miércoles, 21 de septiembre de 2011

tiempo sin una palabra

Estar a las corridas de acá para allá me deja poco tiempo. Y cuando tuve un rato preferí leer un guión. Ahora los varones juegan a la Wii, uno a cada lado mío en el sillón, Tita se fue con María a lo de Flor, ya los bañé y en un rato cenarán alguna de las dos tartas que hizo Lupita. Lu me preguntó si estoy limpiando, lavando y cocinando y tuve que decirle la verdad: soy incapaz. Si no tengo a nadie que me ayude hago las camas, junto y lavo los trastes pero nada más... le dije lo más vergonzoso: soy una jewish princess.
De todas maneras estoy muy cansada. La única posibilidad es dejarse llevar. Ni modo.

Una vez puse en tuiter que no hay nada más deprimente que ser acompañante en la alfombra roja. A marido ni se le ocurrió que vaya a la premiación pero de repente me di cuenta de que yo (¡YO!) vendría a ser como la mujer ignota del famoso, esa que no brilla, a la que nadie mira (en el mejor de los casos) o miran para ver la falta de glamour del vestuario y la falta de belleza natural. Me niego.

Por otro lado, mientras volvía de buscar al pequeñín, que a la sazón está más insopor y capri que nunca (de esto tampoco me enorgullezco, eh, pero es lo que sale..., además de que no se siente bien, lo cual intensifica todo), me di cuenta de que después de los 30 empecé a entender un montón de cosas. Hay fenómenos que se me escapan y se me escaparán siempre, fenómenos técnicos, por ejemplo no entiendo ni cómo ni por qué vuela un avión, ni cómo puede ser que las imágenes sean capturadas, ni tampoco el sonido y así hasta el infinito- sí, ya lo dije muchas veces. Pero sí puedo entender las relaciones humanas, ciertos fenómenos económicos o políticos, las necesidades del mercado y así un conjunto de sucesos que se dan a mi alrededor. Algo es algo.

Por lo demás, no sé. Un montón de cosas. Falta de angustia. Marido abandónico en la cresta de la ola, no me llama, pensaba salir solo hoy y aunque no lo haga hubiera preferido que de onda se diera cuenta de que era cualquiera. Es conceptual. En definitiva estoy acostumbrada a estar sola, ahora llegó Tita así que cenarán, la bañaré, leeré cuento y se dormirán. La vida sigue.

Quieren cenar.
Toca ocuparse.
Así las cosas.

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