Te la estoy llevando bien mientras marino un par de ideas en la capocha. Me cuesta bajar con tanta interrupción materna (esto de llevar y traer es medio lo menos pero es lo que hay...).

Bueno chicos.
Así de grosso es mi maridet!

fotich



En el ultra mega baño gigante. Y la foto ridiculísima de marido que deja opacados a los Tenembaum. 

filtreitor

Estoy igual o más cansada que cuando me acosté. Las noches son largas y tormentosas. A pesar de que lo llevé a su cama, Milo volvió en algún momento de la noche y sin hacer aspavientos se escabulló en el espacio vacío pero de a poco se va acercando y se la pasa cagándome a patadas. Antes ya me había costado dormirme, me dolía el cuerpo y no me daba más la cabeza pero igual no lograba caer. Claro que apagué la luz a las 10pm así que tenía un resto. A las 5am empezó a llorar diciendo que quería su leche. Cuando a las 6.39 vi la hora y salté para despertarlo al Coco, de verdad no había músculo que no sintiera.

En esas estoy, vestida de gym aunque creo que solo para ir a bañarme al club (no sé si antes o después de ir al super, no me decido). Tengo que llevar al pibito al jardín.

Ayer me reí mucho con Xime. Amo los "qué pendeja, güey" que van y vienen. Hacemos así como un par de horas de coaching intenso. Coco se cayó con los patines y se lastimó la mano por lo cual no fue a la clase de tenis pero a Tita sí la llevé. Pasó María un rato y después me fui con los varones a buscar a Tita y al dentista. Llegamos antes de lo convenido y finalmente esperamos una hora y cuarto. Fueron cuarenta y cinco minutos más de lo que correspondía. Estaba yéndome cuando por fin pasamos. Llegamos a casa destruidos, Luzma los bañó mientras yo preparaba cena y viandas para hoy. Todo se me hizo un poco cuesta arriba y hoy estoy peor. Pero no de ánimo. Es el cuerpo, no me estaría respondiendo. Para colmo tengo náuseas por lo cual no voy a desayunar.

¿Si no escribiera acá escribiría otras cosas? ¿El detalle de la vida cotidiana tapa otro tipo de reflexiones? ¿Qué me aporta? No sé. Son preguntas. Me sentí muy powerfull yendo a la dentista con los tres. Son momentos un poco mágicos. Cada uno tiene su encanto. Milo está insopor pero me mata de la ternura. Es capri pero amoroso y dulce. Tita tiene sus momentos de dulzura extrema también y el Coco es un buena onda que no te la podés creer, ama a los bebés honestamente, muy morfeteable. Y el team, así, todo junto, solos (ya sabemos que somos bastante solos, estoy casi más acostumbrada a eso que a que esté marido) a veces me hace sentir una energía poderosísima.

Bueno, no puedo pensar mucho. Voy a dejar al pibito en la guarde y voy a decidir si hago primero club y después super o viceversa.

En fin.
Así de chatas las cosas, guys.


martes, 13 de septiembre de 2011

club

Escapo de la casa porque no me termino de hallar y porque no tiene buena conexión. Hoy se supone que vienen los de cablevisión a conectar todo. Ojalá vengan por el bien de la familia. Marido me llama por skype justo en este momento. Está en La Trastienda porque hoy transmiten show desde ahí. Lo extraño. Ayer charlamos mucho por teléfono, nos pusimos al día después de demasiado tiempo. Nos reímos. Compró muchos libros y los lee. Está de buen humor por el sol exuberante, tan típico de la inminente primavera porteña. Se comió cuatro empanadas como si fueran bocaditos. Le amo. No yo del todo sin él. Mi hermano da vueltas por ahí.

Hice cuarentipico de elíptica, sauna y desayuné acá porque me levanté con náuseas. No estoy muy productiva pero me entregué. Supongo que, como dice Joy, todo no se puede. Y no.

Ayer le entregué el paquete a Poty en la esquina de AA, no encontré el bra que buscaba en rojo, una pena. Pasé por lo de Domi pero justo llegaba Lalo así que me llevé El discurso vacío y un libro de relatos de Villoro que empecé a leer en un bar al que fui caminando. Me gusta sentirme turista en la ciudad, en la Roma. Pero no es porque soy extranjera sino porque soy suburbana. Me tomé un café, me fumé un ciga y leí. Estuvo bueno. En la clase había un pendorchito de 20, brillante, que cuando me solté el pelo me dijo: "Te queda mejor el look Patti Smith". Es la primera vez que alguien de motu propio se da cuenta de que soy igual (con 15 kilos más, ya lo sabemos).

Intento tomarme la vida con alegría. Me sale más o menos.

Llegué a las 10.30pm agotada. Igual había hecho una siesta profunda, como hacía años que no. Arrastro un cansancio del cual no me recupero. Y las valijas siguen en el vestidor y las cosas del baño también y no sé cuándo lo arreglaré. Me hice dos panes negros con queso crema y salmón y me tiré en la cama a contestar mails. Antes me encontré con una invitación de cumple que le hicieron a Roberta que decía que si le queremos regalar algo a la cumpleañera, pongamos plata en un sobre blanco que será donada A LOS NIÑOS HAMBRIENTOS DE SOMALÍA (sic). Escuchame, moga, está lleno de niños hambrientos a solo un par de kilómetros de nuestras casas... En fin. Igual, no quiero criticar las buenas causas, me parece una iniciativa loable de todas maneras.

Largo excursus, estoy en casa, ya busqué a Milo que juega al avión con mi celular (¿para qué tienen miles de juguetes estos pibitos? yo tampoco dejo que les hagan regalos... es al pedo, inmoral). Tengo conexión. El pibe de Cablevisión no encuentra cómo carajo poner el cable. A mí me chupa un huevo y la mitad del otro, Luzma sí tiene (la única que de verdad creo que ya no se aguantaba un día más sin tele), los chicos con poder mirar pelis están hecho y el tema será marido que sin alguna gardocha catódica medio que no se puede dormir. Pero bueno, por ahí le viene bien...

Por lo demás: viene Xime a comer con las chicas, Luzma está haciendo un pollo porque mis habilidades gastronómicas están en puntos bajísimos (tan o más bajos que mi voluntad), después los grandes tienen tenis y más tarde, dentista. ¿Qué es este sueño constante?

Bueno, voy a ponerme a leer el libro que me llevé de lo de Domi. Me cabe la prosa de Villoro y eso que leer relatos no es exactamente lo mío. Tengo una horita hasta que estén todos acá.

Ah, pasé por casa y se escuchaban golpes. Coco pasó ayer y estaba muy sorprendido por la destrucción.

Ahora tengo un poco más de alegría. Ponele.

Así las cosas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

puesto en el rankig

A las 9.30pm ya estaba dispuesta a dormir. Las memorias de Lou Andreas Salomé no me interesaron en lo más mínimo, Tita roncaba a mi lado y a mí me pareció que la mejor opción era terminar el día. Y ahí me di cuenta de que debe estar bueno ser prioridad para alguien alguna vez. En la escala de marido estoy a un par de años luz del trabajo (más abajo, obvio). Por ahí uno par de pares. Como dijo Domi, no me gustaría ser prioridad total, no lo soportaría, me daría fobia pero un poco más de interés seguro estaría bueno. También pienso que si tuviera mi vida más armada me importaría menos, claro. ¿Cómo puede ser que yo, siendo una persona con tan buen aura en general, tenga tan mala fortuna ...? No lo sé.

Sigo cansada. Hice 50 minutos de patinadora, me bañé y ahora estoy en el club y no puedo creer lo bien que funciona la conexión a internet. Me regalan un mes gratis de Netflix y todavía no puedo pensar en usarlo. Blogger sigue sin dejarme postear fotos y supongo que está bien porque me saqué una en pelotas en el mega baño y pensaba colgarla pero hay un superyo externo que me lo impide.

Sigue la ropa tirada en el vestidor y las cosas de baño en dos canastos, sin que tenga donde ponerlo. Debería pasar por Wal mart a comprarle joggings a los varones, otros calzones y también por el Palacio de Hierro para buscar polars, se viene el frío y mis hijos no tienen ningún abrigo.

Por lo demás, no mucho. Camilo se pasó a mi cama en algún momento de la noche así que dormimos los tres juntos. Despaché al Coco rápido, después lo llevé a Milo a la guardería (Tita también se fue rápido en el camión) y los ojos se me llenaron de lástima, dándome un poco de pena a mí misma. Pero las retuve, lo dejé contento y me vine a hacer ejercicio.

Bajaré a la Roma temprano y pasaré a comprarme uno de los bra divinos de American Apparel, besuquearé a Beboncha y me fumaré un ciga con Domi, quien finalmente está back in town y después iré a mi postergadísima última clase. Los grandes tienen after así que vuelven 4.30pm y Milo se quedará con Luzma.

Ah, de marido no sé nada, solo que ayer cenó con mi hermi y mis padres y que la pasaron bien (?). En octubre se va a NY y en noviembre a Las Vegas. Sí, soy sola por definición pero qué podía esperar de un pibe al que fui a visitar a Miami y me dejó, después de garchar, claro, en la puerta de las oficinas de Mtv con mis valijas para que me tome un taxi al hotel y me instale. Desde el primer minuto quedó claro cómo venían las cosas: y yo acepté. Ni modo. A no quejarse.

Bueno, chicos.
Así las cosas.

domingo, 11 de septiembre de 2011

dominging

Siento que la casa me queda grande aunque no tiene mayor importancia. Son las 5.30pm y pienso en la posibilidad de ponerme el piyama. Pasamos por el cumple de Josefina menos de una hora, comimos cantamos el feliz cumpleaños y las mañanitas, comimos pastel y huimos de la lluvia y el desinterés. Está lleno de gente a la que no le genero ni el más mínimo nada. Está bien. Yo tampoco tengo ganas de hacer esfuerzos, hace tiempo que desistí: lo que da da y lo que no, no. Listo. Tampoco importa.

Ayer comimos con Marypaz y David en casa, les hice una lasaña medio sosa pero por suerte a los niños les gustó, la ensalada creo que tuvo un mini más de éxito, los quesos, panes y guacamole sentaron bien, el postre de manzana que trajeron con helado de coco lo arrasamos y tomamos un poco de vino. Los pobres se fueron temprano porque tenía que llevar a Tita a lo de los R a dormir. Ahí me quedé un par de horas charloteando. Y la noche fue mala. Una pesadilla horrible, un miedo intenso como no suelo tener nunca (la casa grande y desconocida, la soledad) y el sueño entrecortado que ya es marca registrada. El cansancio que se acumula y no sé cómo extirparlo. Una buena noche de tranquilidad seguramente ayudaría. Intenté leer diarios con poco éxito. Mucho menos éxito tuve para hablar con marido: imposible. Ni por skype ni por celular. Incomunicación. Ayer fue al cumple de Pau, creo que se autoinvitó porque yo no participé en la movida. Me cae bien que vea a mis amigas sin mí pero también me da una leve tristeza. Aunque no estoy particularmente gris, es solo un cansancio demoledor. Coco mira la tercera parte de Volver al futuro, fue su actividad primordial del día.

Comimos en lo de los R, me adoptaron por sola, Diego hizo unos fideos con unos callitos de hacha y un pesto de rúcula delicioso. Me gusta la sensación de familia que se genera con los amigos. Extraño a los A.

En fin. Leeré Radar si la banda ancha 3G me lo permite, pediré que me preparen los lunch de los chicos y me iré a dormir lo más temprano posible. Rectifico: sí siento una leve tristeza. Quisiera que estuviera marido y queda una semana entera. Pero bueno: es lo que hay.

Así las cosas, chicos.

sábado, 10 de septiembre de 2011

you have never been in love until...

Completalo como quieras.

Morrisey una y otra vez a repetición mental. "... first of the gang with a gun on his hand..." y ayer, el shuffle de Diego nos los puso a la vuelta y causó emoción. Una causalidad sorprendente.

Yo creo que no estuviste enamorado si no te desesperaste por la posiblidad de perderlo, por ejemplo. Pero hay tantas formas de enamorarse, tantos sentimientos encontrados y superpuestos. Supongo que uno se enamora distinto de cada persona igual que uno coge extremadamente distinto con diferentes personas y uno siente cosas distintas con diferentes amigos. Y así hasta el infinito.

Pero que triste no haberse enamorado nunca.

Estoy terriblemente cansada. Milo ronca al lado mío, en la cama. Con marido no hablé. Lo extraño aunque me fue preparando paulatinamente para su ausencia y aunque estoy acostumbrada. Pasamos mucho tiempo separados. A veces creo que es más del que quisiera y otras creo que es lo que nos mantiene unidos.

No sé qué voy a leer ahora. Terminé el de Bizzio y quisiera encontrar otro que me diera ganas de no hacer nada más que leer. Mi mantra del año es que si mañana me muero quiero que el día anterior haya sido excelente. Es un estándar alto de "felicidad" y suena pésimo pero es un camino posible de.

Explicar que sufrí y soy capaz de sufrir mucho me avergüenza un poco. Debería dejar de hacerlo. Tal vez deba navegar en las profundidades de las aguas oscuras en silencio.

Me voy a dormir.
Así las cosas.

los restos de mí

En un momento pensé que sí iba a ir a zumba, te lo juro. Agarré un impulso, me calcé las pantu y ya casi armaba el bolso pero llegué a lavarme los dientes y entendí que a duras penas podía arrastrar mi ser hasta abajo, con mucha suerte. Lo hice para buscar la compu. Me duele todo. Y cuando digo todo es todo. Llegué a casa y eran casi las 2am, vomité absolutamente todo lo que había comida y leí unas cuantas páginas antes de dormirme como una morsa que empieza a hibernar. No sé qué hora era cuando los chicos empezaron a gritar. Temprano pero no tanto, antes de las 8 pero después de las 7.30am. No me hice mucho cargo. Ahora comen hotcakes abajo y yo me pregunto cómo haré para dejar la cama, ni siquiera tengo fuerzas para leer los diarios (y encima con el aparatito este tarda mucho en abrir todo aunque acá arriba funciona mucho mejor). Me duele todo todo todo. Mucho. Pero no quiero quejarme más.
Comimos mucha pizza, vimos Bridemaids (el nivel del cine club promete subir en breve, fue un renuncio por una semana dura para todos) y nos reímos los primeros 40 minutos como no me reía hacía años. Pero después entra en caída libre para no remontarla más. Los R me dejaron en la puerta de casa, Luzma estaba despierta porque a Tita le había estado sangrando la nariz pero ya dormía y así volvemos a este momento en el que hundida debajo del edredón me pregunto cómo voy a armar la botana y la lasaña y poner la mesa pero sé que después uno se sobrepone a uno mismo y hace lo que tiene que hacer. La perspectiva de la semana es un toque angustiante pero aprovecharé el findex para relajar y no pensar en nada que no sea el puro presente.

Ya extraño a marido de quien me despedí ayer a la mañana aunque su avión salió a las 11pm. Me mandó mail diciendo que ya llegó y será una semana larguísima con la cama semi vacía.

Cansanciooooooooooooooooo. Mucho.
Así las cosas.

viernes, 9 de septiembre de 2011

desde la trinchera

Nah, desde la alfombra con el orto ya chato. La banda ancha 3G anda pésimo, probaré con el iphone como me sugirió Ale a ver si anda mejor.

Anoche me acosté temprano. Terminé Antes que anochezca (quería copiar un párrafo pero no lo traje), leí un par de páginas de Foucault pero como no me daba la capocha, pasé a Rabia de Bizzio. Me copa. Su sentido del humor subyacente, la locura que sobrevuela, la crítica de clase con conciencia de sí y la asertividad de los diálogos. Todo me cae bien, me divierte y me engancha. También me hizo pensar en que me cae mal la gente sin sentido del humor pero sobre todo la gente sin autocrítica, es como una falta de honestidad. Eso y la gente que no se masturba. No lo entiendo. Después me dormí. Por suerte los chicos estaban cansados y cayeron bien. Excepto Milo que tiene sus problemitas con el sueño así que me lo traje a mi casa y estuvo parloteando un rato demasiado largo para mi gusto. Igual me hace cagar de risa, los pibitos son surrealistas. Le doy muchos besos porque además, es muy tierno. Marido llegó como a la 1 y cacho, me llamó por tel y bajé a abrirle. Creo que se hizo algo de comer y después vino a la cama. Tuve que traer al Coco hasta acá, con un frío de locos, para que lo busque el camión. Tenía puesto mi pantalón de elefantitos, el buzo rojo con la capucha tapándome y las pantuflas de chanchitos. Sentí un poco de pena por ser una madre impresentable pero BUEH, hacía un frío de locos y eran las 6.55am. La materindad es un sacerdocio, efectivamente.

Después no volví a la cama porque estaban Tita, marido y Milo y no entraba. Me quedé leyendo. Y cuando Milo se fue, me volví a hundir y marido se me tiró encima y su peso sobre mi cuerpo es la felicidad. Tal es así que me agarró un pico de amor extremo, cuasi empalagoso, y no paré de decirle cuánto lo amaba y de llenarlo de besos. Agotadora. Hasta que... no sé cómo me dice que vuelve el 18. ¿Eh? Me había dicho que era una semana. Cesaron las risas y me di vuelta ofendida y empezó a suplicarme que volviera el amor infame. Pero ya no hubo vuelta atrás. Alta traición. Pibe: me dijiste que volvías el 16. El viernes es feriado y me toca estar sola todo el findex largo. Malísimo mal.

Pero bueno, apechugaré. Buscaré programas, me las arreglaré como siempre. Igual le amo.

Bueno, voy a customizarme un poco porque elegí un par de botas que no dan. A la noche cine club. Falta que guarde mi ropa y las cosas del baño, living la vida en cajas no es lo ideal pero es lo que hay. Ah, no hice deporte pero sí sauna, compré regalos, fui al super y busqué a Milo, a quien había llevado antes, obviamente. Me copa agarrarlo de la mano mientras él arrastra su mochila. Ah, a marido en mi pico de amor le pregunté si no había días en los que quería tener más hijos (conmigo, claro). Su respuesta fue: "no, ni en pedo". Ni con eso me enojé.

En fin, chicos.
Así las cosas.

jueves, 8 de septiembre de 2011

mudada

El silencio de la casa vacía es apabullante. Estoy sentada en la alfombra, en la sala de tele, apoyada en la pared, con las piernas estiradas y la compu en el regazo. Suspendí la ida al show porque no da dejar a los pibitos en casa nueva y con Luzma durmiendo lejísimos (se me queja mucho de la escalera caracol que hay para llegar a su cuarto), quería ir pero no se puede. Ni modo. Igual estoy cansada. Vine hace un rato a bañar a Tita acá porque no están prendidos los calentadores. Todo siempre es medio difficult. Yo, que ya sabemos que soy conservadora por naturaleza, sufro un poco con los cambios y seguramente sea la primera en no hallarme en la casa nueva, sobre todo porque a mi angus existencial los espacios demasiado abiertos no le pegan demasiado bien.

Mientras metía en cajas que no serán desembaladas las porquerías atávicas, encontré una tarjeta que me mandó Flora desde Canadá para mi cumple 23. Hablamos del año 2000 y empezaba así: "Queridísima amiga salvaje". Presumo que entraba en relación con Los detectives salvajes, libro al que le entramos por esos años pero también a una característica mía ¿de entonces? ¿Sería de verdad salvaje? ¿Seguiré siéndolo? El tema me quedó ahí, rondando, mientras terminaba de sacar todas las porquerías con las que contamos (al final no logré tirar todo lo que me propuse, medio que me agarró desprevenida el tema y mudamos muchas cosas que no debíamos... igual regalé la pollera que parecía un mantel de Paula del año 94, todavía me acuerdo el cumple de Pau en la que lo usé, debíamos cumpli 17 y justo este domingo cumple 34... el pasado me persigue, chicos). Lo llevé y lo traje a Milo, seguí mudando con Luzma y Lupita (marido se puso todas las pilas ayer y hoy nos dejó en banda absoluta), me bañé en el club, pasé por el super a comprar algo para comer, comimos todos apretados en la cocina (el metraje está muy mal distribuido), después llevé a los chicos a tenis, pasaron Lu y Mer que pretendían ayudar pero la verdad es que no quedaba casi nada, metieron la poquita ropa de Camilo en el clóset y después tomamos mate un ratich. Y ahora voy a cruzarme de nuevo a leer, incomunicada como estoy ahí, pero todo bien, mi cuerpo necesita cama. Me falta poner ropa mía (debería hacer una buena razzia nuevamente, después de ver esas supervivencias adolescentes concluí que tengo temas con los sentimientos adheridos a la ropa). También todo lo del baño pero... no hay mueble dónde acomodarlo.

En fin. Voy a escribir unos mails, me queda poca batería y no traje el cable porque tenía que buscar un adaptador. Cuánta movida, mamita. El findex viene de social life. El viernes cine club, el sábado comida en casa con María & co, a la noche nada yet (pero Gaby podés venirte a casa tal como venís amenazando hace una semana) y el domingo a la tarde el cumple de Josefina. Haré deporte mañana y pasado porque me URGE y espero que caiga algo de trabajo en breve antes de que trepe por las pareder (o seré la típica pesada que dice que se está "ocupando de la obra"; de ser así: mátenme). El estudio de la casa transitoria es divino pero está lleno de cajas y valijas que no serán desarmadas por lo cual un poco pierde la gracia. Eso sí: están todos los libros en la biblioteca junto con los adornos. Marido tiene sus mañnas.

Ahora sí: chau.
Así las cosas.

y todo otra vez

Hoy me estaría sobrando la mudanza, a decir verdad... Ahora voy a llevar a Milo al cole, a comprar unas cosas y a bañarme al club (aunque no sé si no me baño ya en lo de Lisa y listo). Vienen los muchachos de la arqui, el maestro Margarito y sus secuaces, como le dice ella, a mover lo pesado que falta. Estaríamos necesitando cajas para terminar de embalar lo del cuarto de huéspedes (es decir las porquerías que marido y yo juntamos desde que nacimos y trasladamos internacionalmente) y le tuve que pedir a Lu que me mande una internet (espero que sea en el correr del día) porque los de Cablevisión no vienen hasta el 13 (cualquiera, por cierto es martes). Sin tele ni internet ni teléfono, sini Luzma ni marido, no va a ser un findex fácil. Pero me lo tomo con calma ¿qué otra me queda? Le pongo onda a la vida y no me quejo.

Leí y a las 10pm aprox apagué la luz pero no me dormí y al toque llegó marido y nos desvelamos juntos charlando y mirando cosas en la red y después él sí se durmió pero yo no. Me clavé un Dioxaflex y como seguía con insomnio y había cenado dos panes 0% con queso crema, bajé a darme un atracón de manzana con dulce de leche y helado (sí, soy lo menos de lo menos, el nutella ya lo habían mudado). Después del shock de azúcar por fin pude dormirme. Igual me desperté antes de que sonara el despertador (odio tener problemas de sueño), levanté al Coco, le hice un desayuno improvisado, lo despaché y me volví a la cama a que marido me abrace fuerte y a decirle cuánto lo amo: le canto canciones que le invento y riman super bien. Él tira unas malísimas. Lo voy a extrañar mucho. Pienso si es posible que siga la curva ascendiente de amor. ¿En qué me convertí?

Tengo una capacidad enorme de sufrimiento. Pero también una capacidad enorme de pasarla bien y reírme mucho con pavadas. El día que pierda la intensidad estoy frita.

¿Quién quiere buscarme un trabajo de 11am a 4pm? Sería genial.

Bueno, chicos. Tengo que arrancar.
Así las cosas.

1994 (cuento largo)


Ocho/Fin
El lunes no fui al colegio porque me sentía mal y porque, además, había estado llorando gran parte de la noche. Bah, de las noches desde el viernes, mientras escuchaba canciones tristes en el equipo nuevo que, al final, había aceptado. Tenía para escuchar cds y doble casettera, los odiaba pero el regalo estaba bien.
Podría decir que lloraba por Ramiro pero no, lloraba porque por primera vez un pibe gustaba de mí genuinamente pero sabía que, en un punto, mis viejos tenían razón. Sentir pena de uno mismo es lo menos pero no lo podía evitar ¿No podía enamorarse de mí alguien “normal”? ¿Nunca nadie me iba a querer? El sábado me llamó y le dije la verdad. No quería hacerlo sentir mal pero tampoco me daba inventar una excusa ni posponer el final. “Cuidate mucho” tiró antes de cortar y yo le dije que él también se cuidara y cuando apoyé el tubo en la base empecé a sacudirme con unos espasmos inmundos que no podía controlar.
Sí, se ve que en algo me parecía que mis viejos tenía razón porque no escapé como habíamos planeado con Nati tantas veces, pensando en la pensión del centro en la que íbamos a dormir. Yo decía que iba a llevar mi poster de Charly y ella el de Bowie para que las paredes no fueran tan tristes. Con dos jeans, cinco remeras, unas bombachas, unas medias y un par de borceguíes en principio nos arreglaríamos.  Podíamos trabajar de cadetas o de mozas o de repartidoras. O con un poco de suerte, en un local de un Shopping que en verano tiene aire acondicionado.
La escuchaba de fondo, insistiendo con que tenía que irme sí o sí,  que no podía ser que los dejara digitar mi vida y el verbo me causó gracia -era obvio que lo había aprendido hacía un rato y lo quería usar en algún contexto-, que si les dejaba pasar esta después todo se iba a poner peor. No le dije que mejor se rebelara ella, que se escapara ella del infierno en que se había convertido su casa, con su mamá tirada en la cama, incapaz de levantarse y el pelotudo del padre enconchado con la vecina imbécil, pergeñando el ensamble de la falsa familia feliz. No insistí porque sabía que no iba a aguantar ni dos días sin que le cocinaran, ni le lavaran la ropa ni siquiera sin sus sales de baño de lavanda en la bañadera al menos una vez por semana. Nah, solo lo pensé.
Pelearme con Nati me estresaba más que correr el test de Cooper.
Por eso no fui a su casa, me quedé llorando en mi propia cama, comí con todos en el silencio más atronador un par de veces y otros sola en la cocina, sobras recalentadas directo del tupper. Fueron días de que nada importara, de no sacarme el pantalón del pijama, el buzo viejo y la remera gastada. Estaba muy triste. Pero al final se me pasó. El equipo nuevo era genial y el martes me desperté con la radio a todo volumen. Además, había quedado con Tomás en estudiar para la prueba de química.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

1994 (cuento largo)


Siete/Ya no más
Al final hablé con Ramiro el lunes y quedamos en vernos el miércoles. Me contó que había compuesto un tema en la guitarra que le gustaba mucho y que sus tomates estaban geniales. No quise preguntarle demasiado y dije que me llamaban a comer. Se despidió con “un beso, hermosa” y en lugar de alegrarme, me entristeció.
Vino tarde y nos quedamos en mi cuarto. Empezó a hablar en el pasillo y tuve que hacerle un gesto para que se callara, lo último que quería era que apareciera mi viejo a saludar en calzoncillos, algo bastante probable.
Hacía unos meses mi mamá había sacado el acolchado de flores rosas y el empapelado con moños, las paredes pintadas de blanco y la colcha beige con los almohadones negros haciendo juego eran bastante menos humillante. Llevé la tele con la mesita que pasábamos de mi cuarto al de Juan por turnos mientras Ramiro miraba los libros, la lata cenicero y la tortuga de cerámica lila, espantosa, que me había traído Nati de un viaje -y que encima me obligaba a tenerla visible. Le mostré las tres pelis que había alquilado en el video pero me dijo que eligiera yo.
Igual no la vimos ni un poco. A la segunda escena se acostó encima mío, y empezó a frotar su pito, que podía adivinar duro por debajo del jean, sobre mi concha también cubierta; me soltó el pelo y me besó la cara, el cuello, las tetas, la cintura, la panza y la espalda con una dulzura que me calentaba. Mientras, respiraba agitado. Pero cuando quiso sacarme el pantalón por fin me animé a decirle que era virgen.
-Ah, mirá, no parecés  -contestó con una sonrisa y siguió acariciándome pero ya con otra intensidad. –No importa, igual me gusta estar así.
Nos quedamos abrazados en la cama, escuchando música. Sus bandas preferidas eran Nirvana y Smashing Pumpkings pero también otras más viejas, justo tenía puesta una remera con la cara de Luca y un SUMO grande en rojo del otro lado. No insistió para coger ni me hizo preguntas. Compartimos los chocolates que había traído y a las doce y media lo acompañé abajo, seguimos besándonos un rato y cuando por fin se fue, me dio un poco de melancolía.
Esa misma semana papá quiso que fuéramos a almorzar y supe que algo no iba bien porque no era para nada común que quisiera estar solo conmigo. El viernes era el único mediodía que tenía libre así que nos encontramos en su oficina y caminamos hasta el bar de la esquina en el que comía siempre. En el televisor, colgado en una esquina, se veía el noticiero sin sonido. Hundí un grisin en el paquetito de manteca y dije tres bien seguidos a las preguntas sobre el colegio, inglés y la vida en general. Después de pedir dos milanesas con puré, una Coca para mí y un agua con gas y mientras hacía bolitas con la miga del pan que se había estado comiendo -lo que me parecía ridículo y asqueroso en un señor grande- al final me enteré el motivo del encuentro.
-Hija, estuvimos pensando con mamá y no queremos que veas más a este chico, Ramiro. Juan nos contó que está en rehabilitación, creemos que es demasiado complicado para vos.
Lo miré desconcertada.
-¿Qué? Esto es cualquiera, ustedes no pueden prohibirme nada y Juan es un buchón.
-No te lo estamos prohibiendo, pensamos que es mejor que las cosas no sigan y no quiero que esto sea una pelea. Te compré el equipo de música que querías, te lo llevo a la noche.
-¡Están locos y no me vas a sobornar con un regalo! Me quieren arruinar la vida como siempre.
Se lo dije casi gritando y tuve que hacer mucha fuerza para que no se me escaparan las lágrimas. Pensé en irme pero justo llegó el mozo con los dos platos, estaba tan muerta de hambre que me quedé sentada, comí en silencio, sin mirarlo, y cuando terminé dije que Nati me estaba esperando en su casa para estudiar así que salí sin darle un beso. Desde afuera vi que pedía un flan y se recostaba un poco más en la silla, como si se hubiera sacado un peso de encima.

1994 (cuento largo)


Seis/Hermanos
Mentí. Le dije a Ramiro que tenía un cumpleaños, prefería ir con las chicas a lo de Marce que salir con él. Pero tampoco le quería decir que no de frente. Sentí la desilusión en sus palabras y me dio algo de pena pero solo algo.
Cené con Juan, había escuchado la conversación con Ramiro y me preguntó quién era. Hacía años que no hablábamos de nosotros. No sabía nada de él, se pasaba los días con Esteban, su mejor amigo, y en casa parecía un fantasma. Hablaba cada día menos, abstraído, sin que sepamos en qué. El resto del tiempo estudiaba: el CBC de física era complicado.
Nos sentamos en la cocina, iluminados solo con la luz baja, a comer los sándwiches de atún que había preparado. Mi receta con apio, lechuga, pepinitos agridulces y tomate era infalible. Quiso saber si me gustaba, si me trataba bien, qué iba a pasar. Dije que me gustaba más porque gustaba de mí que por él en sí, dije al pasar algo de la rehabilitación y de que igual seguía enamorada de Tomás.
-¿De ese nabo?
-Sí, no sé. Por ahí ya no.
-Bueno, nena, cuidate.
Y apoyó su plato en la pileta para que lo lavara, yéndose sin dejar que le hiciera ninguna pregunta. Escuché que pasó por el baño y me gritó un “chau, cerrá bien la puerta”, antes de dar el golpe seco y volver a convertirse en el fantasma de siempre.
Lavé todo para que mi vieja no se quejara al día siguiente, me abrigué y tomé el sesenta que me dejaba en lo de Marce. Ese fin de semana era su mamá la que se había ido a la costa, teníamos la casa para nosotras y habíamos conseguido porro.
Cuando llegué ya estaba Nati buscando qué disco poner y al rato cayó Lupe. Marce hablaba por teléfono con su chico mientras pintaba unas zapatillas con marcadores indelebles: un arco iris, unas estrellitas, un sol del otro lado. Había armado una guarda de fotos en su cuarto, en algunas estábamos nosotras, en otra él, en otra su papá, sus hermanitos chiquitos, su mamá de joven. Di la vuelta completa y terminé al lado de ella, oliendo la tinta de su marcador.
Con el pibe salían hace unos meses, era guitarrista de una banda conocida y se creía Keith Richards, con el cigarrillo colgando de la comisura mientras hacía el único solo de la noche. A mí no me parecía  lindo pero Marce deliraba. De las cuatro era la única que cogía, contaba que la pasaban súper bien en la cama, que el pibe la tenía clarísima. Nosotros asentíamos, haciendo como que estaba todo bien pero no podíamos agregar nada. Igual la maltrataba, la llamaba cuando se le daba la gana y podían pasar semanas sin que se le viera un pelo. Marce se hacía la superada pero sufría. Algunas noches se quedaba a dormir y a la mañana desayunaban con la madre y el novio de la hermana que era más chico que nosotras aunque ella nos llevaba seis años.
Tirada en la alfombra, escuchando New Order de fondo, con las demás también echadas a mi alrededor, ya muy fumada, tuve la sensación de que en esa casa estaba todo al revés, de que en cualquier momento íbamos a caminar por el techo y nos iba a parecer normal. Alguna preguntó qué pasaba con Ramiro. “No sé”, dije “hoy prefería verlas a ustedes, las amo”. Se rieron y gritaron y cuando nos dio mucho hambre atacamos un paquete de papas fritas untadas con queso crema, comimos pastel de carne de la fuente y nos terminamos la chocotorta que había hecho Marce para un té familiar que tenía el domingo.
-No importa boluda, después hacemos otra, es re fácil –le había dicho Lupe ya con un pedazo en la boca.
Sí, las reglas ahí eran elásticas.

mudanza día uno

Casi casi podría ser EL día porque no queda mucho acá, por suerte. Marido vino temprano, Luzma, Lupita y Laura, el grupo L, estuvo desde las 11am pasando cosas, moviendo, ordenando junto conmigo, claro, que dejé por una vez mi muy jewish princess rol y me puse las pilas (todas las mudanzas desde que estoy casada me las hicieron, para serte franca, al menos el embalaje, sacar lo hago con gusto). Son muchas cosas y es muy delirante hacer una mudanza por 3 meses. Marido llegó al mediodía con Mau y movieron casi todo. Yo fui mientras al super a comprar víveres ya cocidos, traje pollo con arroz y sushi pedorro y coki y seguí mudando pero después tuve que ir a buscar a los chicos porque me tocaba la ronda del after. Me duele todo. No quiero pensar cómo quedó marido que movió muebles a lo loco, se había ido temprano a la oficina y ahora se fue al ensayo de Miguel Bossé porque mañana hay show (supongo que iré). Somos los restos de nosotros mismos en una casa en la que solo hay cosas en los baños, una tele desenchufada, el refri y el microondas. La ropa ya quedó en lo de Lisa (es a menos de 100mts) y no preví dejarme un camisón así que tendré que cruzar. Parte de mi ropa (parte medio importante) está en una valija y no entra bien en el closet. Marido me acusó de tener mucha y yo reí, me la paso regalando pero es verdad que tengo mucha prenda "con valor sentimental". Mañana viene Lupita de nuevo y unos pibes que nos manda la arqui para mover lo más pesado. Es duro pero ya se acaba.

Por lo demás: NADA. Es increíble la tranquilidad que conlleva la alienación del trabajo físico duro. Ahora bañaremos niños, inventaremos alguna cena al paso, intentaremos que se duerman a pesar del caos y mañana retomaremos con energías repuestas. ¿Si preferiría estar con marido? Sí. ¿Si se me pasó un poco la angus? También. Estaba en niveles altísimos. Leeré o miraré peli y después dormiré como bebé.


Bueno, chicos.

Así las cosas.

1994 (cuento largo)


Cinco/ Comedor
Había días en los que un elefante se apoyaba sobre el claustro. El ambiente se volvía opresivo, gris. Las paredes de azulejos verdes, frías, y los pasillos oscuros, parecían moverse hasta que te aplastaban, como en las películas de aventuras. Pero no.
Si el profesor no llegaba después de diez minutos, podíamos irnos. A los cinco ya estábamos todos parados y a los diez, salíamos corriendo, en malón, hacia cualquier lado antes de que nos atrapara algún preceptor policía.
Los miércoles en la tercer hora teníamos clase de literatura. El viejo no llegó. Al día siguiente nos enteramos de que se había muerto esa misma mañana. Casi todas las clases me hacía alguna pregunta. Con El Quijote pude hasta la mitad, el segundo tomo me aburrió. Y Fuente Ovejuna se lo leí a Nati en voz alta, de un tirón, una noche antes de una prueba. Su muerte, inesperada, me impresionó.
Pero ese día no sabíamos y bajamos derecho al comedor del subsuelo. La comida era asquerosa y el lugar, con su luz blanca y la mugre que nadie se ocupaba de disimular, me deprimía. Pero no teníamos muchas opciones. Mariano se tiró en un banco a leer El mito de Sísifo, se notaba que quería estar solo y que nadie lo molestara. Andrés se sentó sobre una mesa y se puso a hacerle masajes a Nati en el cuello y la espalda después de que se quejara de una contractura “por ahí”. Hacía rato que Andrés le tenía ganas pero ella estaba muy concentrada en su no-relación con Mariano como para hacerse cargo. Ese día, sin embargo, tiró el pelo rubio largo para adelante y lo dejó hacer, apoyándose un poco en sus rodillas. A unos metros, Tomás acomodó su cabeza sobre mis piernas flexionadas, acostado, y sin que tuviera que decir nada, empecé a hacerle mimos en el pelo, con los dedos abiertos, como si fueran también, pequeños masajes. Le encantaba y yo le daba el gusto. Su cara de placer infantil me hacía sentir una pelotuda pero lo hacía igual. De repente dejó sus gemiditos rastreros para atacar con sorna:
 -¿Así que tenés novio?
-¿Eh?
-Sí, el pibe ese del recital, el que están en rehabilitación con el que transaste. Me dijo Mariano que es tu novio.
-No, cero. Te dijo cualquiera.
Ni bien terminé de decirlo, sin saber si de verdad quería decir eso, me di cuenta de que el chisme venía por Nati. La furia me subió desde el estómago hasta la campanilla, quería gritarle: ¡pelotuda de mierda, cerrá el pico! Mientras la zarandeaba. Ella me obligaba a ser discreta con sus historias pero a la más mínima noticia mía, la soltaba al viento para que se esparciera como esporas. Pero no lo hice, hubiera sido un escándalo sin sentido, cualquier pelea la manteníamos en privado, el mundo era el enemigo y nosotras solo nos teníamos la una a la otra. Además, en ese mismo minuto escuchamos un alarido agudo y atronador que venía de ella:
-¡Una rata!
El comedor entero siguió su dedo índice hasta uno de los caños amarillos que atravesaba el rectángulo desde la entrada hasta la última pared y vimos la masa gigante y peluda corriendo a toda velocidad para escapar de la escoba que sacudía, inútil,  el encargado.