miércoles, 27 de enero de 2010

el perdón

Ayer no me podía dormir. Y una de las cosas con las que me colgué fue con el perdón. Yo puedo ser muy sacada, decir cualquier cosa, reaccionar mal, mandar fruta. Suelo hacerlo. Y después me arrepiento. Y pido perdón. En persona, vía mail, por teléfono. El perdón legitima, al otro claro. O a uno si es el que lo recibe. Es básico y lo aplico siempre.

Ahora me voy a dormir.

Necesito dormir bien y posiblemente necesite llorar a moco tendido, hace meses que no me pasa de un buen llanto hipado y catártico.

Ayer también pensé que debería volver a analizarme.

Así las cosas.
Cansadas.

1 comentario:

Valeria dijo...

Cuanta razon tenes con lo del perdon. Tecleo sentada al lado de un reverendo HDP que me haria la vida mucho mas facil si me hubiese pedido perdon por las cabronadas que me hizo estos ultimos años. Lo pienso todos los dias, si me hubeira pedido disculpas no me costaria tanto dirigirle la palabra. Porque con la capacidad de pedir perdon una tambien desarrolla la de perdonar (aunque en menos cantides, como se desprende de este post)