domingo, 19 de febrero de 2012

hola

Desde ayer siento levemente que volví a ser yo. Mmmmm. ¿Será la casa? Mi casa. Y es mi casa al margen de la escritura, es mi casa porque la habito hace ya casi 6 años (en pocos días se cumplen) y porque acá pasaron mil quinientas cosas y somos como un gran todo ella y yo. Además, ahora está mucho más linda.

Estoy hipervital e hiperagotada. Como nunca. Vivo con dolor de cuerpo y, para colmo, me resfrié y me duele la garganta. Lo que más me entusiasma de la semana es mañana ir a la Merced, después, si tengo tiempo (el trabajo atrasado con riesgo de no llegar al deadline no ayuda) les cuento.

Hoy comimos delicioso y copié casi todo el menú de la cena de ayer que fue en la casa de Eugenia, la despedida de soltera de Domi. Bueno, intenté producirme pero fue imposible, no tengo ropa para la noite, no la tenía antes y ahora que regalé la 3/4 parte de mi placard ya ni siquiera hay esperanzas enterradas. Cuánto orden hice los últimos cuatro días, no se pueden imaginar. La cosa es que vinieron Teo y Mer y el huachinango que íbamos a hacerles quedó en la pescadería de Chedraui porque marido era el encargado de recogerlo pero resulta que mañana se va a LA hasta el miércoles a la mañana (sale 7.50am el avión y se va de ahí el martes a la noche) y el domingo después de la boda (o sea en una semana) se va a San Pablo y anda nervioso (bah, con los cables mega pelados pero no da ni para desarrollar). Pero sí vino el lenguado y él insistió en hacerlo en una parrilla vieja y pedorra que había quedado en esta casa de los vecinos chilenos que la habitaban en lugar de al mojo de ajo que queda delicioso y se hace en dos patadas pero como no hay con quién hablar decidí dejar esa batalla de lado y reproduje la ensalada de zuccini cortado en finas láminas (con el pela papas gracias a Mer porque la mandolina no anduvo) y parmesano, le agregué pistachos que la de ayer no tenía y le sumó bastante (Mer le hubiera puesto tomates secos pero para nuestra dieta de solo vegetales verdes nos vino genial) y otra de arúgula (rúcula), tocino y queso de cabra a la que le agregué unos hongos y le evité los arándanos  que por cierto no me gustan nada (una moda que no termino de comprender). También armé pastita de berenjena después de asarlas en el horjo eléctrico y de saltarlas en la sartén con abundante oliva y marido asó unos portobellos. De postre fresas (frutillas) y zarzamoras y té con merenguitos light que son el mayor hitazo de la temporada. Cuestión que la tarde estuvo de lo más afable y amena y mega tranquila porque mis dos hijos mayores no estaban y los pibitos pequeños se portaron increíblemente bien, jugando en una armonía desconocida hasta el momento acompañada por un clima templado y luminoso.

Ahora me voy a dormir. Mañana a las 6.35am va a sonar el despertador y me queda mucho mucho demasiado por hacer. Hace mucho tiempo (sino nunca) que no sentía la imposibilidad de hacer todo lo que deseo. Aunque el deseo, por cierto, está transformado en cosas rarísimas.

Por lo demás: mi casa es muy linda, va a quedar genial en cuanto logremos que todo esté como se debe (falta terminar la parte de atrás, tapizar los sillones, comprar alfombras, recibir los muebles nuevos y colgar cuadros además de conseguir otros). El lavavajillas es lo más y mi energía para el orden me tiene sorprendida hasta a mí.

Igual: ayer lloré todo el día por motivos varios.
Chau, es tarde y tengo que dormir.
Así las cosas.

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