miércoles, 29 de febrero de 2012

lo que queda

De mí y lo que falta de la casa. Parece interminable, de verdad. No pensé que iba a ser tan duro pero esto no se acaba más: falta que el piso quede bien, la parte de atrás (o sea mi estudio), el muro de la cocina, el borde de mi baño, pulir la baranda de la escalera, mejorar unas manchas del piso de madera y algún otro etcétera. A su vez hoy vino el carpintero a entregar los 3 estantes del living y la cama de Simi. Fui con Milo a Walmart a comprar el colchón y lo mandan mañana. Vino uno de los jardineros que llamé para que me presupueste. El viernes viene el otro. Y debería llamar a alguno más, un poco más pro que este que no caza balón. También intento, infructuosamente, vender el piano. Y trabajar en el medio. Hay cajas y ajas y cosas dando vueltas. Falta que elijamos las telas (y los que vamos a dejar porque hay superhabit) para retapizar los sillones. A la mañana además fui a Chedraui a hacer una compra chica y me saltié el gym por tiempo y rotura general.

Pensé que iba a dormir bien después del tylenol pm pero no, cero. Mil despertadas como si no hubiera consumido nada y ese sueño liviano que tengo cuando marido no está. Empiezo a extrañarlo. Dolor de cuento y muchas cosas por hacer. Comprar regalo para Joaco que mañana es el cumple, pasar a ver al hijito de Mati que nació hoy, trabajar, preparar las cosas para la cena de girls de mañana y todo así, infinito. Hace no sé cuántas semanas que no veo una peli. Pero muero por tirarme a leer. Avanzo lento con El verano sin hombres que empecé hace como mil quinientos años y me torra pero no quiero dejar. Tengo ahí un par de cositas. Y muchas ganas de comprar alguno de Foster Wallace pero claro, también tengo ganas de irme de vacaciones a la playa y todavía no tengo posibilidades económicas de organizarlo y todo así, así.
En fin, no complains.
Así las cosas, chicos.
Movidas.

martes, 28 de febrero de 2012

las inminentes nuevas vidas

Chatié con rato con Lau, felicitándola por su cumple. Uy, de repente me acuerdo el último que fui soltera, en lo de Jorge, a la vuelta de la que era mi casa, a la cabeza se me vienen las sillas Toné y toda la gente que me rodeaba en esa época. Parece otra vida. No falta nada para que nazca el bebu, qué emoción, nada como parir y nada más especial que el nacimiento de tu primer hijo.
Casualmente me escribe Luli, también por parir, Ciro nace en cualquier momento. Estamos lejos de todo pero acostumbrados. Bebés en el horizonte, tan lejos de mi realidad con mis hijos creciendo pero tan alegre. Me volví parte de esa gente a la que los nacimientos le erizan la piel. La vida es vida. Los hijos son futuro y planes y esperanza y sobame la quena si suena cursi. La maternidad da esa dimensión más, suma, ensancha el horizonte, insufla energía.

Después hay que ocuparse, claro.

El sol, el cielo diáfano, el frío como un recuerdo cercano pero difuso, el ciruelo con sus flores orientales, hermosas, anunciando la llegada de la temporada más agradable.

Nadé 36 largos en media hora. Dolor de todo. También fui a que le cambiaran el aceite al coche, caminé hasta un lugar nuevo de telas, logré que la señora que me atendía (con muy pocas luces) me diera algunas muestras. Es tan difícil tomar decisiones sin marido. De hecho es tan difícil que no las tomo, claro. Mientras sacaba y volvía a hundir la cabeza recorriendo la pileta de punta a punta, pensé, una vez más, que mi neurosis es tan vana y vacua que da miedo. Es decir: es ese tipo de raye pedestre que no lleva a nada. Dejé los temas existenciales en la década pasada y ahora me concentro en lo inmediato, en la necesidad de algo que no llega porque llegan otras cosas que se ve que no lo compensan. O ponele que sí pero a mí no me convence. Pavadas.

Ayer hornée dos panqués con la receta de Mer que es bárbara, pasó Giorgio que está de visita por laburo (creo que nos dio un poco de nostalgia todo lo que pasó y ya no pasa pero no hay que caer, hay que mirar para adelante y seguir), tomó leche con Nesquik, comió pan con Nutella y un mini pedazo del panqué de Cacao que tenía buen aspecto pero que obviamente no probé (volví al redil del nutriólogo nazi). El otro es de coco y tiene una pinta espectacular. Ahora voy a ver si laburo un rato y después de comer con Milo hago unas galles para llevar a lo de Luli, tenemos super diver merienda de chicas con Panza, Domi, Pau y la anfitriona, claro está.
Ayer cené con los coletazos de la boda. Gusto de los amigos de Tila y eso no es algo común en mí. ¿O será que me estoy ablandando?
Tengo trabajo atrasado, trabajo por buscar y bastante pilas. La energía es fundamental para sentirse viva. Y este sol alentador.

Bueno, me re extendí.
Así las cosas, chicos.

domingo, 26 de febrero de 2012

muy mal

No gusto nada de la gente que no aprecia la lealtad. Pero bueh, no podés andar diciendo por ahí "mirá que hice esto por vos". Ni modo.

Mi domingo va en caída libre, por si les interesa. El agujero en el pecho se ensancha con el caer de la tarde y la amenaza de la lluvia.

En fin, chicos.
Más así las cosas.

¿por qué habré perdido las ganas de escribir?

Quién sabe. Pero de repente ya no pienso en cómo volcar mi impresión de la realidad en este rectángulo digital, como si me hubiera entregado a vivir al margen de la narratividad de la experiencia.

Es domingo, llegué hace dos horas a casa después de un viaje corto desde Tepoz en el coche de Gaby (hablando y hablando no agarramos la carretera donde debíamos y sin embargo pasó volando), tengo resaca de drogas, tabaco y alcohol y una agujero en el pecho. Tita mira tele (miren a lo que hemos llegado), Milo duerme a mi lado en el sillón y Simi se fue a lo de Dante. Creo que no voy a hacer nada de nada.

La boda de Domi y Lalo fue la mejor a la que fui en mi vida. Me divertí mucho mucho como hacía años que no, ella estaba HERMOSA y todos muy contentos. A eso de las 10pm, cuando estábamos en lo mejor de la música, con la pista colmada y Fede de dj, se largó a llover y estuvimos casi dos horas guarecidos en un techito, yendo y viniendo, especulando con qué se podía hacer. También hubo una una pelea de borrachos por algún asunto de faldas (presumo porque no sé nada a ciencia cierta) y la retirada de los novios a quienes al rato seguimos los que habíamos quedado esperanzados de que escampara.

Marido fue conmigo a la mañana, recalamos en el hotel para que yo me cambiara (por cierto, precios exorbitantes por instalaciones deficientes: tuve que salir 4 veces en BATA a preguntar qué pasaba que no salía agua caliente; tengamos en cuenta que me había mojado mucho, había olvidado el demaquillante), vinieron los R a que Luli se cambiara y partimos hacia la locación. El jardín estaba decorado divino con guirnaldas very tipical, un camino de pétalos de rosa, las mesas customizadas y la marimba tocando. La gente, llegada desde distintos puntos del mapa, muy contenta y emocionada. Tatu ofició de MC (emci, como diría él) y estuvo divertido y pertinente. A las 6pm marido partió cual Cenicienta hacia la ciudad porque hoy al mediodía debía tomarse un avión a SP vía Canadá (no comments, no fue responsabilidad de él) así que durmió con los kids acá y a la mañana, mientras yo intentaba darme ese baño infructuoso, les hizo hotcakes. Yo dejé la dieta solo para beber un par de tragos pero no comí nada no permitido de las bandejas del comienzo ni probé el pastel de chocolate que tenía una pinta deli. Me endrogué, fumé de más y la pasé bomba.

Ahora quisiera estar cogiendo como cuando tenés veinte y ninguna responsabilidad pero en algún momento voy a tener que despertar a mi hijo menor y saldré al parque en donde están los vecinos con amigos haciendo pic nic (por un rato pensé en bajar a comer a Patagonia pero estaba muy muy errada y optimista en cuanto a mi estado).

Por cierto: volví a ser yo. Tan yo que cuando los tacos altísimos dorados no dieron para más me calcé mis Dr Marteen del 96 y cuando bajó la temperatura, mi abrigo peludo de superheroína. No sé qué versión prefiero, eh, puede que la de ama de casa alienada me haga sufrir menos pero no decido mucho, más bien sólo puedo dejarme llevar por mi naturaleza.

En fin.
Así las things.

miércoles, 22 de febrero de 2012

la cuestión del tiempo

Ahora, después de que no fuera un problema (ni siquiera un tema), el tiempo (su falta) se volvió algo primordial. El tiempo y el cansancio podrían ser los dos tópicos principales. El día es largo (casi eterno podría decir) y sin embargo, no me rinde. O sea: no llego a hacer nunca lo que desearía. Por ejemplo: leer. U: hornear un panqué (budín). Ni siquiera pude hacer ejercicio aunque la causa principal de ese punto sería el dolor de garganta infame que no se va hace semanas y que se acompaña con un dolor intenso de cuerpo que tampoco ceja. Debería encontrar la causa de todos mis males, una causa holística que se pueda solucionar pero creo que con la cabeza hay poco para hacer (aunque... todos en la familia estamos igual).

 Hoy hubiera querido hornear un panqué porque vinieron Xime y Gaby y Mer -que hizo uno de limón que parecía exquisito- (hoy, a todo esto, comí una milanesa después de mucho tiempo pero no lo considero pecado sino la ingesta permitida de carbohidratos dentro de mi nuevo y propio esquema) y también estaban las galletas que trajo Lisa (vino un mini rato a comer, el domingo se vuelve a Palo Alto) y a los pequeñitos (los grandes tuvieron tenis) les hice palomitas. Antes de que llegaran Xime y Gaby fuimos con panza a Costco, era la segunda vez en el día y fue en busca (infructuosa) de unos merenguitos light de solo una caloría (¡milagro!). A la mañana había hecho también Chedraui y fui al club a bañarme. La casa está llena de gente trabajando y el polvo se expande por todos los ambientes generando un tipo de fastidio que se conjuga con la sequedad ambiental reinante.

Tengo trabajo pendiente y atrasado. Mucho cansancio. Un marido ausente (llegó a las 4pm de LA pero siendo las 8.35 aún no arribó al hogar) y bocha de hijos.

La vida no me estaría alcanzando.
Pero ahí vamos: no es queja.

Lo que leo en los diarios me entristece pero no tengo nada más para decir.
Por ahora: así las cosas.

martes, 21 de febrero de 2012

domingo, 19 de febrero de 2012

hola

Desde ayer siento levemente que volví a ser yo. Mmmmm. ¿Será la casa? Mi casa. Y es mi casa al margen de la escritura, es mi casa porque la habito hace ya casi 6 años (en pocos días se cumplen) y porque acá pasaron mil quinientas cosas y somos como un gran todo ella y yo. Además, ahora está mucho más linda.

Estoy hipervital e hiperagotada. Como nunca. Vivo con dolor de cuerpo y, para colmo, me resfrié y me duele la garganta. Lo que más me entusiasma de la semana es mañana ir a la Merced, después, si tengo tiempo (el trabajo atrasado con riesgo de no llegar al deadline no ayuda) les cuento.

Hoy comimos delicioso y copié casi todo el menú de la cena de ayer que fue en la casa de Eugenia, la despedida de soltera de Domi. Bueno, intenté producirme pero fue imposible, no tengo ropa para la noite, no la tenía antes y ahora que regalé la 3/4 parte de mi placard ya ni siquiera hay esperanzas enterradas. Cuánto orden hice los últimos cuatro días, no se pueden imaginar. La cosa es que vinieron Teo y Mer y el huachinango que íbamos a hacerles quedó en la pescadería de Chedraui porque marido era el encargado de recogerlo pero resulta que mañana se va a LA hasta el miércoles a la mañana (sale 7.50am el avión y se va de ahí el martes a la noche) y el domingo después de la boda (o sea en una semana) se va a San Pablo y anda nervioso (bah, con los cables mega pelados pero no da ni para desarrollar). Pero sí vino el lenguado y él insistió en hacerlo en una parrilla vieja y pedorra que había quedado en esta casa de los vecinos chilenos que la habitaban en lugar de al mojo de ajo que queda delicioso y se hace en dos patadas pero como no hay con quién hablar decidí dejar esa batalla de lado y reproduje la ensalada de zuccini cortado en finas láminas (con el pela papas gracias a Mer porque la mandolina no anduvo) y parmesano, le agregué pistachos que la de ayer no tenía y le sumó bastante (Mer le hubiera puesto tomates secos pero para nuestra dieta de solo vegetales verdes nos vino genial) y otra de arúgula (rúcula), tocino y queso de cabra a la que le agregué unos hongos y le evité los arándanos  que por cierto no me gustan nada (una moda que no termino de comprender). También armé pastita de berenjena después de asarlas en el horjo eléctrico y de saltarlas en la sartén con abundante oliva y marido asó unos portobellos. De postre fresas (frutillas) y zarzamoras y té con merenguitos light que son el mayor hitazo de la temporada. Cuestión que la tarde estuvo de lo más afable y amena y mega tranquila porque mis dos hijos mayores no estaban y los pibitos pequeños se portaron increíblemente bien, jugando en una armonía desconocida hasta el momento acompañada por un clima templado y luminoso.

Ahora me voy a dormir. Mañana a las 6.35am va a sonar el despertador y me queda mucho mucho demasiado por hacer. Hace mucho tiempo (sino nunca) que no sentía la imposibilidad de hacer todo lo que deseo. Aunque el deseo, por cierto, está transformado en cosas rarísimas.

Por lo demás: mi casa es muy linda, va a quedar genial en cuanto logremos que todo esté como se debe (falta terminar la parte de atrás, tapizar los sillones, comprar alfombras, recibir los muebles nuevos y colgar cuadros además de conseguir otros). El lavavajillas es lo más y mi energía para el orden me tiene sorprendida hasta a mí.

Igual: ayer lloré todo el día por motivos varios.
Chau, es tarde y tengo que dormir.
Así las cosas.

domingo, 12 de febrero de 2012

la madre comida

Como la ballena, la vida cotidiana me tragó entera. De acá para allá y de allá para acá corro sin rumbo ni destino. Siento que choco contra paredes imaginarias, más bien que reboto, como una pelota de squash. Y sin embargo, lo más raro es que creo que está bien: es lo que corresponde. Nunca, desde que soy madre, estuve tan comprometida con la causa. La comida, el orden, la casa, los proyectos escolares, los programas, mis padres, mi marido, mi hijo menor, etcétera. Es difícil de explicar pero mi mente suele estar en otra parte, busca algo más, se evade, escapa de una realidad aplastante como casi todas las realidades. Ahora está acá al cien por ciento, soportando estoica el peso de la decisión de tener una familia numerosa. Es duro pero creo que más dura me resultaría la soledad. Ya habrá tiempo me digo en los pocos minutos en los que reflexiono, ya habrá tiempo para leer, para mirar más películas, ir a museos, ver series, cocinar rico, escuchar bandas y alguna otra idea que me cruza de vez en cuando.

En otro orden de cosas: no dejarás que los problemas identitarios ajenos te perturben. Oh no. Bajo ningún punto de vista.

Poco sé de lo que pasa afuera y no sé cuánto pasa adentro pero sé que en algún punto estoy haciendo lo correcto. Nadie nunca me lo agradecerá, eso no pasa pero aquí estoy, con la conciencia tranquila.

Así las cosas.

necesito comer un buen asado

pero no tenemos parrillaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
el cuerpo pide carne.

sábado, 11 de febrero de 2012

recortada

Como fuera del mundo, entre paréntesis, externa o al revés, absolutamente interna. De este lado sin percibir el otro, sin registrarlo.
Es sábado de tarde, está gris, algo frío, la lluvia sigue amenazante después de una semana húmeda, atemporal. Ayer a la noche se me cayeron lágrimas a mi pesar cuando me despedí de padre. Fue triste. Cuando están acá me olvido de que es de visita, algo extraño y pasajero, naturalizo su presencia como es natural en las relaciones filiales: los padres están cerca, son lo cotidiano. La distancia (o el exilio) invierten la realidad de un modo antinatural, lo transforman negativamente.
Leo los diarios y me entristezco más. Sin tiempo para nada "útil" se pasan los días. La no pertenencia como  como modus vivendi. La mirada hacia adentro como la gente normal. La energía puesta acá y en ningún otro lado. La imposibilidad de pensar. Las fronteras demasiado cerca. Las trabas. Los más inmediato molestando. El cansancio de años y la mente perdida. Los libros tan lejos como los amigos. Los hijos alrededor dando vida. El núcleo unido y todo lo demás desmembrado. El desamparo. El sueño. La extrañeza.  

Y en otro orden de cosas (o el mismo, vaya uno a saber):

la dieta. Los kilos demás estampados para siempre. La voluntad intacta. La obsesión. Los baches de la conciencia.

Y otros etcéteras.

Marido en la casa aún vacía. Con hijo menor. Madre en el cine con hijos mayores. Silencio alrededor. Aprovechar y leer. ¿Podré? Perdí la costumbre.

Ah, el trabajo atrasado.
Así las cosas.

miércoles, 8 de febrero de 2012

qué día

Hace casi 7 años, dentro de una 1 hora y 7 minutos para ser exactos, nacía mi hija. Mi única hija. Intento recordar el momento con felicidad pero me cuesta, pobre hija, el contexto era tan complejo que ni siquiera quiero reponerlo. Pero el amor pasa por otro lado. Amor es hornear dos panqués, hacer una chocotorta, correr para llegar a la escuela con uno comprado con pequeños chocolates Hershey que se repartieron los niños, buscar un regalo que le guste, armar algo así, rápido, para que el cumple no pase desapercibido, pensar algún otro festejo pequeño para complementar y hacerlo con gusto y dedicación porque eso, al final, es la maternidad.

Marido no participó de absolutamente nada. No hay reproches: él es el único que se lo pierde. Lo que pasa no vuelve. Desde siempre fue igual y es un problema suyo. Son las 9.05pm y sigo esperándolo. Mi papá era uno de los protagonistas de todos mis cumpleaños. Y de los de mis hermanos. Alguno lo animó él, de hecho. Las cosas a veces son tan distintas...

Y se murió Spinetta. Y contuve las lágrimas cada vez que leí algo. Y me acordé de todas las noches en las que me fui a dormir escuchando Artaud. Y de los acordes de no sé qué canción que aprendí a los 15, en mis clases de guitarra, descubriéndolo. Me dio una pena infinita, la gente no debería morirse más.

Podría seguir pero estoy cansada. Muy cansada.
Así las cosas.

lunes, 6 de febrero de 2012

atontada

De repente el dolor de cabeza es atroz, ese tipo de dolor sordo que está enclavado, sin ninguna intención de retirarse hasta que amaina pero lo sentís latente, agazapado. Podría tener que ver con las pocas horas de sueño pero ayer ya me dolía. Dormirte después de las 2.30am y despertarte a las 7 porque tu hijo menor no tiene conciencia del feriado ni de nada que no sea su deseo o su necesidad, es un clásico ( es lo que pasa con los niños, de hecho).

La pasé muy bien ayer a la noche. Pero me fui a dormir pensando algo que no exteriorizaba hacía tiempo pero que siempre está: la necesidad del pensamiento crítico. Parece una obviedad pero creo que en un altísimo porcentaje de la población no es tan natural como uno creería.  Entonces me doy cuenta de que la casa tiene mucho que ver en la formación de una conciencia distanciada pero los entes educativos también. Es decir, ahí valoro más que nunca haber ido al CNBA y a la UBA.

Por otro lado, las mujeres no suelen ser tan confrontativas como yo, concluyo también. No las mujeres sino algunas mujeres. Pienso en mis amigas de Bs As y ninguna jamás calla lo que piensa y por lo general tiene una opinión formada sobre casi todo (esté yo o no de acuerdo no es el tema, obviamente). Creo que no es lo más "normal".

Bueno, nada. No sé. Me duele la cabeza, tengo la teoría de que la alimentación verde está empezando a hacer estragos en mi organismo y ni siquiera está resultando efectiva (por culpa mía, eh, como lo que debo pero no respeto las cantidades), llueve mucho hace días, es feriado y marido se fue al aeropuerto (bah, se fue antes para otros menesteres) a buscar a los chicos que llegan con padres. Fue un findex tranquilo y muy grato que incluyó patinada por Reforma llevando a Milo en la carreola de correr, mucha vida social, dos pelis, un solo hijo, mucho pescado y carne y bastante amor marital aunque ataques continuos de su parte (de la mía, en cambio, puras declaraciones de cuánto disfruto de estar a su lado).

Queremos que ciertos asuntos se ordenen, a ver queridos astros si nos ponemos las pilas. Y queremos que el dolor de cabeza y la sensación de complicación respiratoria (que parecería ser reflujo) desapareciera.

Por lo demás, poco como siempre.
Así las cosas.

viernes, 3 de febrero de 2012

Legalize now

Ayer vimos una gran parte de Rompiendo el Tabú, el documental sobre la necesidad de legalizar las drogas que filmó Fernando Henrique Cardoso. No tenía subtítulos así que no fue una tarea del todo fácil dado que yo no tomo clases de portugués. Sin embargo desistimos por el frío infame no por la barrera lingüística.

Hace años que estoy convencida de que hay que legalizar todas las drogas. Casi me parece una obviedad tener que explicar que terminaría con la violencia, aportaría ganancias al Estado y se podría manejar mejor todo. Si el consumo crecería o no, no lo sé. Estimo que no. Y si sí, está en nosotros educar a nuestros hijos para que no se vuelvan unos drogones perdidos. El alcohol y el tabaco son drogas legales (el tabaco mata a muchas más gente que la marihuana por muy muy lejos) que a nadie le parece mal que sean de venta libre.

La gente pseudoprogresista que dice una cosa y siempre hace o piensa en realidad otra me tiene podri.

Mucho colegio primaveral pero a la hora de los bifes se muestra el conservadurismo recalcitrante que vive en cada uno. La concepción naif del progresismo me deprime sobremanera desde siempre.

Por lo demás, la casa está muy silenciosa, demasiado. Qué aburrido tener un solo hijo. Algún día voy a escribir un libro que exponga lo miserable de la maternidad en primera instancia, la visión romántica del hijo es puro bullshit. Después se pone mejor, cuando el pibito habla o ya tenés otro y la familia toma cuerpo. Bueno, es una opinión, claro.

Tenía un mega plan de ir al centro, visitar la muestra de Ron Mueck, buscar una lámpara en la calle Victoria y pasear por la Merced en busca de cosas para el cumple de Tita pero la marcha de los maestros (no sé bien en reclamo de qué, sabemos que su líder es el mal personalizado) lo volvió imposible. Era un hitazo.

Igual, tengo cosas que hacer por acá.

Y quiero mudarme. Cada día se estira un poco más, plomazo.

En fin. Que hace frío, que ayer casi no salí de casa, que marido se va 15horas y está alienado y que Milo no me sale de encima.

Así las cosich.

jueves, 2 de febrero de 2012

living la vida tranca

Padres al final pudieron irse con los chicos a Disney. El avión salió a las 11am, marido los llevó temprano para buscar el permiso que llevó toda la mañana de ayer lograr y el traslado de todos nosotros al aeropuerto. Valió la pena. Mientras manejaba hacia la guardería del pequeño (quien todavía no se dio del todo cuenta de cómo viene la mano porque no vio la valija ni le dimos demasiadas explicaciones- bueno, sí le di pero no sé si las entendió) pensé en el abuelo David. Siempre lo extraño. Aunque supongo que lo que uno extraña es lo que ya no es. La muerte de los padres debe ser algo muy difícil de asimilar, sino imposible. ¿Quién sos cuando las únicas personas verdaderamente incondicionales ya no están?

No sé ni quiero saberlo. Pero es algo que no tiene que ver con la edad, creo.

David no era un abuelo entregado, fácil, cariñoso ni acaramelado. Ni hablar de Fanny. La abuela Eugenia es mucho más abuela (bueno, es mega abuela) pero no tuvo un papel tan preponderante en mi infancia, no sé bien por qué. No recuerdo que fuéramos en la semana ni que viniera a visitarnos seguido ni que nos dejaran ahí. A lo de Fanny y David íbamos a tomar el té los fines de semana pero no íbamos seguido a almorzar, a pesar de que vivíamos muy cerca. Tampoco sé bien por qué. Ellos, de todas maneras, comían y se tiraban a dormir la siesta. De adolescente recuerdo haber ido más, me tiraba a mirar Mirtha Legrand un rato y después estudiaba o me iba a alguna de mis múltiples actividades extra escolares.

Seguramente mis hijos tengan un recuerdo muy grato de mis padres. A eso se dedican ellos y a mí me parece muy bien (ellos son mis padres).

Por lo demás, debería estar embalando aunque no sé cuándo nos mudaremos. Tendría que ir a Best Buy a tirarles la campana por la cabeza porque nos mandaron cualquier cosa (solo que pasaron casi 3 meses), ya estuve averiguando presupuestos para el cumple de Tita, ya pedí más cajas. Debería estar intentando tener trabajo pero no me da el bocho para eso, posiblemente sea recién en Marzo, cuando termine con unas cosas que me ocuparán cuando se libere febrero.

Y así todo. Marido que raja temprano, lo extraño. Le dije que comiéramos juntos pero me esquivó, me dijo de cenar pero la realidad es que lo único que puedo ingerir de noche es salir para comer una rodaja de pan con una feta de queso y una de jamón medio que no da ni un touch.

Tengo muchas listas mentales. De un montón de cosas.

Ah, hasta el 12 no tendré Iphone. Parece que se sobrevive.

En fin, chicos.
Así las things.

miércoles, 1 de febrero de 2012

entre una cosa y otra

Digamos que todo sigue igual. Bah, qué se yo. Nada nunca es igual, como diría Heráclito pero... mi vida está en una frecuencia estable, no necesariamente buena.

Podría contar cosas del pasado pero las tengo congeladas.

Mañana se tienen que ir padres con hijos pero Simón no tiene el permiso de migraciones porque su FM2 (la visa con la cual vive acá porque es el único no mexicanizado) no salió aún y es todo muy complejo. Hoy van a ver si se resuelve, el tema me dio dolor de panza toda la noche.

Marido se va a las 7am todos los días porque sino el tiempo no le alcanza. Encima, las finanzas no florecen. Me cacho en diez.

Ayer no pude hacer gym entre médico (no sé cuántos kilos adelgacé pero sí el medio de grasa correspondiente, voy lento, al parecer por el Hipo T), notaria, padres, regalo, etc. A la tarde fuimos al cumple de Clarita que estuvo muy lindo. Ahora: llovió. Febrero loco se adelantó al 31. Espero que no continúe porque el 8 es el cumple de mi pequeña y pretendo festejárselo el 10 en la plazuela.

En fin. No avancé con cosas de la mudanza ni un poco. Tampoco escribí. Sigo completamente desempleada (en este momento: por suerte) y con la dieta a full. Hoy espero poder hacer excercise después del super. Vivir me está llevando una cantidad de tiempo impresionante. Tampoco chateo ni me escribo mucho con amigos ni nada.

Bueno, guys.
Así de chatísimas las cosas.
Sorry!