domingo, 31 de enero de 2010

fotos





Es la peor foto de Halperín y yo juntos pero la buena no la puedo bajar...Ni modo. Paseamos por la Condesa, comimos mariscos, fuimos a la librería y se termina el domingo.
Así las cosas.

somos fruto de esto

Cuando entramos al Buenos Aires, Sanguinetti nos recibió diciendo que éramos la elite intelectual del país. Semejantes palabras a nenitos de trece años implican muchas cosas. La mayoría negativas. Éramos insoportables. Pero pasa el tiempo y crecés y todo se vuelve más liviano, más tranquilo, más natural. Cuando me cruzo, después de una década de retiro, con gente así me dan ganas de huir. Esto, papi, yo ya lo viví. Y no está bueno.

Lean toca lo que se acuerda en el piano. Algunas cosas yo también las tocaba. Parece que nos vamos a comer a la Condesa.

No leí los diarios. A la vuelta.

En la semana tengo que ponerme las pilas con pendientes de la casa, del banco, de los chicos. Mucho.

Qué fiaca pero es así.

En fin.
Eso. Tener a la gente que no da lejos. No queremos estos deja vu.
Así las cosas.
Domingueras.

empezando a despedirnos

Después de volver de la despedida, no salí de casa. Diego castigó a los chicos por pelearse de más (creo que fue efectivo) y nosotros pegamos una fiaca loca, sin ganas de nada. Simón soportó estoico la clase de historia mexicana que Diego le impartió a raíz de la colección de las monedas de cinco pesos del bicentenario, le quemó el bocho diciéndole que tenía que prestar atención durante dos horas. Hijo tiene mucha paciencia. Yo acá estuve con mis cosich. Tita daba vueltas. Milo dormía o estaba a upa mío. Ya cumplió nueve meses. Está pegando un carácter fortachón y caprichoso. Le están creciendo los dientes de arriba y eso no está bueno.

Después nos pusimos a ver Las mantenidas sin sueños y nos quisimos matar. Pero ni ahondo.

Los chicos jugaban.

Hice unos brownies y como tenía la cabeza en cualquiera, les puse media taza de azúcar de más. Y me olvidé el polvo Royal. Desastre. Hay que cocinar concentrada.

Vino Marian y tomamos un té.

Bañé a Milo, le di un cereal y se quedó con Diego un rato. Lo acostamos y vimos un especial de música que hizo Plataforma y pasaban por Sony.

Vinieron los chicos con Maia y Gass. Marido hizo una sopa de elote (choclo) con curry y cardamomo (Marian trajo muchas especies) deliciosa. Pedimos sushi. Fumé tres secas de un porro que me cayó perfecto. Lean estaba inspirado. Nos reímos mucho. Recordamos el orden de mérito con el que entramos al colegio (sólo alguien que fue al CNBA se acuerda de esas cosas, yo tuve 564 puntos exactamente igual al de Fer) y cosas así. Las chicas coincidimos en que Luciano Castro es groseramente garchable y Lucila declaró que mi marido, antes de mí, era un rompecorazones. Me gustó.

Y finalmente a eso de las dos de la mañana, nos fuimos a dormir. El bebé se despertó un poco menos. A las siete le di la teta y al rato los chicos se lo llevaron a jugar. Son las nueve y todavía no le di nada de comer. Está chillón. Tiene motivos. Pero nosotros una fiaca loca. Iremos a pasear, parece que toca Lagunilla con los huéspedes y Mike y Johana. Nos copa.

En fin, chicos.
Así las cosas.
Divertidas.

sábado, 30 de enero de 2010

hablo poco pero cuando hablo

Fui a la despedida de soltera de Carmen, la mamá con la que hacemos ronda. Había madres del colegio a las que yo apenas ubicaba. Ellas claro que me ubican. Me quedé callada un rato hasta que una me empezó a hablar y rompimos el hielo. Comí mucho (enchiladas, huevos a las mexicana, frijol con crema y pan, jugo y café), hice unos chistes y me volví. La comunidad había desayunado mucho también pero más sajonamente. Parece que va a llover. En algún momento vendrá Marian. A pesar del clima estoy contenta. Tengo el ánimo un poco subibaja. Ahora bastante arriba a pesar del cielo gris. Ganas de nada. Fiaca. Siesta.

No sé, chicos. Todo así. Con cero ganas de ocuparme de hijos, por ejemplo. No sé, me da mucha hueva. Pero ni modo.

Son los últimos días de huéspedes en casa. Me va a dar pena que se vayan. La comunidad me copa.

En fin.
Así las cosas.
Sábado.

viernes, 29 de enero de 2010

intento hacer vida normal

Pero estoy en cualquiera. La cabeza no me para. Me cuesta dormir, me despierto de noche, vengo a la compu. No leo ni diarios. Ni hablar de libros. Chateo mucho. Demasiado. Y fumo de más.

Llevé a Tita a su fiesta infantil. Antes bajé a dejar a Coco en la casa de su amigo. Estaba muy emocionado. No sé por qué alguien quiere hacer una fiesta en un salón emplazado en el estacionamiento de un centro comercial. La comida la sirvieron a las tres y media de la tarde y ya estaba al borde del desmayo. Dejé al bebé acá para que durmiera la siesta. Una madre me habló bastante. Me contó que había ido al ginecólogo y que quería esperar un poco más para tener a su tercer hijo. El ginecólogo, dijo, es muy tradicional y sólo da métodos anticonceptivos naturales como el billing (no garchás cuando estás ovulando). Le dije que no debeía ser demasiado seguro. Hablamos del colegio al que va a cambiar a su hijo. Es del Opus. Ella no, el colegio. Y el marido. Me dijo que le estaba haciendo muy bien. Ser del Opus. Yo asentía y comentaba. Decía cosas como: mirá qué suerte. Dios. Me preocupo. También me contó la historia de su novio anterior, un amor intenso y complicado. Y cuando otras madres hablaban de fiestas de quince dijo qué miedo dejarlos ir solos. Tampoco deja al hijo en la clase de karate, se pasa dos horas practicando con el Brain age. Lo peor es que me cae bien. Bah, lo peor no, lo extraño. Soy un cúmulo de contradicciones. Después vine a casa, me fumé un cigarrillo, lo rescaté a Milo y volví al cumpleaños. Ahí ya no hablé nada. Mi mente vaga por terrenos distantes. Muy distantes. Estoy agotada. Y contenta.

Diego me da poca bola. Está en sus cosas. Ahora voy a dejar la compu, tal vez me tire a ver tele o a leer. Pero creo que para eso no me da.

Chateo con coachie y me río mucho. Dice que te das cuenta de verdad si estás gorda cuando te mirás al espejo sentada. Me dice que es la posta. Le digo que no pienso hacer la prueba, me está chupando un huevo el tema.

En fin, chicos.
Así las cosas.
Alienadas.

viernes temprano, fin de enero

Ayer mi padre cumplió 71. Los llamé a Nueva York, hablamos unos pocos minutos. Escucho esto y me produce una tristeza sorda y a la vez no puedo dejar de escucharlo. Necesito un musicalizador personal.

Me acosté super contenta. La pasé muy bien en el asado. Es raro que Lean esté acá. Es rarísimo, bah. Y a la vez, natural. Y los noventa que vuelven indefectiblemente todo el tiempo. Son rachas. Pasado que se intercala con presente. Extrañada. Pensamientos vintage.

En la junta con la directora y la maestra de Tita me dijeron también que tiene demasiado carácter. Ya lo sabemos pero que te lo digan. Duro. No te quiero ver a los dieciseís, me dijo Miss Audrey. Terrible.

Están los dos en casa.

Me desperté a las cinco y cacho y no me podía volver a dormir. Pensando.

Creo que hago las cosas mal. Muchas. Mando fruta a pesar de las advertencias.

Carmen María, la tarotista, me manda mensajes con terceros. Dice que me ve con otro hijo. Con marido, ya lo sabemos, imposible.

Está nublado. A Simi lo tengo que llevar a la casa de un amigo y a Tita a un cumple. Preferiría que hubiera sol.

Estoy contenta y acontecida a la vez. Todo el tiempo.

En fin.
Así las cosas.
Contradictorias.

jueves, 28 de enero de 2010

así te deja el encierro



grisura, strudel de manzana, sueño

Me despertaron de la siesta. Teléfono. Odio el teléfono. Estaba profundamente dormida. Plácida. Probé el strudel que hice ayer, quedó bien pero no me gusta el strudel en general. Me toca llevar a Coco a piano. Los chicos vieron una peli, no tienen clases hasta el martes. Mucho tiempo. Sigo cansada.
Coger mucho, estar entretenida y fumar me sacan el hambre. El tabaco apesta.

Tengo mucha cara de dormida. Le digo a Fer que estoy más de la gorra que nunca. Me cuenta cosas que están buenas.

Tengo asado a la noche. Ayer no quise salir a cenar. Preferentemente no quiero salir de mi casa y tampoco quiero hablar mucho en la vida real. Preocupación.

Le doy poca bola a mis hijos. Sin embargo, en la escuela me dicen que son niños seguros de sí mismos. Se creen lindos, inteligentes y buenos. Increíble.

Después voy a hacer unos brownies con Tita.

Con sol todo es más feliz.
Pero ahí vamos.
Así las cosas.
Alunadas.

playa o exploto

Tengo tal nivel de cansancio acumulado que siento que en cualquier momento caigo. Supongo que Diego también, con la diferencia de que duerme. No puedo más: Camilo más insomnio me están matando. Posta. Siento que el cuerpo ya no me responde y un nivel de neurosis que hace mucho no se asomaba. A la vez, estoy contenta y pilas y de buen humor. Cuando no me aburro, se me va el hambre. De todas maneras, no me peso hace mucho.

No puedo perder más el tiempo. No puedo dedicarme a cosas que no sean productivas. Ya fue. Tengo que dejar de ser una boluda. Urge.

Roberta no tuvo clases, ahora voy a la reunión con la maestra, me torra ir, después tener que hacer tiempo por una junta de diez minutos. Pero no me queda otra. A las dos sale Simón.

Y a la tarde, llevar a piano.

Tita me acompañó al club y ahora me dice que el Ratón Perez vive en una tubería, Camilo está ultra platicador. Y yo quiero tirarme a dormir.

Así las cosas.
Reventadas.

miércoles, 27 de enero de 2010

el perdón

Ayer no me podía dormir. Y una de las cosas con las que me colgué fue con el perdón. Yo puedo ser muy sacada, decir cualquier cosa, reaccionar mal, mandar fruta. Suelo hacerlo. Y después me arrepiento. Y pido perdón. En persona, vía mail, por teléfono. El perdón legitima, al otro claro. O a uno si es el que lo recibe. Es básico y lo aplico siempre.

Ahora me voy a dormir.

Necesito dormir bien y posiblemente necesite llorar a moco tendido, hace meses que no me pasa de un buen llanto hipado y catártico.

Ayer también pensé que debería volver a analizarme.

Así las cosas.
Cansadas.

cada vez salgo menos de mi casa

No sé si no debería preocuparme.

Ermitaña.

miércoles, mañana, cansancio

Ayer a la noche la comitiva llegó tarde, les hice un pollo al horno que se secó, comieron poco y una ensalada de verdes varios, tomates confitados y almendras que tuvo más éxito. Nos quedamos charlando como la noche anterior, divertido. Me gusta la comunidad, que haya gente en la casa, quedarnos boludeando. A las once y media igual no pude más y me fui a la cama. Marido se colgó con la wii, yo no podía dormir y nos quedamos conversando, estaba un poco acontecido. Después de no querer coger (ovular te hace estar en llamas) se durmió de inmediato y yo me quedé girando en falso. No me dormí hasta las tres y ahí me empecé a levantar porque el bebé estaba molesto. Me acordé de muchas cosas viejas, de Ugarte, la casa del padre de Joy, de cuando llegábamos muy bajoneras y arrasábamos con la heladera, de todas las cosas que me pasaron ahí, de los días y días que me quedé estudiando, hablando por tel, mirando pelis, metiéndome en la pile. Debió tener que ver que con Lean nos acordamos de los brigadeiros de Inés y de haber estado reviviendo los 90s.

Por lo demás, bien, siguen las pilas. Los chicos con sus cosas, el viernes Simón se va a lo de un amigo, a Tita la llevo a un cumple, a Milo le están saliendo los dientes y aunque está molesto sigue mirándome con esa cara de enamorado que me lo morfo.

Sigo muy cansada. Muy.

Tengo que ir al super.

Y ponerme a trabajar.

Así las cosas.
Soleadas.

martes, 26 de enero de 2010

porque no todo es un viva la pepa

No dormí en toda la noche porque a Milo le están creciendo los dientes de arriba y llora cada veinte minutos. No trabajé nada en todo el día y me tiré dos horas a dormir la siesta. Estoy completamente KO. MAL.

Tengo que cocinar. Miles de niños juegan en mi casa todos los días. Hacen ruido pero no me importa, me gusta la casa poblada. Tengo un pollo orgánico entero que haré al horno con ensalada (tengo verdes varios), también sobró arroz de la comida y me queda masa phyllo. El viernes la hice con berenjenas y hongos y quedó increíble. Ahora que lo pienso, tengo espinaca hervida y lo puedo rellanar con eso pero para mañana. Son muchos días de cena.

En fin.
Así las cosas.
Semi groguis.

y finalmente sucedió

Una señora, en la elíptica de al lado me hace señas, me saco el auricular y me dice: estás bailando. No le contesté, sonreí y con la cabeza le dije sí. Si no, debería haberle dicho que justo estaba escuchando Pulp y que a la noche me fui a dormir feliz, después de habernos echado un polvo excelente, de haberme acurrucado en la axila de mi marido y haberme dado cuenta de que este es un gran momento, de que la estoy pasando muy bien, de que estoy con muchas pilas, rodeada de gente que me divierte y me estimula, de que tengo tres hijos adorables (a pesar de neuróticos y trabajosos), de que voy a recordar estos años con alegría y con nostalgia dentro de un tiempo y de que la vida es esto, momentos alucinantes y otros no tantos y de que soy una persona muy afortunada. También le debería haber dicho que con mi marido a veces estamos en las paralelas pero que otras nos cruzamos y pienso qué bueno que lo encontré y que tenemos una vida juntos. Y que mi familia es grosa. Y todas cosas así. Pero sólo le sonreí.

Y después, en el vestuario, sonaban los Blackeyedpeas en la radio (en lugar de Luis Miguel, como siempre) y como no había nadie alrededor seguí bailando en pelotas antes de ir al sauna y después sí me bañé y me vestí y ahora estoy en mi casa, con un tazón de mate cocido con leche, dispuesta a ponerme a trabajar, llena de energía y contenta.

Porque a veces la vida te sonríe y querés compartirlo.
Igual, chicos, no se preocupen. Seguramente en breve volvemos a la programación habitual, a quejarnos y a pensar que todo es una mierda pero por ahora disfrutamos el momento.
Así las cosas.
Exultantes.

lunes, 25 de enero de 2010

los detalles del pasado

Cuando estás medio apachuchada y de repente, sin querer te quedaste conectada en el FB y un amigo con el que no hablás hace años empieza a decirte que se acuerda del día en que te conoció, en una clase de la facultad, que levantó la mirada y vio a una chica que hablaba mucho y estaba producidita y llamaba la atención y no se olvió de ese día aunque pasaron trece años y que eras sexy y no una loser y que siempre tenías pibes y vos justo justo estás escribiendo sobre esas épocas y ves a través de los ojos de alguien más, el sol se pone más brilloso y el cielo más límpido y la casa ya no es tan un asco (sobre todo porque están Jobis y la señora Luzma limpiando con todo) y estás pilas y una amiga es divina y te hace un contacto laboral y chateás también con tu coach que siempre te hace reír y te baja a tierra y te toca buscar a tu hija en la escuela,vas a hacer todo contenta porque te sentís un poco menos lábil que hace una hora y eso, eso siempre está muy bien.

Así las cosas.

lunes, te querés matar

Se fueron todos. La casa sigue igual de asquerosa. Repelente. Yo también. Ayer no me bañé, doy asco. Jobis me llamó a la noche diciéndome que se había sentido mal y que había ido al médico, que venía hoy temprano. La acabo de llamar y estaba durmiendo...me quiero hundir en la cama y no salir más. Quería ir al gym y depurarme del finde, demasiado tabaco e ingesta de porquerías. Se acabó todo. Camilo casi no durmió en toda la noche, le están creciendo los dientes de arriba. Malísimo.
Para colmo, a la mañana le pregunto a Diego: ¿querés coger? Me dijo que no, que quería a la noche. Bueno, macho, pero a la noche no dio, mucha actividad comunitaria.

En fin. Empieza la semana sin pena ni gloria te diría. O con más pena que gloria. Pero no importa, le ponemos onda y hacemos lo que tenemos que hacer. Lavé los platos de todos los desayunantes sin haberme tomado siquiera un café. Y ahora chateo con Lau que está en Barcelona y le cuento chismes. Criticamos. Me gusta que me diga que alguien es un salame. Es muy Lobov.

Así las cosas.
Levemente perturbadas.

domingo, 24 de enero de 2010

¿coacheando?

No sé desde cuándo me siento con autoridad para dar consejos amorosos pero lo hago. Mi derrotero emocional, hasta que conocí a Diego, fue bastante desastroso. O no, no sé bien. Muchas veces me dan ganas de llamar a cada uno de los pibes que me rompieron el corazón y pedirles que me cuenten la verdad. Yo digo mucho, demasiado, la verdad. Casi siempre. Pero antes no era así. A los dieciseís no agarraba al chico que me gustaba y le decía: me gustás. Aunque yo creo que se lo daba a entender.

Ahora que soy grande, me resulta todo un plomo. La histeria, hacerse desear, no sé, cualquiera. Las relaciones fluyen o no fluyen y no hay nada que perder en el camino porque si no da no iba a dar de ninguna manera. Además, ¿qué pasa si te la jugás? Nada. No pasa nada. ¿Qué van a pensar? ¿Que sos una lanzada, que no tenés amor propio? No sé, nada de eso tiene sentido. Además, no lo ves más y se acabó. Y así, en esta tónica, más desatada que nunca, le doy consejos a mis amigas solteras. Así fue con Diego, nada de vueltas. Y acá estamos. Eso, de alguna manera, supongo que legitima mis delirios.

Hace mucho que lo que piensen los demás no condiciona mi manera de actuar. Tal vez exageradamente. Es obvio que, como a todos, quiero me me quieran. No a nivel amoroso, claro. Pero, en definitiva, es lo mismo.

Ando demasiado buena. Eso no sé si está del todo bien. La vida es un boomerang, sí. Pero...no sé. Dudas.

Es domingo a la tarde. Diego se fue a buscar a Leandro y Lucila. Ya bañé hijos, les daré algo de comer y quiero que veamos una peli. Gente de nuevo. Mucha.

Así las cosas.
Namasté y a coger que se acaba el mundo.

en comunidad

Pasó la tarde, mate, charla, compu. Mucha gente. También jugamos a la Wii, buscamos un colchón y después vinieron Domi y Lalo y Diego improvisó unas pizzas que le quedaron alucinantes. Recuperé el eje. Me desconecté del raye y eso siempre está bien. Marido muy cariñoso.

Mi casa es Kosovo y un kibbutz a la vez. Le dije a Diego querelajemos, que no pasa nada, mañana vienen Jobis y la señora Luz.

No sé cómo sigue el día. La pareja primos se fue a pasear y ahora a Lu y Lean, que no son pareja sino que laburan con Diego, los voy a bajar a Chapultepec.

Son las 12.20pm y sigo en camisón. Mucha charla con Lean, no leí los diarios.

Milo está molesto.

Marido fue al club con los mayores. Hay mucho sol y el frío se fue.

Así las cosas.
Comunitarias.

sábado, 23 de enero de 2010

hostel

La situación es así: mis padres se fueron ayer a la mañana hacia NY y luego a Los Cabos y vuelven el 4 de febrero. Mi primo y su mujer llegaban a fin de mes pero a los pobres los asaltaron en el micro y recalaron en casa. A la noche llegó Lean y hoy al mediodía Lucila. En mi casa, habitualmente, vivimos seis personas. Hoy, que no está Jobis, somos nueve. Sí, confieso, un poco me estresé porque los cuartos no dan. Pero ya se me pasó. Por otro lado, me levanté cruzada. Pierdo el norte con facilidad, también. Diego hizo un super guiso de lentejas con costillitas y después, alfajores. Té. Ahora, todos damos vueltas por la casa. Tendré que ver qué invento para la cena.

De la soledad absoluta a la superpoblación.

Me copa. Pero me altera.

Recuperar el zen.

Así las cosas.
Ocupación full.

no entro en mí

y no hay sentimientos mucho peores que ese...

en fin.

malísimo.

viernes, visitas, sábado, sol

Pienso un montón de cosas sobre los efectos de la gente que entra y sale de tu vida pero no estoy para nada con ánimo de desarrollar. Hay mucho sol, no hace frío, mi casa está llena de gente y yo dormí poco.

Podríamos decir muchas cosas pero no vamos a decir nada.

Así las cosas.

viernes, 22 de enero de 2010

pasó así, sin más

El día se voló. Tengo que ir al super a comprar toallas y masa phyllo. Después, tengo que cocinar y buscar a Tita. Antes debería fijarme si tengo regalo para la amiguita, creo que queda algún memotest. Casi no tuve contacto humano. Al menos no con adultos. Milo duerme, Simón se fue a lo de Dante y Tita en el cumpleaños. Estar contenta me saca el hambre. El tabaco también. Fue un día productivo. Eso siempre está bien.

Poco twitter. Poco chat. Poca música. Casi no recibo mails en la dirección del blog. ¿Soy tan de hueva? No sé, un toque aburrido.

Así las cosas chicos.
Así las cosas.

powerful

Terminar el día y empezarlo garchando es muy sentador.

El sexo duro relaja los músculos, te deja hecha una seda. Estaba abrazando la almohada cuando escucho: ¿soy desechable? Marido quería cariño. Divino. Le hice unos mini mimos que no pude sostener por mucho tiempo. Quería dormir pero la cabeza seguía a mil. Claro que uno al final cae.

Me levanté con unas pilas locas. Bueno, primero no. Primero con Simón y a despedir a padres que partieron a NY. Mucha conversación para las 7am. Lo bueno: volver a la cama, que el otro te acepte helada y de hecho, que sea su deber moral abrazarte y contagiar temperatura. Garchar con hija haciendo consultas sobre su outfit se está volviendo un clásico. Mientras nos lavamos los dientes, le doy un beso y le digo: no me cagues. Se lo digo por deporte.

Después sí, entonces, mucha energía. Bajar, dudar de si música sí o no. Ganó el sí: Don Cornelio en vivo. Diego que no se la puede creer. Me acordé de cuando iba a dormir a lo de Fer, en épocas del colegio, y que lo primero que hacía cuando se levantaba era prender la radio. Rock & Pop a las 6.30am en Boedo. Le digo que necesitamos música nueva y me nombra grupos como Managment. Estoy ultra out. También me dice que se armó playlists, adivino el nombre: soy moderno. Obvio, ya te conozco chiquito. También tiene soy nacional y cosas semejantes.

En fin. Mucho por hacer pero primero deporte. Si no voy, sé que el arrepentimiento durará todo el día. A la noche llega Lean. Tita tiene un cumple al que no tengo que ir (yeah!) y no sé si le invitaré amigo a Coco. Creo que no.

Así las cosas, chicos.
Ultra pilas y alegres.
Nos gusta.

jueves, 21 de enero de 2010

como si el tiempo no pasara

Amigo se junta con mi hermana y me dice que hablamos igual. Hace más de doce años que no vivimos juntas y más de cinco que ni siquiera compartimos país. Misterioso.

Estoy cansada. Mis amigas nuevas me llenan de entusiasmo.

A veces me siento demasiado buena. Rozo la estupidez.

Mi marido sigue sin darme pelota.

Hay demasiadas horas de diferencia con Australia.

¿Soy la misma cuando mis hijos están en zona que cuando no?

Si no sos ni brillante, ni hermosa ni particularmente carismática, ¿qué sos?

¿Normal?

Quiero que me vaya bien. Ya lo dijimos: la magia no existe. Sólo la voluntad.

Me acordé de que me quería hacer otro tatuaje. El mío cumplió 13 años. Guau.

Qué divertido hubiera sido todo si en mis épocas de soltería hubiera habido tantas plataformas 2.0. Una pena.

Bueno, eso. Pienso pavadas todo el día. Pienso en formato internético. No pude escribir nada. Extrañé a mi coach, anda lost.

Mis padres se van mañana.

Tengo que preparar dos cuartos de huéspedes. También comprar toallas.

Comí demasiado chocolate.

En fin.
Así las cosas.
Fragmentarias.

detox

Mis padres se sorprenden de mi adicción a la compu (o a la red). Yo estoy agotada también. Creo que voy a ir a tirarme a no hacer absolutamente nada (¿o miro tenis?).

Urgen vacaciones.

dos minutos al sol y un poco de música

Te hacen la diferencia. Otro mate cocido y ahora sí a laburar. Saldría al parque para que me dieran los rayos directo, el cielo está celeste alucinante pero están regando. Una pena.

Dejamos la mala vibra y nos ponemos contentas.

Así las cosas.

movimientos telúricos del yo

Quiero emborrachar mi corazón
para apagar un loco amor
que más que amor es un sufrir...
Y aquí vengo para eso,
a borrar antiguos besos
en los besos de otras bocas...
Si su amor fue "flor de un día"
¿porqué causa es siempre mía
esa cruel preocupación?
Quiero por los dos mi copa alzar
para olvidar mi obstinación
y más la vuelvo a recordar.

Nostalgias
de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración.
Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...
¡Hermano!
Yo no quiero rebajarme,
ni pedirle, ni llorarle,
ni decirle que no puedo más vivir...
Desde mi triste soledad veré caer
las rosas muertas de mi juventud.

Gime, bandoneón, tu tango gris,
quizá a ti te hiera igual
algún amor sentimental...
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas...
Si las copas traen consuelo
aquí estoy con mi desvelo
para ahogarlos de una vez...
Quiero emborrachar mi corazón
para después poder brindar
"por los fracasos del amor"...



Escuché este tango subida a la elíptica y me entristeció. Ando con nostalgia de nada en particular.

Tal vez es porque la vida matrimonial se complica. Diego a un millón de años luz de distancia. Eso no necesariamente me pone triste pero me aburre. O sí. Si es tan fácil estar bien. Entiendo que visita de padres siempre complican las cosas, es un clásico. me gusta cuando todo fluye.

Ayer a la noche nos quedamos sin luz en la parte de arriba, sigue así, el electricista me dijo que me llamaba. Al rato llamaré yo para ejercer presión, detesto lidiar con gremios, detesto las cosas del hogar con toda mi alma. Ahora pondré música. Tomo un mate cocido con un chorrito de leche, me hace acordar a cuando estudiaba. No es un tazón gigante sino una discreta taza que me preparó mi madre. Es raro vivir lejos de la familia, tan raro. Hay pastel de zanahoria que trajo Xime, delicioso. ¿Me rescato? Bastante digna estoy para tres embarazos y tantos kilos aumentados, eso está bueno.
Mientras le daba duro a la elíptica pensé en la gente que te hace bien y la gente que te hace mal. Yo, a pesar de tener bastante masticadas muchas cosas, a veces me pongo de pechito. Hay gente a la que hay que tener lejos porque genera cosas en la propia percepción del yo que no sirven para nada. Además, no todo el mundo (me) entiende. Y yo eso lo entiendo. Me aburre la gente que no relaja, por sobre todas las cosas. Nada me agota más que la impostación.

Hay sol. Es el cumple de Ile. Tengo trabajo. Es el último día de padres antes de que se vayan a NY y a Los Cabos.

Recuperar el eje. La pesadez que marido la deje en la oficina y venga fresco (ya sé que es un imposibe pero...).

Queremos un buen día. No es tanto pedir.
A ponerle garra.
Así las cosas.

miércoles, 20 de enero de 2010

burn out

Cansada, pasada. Hago muchas cosas a la vez. O no, no sé. No es eso. No me quejo, me gusta la hiperactividad pero me duelen los ojos, me duele la espalda (bañé al bebé y después Tita quiso meterse en esa misma bañadera y yo era su doncella tirándole, doblada en dos, agua con un tarrito), madre hizo una lasaña que está en el horno, viene Xime a cenar. Pasé un rato por baby shower, Milo se puso molesto así que me volví, me tiré al piso a jugarle un rato, hablé con profesional por cuestiones de trabajo mientras los chicos volvían gritando de excursión al cine con madre, también, mientras, firmaba la tarea de Simón. Ahora me toca teta a Milo, darles de comer, acostarlos.
En fin.
Nada, también chatié dos minutos con Fer que me tira buenas noticias.
Me río con coach vía chat.
También deseo que el laburo se vuelva mejor redituado. Ya soy demasiado grande.
Y así la vida.

batallón

Gym y sauna con madre, estuvo bueno mostrale las delicias de mi vida cotidiana. Después buscamos a padre y fuimos al super. Como hay superpoblación de acá a febrero, tengo que pensar la compra un poco más que de costumbre. Somos seis fijos, dos veces por semana viene alguien más ayudar y somos dos más de visita por unas cuantas semanas. Hay que cocinar. Yo semi tapada de laburo, todavía no arranqué el día, no debería estar escribiendo. Pero todo bien. Hay sol, no hace frío, el cielo está límpido. Trabajo en el comedor porque atrás tengo verde. El estudio demasiado hundido. Estoy contenta porque viene Lean, finalmente. Somos amigos hace tanto tiempo que mejor ni calcular. Alegría. Estoy con un espíritu optimisma y sentador, me cabe.

Bueno, el deber me llama.
Así las cosas.
Entusiasmadas!

canto

Mi marido a la noche no me da pelota. No me cuenta que se compró un ipod 160 gygas, locura total. Me dice que es porque quiere eliminar las canciones de su compu y en lugar de pasarlas a un rígido, pegó ipod. Yo leía como una posesa y lo esperaba para garchar pero el pibe, nada. Después prendió la tele y se puso a leer él con su lucecita portátil (se la saca a Tita de noche y se la devuelve al amanecer). El rechazo no es lo mío. Se reivindicó a la mañana pero ya nada era lo mismo.
También escribí como una sacada, en bruto, contenta de poder mandarle algo más digno a mi coach. Dormí mal. Al bebé le crecen los dientes y se despierta. Me estresa que despierte a los chicos. Ganas de seguir con lo que estoy haciendo pero ahora gym sí o sí (con padres) y después super. Una hueva. La vida cotidiana me torra MAL.

Y no mucho más. La cabeza me estalla pero para bien.

Mucha energía.

En fin.
Así las cosas.
Pilas.

martes, 19 de enero de 2010

namasté

Diego empezó a usar un collar que compré en Tepoztlán con aspecto muy yogui. Cada vez que lo veo en cueros con el collar puesto, me río. Y los dos decimos: Namasté.

Me estoy despachando con unos apelativos que tenía guardados en algún lugar de mi mente. Cuando me dejo ser, no doy. Cosas del tipo: nenita, pichicha y semejantes. Formas que usábamos con mi hermana allá por los 90s. Cosas que les decía a mis muy amigas y amigos y ahora tiro descontroladamente.

Falta de Melita.

¿Qué le vamos a hacer?

Brindamos porque la angustia se desvaneció. Nos gusta.

Mucho chocolate y dulce de leche. Decimos: desubication. Leímos mucho mucho sin parar. Nos duelen los ojos.
Mañana será otro día.

Así las cosas.
Dinámicas.

recreo

Tengo que seguir, el tiempo es poco y las páginas, demasiadas. Igual, voy bien. Como siempre, leo muy rápido.

La angustia se me pasó con un llamado telefónico de Diego. Magia. Se deshizo y no lo pude creer. Me gusta esta nueva etapa en la que soy casi zen. Me sienta. Ver la vida con una pátina de optimismo, me cae super.

Mis padres fueron al super a comprar unas vituallas. Mañana, de todas maneras, voy a tener que volver. Y sí o sí voy al gym, me lo saltié y me hizo pésimo. El deporte es todo. Después, fui con padre solo a buscar a los chicos. Me dice que mi coche tiene buen andar. Bueh. Está cayéndose a cachos y no lo lavo hace dos meses, da vergüenza. Nos reímos del Dakar y lo re bautizamos Sudacar, cosa que es muy pertinente. Roberta hizo un escándalo imposible mientras buscábamos a Coco. Me saca lo peor de mí, la irracionalidad me supera. No entiendo. No son mis genes.

Eso. Comimos. El bebé está molesto. Hay sol y ahora están todos en el parque. Bien el abuelazgo, nos copa.

Y no mucho más. Marido me chatea vía skype, me habla cada diez minutos y me dice cosas que no termino de entender. El chat entrecortado me brota.

Tengo muchos pendientes. Muchos flancos abiertos. Eso también está bueno, tiene que salir alguno.

Así las cosas.
Recuperándome de una mañana demasiado gris.

y todo vuelve a la normalidad

Se terminó el excursus, la diversión, la pavada. La vida retoma su curso habitual y está bueno y no está bueno a la vez, claro. Dormí bien, profundo y de corrido por primera vez en largos meses. Estaba tan cansada. Milo en el cuarto con sus hermanos y mis padres en el cuarto que volvió a ser de huéspedes. No recordar los sueños, no levantarse, no pensar. Dormir. Excelente. Lo malo: volvió la angustia de siempre, un nudito agazapado en el esternón que no deja de palpitar. Me deprime y me saca pilas pero también me es tan familiar que lo vivo como un reencuentro. También fueron largos meses de no padecerlo. Qué gancho. Queremos un gran 2010.

En fin. Todo como era entonces. La cabeza reseteada de un plan pero volviendo a la neurosis habitual, te juro que pensé que me había curado, al menos un poco.

El exterior puede ser hostil. Muy hostil. Estoy preocupada.

Pero es mejor no pensar.

Ahora gym o laburo, ya decidiré. Seguramente la elíptica y el sauna sean reparadores.
Así las cosas.
Ahora, como siempre.

lunes, 18 de enero de 2010

,,,

Inversamente proporcional a mis pilas y mis ganas, la coyuntura se impone complicada. Otra vez la mala estrella se cierne sobre nuestras cabezas y presiona. Le pondremos garra, apoyaremos. No hay mucho más para hacer, digamos. Una merda este enero.

Por el otro lado, llegaron mis padres y entiendo por qué soy semejante aparato, era tan obvio. Mi padre. ¿Serán así mis hijos también? Seguramente.

Pensaremos en positivo. Y trabajaremos mucho estos días, reclusión de lectura. Un poco de hueva, sí. Pero es lo que hay. El deber me llama.

Así las cosas.
Trabadas.

llamen a Moe


que Milo está en cualquiera.

tarde productiva

Copado laburar con Domi al lado, me cambia todo. Y Flor en el skype. Estoy entusiasmada, contenta. Igual, no me da mucho la cabeza, imaginate que escribo, edito un texto mientras le hago el dictado de español a mi hijo mayor, llamo para pedirle una cebolla a una vecina, le pido un favor a mi marido respecto de otro trabajo, me pregunto cómo voy a hacer para leer dos manuscritos en nueve días, con mis padres en zona, cómo voy a arreglarme con los otros dos invitados que llegan el viernes, después con mi primo y su mujer. Además, encontrar el tono. No, no, definitivamente no sé. También tengo que engordar a mi bebé que está muy saludable pero flacucho (lo adelgacé en Bs As, soy una madre desastre). También reuniones y un evento de arte para la semana que viene. Estamos muy a favor de las pilas pero no sabemos cómo conjugar insomnio, deporte y familia con todo el resto. Ya veremos. Por ahora, entusiasmo.

En fin. Voy a buscar la cebolla y el edredón y a ponerme a cocinar el pastel de papa para que mis padres tengan algo para cenar esta noche, recién llegados.

Así las cosas.

en el espejo

Me sobran dos kilos y mucho no me importa, ya los bajaré. Soy extremadamente chata, no tengo tetas. Tampoco me importa demasiado. Es más elegante. Podrían estar mejor, claro, pero qué se puede pedir tres hijos después.

Las endorfinas del deporte no tienen parangón.

Hay sol y bajó el frío.

Nos vamos al pediatra a ver cómo desteto a este bebito.

Así las cosas, chicos.
Más contentas.

me estalla la cabeza

Hace dos meses aproximadamente que me cuesta dormir. Duermo pero mal y poco y no por el bebé. No paro de pensar. No podría definir en qué. Pavadas. Antes, cuando trabajaba, me pasaba horas, manejando, buscando la manera de maximizar gastos, recordando pagos y cobros, buscando cosas nuevas. Horas de horas. Ahora, no sé en qué invierto esos pensamientos exactamente pero no es en nada productivo.

Me acosté con el comienzo del partido de Del Potro, no quise mirarlo para no distraerme. A las dos de la mañana me levanté porque Milo lloraba y estaban jugando el último set, en sueños me di cuenta de que ya tenía el partido ganado. Me gusta que empiece el circuito, es una forma de oficializar el comienzo del año. Veremos si logramos engancharnos con los horarios australianos.

Me levanté temprano, primero a las 6am a darle la teta al bebé, a las 6.45 a despachar a Coco y ahora ya toca empezar el día. Tenía que hacer un chat pero mi interlocutora no está conectada. Me cambiaré, iré al club, haré sauna y después llevaré a Camilo al pediatra. Cuando Diego se despertó, le dije que necesito ir al mar. El agua salada todo lo limpia, lo despeja. Desde agosto del 2008 que no me meto ni en el Atlántico ni en el Pacífico. Urge.

Cuando era chica y estaba angustiada o triste porque alguien me había roto el corazón, me sentaba al piano y hacía escalas. También tocaba algún ejercicio del libro de Czerny. Ahora me angustio menos y ya nadie, afortunadamente, me rompe el corazón. Ya no me siento nunca al piano pero de todas maneras, debería afinarlo. También debería tocar, puede que siga siendo terapéutico.

Me gustan los anillos en las manos masculinas. Cuando Diego se pone uno que me gusta particularmente, pienso que es muy sexy.

Me gustan las historias de amor.

Sigo queriendo estudiar matemática pero no sé por dónde encarar. En esta ciudad estoy tan perdida. Inverosímil.

Me acosté diciéndole a Diego que me gusta que seamos así, que todo nos chupe un poco un huevo. Seriamente. Me molesta cuando la gente no se da cuenta de que yo soy así, nada me importa mucho.

¿Debería tomar pastas? Necesito dormir más y mejor. También necesitaría cortarle la teta a Milo, parezco una primeriza inexperta, este bebé, como muchas otras cosas últimamente, me agarró en curva.

Estoy cansada e inconexa. Tengo un día largo por delante y un resto mínimo de energía.

¿Qué hubiera sido de mí si Diego no se enamoraba?

Uf. No quiero ni pensar.

Así las cosas.
Agotadas pero con sol.

domingo, 17 de enero de 2010

mirá cómo te lo digo

y, como dijo un amigo, la vida sigue

Recuperar el centro. Salió el sol y sin embargo la incomodidad no se desarmar. Dejar el tabaco, el alcohol y el porro sería una buena medida. ¿Quién nos mira? No debería importar, parte del secreto de la felicidad es mantenerse al margen de la mirada externa. Ajena. Pienso: debería acrecentar levemente el cinismo, la candidez no iría conmigo y sin embargo...Extraño Buenos Aires, hoy. No sé si es el frío, el fin de semana encerrada, whatever. Comimos empanada gallega, ensalada. No estoy contenta y me odio por eso. ¿Repuntará la semana? ¿Con qué musicalizamos? Llegan padres, después más visitas. Cat Power. Uh, da melanco. Me gustaba más antes. No ponerse en duda, nunca. No caer. No desistir. Proyectar. No cejamos. Tomamos té. Y jugamos en equipo. Dejemos lo que no sirve de lado, olvidado. Volvamos a empezar. El 2010 es redondo y siempre nos gustaron los años redondos. Recordamos el 2004 con cariño. Años pares. Trabajar. Hacer deporte. Eso nos salva. Y criar hijos. La vida social, los amigos nuevos. Sos una mujer de 32 años, los avatares tienen que ser otros.
Es domingo, chicos. Un domingo cualquier de un enero de invierno. Nos gustan los eneros de verano, tanto más.
En fin.
Reempecemos y seamos felices.
No hay otra opción.
Así las cosas.

después de un día patetic

Me levanto y hay sol. Estar hasta las 4.30pm sola con hijos no me pegó bien. Pelotudié en la compu y leí pero para un sábado no está bueno, son actividades de la semana. También asé unos tomates y dejé una empanada gallega lista para armar. Pasé a buscar a Coco por lo de Dante, subí a los otros dos al coche con algunos adminículos y mis botas y cartera nuevas (todo muy groncho) y bajé a la Condesa, el buen humor y eso de ser esposa copada y que no me importe que se vaya a jugar al golf y después a comer a Primos, se me había terminado hacía rato. No soy consistente, lo sabemos. Así que lo recibí con la peor cara de orto y me duró un rato. Fuimos al evento de compromiso de chicos que laburan con él, comí quesadillas y carne porque no había ingerido más que pan con queso y después, muy desubicadamente, me tomé un enorme vaso de vino (en vaso de plástico, no da) y como si esto fuera poco, al rato descubrí que el porro hidropónico de no sé qué garompa te puede pegar como el orto y eso a las 7pm, en la Roma y con tus tres hijos no está nada bueno. En fin, volvimos mientras el mundo era, para mí, un lugar extremadamente hostil y me arrastré a la cama. Diego se quedó con los chicos, yo bajé cuando se despertó Milo, lo cambié, después de un entredicho marital, le di la teta y nos dormimos ambos. Encima, dormí mal y salteado. Insomnio once again. Son las 8.51 am. La paz marital se recobró levemente, marido no me abrazó en toda la noche y eso la convirtió en una noche triste además de insomne. Ahora prepara un desayuno inglés, grasoso y exagerado del cual prefiero no participar y que detesto no sólo por las calorías sino porque también tengo que lavar todo después.

En fin.
El cielo está celeste pero yo perdí esa esperanza que había nacido con el comienzo de año. Triste.
Así las cosas.
Derrumbadas

sábado, 16 de enero de 2010

uff

La noche fue un poco pesada, antes y después de acostarme. Diego llegó muy mal. Me levanté pensando que soy demasiado petit para tanto sostén. Debería ser más alta y más pesada, por ejemplo. Comimos algo al paso (no ando particularmente apetente aunque actue como un pacman) y vimos una peli. A las diez me metí en la cama. A las tres vino Simón, había tenido un mal sueño. Se quedó en nuestra mini cama hasta que lo exilié. Bah, tuve que llevarlo hasta la suya y arroparlo. También durmió Ilán en casa, su exceso de vida social a veces me supera. Después, el bebé se despertó llorando otras mil veces, yo me desangré toda la noche de una manera sobrenatural, no entiendo cómo un cuerpo puede perder tanto material y seguir como si nada. Un desastre. Y sigue así. Me siento pésimo. El tema es que no pude volver a dormirme. Insomnio. Otra vez. No quiero más. Necesito alguien que venga a resetearme, necesito sacar mucha info de mi memoria RAM. Necesito estar fresca de nuevo.

Diego se levantó antes de las siete y se fue a jugar al golf. Yo recién ahí pude volver a dormirme. Una hora, sonó le teléfono. Después, otra hora más, salí de la cama, volví. A las diez fue la definitiva y me bañé. Creo que voy a ir a pasear un rato sola, a ventirlarme al Antara. Necesito otro sueter. Y una cartera.

No sé cómo seguirá el día, supongo que comeremos algo acá con los chicos porque Diego llegará tarde. No me importa nada, estoy muy cansada.

Igual, soy otra. En lugar de contagiarme la angustia, la lucho.
Así las cosas.
Un poco pesadas.

viernes, 15 de enero de 2010

tarde de nada

Estoy ahuevadísima. Cero motivación. Comimos milanesas y espinaca a la crema. Al rato hornearé algo, como adelanté en el post anterior. Pienso que de a poco me desacostumbro a hablar, en la vida real. Poco contacto humano. Llueve y sale el sol, alternada o conjuntamente. Tengo sueño. Ganas de tirarme a leer en la cama, siesta potencial. A la tarde, merienda. Pensé en pasar por Zara para buscar algún abrigo pero gana la fiaca. Simón y amigo juegan a la Wii. Suelo mantener a mis hijos lejos de la tele y las seducciones electrónica pero es viernes. Todos hacemos un poco lo que tenemos ganas. Soy experta en perder el tiempo, de las peores maneras. Y no mucho más. Hablo poco con marido. Son épocas. Me llama de tanto en tanto y yo no lo llamo, no tengo qué decirle. Suelo contactarlo si está medio caído o si tengo algún motivo de queja. No aplican ninguna de las dos opciones. A veces siento que se me escurre la vida pero de todas maneras, no queremos caer en moods bajón.
Así las cosas.
Invierno en el df, one more time.

(las madres de la escuela de Tita se sorprenden porque me pega mal el frío, dicen que yo debería estar acostumbrada. Alego vivir hace cinco años acá, ponen cara de tenés razón).

retiro lo dicho

El ciclo hormonal no está nada bueno. Me duele todo, estoy incómoda, como sin control. No puedo creer que esto será así, una semana, todos los meses. Cualquiera. Extraño las pastillas.

Estoy agotada. Sólo aguanté 40 minutos en la máquina.

Me quedé dormida con el libro sin abrir y los anteojos puestos antes de las 10pm. Diego tuvo una conference de una hora, con la cena enfriándose en la sartén mientras yo me moría de frío. Hablé un rato por teléfono mientras él jugaba a la wii y después me fui a esperarlo a la cama. Claro que cuando llegó, yo estaba frita.
Me levanté mil veces y él otras mil porque Milo lloraba. Pobre, algo le duele. Diego piensa que es capricho. Estoy destruida. Me duele mucho la cintura. Hay silencio en la casa. No tengo fuerzas ni para poner música. Tengo trabajo pendiente. El lunes llegan mis padres, a la tarde. Se quedan hasta el veintidós, después se van a NY y a Los Cabos. Ese mismo día vienen otras dos personas a mi casa. Uno es un íntimo amigo del colegio. Ambos trabajan con Diego. Cuando se vayan vendrán mi primo y su mujer y después, otra vez mis padres. Será el cumple de Tita. Hace mucho que no tenemos tantas visitas. Tengo que mudar a Milo al cuarto de sus hermanos, juntar ropa de cama, comprar comida.
Hoy viene un amigo de Coco, a la tarde. Cocinaré algo dulce para la hora del té.

Y no mucho más. El cansancio todo lo invade.
Así las cosas.
Una semana larga que se va.

jueves, 14 de enero de 2010

Milo



Tell me what´s on your mind.

sobre la elíptica

Escuchar música (por lo general repetida, día tras día, porque al shuffle del ipod no le gusta mucho variar y yo, además, paso los temas que no me inspiran) me da la chance de pensar mientras le doy duro a la elíptica (hoy hice una hora completa en modo random, es decir, va variando el esfuerzo). Mientras transpiraba mi muy poco sentadora ropa de gym (últimamente duermo con la remera que tuve puesta todo el día para no tener frío al sacármela y un par de veces, también, fue la que usé para hacer ejercicio, así sin corpiño. impresentable) pensé si de verdad nos volveremos algún día. Es tan fácil quedarse. Y tan difícil armar todo desde cero. Me resulta increíble haber tenido una vida en Bs as, una casa, una rutina, un auto, trabajos. Todo, además, desde que nos fuimos, pareciera haberse vuelto más difícil. Y acá, me costó tanto en su momento que dejarlo y empezar de nuevo me da una fiaca atroz. Me resulta lejano e imposible. Pero sé que quiero volver. Y los motivos no son necesariamente los que parecen.

Tiemblo de frío.

Ya tomé café con leche con granola.

Escribo.

Tengo un manuscrito empezado hace años al lado mío.

Hay sol.

Hoy me toca ronda.

Quisiera que existiera la magia.

Pero no, sólo existe la voluntad.

Así las cosas, chicos.
Tranquilas.

jueves, 14 de enero. mañana

Me voy al club. Salió un poco el sol, estoy frente a la compu sin anteojos, no veo nada. Hoy prometo trabajar.
Ayer hice una carne a la cacerola que salió rica. Le hice a Diego abrir un vino pero sólo pude tomar media copa, muy fuerte. Después me zarpé con el chocolate amargo. Jugué un partido de tenis en la wii, hablé por tel un ratito, leí un par de páginas y me dormí, mal. El bebé se despertó 500 veces llorando. No sabemos qué le pasaba. Muchas lo enchufé a la teta (sé que no debo). Tengo muchas ganas de deporte. Y de sauna. El buen humor continua bastante parejo. No parezco yo, lo sé. Estoy esperando la estocada. Extraño un poco el diván, sé que es raro justo en este momento pero ganas de análisis. Pilas.
En fin, chicos. Veo mal, estoy sentada como el orto y todavía no me cambié.
Así las cosas.
Esperanzadas.

miércoles, 13 de enero de 2010

cara de invierno


y de 32 años.

el día está horrible

Pero pasan cosas graves en el mundo como que se mueren 100,000 personas en un terremoto en Haíti. La naturaleza es muy cruel. Hace poco soñé que había uno acá y que vivíamos en un edificio que, con el sismo, rotaba como un cubo mágico.
Tengo que trabajar. No es el frío, es la luz. Grisácea. No ayuda. Marido me llama bajoneado. Ahora él se pone pachucho más que yo. Sé que trabajar puede ser horrible. Lo sé. Le mando mail:
jb to diego

show details 3:27 PM (4 minutes ago)

no te deprimas pipu, el clima es un gancho, lo sé. buscá cosas que te guste hacer, no sé, algo que te distraiga.
te tiro una buena: compré lentejas.
qué querés comer a la noche así te preparo? decime así te mimo un poco.
te amo, el invierno siempre se termina. es un gran consuelo.

Me contesta:
Si no problem, con un rayito ya estoy
Como lo que se te ocurra
Beso
d

Yo contesto:
este mail tiene menos onda que una ameba...le puse garra y me tirás esto. no te merecés mi amor.

Y por último, recibo estas líneas:
Que pavota!
Te amo

(en simultáneo a la creación de esta entrada)

Así puede ser el matrimonio. Un desencuentro emocional tras otro. También puede ser buen sexo y bastantes risas. Puede ser un abrazo caliente a la mañana o un beso al pasar. Puede ser malhumor de uno, depresión del otro, agobio, angustia, tristeza. O alegría, efusividad, cansancio. Puede ser todo lo que pasa.

Igual, no sé a qué venía esto.

Pienso cosas del tipo: en Bs As todo el mundo se conoce. Al menos, todos mis conocidos ahora se conocen entre sí. raro

Escucho Standars de Keith Jarret y pretendo trabajar. Mucho tiempo paveando, marido tiene razón.

Así las cosas.
El clima no ayuda.

verdad

Hacerme la paja me saca la angustia.

la realidad

Pensé que nunca más me iba a gustar coger, así, de verdad. De tener ganas.

Pero como el resto, todo volvió a la normalidad, junto con el abandono de las pastillas.

Casi nueve años de no ser yo. Y por un detalle.

martes, 12 de enero de 2010

la mística de mi vida

Mi vida, en otro momento, lejano, incierto, borroso, tuvo otra consistencia, otra densidad, otro color. No necesariamente más brillante, todo lo contrario diría yo. Y esa otra vida a veces está relacionada con la soltería, la facultad, el taller literario, la noche. Pero otras simplemente es Buenos Aires. La simpleza de transitar las calles de una ciudad gris como esa, de conocer los nombres, de sentir los olores, de vivirla como la viví durante años, no tiene nada que ver con mi vida hoy. Si me dejaran espiar mi vida y no fuera yo, creería que esta mujer en los treinta está en un retiro. Un retiro lleno de cosas buenas y algunas no tan buenas, pero retiro al fin. Para mí los retiros tienen necesariamente que terminar.
Estos días, a cuento de cualquier otra cosa, me estuve acordando del 141. Fue el colectivo que me tomé durante muchos años para ir a Puán. Desde el 97, primero tenía que montarme al 110 y recién en Scalabrini Ortiz y Santa Fe, me tomaba el 141 vacío. No había colectivos directos desde mi hogar, Las Heras y Laprida. Esa rutina duró unos años, después consideré que era mejor tomarme cualquiera que fuera derecho por Pueyerredón y en Rivadavia tomar otro (solía elegir el 132). A la vuelta, siempre de noche, me tomaba el 141 y en Las Heras el que viniera primero. Excepto cuando después de clase salía (lo que era bastante seguido). Muchas veces era el 132 que me llevaba a La cigale. A veces mi madre me prestaba su auto. Cuando me mudé con Diego, volví al 141. Como vivíamos en Gutierrez y Lafinur primero y en Seguí y República Arabe Siria después, sólo me separaban unas cuadras de Las Heras (bastante largas por cierto). Y el auto, razonablemente, no lo tenía nunca. Viajaba con la panza, oronda y orgulloza, en mis veintitrés. Siempre me gustó viajar en colectivo. De hecho, durante más de un año trabajé en Los Inrocks que todavía estaba en Congreso. Muchas veces para llegar a la facu me tomaba el subte A y después un taxi desde Primeta Junta que me costaba exactamente dos pesos. Pero muchas veces, aunque me llevaba mucho más tiempo, prefería un bondi (no recuerdo el número) que atravesaba una buena parte de la ciudad. El viaje bajo tierra nunca fue lo mío. De hecho, a mitad del 94 nos mudamos de Gallo y Charcas a Las Heras y el subte dejó de ser una opción para ir al colegio. Yo me alegré. Reemplacé a la línea D por el 10. También era bastante largo pero me lo tomaba en la puerta de mi casa (dos metros). Siempre había poca gente así que iba sentada. Sin esa manada de conocidos-extraños que a mi adolescencia le perturbaba por demás. Tampoco estaban los del Ilse que se bajaban en Tribunales ni los oficinistas que llegaban muchas veces hasta Catedral. No tenía que atravesar cuadras y cuadras por túneles hediondos que siempre me dieron un poco de claustrofobia y fobia a secas. Los mejores años de mi vida empezaron en Las Heras, dejando al subte atrás. En el 2004, antes de venirme, trabajaba en un instituto dando clases de español para extranjeros, también en Congreso, pero del otro lado, antes de Rivadavia. Es otra cosa, claro. Me tomaba el 38 o algún otro. Fueron las últimas rutinas colectiveras que tuve. Ya van cinco años de abstinencia.

Este viaje a Bs As no me tomé ningún colectivo. La logística no me lo permitió. Un día quise montarme al 110 con toda la cría para ir a lo de mi abuela pero me di cuenta de que no era una buena idea. Ni siquiera era factible. Me dio un resto de pena.

Cuando caminás por la ciudad, tus pensamientos vagan por lugares que no son necesariamente tu vida. Ves gente, olés, sentís la calle. El coche hace que los pensamientos se centren en vos. Y en lo inmediato. Odio la vida en coche. Amo caminar, además.

La densidad perdida en algún momento será recuperada. El contacto con un mundo que ahora se me hace lejano. Voy a volver, lo sé mejor que nunca.

No sé por qué me acordé de todo esto. O sí. Pero no importa. Ahí estoy, en algún lado, no me terminé de perder. No me terminé de aburguesar. No terminé de perder el norte. Eso es lo que espero y deseo. Y para otro día dejo las impresiones de la calle Florida cuando teníamos hora libre. O los aledaños a Bolívar y Moreno, en los que pasé seis intensos años de adolescente.

Buenos Aires se me empieza a escapar, pero no tanto.

Así las cosas.
Porteñas.

madre nerd

Y fui a la reunión con las maestras y la directora en el colegio de Coco. Diego también quiso ir pero llegó 5 minutos tarde y ya había terminado. No quisieron esperar. Sólo me dijeron cosas buenas: que es muy inteligente, que lo quiere todo el mundo, que le va muy bien, que lo conoce toda la escuela, que es bueno con los compañeros, que ayuda. Que tiene algunos problemas chiquitos de gramática en inglés y que debería mejorar un poco la letra (eso cuando las insté a que me dijeran algo malo, para qué me hicieron ir si no). Les hablé de su poca tolerancia a la frustración, de que llora cuando lo corregimos y se sorprendieron y respondieron: ah, no, nos estás hablando de otro niño.

Mirá vos.

Es sólo en casa, entonces. Bien, eso me lo banco. Hacenos los escándalos a nosotros. Igual, ¿será sobreadaptado? No lo creo. Encima, les llevó un alfajor a cada una. Buchón como pocos. Yo era un poco así pero no me salía tan bien. No me querían todos.

Me fui orgullosa, claro.

Y pensé: algo estaremos haciendo bien. Yo soy muy crítica en cuanto a mi rol de madre. Soy dedidcada a mi modo. Estoy. Pero también soy nerviosa, les grito, no les tengo mucha paciencia. Ahora a ver cómo nos va con Tita. Milo es una suerte de bebé sol, esperamos que le dure.

Por lo demás, me indispuse. Después de ocho años, mi cuerpo recupera su ritmo habitual, sin hormonas exógenas. Es raro. Me duele mucho la cintura pero bueno, es lo que es.
Metí unos cuadrados de almendras en el horno y al rato iremos a visitar a Ile.

Ahora, trabajo.
Así las cosas.
Bien.

y la vida sigue, como era entonces

Acabo de llegar del club. Bailé, agitadamente, en la elíptica. Descubrí a una señora mirándome y tuve ganas de decirle que sonaba Roxette en mi ipod. Me quedo un poco mucho en el sauna, creo que estoy tardando lo mismo en hacer ejercicio que en el asunto baño, y creo que no está bien. No tengo mucho tiempo para trabajar, en un rato me toca reunión con las maestras de Simi, lo tengo al lado, bah, en la otra punta de la mesa del comedor- que es grade- ojeando un libro. Hoy no puse música. A veces me gusta el silencio. Asoma un leve rayo de sol, el frío amainó un poco.
Arriba de la elíptica pensé en qué poco importa la belleza después de cierta edad. Después me miré de cerca, la cara, en el espejo. Empieza a haber marcas del tiempo en la piel. A nadie le gusta que aparezcan, pero, de todas maneras, me cuesta entender a la gente que se inyecta cosas. Me puse crema, como todos los días. La celulitis me molesta más. Mucho más. Me parece un bajón. Pienso que debería hacerme algún tratamiento pero no encuentro el espacio mental. Antes tengo que hacer cosas más importantes que estoy aplazando.
También pensé en la paz marital. Pasamos un buen momento. Es un aprendizaje muy grande llevarse bien.
Lo último que pensé es que nunca fui muy normal. No puedo explicarlo del todo, es algo que tiene que ver con la percepción del mundo y mi forma de actuar. Tal vez puede resumirse en: demasiada sinceridad. No es algo que me engorgullezca ni sobre lo que tenga una opinión formada. Es. Concluí que soy de esas personas que no le puede causar nervios a nadie, nadie que lea este blog, al menos.
Nada que tenga importancia.
Me pongo a trabajar.
Así las cosas.
Invierno en el DF.

lunes, 11 de enero de 2010

¿por qué el clima es un tema?

Acá, simple y sencillamente, porque no estamos acostumbrados a las bajas temperaturas. Bah, nos olvidamos de que hay un par de semanas al año en las que tenés frío y tenés tanto frío porque las casas, como son tan pocos días, no están preparadas. Y te congelás. Mi casa es un freezer. Ahora tengo puesta la campera/frazada que me regaló Fer hace mil años. El sábado intentamos prender la chimenea. No, la prendimos pero tira mal y casi nos ahogamos. El mismo fracaso de siempre. Es por eso que no la prendemos nunca, pero quisimos olvidar.
Además, el día está gris. No es sólo el frío, es el mood. Este año quiero trabajar más y en cosas que también me gusten más. Quiero trabajar para no ir a buscar a los chicos a la escuela. Sí, suena mal. Pero es cierto. Es una de las actividades que más me malhumora del día. Más que despertarme a las 6.40am. Quiero generar más ingreso y dejar de hacerlo. Por ejemplo.
Digamos que en macro, estoy entusiasmada. En el ahora, bueno, me agarró un leve bajón pero creo que el choferazgo tiene mucho que ver.
Así las cosas.
Reflexivas.

empezó el año oficialmente

Pero qué hueva. El sábado a la noche comimos rico (marido hizo una sopa de elote y rajas con menta, un salteado de hongos con jamón serrano, brie, aceitunas, pechuguitas de pato fileteadas y una tortilla de papas, todo para picar en la mesa baja). Tomamos vino, fumamos un porro que tenía en una cajita de curitas de kitty desde el 2007, Domitila se encargó de rescatarlo y después, los demás, se bajaron más de la mitad de un botellón de tequila de 1.5 litros. Escuchamos música y nos reímos. Excelente noche. Nos acostamos después de las 3 am y yo a las 7 ya estaba ocupándome de Milo. Después de las niñas y así. Diego amaneció, borracho, a las 10.30. Lo odié. Lo maltraté toda la mañana (sé que está mal pero no lo puedo evitar) y después me puse a pensar en el temita que tengo con la pérdida de control. Detesto verlo trastabillar, intentando cogerme (no se entiende cómo se le ocurre cuando ni siquiera puede estar parado), riéndose de nada. Me enojo. Me altero. Y maltrato. Un juego que no me causa ninguna diversión, claro. Igual, dejé al bebé en la cama, las nenas jugaban- haciendo bastante kilombo- en el cuarto y yo me volví a la cama.
Después comimos en lo de otros amigos. Más vino. Diego se abstuvo. A veces no sé qué es lo que hago para que la gente se sienta con derecho a decirme cualquier cosa. Puchingball. No da.
En fin. No me extiendo más. Voy a cambiarme para retomar el gym. También tengo que ir a Costco y laburar. Y ordenar la casa. Ayer me ataqué con eso también. Espero que baje el frío. Y la angustia de marido. Y que, al menos, salga un leve rayo de sol. Fue una noche intensa.
Así las cosas.

sábado, 9 de enero de 2010

el lujo es vulgaridad...by la shama

Es de noche. Llueve. Intercambié un niño de 8 por una niña de casi 5. No, no es buen negocio. Nunca. No importa, es lo justo.
En el camino a la casa de unos amigos a comer, no se bien por qué, me acordé de todos los conciertos de jazz a los que fui sola de soltera. Qué snob, también pensé. Ahora no lo haría ni loca y no entiendo por qué lo hice en ese entonces. Fueron algunos. Después me acordé de la vez que fuimos con Diego a ver a Adrián Iaies en Punta del Este. Pero lo que más recuerdo de esa noche es la pelea feroz, mi intento de tirarme del coche en movimiento, la amargura y la desazón de esos años de matrimonio. Recién, en la oscuridad del camino, un sentimiento parecido vino a imponerse por un rato. Esa chispa que no sabés de dónde sale ni por qué. Fue breve pero me dejó angustiada. Le pedí a Diego algo que no va a cumplir, una pavada con respecto a la cena, y me quedé perturbada. Sé que no vale la pena. Menos en un día en el que me alegré tanto por haber dejado atrás tanta locura y sufrimiento. La pasaba muy mal en serio. La edad me templó más el carácter a mí que a él, pero ambos hacemos esfuerzos. Fueron años durísimos. Y no estamos exentos de que vuelvan, como nadie.
La lluvia no ayuda. Tengo mucha acidez y una ansiedad corporal que me tiene un poco alterada.
Todo va a amainar, lo sé. Es cuestión de tiempo.
En fin.
Así las cosas.
Ligeramente oscuras.

viernes, 8 de enero de 2010

¿por qué no te hablé de buenos aires?

Supongo que para no repetirme. Porque todos los años es un poco lo mismo. O no. El tiempo genera cosas nuevas. El tiempo que hace que me fui. Siempre soy un campo de dudas. ¿Cuándo aprenderé algo? Seguramente nunca. Soy un campo minado, aunque muchas ya están desactivadas.
Buenos Aires, como dijo Domitila, soy yo. Soy incapaz de reproducirme en otro lado. O en este lado. Y no termino de saber por qué. De todas maneras, también me agota ser yo allá, complaciendo a todos los de alrededor y siempre quedando en falta. Demasiada energía puesta al servicio de un alguien que quiero complacer. Un alguien incorpóreo que seguramente me mira menos de los que creo. De lo que espero.
De todas maneras, a mi yo de allá lo entiendo sin palabras, por la inmediatez del siempre (¿o, ahora, debería aclarar que sólo fueron veintisiete años y el resto de visitas?) y la familiaridad de todo.
Dificilmente sepa bien quién soy acá. ¿Quién me percibe? Acá tampoco importa y es un esfuerzo menos. No está mal ser relajada, vivir tranquila, perder la angustia. Es un favor que le debo a México y creo muchas veces no soy del todo justa.
Digamos que soy opuestos complementarios, que se deberían fusionar en el avión (todo un tema el no lugar de los aviones).
Bueh. Eso. Mi familia que juega con la wii.
Así las cosas.
Escindidas.

días enteros

Sin contacto real con adultos. Mi vida pasa por internet. Mi marido no me llama. No tengo ni idea de dónde está, cómo cambian las cosas. Sigo acá, con Chopin de fondo, con el tapado puesto y el té de cítricos que ya se terminó.

Me vuelvo a preguntar: ¿cuándo abandoné toda pretensión intelectual? ¿Y por qué?

Aunque tengo las respuesta, prefiero ni pensar.

Media ciudad está enferma y sigue lloviendo.

Así las cosas.
Encerradas.

arena y sol

Desde febrero que no vamos a la playa. Fueron cuatro días (ah sí, y la tarde de Malibú pero diría que no cuenta). Yo no soy muy afecta a la arena, ni a las infraestructuras rústicas y menos con un bebé pero mi cuerpo está pidiendo sol, calor, mar. Pensé que podríamos irnos pero las fechas se complican, vienen padres, amigos, primos. Tal vez a fines de febrero, recién, podamos pensar en escaparnos. Hasta entonces, escucho jazz, intento trabajar, leo.

Hasta tanto, me imagino que añoro algo que me gusta. Aunque sepa que no.

una de las cosas buena de méxico es el clima

¿O deberíamos decir, era? No sólo hace un frío infame sino que además, llueve. O llovió. Las calles están mojadas y el pasto verde. No es época. Acá, las temporadas están bien demarcadas y en enero, bajo ningún concepto, tiene por qué llover. A lo sumo febrero loco y marzo otro poco. Pero enero, no.

Me levanté de la cama cerca de las diez de la mañana, chatié con Lau, hice cosas, pispié los diarios. No entiendo absolutamente nada del caos político e institucional argentino. Me excede. No sé si es la distancia o mi imposibilidad intrínseca.

El bebé durmió mejor que nunca, dijimos con Diego de hacer el Duérmete niño y pareciera que escuchó, durmió de 8pm a 5am. Casi lo dejo llorar pero me di cuenta de que era hambre y de que el pibe tiene que tomar leche (nada de mamaderas y poca teta lo está volviendo un flaquito sin cachetes). Diego se fue temprano porque tenía trámites pendientes. Me tocó a mí levantarme con el Coco, lo de turno turno es perfecto cuando no te toca. Igual, no fue grave. Todo muy corto, atrasé el despertador. Ahora debería trabajar. Me aburre. Prefiero hacer otras cosas que me tienen más entretenida. Tita no fue a la escuela, le duele un oído. Tengo que volver a llamar al pediatra para ver si me hace un espacio hoy. Todo me da una hueva indescriptible. El cumpleaños estuvo bien, muy tranquilo. Simi estaba contento, es bastante contento aunque debería aprender a manejar la frustración. Creo que se parece demasiado a mí. Si al carácter nos referimos. Tengo que hacer dieta y no me pongo ni media pila, por el contrario, derrapo.

También debería ponerme las pilas con temas laborales pero ya lo dije, el año empieza el lunes que viene.

Y no mucho más.
Difícil pilotear esta grisura. Te la regalo. No tengo muchas ganas de nada, tampoco.
Así las cosas.
Invernales.

jueves, 7 de enero de 2010

sólo quiero decir

Que este clima de mierda me está tirando muy para atrás.

Y que mi hijo mayor se me parece bastante en cuanto a personalidad.

Y que extraño mucho el calor.

Así las cosas, man.

Frías.

cosas raras en que pensar

Le leí a Tita un pequeño Larousse que le regalaron en Bs As, raro leer algo así pero insistió. Muy filosófico el asunto, preguntas como: ¿por qué existimos? ¿qué es la muerte? y semejantes. Les di un beso, los arropé y se durmieron temprano porque hoy empezaron las clases. Yo puse un disco de Cat Power en el living y me puse a leer el libro de Liffschtitz hasta que llegó Diego, cenamos, jugamos un rato a la wii (se volvió adicto) y lo dejé para sumergirme en el libro, bajo el edredón. No podía dejar de recordad cuando la conocí, antes de que se enfermara, en una situación laboral extraña pero yendo a su casa y conociendo durante un ratito su intimidad. Era una mujer que impresionaba y lo digo desde ese antes de que se hiciera pública. Yo sentía una cierta hostilidad de su parte hacia mí, seguramente era mi mambo y yo no le decía nada, era muy insignificante en mis veintiun ingenuos años. Lo que pensaba es que hay personas que destilan algo especial desde siempre y por eso después hacen lo que hacen. Yo no soy ese tipo de persona, soy una de las que pasan más desapercibida. No importa, de todas maneras. Si no se hubiera muerto, le hubiera escrito un mail diciéndole cuánto me gustó su libro. Contándole que me hizo pensar en mis propios análisis de los cuales me acuerdo nada a pesar de haber sido muy intensos y entregados al diván, durante años dos veces por semana. Supongo que hace a la cuestión analítica el no acordarte nada también. Cada día más, de todas maneras, entiendo lo bien que me hizo.
El libro de Roberta también hablaba de la muerte de los jóvenes y de lo antinatural que resulta. Lloré con el libro de Gabriela pensando en su muerte prematura y su hija, a quien conocí esa misma tarde. Yo, una cuasi desconocida llorando por su muerte. Me pareció injusto ponerme en ese lugar pero no pude evitarlo. Terminé el libro y ahora puedo pasar a otra cosa pero me alegra haberlo comprado y haberlo leído y en cierta extraña forma, me alegra haberla conocido.

Es jueves 7 de enero, Simón cumple 8 años. Nació a las 18.22 de un lunes mientras el país parecía desmoronarse. Pasaron muchos años, muchas vidas y acá seguimos. No es necesario explicar el amor a los hijos. Es.

Voy a bañarme y a ponerme a trabajar. Tengo que llevarle el pastel a la escuela y armar el de la tarde. Tengo la cabeza en cualquier otra cosa. Sin embargo, me alegra la armonía matrimonial. Hoy nos echamos otro polvo mañanero y estuvo muy bien.

Así las cosas.
Cíclicas.

miércoles, 6 de enero de 2010

¿existe el justo medio?

Días y días de no pensar, de sentirte en la cresta de la ola, de no poner en duda. En realidad, ya no hay tanta puesta en duda, una de las ventajas de la madurez que no compensa la caída de todo el resto pero sí trae paz. Me gusta la madurez de los treinta. Me gusta que los ciclos sean más largos y la sensanciones un poco menos intensas. Hoy igual tuve un bajón. Uno leve y corto pero bajón al fin, un sismo de autoestima. No vale la pena, claro. Nunca. La vida cotidiana me abruma, me asfixia aunque me hago un rato para estar conmigo, para escribir, para leer. Ganas de música. Poco espacio mental. La cabeza tomada por diferentes cosas. Marido me habla y le presto una atención moderada, me cuesta concrentrarme. Me pregunto seriamente cómo hacía para trabajar, administré una empresa durante tres años y ahora soy incapaz de todo. Tampoco me interesaría, tal vez ahí el quid de la cuestión.

¿Debería dejar de exhibir mi intimidad?

¿Por qué lo pienso ahora y nunca antes lo había hecho? ¿Qué pasaría si viviera en Buenos Aires? Antes la posibilidad era tan remota que no valía la pena pensarlo. ¿Cómo sería, en todos los sentidos, vivir ahí?

Me gustan mis amigos porteños, son cercanos, los viejos y los nuevos. Pensé mucho en este viaje que la gente ahí es como yo, a todo nivel. Acá soy un bicho demasiado raro. No me interesa, no me divierte. Ya soy grande. Y con la certeza de que soy grande, me pasé unos días alucinantes, fumando mucho porro como cuando tenía veinte, saliendo y si hubiera podido, bailando sin parar.

Ya no hay la tristeza que solía haber en mi vida. Me alegra tanto. Si me hubieras conocido. Todo era gris. Gris topo, denso, pesado, deprimente. Ya no.

Y no mucho más. Fui otra vez al super, sola, a comprar velitas, pan rallado y harina. Hice la base del pastel, me quedó muy finita pero creo que le voy a poner el dulce de leche encima y la cobertura sobre el dulce. Muy chacho. Igual, todos tenemos que hacer dieta. La vida real empieza el lunes que viene. Por ahora, restos de limbo. El año tarda en comenzar, eso lo sabemos.


Reflexiones baratas de un día gris y frío en la zona metropolitana de México.
Mañana empiezan las clases (hueva total) y mi hijo cumple ocho años.
Así las cosas.
Muy 2010.

volviendo a la infame rutina

Las vacaciones, todas, son un paréntesis particular en la vida de todos. Dejamos las costumbres habituales, cambiamos la locación, conocemos lugares o disfrutamos de no hacer lo que hacemos siempre. Ir de vacaciones a Bs As es bastante extraño. El clima de verano, en todos los sentidos, la gente semi desnuda, los amigos que van y vienen porque les toca veranear. O no. Ir de vacaciones a Bs As parece un chiste. A mí me gusta ir aunque me provoque un torbellino de sensaciones. Sensaciones encontradas. Me quiero volver a vivir. Y a la vez, me quiero volver a mi casa. Porque a mí, lo que no me gusta mucho, son las vacaciones en sí. A mí me gusta tener mis cosas, mi lugar, mi rutina. A mí, sabemos, lo conservador de la vida diaria me trae cordura.
Me dio mucha nostalgia que mis hijos fueran a conocer a la casa que de Pinamar que era de mis abuelos. La construyeron cuando mi madre tenía 14 años y la vendieron hace no tantos. Pararon en el Hotel del Bosque después de pasar por Mundo Marino. Yo me quedé disfrutando de un mínimo de libertad que, claro, no es tal teniendo en cuenta que tengo un bebé que no se enteró de que tiene que dejar la teta. No quiere saber nada de nada con mamilas de ningún tipo y leche que no sea la mía. Mucha malcrianza.
Por lo demás, me levanté, desayuné con marido después de echarnos un merecido polvo (qué difícil que es coger con hijos en zona, golpean la puerta de onda todo el tiempo), me bañé, bajé fotos y me fui con los dos mayores a hacer diversas tareas: banco (nos clonaron la tarjeta de débito e hicieron gastos), buscar juegos para la Wii de regalo de cumpleaños de Simón (es mañana), ropa de liquidación en Zara (compré básicamente para el bebé pero después pasé por Pull & Bear y conseguí un par de botas border, una sueter negro basic y una remerita animal print colorada y negra) y unas compritas que necesitábamos del super (panqué para que simi sople las velas en el cole mañana, shampoo, etc). Atacamos la rosca de reyes como si viniéramos de Biafra (no damos, ninguno de los tres) y finalmente retornamos al hogar. Tengo que hacer dieta urgentemente. En Bs As adelgacé pero al final subí todo nuevamente. Me odio por eso. Llegué e hice un pastel de papas muy soso para que pudiera comer Milo. Ahora, después de comer, tengo que volver al banco porque tenían unas tarjetas de débito y no nos habían avisado y también tengo que hacer el pastel para el mini festejo de mañana a la tarde. Todo me da hueva. Tengo trabajo atrasado y un poco de bayón, de repente caigo en la cuenta de lo que es mi vida, me deprimo, todo me parece gris horrible, se me cae la autoestima al tacho y todo pierde brillo. En fin. Igual, te confieso que el consumo un toque me levantó.
Me voy a comer, chicos.
Así las cosas.
Un plomo.

y más...



fotos bs as





martes, 5 de enero de 2010

El viaje en avión fue larguísimo. El viento en contra no ayuda. El bebé se portó bien, durmió mucho pero siempre a upa mío (no tiene otro lugar en donde ir, claro). Diego decidió que los asientos fueran tres juntos y el mío separado. Mala decisión. La pendejita del al lado tendría 12 o 13 años y se ve que venían de vacaciones, no le ponía mucha onda. La del otro lado, pasando el pasillo, en cambio, era una mina de 34 que estaba alucinada con la paz de Milo (paz recientemente re adquirida porque la estadia porteña fue tortuosa), me contó que la que tenía a su derecha era su hija de 18, que se había casado a los 15 con un señor de 30, que ahora tenía gasolineras, que había trabajado mucho, que tenía un novio de 48 hace cinco años pero que le había dado un ultimatum porque hacía cuatro que estaban comprometidos pero él no daba el paso. En fin, me contó todo eso y cuando llegamos se hizo un super fashion emergency, con maquillaje, tacazos y nuevo outfit. Por suerte me preguntó poco, yo no estaba con ganas de platicar. Llegamos destruídos. Diego parecía borracho del cansancio, después de decidir que era buen momento para definir con qué pantalones se quedaba y cuáles regalaba. Yo, pelotudié en la compu y después me dormí, muerta de frío. Diego se durmió antes, profundamente. El bebé no tuvo una gran noche, cosa que era de esperarse. Y yo desperté agotada. Helada. Tirada y con dolor de garganta. No había nada para desayunar, desastre. Me volví a la cama, llegó Jobis, afortunadamente y desarmó las valijas. Soy lo menos, lo sé. Dormité y finalmente logré levantarme, bañarme con Tita, desenrredarle el pelo y partir al super. No había nada en casa. Nada de nada. Hicimos una compra grande y volvimos. Pero a las cuadras siento el coche raro y efectivamente, llanta hecha mierda (no pinchada y nada más, la goma rota). Quise seguir hasta casa pero no daba. Lo estacioné en la calle y volví caminando con Tita. Tuve que dejar las vituallas en el baúl. Llegué, llamé al seguro, me dijeron que tardarían alrededor de una hora, llamé a un taxi, volví al lugar, cargué el taxi con las bolsas, volví a casa, descargamos las bolsas y me volví al coche con el libro Un final feliz, relato de un análisis. Después de leer un rato y cuando llegó el auxilio me di cuenta de lo ridícula que soy. Podría haber agarrado cualquier cosa pero no, me instalo en mi autito, en el suburbio mexicano con un libro que representa otro mundo, otra vida, otra percepción de todo. La rueda de auxilio, además, estaba rota. El señor me hizo el favor de llevarme a dos lugares para comprar dos llantas nuevas que, por otro lado, me salieron una fortuna. No hablé. En Buenos Aires soy extremadamente extrovertida y en México soy terriblemente antipática. Hacía mucho frío, esperé mucho pensando en cualquier cosa y una de las cosas que pienso recurrentemente es cómo hacía cuando tenía un trabajo en serio, me sorprende que me diera la cabeza.
No chicos, no quiero estar acá, quiero volver. Pero dejé todo en las manos de mi marido, soy una esposa mantenida y entregada lo que, como todo, tiene sus pro y sus contras. Parece que en el 2012. Ahora a buscar una casa, arreglarla, conseguir colegios y en dos años, entonces sí, mudarnos.
No estoy muy expresiva. Sepan disculpar.
Así las cosas.
De regreso.