lunes, 31 de octubre de 2011

el otoño

El pasto de la plazuela está tapizado de hojas secas. Ayer, cuando salimos a ver la casa con Cristina y Lalo y Domi cruzaron para hamacar a bebonch, sentí el otoño en toda su dimensión.

Hace días que me rondan ideas variadas. Desde la clase de zumba, en la que gorda y ridícula, intentaba seguir los pasos poco concentrada. ¿Cuánto cambiás con la edad? ¿Cuánto cambiás ideológicamente, en costrumbres, en general, después de unos años de pareja estable? ¿Qué permanece y qué no?

Las respuestas se las debo. Pensé que mi vida cambió radicalmente (como la de todos una vez que entrás en mood convivencia y reproducción) pero que no dio un vuelvo ni ideológico ni económico. Siempre fui e hice más o menos lo mismo en esos niveles.

Por lo demás: nada. NADA de verdad. La nada que nadea, sonríe, mira y se instala. Una nada como pocas veces vi. Ah, no, claro. Por ejemplo: me sobran SEIS KILOS justo cuando tengo que ir a LOS GRAMMY LATINOS. Cosas re copadas que me pasan, oh sí.

Ayer a la noche después de comer con Cristina y Domi y de ver el lento proceso de la remodelación de mi casa, no hice nada más. Ah sí, antes fui al club, hice 25 de patinadora y di las vueltas al parque con Guille que me permitió Camilo (ese pendorchito está en cualquiera, su capricho y su demanda no van conmigo) y a la noche vi una con Sara Jessica Parker. Mala, obviamente, pero no tan mala como las dos anteriores (creo). Si algún día me vuelvo ejecutiva (es tan probable que eso suceda como que nieve en Costa Rica) quiero vestirme como ella. Lo que sí me sorprendió: el tiempo pasa para todos, tiene las manos muy gastadas.

Después me fui a dormir con elgourmet. com. Ahora que decidí ser una persona semi normal que al menos prende la tele para conciliar el sueño, me siento distinto. Eso más la media pastilleca que me trago todas las mañanas. Duermo tantísimo mejor. Como hacía años que no me pasaba.

Ah ¿marido? No sé demasiado. Skypeamos 40 minutos ayer a la noche, quería charlarme mientras se preguntaba qué gardocha hacía todavía en Las Vegas. Lugar al que ya fue como tres veces y que tiene encanto menos diez.

Creo que estoy deprimida.

Creo que no quiero hacer nada al respecto. Vale deprimirse mientras no le rompas los huevos a los demás ¿no?

Puedo ser una depresiva silenciosa. Mientras no haya angustia, todo me parece tolerable.

En fin, chiquitines. Espero no haberlos desalentado para siempre.
Por último quiero decir que me está costando bastante pero creo que el proceso del año sirvió. El que no me quiere, allá él, podré vivir sin eso pero no voy a hacer ningún esfuerzo ni sentirme mal si alguien no quiere ser más mi amigo. Y la gente que se relaciona por interés debería arder de por vida en el infierno: es una bajeza imperdonable.

Ahora: así las cosas.

domingo, 30 de octubre de 2011

te devuelvo la hora que me estás regalando, mil gracias

Si el día de por sí es largo cuando estás sola con tus hijos por vez incalculable en el año, que te agreguen una más: resta. A las 6.40am vino Milo a pedirme su famosa lechita y cuando miré el reloj me sorprendí de que fuera tan temprano. Recién cuando vi la luz recordé que ayer me habían advertido sobre el cambio, mi teléfono lo hace automáticamente. Los pibes a las 6.30pm van a estar en la camuch, no tengo más resto.

Escribí en un mail que no tengo sentimientos los últimos días pero no es cierto. Ahora mismo me invade un vacío, una extrañeza, una falta. Acostumbrada a una cotideaneidad de repente la añoro. Extraño muchas cosas diversas a la vez: es mi sino.

El viernes a la noche vi Just Go Whit It. Ayer Friends With Benefits. Estoy amasando un Master en películas de mierda. De todas maneras, de la segunda puedo decir que su guión es mucho mejor que el de Amigos con derechos. Justin Timbarlake me parece horrible, actúa peor que un amateur y da vergüenza ajena. Pero Mila Kunis es mil veces más hermosa, sexy, graciosa y expresiva que el témpano de Natalie Portman. No estoy para cine de verdad. No estoy para nada. Mi hijo menor llora porque no puede comerse un dulce. Ya se comió no sé cuántos sin que me enterara, por Halloween proliferaron por la casa, que por cierto está roñosa. Les hice el desayuno, leí algunos diarios, los bañé, cambié, les hice ordenar y hacer las camas, skypeamos con padres y todavía no son ni las 10am. Después de cambiarme y armar bolso saldremos para el club. Más tarde comeremos por Polanco con Domi y Cristina.

Estoy levemente desasosegada.

Ayer el asado se mudó de sede, la pasamos bien, comimos rico.

Cuánta soledad. Marido vuelve mañana de Las Vegas. Creo que pasé más del 50% del año sola. Supongo que no es negocio vivir en otro país y que esta sea mi realidad pero ¿qué hago?

En fin.
Así las cosas.

sábado, 29 de octubre de 2011

parece un tatoo de saturno



Pero es el moretón que me hice el sábado pasado. 


Cualquiera.

viernes, 28 de octubre de 2011

...

Sigo triste. Pero no hay que confundir tristeza con angustia. Ni con ingratitud. Fui al Instituto Nacional de Perinatología a ver a mi ginecólogo. Lo esperé 40 minutos parada afuera porque se había olvidado de mí y me dediqué a mirar a las pacientes y los acompañantes que entraban y salían. La salud pública mexicana no es gratuita. Es algo a lo que no termino de acostumbrarme. Pero sí es muy económica según los recursos, asistentes sociales (por lo que entendí por un comentario de Mario al paso) determinan cuánto podés pagar. Si no tenés turno no podés pasar. Dos policías se encargan de eso. Es muy extraño. Pero adentro es lugar es limpio, grande y agradable. Nada tiene que ver con un hospital público argentino. Vi muchas adolescentes embarazadas, lo que me partió el corazón. De todas maneras, las imágenes no eran desgarradoras. Eso sí: Mario tardó porque tuvo que internar a una paciente con Lupus. No iba desde agosto a la consulta porque el marido se había quedado sin trabajo. Todo fue a las corridas, al pasar, mientras caminábamos. Eso sí es dramático. De todas maneras confío ciegamente en él y sé que la embarazada va a estar bien. La culpa de clase no soluciona nada. Ni la enunciación de la misma. Pero es lo que sentí.

Aunque el hipotiroidismo sea una enfermedad ultra extendida y el mío sea leve, la idea de tomar medicación de por vida es, como mínimo, extraña.

Este fin de semana estoy sola otra vez. Pero en la semana me sentí tan sola que no cambia demasiado. Simi se fue temprano, con su máscara de diablo que compramos ayer en Walmart y un jogging. Por suerte empieza a chuparle un huevo (aunque nunca fue hiper fan de los disfraces). Se fue a una fiesta en Los encinos (una suerte de country camino a Toluca) y volverá tarde. Mientras esperaba el camión le dije que lo iba a extrañar. Es cierto. Los extraño cuando se van muchas horas, antes no me pasaba. Hay días en los que me pregunto cómo y por qué se me ocurrió reproducirme pero otros, de verdad, mis hijos son todo. Volví a la cama y lo pensé. Y también pensé que es insoportable escuchar hablar bien recurrentemente de los hijos ajenos. La idealización de las crías me torra sobremanera.

Por lo demás: nada. Ahora me iré con Tita, quien está disfrazada de diablita, con dos colas y los ojos pintados (medio deformemente porque a las 8am y tirada en la cama no soy una Regina Kuligovsi), a buscar a Milo a la guarde. Al rato viene Xime a comer con Robert y después plantel de madres a hacer picnic en el parque. Un halloween wannabe. Mis instintos lúdicos son nulos. Lo lamento, eh, no creas que no.

Extraño Buenos Aires. Extraño a madre. Extraño a hermanos. Extraño la calle. Y extraño tener una actividad outdoors.

Pero por ahora esto es lo que hay. Ni modo: así las cosas.

jueves, 27 de octubre de 2011

transitando el lado oscuro (también una vez más)

Pensé que nunca más iba a tener estos sentimientos. Qué desolación. Estrujada, intento no pensar pero no me sale. Es injusto por donde lo mires. Aunque yo no ayude. Es difícil todo. Y es increíble el que alguien no lo vea.

Vi un partido de Basquet entre Puerto Rico y México mientras hacía patinadora. ¿Por qué el fútbol será el deporte en equipo privilegiado? Elucubré algunas hipótesis que tienen que ver con reglas fáciles, una pelota cualquiera y la posibilidad de hacer un arco con facilidad... el rugby necesita de dos palos enormes, el baseball de una pelota y un bate, el basket dos aros y una superficie dura... Seguramente alguien lo debe haber estudiado.


En fin. Estoy muy triste y con pocas ganas de escribir. Creo que las relaciones unilaterales hay que abandonarlas. Me lo digo a mí misma. A veces lo entiendo y otras, la mayoría, no.

Así las cosas, chicos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

en la época de las mandarinas

La luz y el aire, ya lo dije, son distintos. Y el olor. 

Por algún motivo extraño el despertador no sonó. A las 7am nos despertamos, marido saltó de la cama, dudó en llevarlo él o que lo llevara yo al Coco al cole (el camión ya se había ido) y ganó la opción uno. Por suerte. De todas maneras me levanté porque el nabo de mi hijo se olvidó la mochila (?) y salí descalza y sin abrigo a entregárselas. Después desayuné café con leche con una quesadilla, aguacate y frijol después de vestirme, llevé a Milo a la guarde, pasé por el club a bañarme y después al super. Gaby no me llamó para ver si al final sí quería que fuera. Le había suspendido pero me dio tiempo. Así que acá estoy.

La temporada de mandarinas empieza ahora y dura hasta febrero. Lo sé porque para el cumpleaños de los chicos lleno una frutera enorme de madera de mandarinas grandes y bien naranjas. Ahora no son tan dulces, tienen la piel muy pegada. Ayer hice un budín con unas que tenía en casa. Fue después de terminar Ocio y antes de buscar a los chicos para llevarlos al dentista. La receta decía que había que meter una entera en la procesadora (usé la licuadora porque mi procesadora es argentina y anda a 220). La próxima vez la voy a pelar, quedó demasiado amargo con toda esa cáscara, con pulpa, jugo y un poco de ralladura debería funcionar. También hice un pastel de calabaza y carne. El día naranja. La temporada de la calabaza es mucho más corta. Eso me entristece. Compré una grande para guardar y unos pedazos para comer en la semana. A todos nos encanta. De todas maneras, por esta zona no hay anco. No saben cómo lo extraño. La vida sin calabaza no es igual.

La dentista dijo dos cosas llamativas: 1. que la nariz y las orejas siguen creciendo de por vida. No es una buena noticia para mí. Lo único que podría alegrarme si tuviera mayor tamaño son las tetas. El resto siempre es mejor que disminuya. 2. "Eres más bien piernuda". Llevo casi siete años viviendo acá y soy incapaz de darme cuenta de qué me quiso decir. Es obvio que soy piernuda pero lo que no está claro es el signo de su comentario. No pareciera haber sido negativo. Ser piernuda en México no es necesariamente malo. Aunque no te sé decir con seguridad, eh.

Después de cenar todos juntos el pastel (a marido no le gustó pero para el resto fue un exitazo), vimos Crazy, Stupid, Love. Es mala pero entretenida. El guión tiene muchos problemas, es una buena idea de comedia romántica desperdiciada. A él le amo. No porque me parezca tan buen mozo pero me cae bien, banco a muerte que se esté convirtiendo en una estrella. Sobre todo porque su papel en Blue Valentine es excelente. Y en Drive también está muy bien. No, no hablo de Steve Carrell, obviamente.

Por lo demás, hoy es el cumple de beboncha así que ni bien lleguen los chicos del cole, parto con los dos menores hacia al Roma. Simi se queda acá con Xime. No tengo casi nada de trabajo y esta sensación de leve desperdicio es poco sentadora. Pero ni modo, es lo que hay.

El viernes voy a probar un par de recetas que se me ocurrieron (la variación de una y el budín nuevamente, supongo). A veces entro en fase Sara Key. O: asumo lo que soy.

En fin, guys!
Así las cosas.

chicos, mi look atrasa una década




Pero quiéranme igual.

martes, 25 de octubre de 2011

hola frío: nos das un poco de pereza

Y un día amanece con el aire distinto, más gélido, y hay también otra luz.

Dormí bien después de coger bien. Es matemático. A buen polvo, buen sueño.

No dejo de pensar en los kilos de más. Es algo superfluo pero que me altera, hacer dieta y no adelgazar genera una frustración indescriptible. Desde los 22 hasta los 30 años no tuve problemas de peso. Era flaca, comía poco, hacía ejercicio y me quejaba (un clásico) porque siempre sentía que me sobraban dos kilos. Ahora lo lamento. Con cinco arriba y sin dieta que valga, añoro las épocas de metabolismo normal. Es posible que sea a causa de un hipotiroidismo subclínico pero de todas maneras no sé si volveré a mi peso habitual. Queridos kilos, tengamos una convivencia en paz aunque los deteste.

Pasan cosas malas. Objetivas. Problemas. Pero pasamos tantos que ya no me asustan. Milo se niega a dejar los pañales. Es caprichoso y malcriado y no sé cuánto más aguantaré. Tampoco sé cómo llevar este encierro y soledad. En las reuniones suelo ser la que más tiempo lleva en México. ¿Cómo pasó?

Quiero estar en Buenos Aires, ir a la cena de cumple de Fer (20 cumpleaños de amigas), tomar café con mi mamá, caminar, estudiar. Etcétera. Mucho esfuerzo todo esto.

Por lo demás, voy a cambiarme, llevar a Milo a la guarde, ir al club, hacer ejercicio (sí o sí tengo que renovar el cancionero de mi ipod porque no da para más, llevamos casi 6 años juntos de lo mismo), bañarme, venir a trabajar... y así se pasa la vida mientras me marchito.

Las manos empiezan a entumecerse.

México no respeta las estaciones, hace frío o calor o llueve. Ahora toca frío. El 13 de diciembre estaré en Buenos Aires, voy relajada, sin demasiados planes, a vivir un poco. ¿Podré?

En fin, chicos: así las cosas.

lunes, 24 de octubre de 2011

con el desaliento en la piel (one more time)

Pasó mucho y no pasó nada en todos estos días. El lado oscuro de la fuerza acecha. Encuentra resquicios por donde colarse, lo dejamos a pesar de nosotros, somos débiles, somos humanos. La alegría de vivir se vuelve esquiva. ¿Cuánta gente me querrá? Siento que poca. Pienso: no tiene importancia. De todas maneras, vivo con ciertas convicciones, la primera: sé todo lo bueno que puedas siempre. Leyendo Ocio de Casas (no, nunca lo había leído, estaba en la mesita de luz de marido que mezcla Foucault, Nieztsche, Houbellec, Yuri Herrera, Casas y alguna otra cosa que me resultó, el conjunto, sorprendente) se me hizo carne la certeza de que la creencia ferviente en dios y el mal sexo van indefectiblemente de la mano.

El sábado fuimos con los chicos a lo de Eva y Nacho. Salvación de soledad completa, la hermana de Nacho, más amorosa imposible, se metió con Milo en la pile durante horas. Los grandes también nadaron pero ellos se arreglan solos, todos lo mimaron y lo malcriaron y él muy feliz de ser la mascotita. Llegamos a casa con él ya dormido y los otros también agotados. Coco se vino a mi cama porque Capitán América le dio miedo, ya dormía cuando gritó "mamá, mamá" y le dije que se pasara. Marido llegó temprano a la mañana sin avisarme, durmió intermitentemente hasta las 2pm. Coco se fue a lo de Dante y nosotros cuatro comimos en una parrilla por acá arriba, sin sobresaltos ni mayor alegría. En Argentina se votaba. Después me dediqué a leer tuiter, diarios y FB. A las 11pm estaba durmiendo.

El viernes tuvimos pizza, cineclub y una escena poco feliz entre marido y yo.
El sábado olvidé contar que Camilo caminaba hacia un arroyito en el que pensé que iba a caer, salí corriendo por el largo jardín y rodé en una suerte de bajadita, me levanté digna y seguí corriendo pero tengo un moretón infame, negro, en el muslo derecho, de costado. Patético.

Hay sol pero siento la grisura por dentro.

En fin, chicos.
Así de desoladas las cosas.

viernes, 21 de octubre de 2011

¿escaparé?

De la vida no, eso nunca. Siempre supe de mi incapacidad para dejar a mi núcleo duro a su suerte. Intento no juzgar pero los padres que abandonan a sus hijos habitan, desde mí, en los escalones más bajos de la humanidad. Hay cosas que no se hacen. Claro que hay otras que al mundo le parecen "mal" y a mí "bien" o viceversa y convivo con eso. Alegremente.

Wikipedio:

  • Hipótesis whorfiana fuerte: La lengua de un hablante monolingüe determina completamente la forma en que éste conceptualiza, memoriza y clasifica la «realidad» que lo rodea (esto se da a nivel fundamentalmente semántico, aunque también influye en la manera de asumir los procesos de transformación y los estados de las cosas expresados por las acciones verbales). Es decir la lengua determina fuertemente el pensamiento del hablante.
  • Hipótesis whorfiana débil: La lengua de un hablante tiene cierta influencia en la forma que éste conceptualiza y memoriza la «realidad», fundamentalmente a nivel semántico. Esto significaría que a igualdad de todo lo demás pueden existir diferencias estadísticas significativas en la forma que dos hablantes de diferentes lenguas resuelven o enfocan ciertos problemas.
Alguna vez la parafraseé pero ahora quiero expresarla de manera más asertiva. Hace días que intento dilucidar cuánto nos aleja el uso (o no) del pretérito perfecto a mis hijos y a mí. Los porteños no lo tenemos incorporado porque para todas las experiencias pasadas que no son continuas (no sé si estoy siendo muy asertiva en este caso, la verdad) utilizamos el pretérito simple o indefinido. Cuando hispanohablantes no porteños quieren indicar que conocieron o que probaron una comida  o una ciudad enuncian: "He estado en Roma dos veces" o "No he probado el mole aún". Los porteños decimos, en cambio: "Fui a Roma dos veces" o "No probé el mole aún". Hay algo de acción no terminada que yo, por ser porteña, no termino de comprender. Todavía me acuerdo cuando me intentaban explicar el Present perfect en inglés y se me hacía complicadísimo. Creo que recién cuando vine a México y pude distinguir para qué usan uno y otro pretérico lo entendí realmente (igual me cuesta eh, y no lo uso nunca).

Sin conclusión: no estoy segura de si el lenguaje condiciona o determina la manera de pensar pero hay un resto entre la forma en la que mis hijos perciben el mundo y la mía. Sí, es obvio que ese resto existe siempre, entre todos los humanos, pero hablo de algo que se puede conceptualizar. O proto conceptualizar y que creo que dice mucho sobre "vivir afuera" y la cría de cachorros en esas circunstancias.

Por lo demás, Júpiter sigue complicándome la vida. Siento un vacío irrellenable y no estoy del todo segura de que pueda revertir este estado. El acentuamiento de la nada misma, el sinsentido conjugado con un aburrimiento pasmoso. Ni la literatura ni el cine ni la comida ni la amistad ni el amor parecen tener la capacidad de desaletargarme.

El permanecer. Sin angustia. La falta de interés absoluto en la trascendencia. Un leve desprecio hacia las ciencias sociales, las humanidades en general y ni que hablar de los sujetos convencidos de que lo material va a hacerlos felices. Como si tener y ser estuvieran imbrincados. En fin.

Marido se va mañana a Guanajuato. Llegó caído y agotado a tal punto que a las 8.30pm dormía. Leí un rato, no descansé con breves despertadas y sueños perturbadores. Se despidió tirándome su humanidad encima al son de "chau preciosa" y lo veré recién a la noche en lo de los M para nuestro consabido cineclub. Creo que a la tarde vienen Xime y panza. Y un amiguito de Tita (otro) a jugar.

Y no mucho más. Espero a la arqui... con este espíritu de "todo me chupa un huevo" no es fácil encarar nada.

Ah, el viernes que viene se va a Las Vegas. Sí, soy sola otro findex más. Ni modo: es lo que hay. Tampoco importa.

En fin, chiquitines.
Así las cosas.

jueves, 20 de octubre de 2011

con sol

El agujero en la encía todavía duele, una ausencia pesada. Hace días que quisiera estar más céntrica, volver a ser citadina pero en raptos de ¿lucidez? me doy cuenta de que no sería más feliz. La ciudad tiende a deprimirme. Esta y cualquier otra. Aunque nunca viví en el DF propiamente dicho así que tampoco tengo autoridad para declarar cómo me pegaría.

Con el endodon nos despedimos con un abrazo fuerte. Sacó el tapón que cubría el cráter y dijo que el dolor tiene que menguar. Ya no nos vamos a ver. Ni a whatssapear, supongo. Casi que me dio pena. Desde mi nueva altura me agaché para saludarlo, hice algún chistonto y pensé en el proceso evolutivo de nuestra relación. No sería la primera vez que me pasa que conquisto a alguien después de que me conoce un poco más (?).

Después pasé por la escuela de Tita a hablar de Argentina. La verdad es que tenía poco para decir. Ellos sabían lo mismo que yo podía aportar. Así que leí el cuento de A Lucas se le perdió la a, que a mis hijos les copa (no sé si fue muy exitoso), les mostré el mate y la llevar que había llevado y después de media hora me retiré digna. No fui un hitazo esta vez, a veces me canso de ponerle garra a todo...

Por lo demás: me dormí temprano. Marido aterrizó a las 9.40am, me duele la garganta también. El médico para el que dejé un riñón tiene a mal no responderme, marido al final se va el sábado a Guanajuato, a la pobre Mer (aka panza) me le quejo cada vez que hablamos. Parezco un lamento boliviano con ella, no sé bien por qué, me descargoooooo. Pobre panza. Cualquiera.

Tardé un cacho en dormirme, no leí, cené fruta con yogur y granola, prendí la tele y me di vuelta. Pasaron como tres programas del Gourmet antes de conciliar el sueño. Pensar que antes me mataba mirando ese canal. Así aprendí bastante. Pena que no me gusta cocinar, no sé bien por qué, no me da paz intenrior.

Le dije a alguien hoy que soy menos loca de lo que parezco. Creo que es cierto.

Por otro lado, mi lista de pendientes es medio siempre la misma: pasaporte de Milo, dermatóloga, IFE. Etc.

Bueno, sorry, todo un embole. Pero es lo que hay.
Así las cosas.

miércoles, 19 de octubre de 2011

mi paso obligado

Si no escribo aunque sea un párrafo no puedo encarar el día.
Estoy pasada así que voy a decir poco. Tengo que bañarme y salir corriendo. Debería haber aprovechado la mañana pero no pude. A las 6.35 despaché a Coco, levanté a Milo del piso porque hacía un berrinche gritando que quería cambiarse, lo metí en mi cama y ahí empezó con lo de su "lechita". Despierta mis peores instintos. Igual me levanté, busqué su vaso, le hice la leche y volví a la cama. Dormí profundamente hasta las 8.25, Silvia se ocupa de Tita y de Milo. Marido me despertó con su llamado pero volví a caer redonda hasta las 9.19, qe salté de la cama desesperada, me cambié, comí un yogur a las apuradas, llevé a Milo a la guarde y fui al super. No logré laburar en todo este rato y ahora ya es tarde. Me pone mal tener pendientes, no estoy acostumbrada. Encima tengo que ir a hacer nota, después buscar a Tita en el after y recién cuando vuelvo podré terminar el informe para entregar mañana.

Ayyyyyyyyy: basta.

Y todos a mi alrededor pasándola mal. ¿Qué onda? Yo por mi parte medio que perdí el entusiasmo en la vida. Aburrida, sí. Y sin ganas de que pase demasiado. Un plomo.

En fin, guys.
Así las cosas. Pero sin angus, eh. Sin angus.

martes, 18 de octubre de 2011

abro un paréntesis y después sigo

Si hubiera pasado algo, no te digo excitante sino solo algo que valiera la pena ser contado, habría abierto el paréntesis antes. Por Tutatis, siento el cielo caer sobre nuestras cabezas. Pero avancé en la lectura y eso me tranquiliza. En una hora tengo que buscar a los chicos en tenis. Suspendí el dentista, los voy a dejar en casa con Silvia y bajaré a la Condesa para ver a Domi. El trabajo acumulado y atrasado no es lo mío.

Nadie está bien. Júpiter, apiádate de nosotros, por favor.

El endocrinólogo vino al final (cobra una verdadera fortuna por la cual debería haberse apersonado antes) y me revisó una médica joven que terminó contándome sus temas: sus dudas sobre tener hijos, la decisión del marido de venirse a trabajar al DF desde Puebla, el desinterés de él en la reproducción. Acá es poco común que alguien con tres hijos esté digna. No digo que no haya pero no es lo más normal. A pesar de mis kilos de más, la zafo con altura. Así empezó la conversación: "ojalá después de tres hijos quedara así". Mamita, ojalá quedes mejor pero a como viene la mano no creo que tengas tres ni de casualidad.

Por lo demás, nada. Nadísima.

Cierta alienación, peso sobre mis hombros, preocupación. También le suspendí a la arqui que tenía que venir a cerrar detalles y no fui a buscar mi camio al service que está lista desde ayer. Pasaré mañana antes de ir al super. Días complis. Gente que no entiende que los mensajes buena onda hay que contestarlos. Gente que no entiende que la vida es un boomerang. Pero bueno, le dije a Flory hace un rato que yo me siento muy normal... posta lo digo. Alguien por chat hoy me dijo que más o menos sí existen motivos objetivos para que ciertas personas no me soporten. Raro. Digo: no raro. Pasa. Pero cuando me conocés soy una persona normal, de su casa, que intenta ser lo mejor que puede. Madre. Qué se yo: normal. Ponele.

En fin.
Sigo con el yugo del trabajo mal redituado.
Creo que necesito un café. Recién el jueves voy a que me saque el endodo la curación. Y después tengo que ir a hablar al colegio de Tita sobre Argentina. Simón no me perdona que no haya ido a pintar con él. Tiene razón. Pero juro que todo no puedo.

Más

así

las cosas.

sin escribir no puedo trabajar

Ir al endocrinólogo me llevó toda la mañana y una parte importante de mis finanzas. Pero esperamos ahora sí entender por qué vivo cansada y me sobran 4 kilos desde hace años sin razones aparentes. Al menos no tan aparentes. Mi estatura sigue sufriendo inflación y lo más extraño es que yo sí me noto más alta hace unos meses. Ahora me midieron y dio 1.67... guau. Históricamente era 1.65 y medio. Un centímetro y medio no es poca cosa. Por la cita esta no pude ir a lo de la pintura de Simón. Es una actividad anual a la que siempre va marido pero no está. Bueno, el año pasado fue padre porque justo coincidió con una visita. Este tipo de cosas es la que me exprime el corazón y me dan ganas de vivir en Bs As. Dormí pésimo, bah, casi no dormí. Estoy fuckin estresada, con mil cosas y sin marido (que no es que re aporte pero me tranquiliza un poco). En el insomnio intentaba ir a un remanso mental, esos oasis en los que sos feliz un rato pero no encontré ninguno: grave.

Estar sobrepasada no es mi estilo. Suelo llevar mi vida con elegancia, puedo con todo, hago de todo, me ocupo de todo, me cargo todo pero hoy siento que flaqueo un toque.

Bueno, me pongo a trabajar SHA. Es lo que urge.

Así de pasadas las cosas, chicos.

lunes, 17 de octubre de 2011

no te puedo prometer nada interesante

Por ejemplo: solo hice 30 minutos de elíptica. El dolor de lo poco que queda de la muela se intensificó ayer a la noche, le mandé hoy a la mañana al endodon un whatssap (ayer tuvimos intercambio) y no me lo contestó. Sí, soy una loser. A la camisa que me regaló madre y que pensaba estrenar, le faltan dos o tres botones (no los conté) por lo cual tuve que ponerme una remera que tenía de casualidad en el bolso del club y fui a llevar la camio al service en calzas, con el orto al aire.

Por lo demás, muy poco. Marido se fue a las 4am. Camilo hizo un escándalo a las 6 y cacho porque quería "su lechita" (muerte a los diminutivos) pero le expliqué lo que el padre le había explicado ayer: se acabaron los caprichos. Estamos con esta activación y aunque chilló un cacho, volvió a dormirse. Coco también habitaba la cama y Tita vino llorando a decirme que no quería ir al colegio (supongo que no podía soportar la idea de que su hermano mayor volviera a quedarse acá mientras ella tenía que ir a padecer del yugo escolar) pero negociamos cole sí, after no.

Un mail suspendiendo la nota que tenía que ir a hacer hoy me dejó más tiempo para avanzar con el trabajo atrasado. Algún día haré algo que esté bueno, por ahora no puedo. Lo sé. Ya no me angustia.

¿Qué carajo me pongo para los Grammy?

Unas preocupaciones importantísimas.

Marido me mandó mensaje de que había llegado.

Tengo taller. Pasaré antes a darle besich a Domi y a beboncha.

La vida es un magma de nada. La nada y yo. Lecturas apasionantes.

En fin, chicos. Ahhh. Ayer, cuando marido me preguntó en qué ciudad del mundo viviría si pudiera dije que creía que Argentina. En otra era hubiera querido hacer un pasaje Europeo, ver qué onda Madrid pero eso ya pasó. Y de la nada, Simón tira un: "yo no quiero vivir en Bs As". ¿EH? ¿EHHHHHHHH? ¿Sería la fiebre? Este pibito igual está en cualquiera, el sábado en el recital, empezó: "¿y el vip?"... desubicaitor. Que yo a los casi 34 sea una lacra, OK pero vos, pibe: hacete de abajo.

Más en fin.
¿Café or not café?

Creo que la gente (tipo el del service del coche) piensa que siempre estoy en otra, unplugged. Está bien eso, me cabe, yo que soy hiper conectada gusto de hacerme la boluda y de que parezca que estoy en babia.

Así las cosas.

domingo, 16 de octubre de 2011

no creo que haya nada más cansador que la familia

¿O sí?

Reverberan en mi cabeza pensamientos diversos.

Los chicos del rock, mis hijos, no son tal. Llegamos a Querétaro tranquilos, a las 3.30pm, dejamos las cosas en el hotel y Mau pasó a buscarnos en la camioneta para ir al centro. Caminamos unas cuadras por el zócalo colonial y comimos antojitos mexicanos con Mau en un lugar cualquiera. Volvimos al hotel y al rato salimos para el venue. Marido solo tenía que ver el show para poder dirigirlo la semana que viene en Guanajuato. Hacía frío y era al aire libre. Vimos a Los Daniels y los dos mayores empezaron a pedirme que nos fuéramos. Otra vez a la camio hacia el hotel. No vi ni Fobia ni Molotov, que me copan. Marido obviamente se quedó. Cambié al menor y nos metimos todos en la cama, los chicos a mirar tele y yo a dormitar porque no había llevado libro y no andaba la interneta. Camilo, que se volvió la piel de judas y un capricho con patas, no paraba de dar vueltas, pegarme patadas, usar el iphone y romper los huevos en general. Al final nos domirmos todos y marido me despertó con una llamada telefónica a las 12 y cacho. A las 7.35am desperté al son de los quejidos de Simi, a quien le dolía la panza con intensidad. Logramos pilotearlo hasta las 9 y lo convencimos de que nos acompañe a desayunar pero no duró demasiado, tuve que subir y vomitó en el pasillo. La maternidad son esos pequeños gestos y detalles silenciosos e insoslayables. Marido comió como un cerdo (es increíble cómo después de unos años te parece normal ingerir chilaquiles con frijol y comer la fruta antes), subió con los dos menores, predieron la tele y nosotros nos hicimos una siesta loca. A las 11 ya me faltaba el aire. Los varones se bañaron, Simi tenía fiebre, junté todo (hace dos días que me duele mucho la garganta y la incomodidad de la muela sigue ahí, sorda pero constante)...

Excursus: fui a ver la casa con marido y a buscar a los chicos. Tendría que cambiar a Milo y armar el lunch de Tita... marido bañará a la niña en mi lugar.

... y salimos hacia lo de Migo y Gaby que viven ahí hace poco. Nos atendieron super recontra divinos, hicieron asadito en el balcón, el dpto tiene una vista divina y a las 3.20 salimos de vuelta. Milo rompió los huevos todo el camino. Marido, cuando le pregunté si yo le parecía linda, volvió a decirme que si no estuviera conmigo se sentiría atraído siempre por mí. Supongo que es un gran halago. Igual le dije que yo daría toda mi extraña personalidad por ser linda. A eso no hay con qué darle. En el camino de ida le había dicho algo que pienso asiduamente: tengo una inteligencia inútil. Entender rápido no sirve para un carajo. Además de que para mí la pérdida de memoria es cuasi un alivio. Ser la frika que se acuerda de todo y de todos es agotador. Y no la sé pilotear ni un poco.

Por otro lado:

¿En qué momento el sexo se volvió tabú? ¿Cuándo generamos pudor los humanos? ¿Por qué está mal vista la promiscuidad? Pasé los años más tiernos de mi vida penando por no tener novio ¿alguien podrá explicarme para qué carajo lo quería? ¿Por qué a nadie se le ocurrió decirme que mejor aprovechara, que estar con amigos, salir, garchar porque sí, cagarse de risa y ser libre es algo que hay que disfrutar? Hasta que uno tenga demasiadas ganas de no estar solo o de reproducirse el aparejamiento debería ser libre y sin ataduras. Lo digo de verdad.

Bueh. 
Había escrito algo más pero tuve problemas con la compu y se borró. Presumo que nada importante. En realidad, anunciaba que iba a hacer algo que ya hice. Intrascendente.

En fin, guys.
Así las cosas.

sábado, 15 de octubre de 2011

queridos astros, ordénense

Y no lo digo solo por mí sino por un montón de gente que tengo alrededor (ao vivo y por chat) que tuvo unas semanas de mierda. Xime me dijo ayer, las dos hundidas bajo mi edredón, vestidas, a las 5pm, que hay un problema con Júpiter y que no podemos esperar nada bueno hasta el 27. Nunca sé en qué creo o si creo en algo. Por lo general, soy presa de un nihilismo extremo, exacerbado, convincente y sólido pero sabemos que tuve mis varias excursiones a lo de Carmen María, buscando que el tarot me de alguna respuesta a la angustia y el futuro. Y me analicé 100 años, lo que también podemos pensar que tiene una cierta aura de creencia mágica. Solo que más cara y de largo plazo.

Por algún motivo inexplicable (o no ) ayer se dieron varias conversaciones de tipo "trascendental" en las que terminé diciendo que la fantasía teleológica tanto de la vida como de las relaciones no es más que eso: una fantasía (aunque claro está que tan o más necesaria que muchas otras: es increíble cómo los humanos basamos nuestra supervivencia en ciertas falacias simbólicas inverosímiles).

Mis astros no sé cómo andan pero yo estoy bastante rara. Sí, eso: enrarecida. Entre bajón y resignada. Flory habla de la pérdida de fuerzas cuando las situaciones son repetidas, que uno sigue remando pero queda baqueta. Es cierto. Doy fe. Una vez le puse nombre: estrías emocionales. Creo que estuve muy acertiva.

Por lo demás, ayer tuve un día durísimo. Entre muchas otras cosas, y lo que más me estresó, fue que mi hijo de 2 años y 5 meses se quedó encerrado en un cuarto con su amiguito de 2 y 6 meses. Pensé que me iba a dar un paro. Estaba ordenando juguetes en la sala de juegos, salgo y veo la puerta del cuarto de Tita cerrada. La puta madre. Intento abrir: nada. Les pido que den vuelta "el cosito" del picaporte, intenta Milo (no es la primera vez que lo hace) pero no puede. Silvia trae el manojo gigante de llaves, estoy tranquila porque la semana pasada esa puerta quedó trabada y al final la abrimos. Pero intentamos 3 veces con todas las llaves y no. No abre. Les sigo pidiendo que intenten pero no pueden. Silvia va a buscar a alguno de los trabajadores de mi casa. Vienen, intentan desarmar el picaporte pero no lo logran. Les hablo a los nenitos y NO ME CONTESTAN. Empiezo a volverme loca y pienso seriamente en darle una patada a la puerta de madera. La representación mental es de una puerta destrozada a fuerza de patadas mías al mejor estilo Los Angeles de Charlie versión 2000s.  Los imagino ahogados en el inodoro. Antes de que patee, los dos señores me dicen que me tranquilice y se les ocurre soltar el marco. La puerta se abre y veo a los dos nenitos, tranquilos pero asustados, sentados en el colchón. Segundo decía: Milo quiere hacer la siesta. Milo asentía. No sé bien cómo sobreviví al estrés. Después les di de comer y llegó Tita con su amigo. Tenía el cuerpo adolorido, el peso de la existencia cayéndome como un yunke. Antes de tirarme en la cama a descansar, sucia y sin intenciones de bañarme, fui al city con el pequeño a comprar unas cositas. Después, de estar un rato echadas, mientras Xime se hacía un café, preparé el budín que hacía mi abuela Fanny cuando era chica (de azúcar negra y cacao, tenía nostalgia) pero no quedó nada parecido. El de ella era más compacto. Madre me había mandado la receta en algún momento de la tarde.

Marido quería pizzas pero recién llegó a buscar a Simi y Xime (la madre me pidió que la trajera, todos queríamos lo mismo, ir a Santa Fe un viernes de quincena es la muerte en vida) recién a las 8pm. Estuve a punto de hacer un pesto de rúcula y no hacerme cargo del antojo pero al final le hice la masa. No quedó tan mal. A la madre del amiguito de Tita le parecí la persona más pilas del universo. Yo por lo general me siento una pajera pero es cierto que tengo un contexto bastante cuesta arriba y lo llevo con cierta alegría.

Xime mientras cosía y se quedaba pensando, creo, en Somebody I Used to know. No entiendo por qué no son todos fan. Justo la pasaron en la radio ayer y me enteré de que el pibe es australiano. De repente todo el mundo a mi alrededor es australiano (??????????).

Tengo que bañarme y cambiarme. A la 1pm vuelve marido del club y partimos todos a Querétaro. Comeremos e iremos al show que tiene que ver. Mañana volveremos temprano porque el lunes a las 6.40am sale su avión a Miami. ¿Es la vida solo es continuum levemente aburrido? No lo sé: sigo esperando emociones fuertes. Descolocame que me gusta.

¿Por qué la gente tiene mala leche? ¿Por qué no todo es fácil y directo? No gusto de los dobleces. Intento deshacerme de los míos. Lucho con mi miseria todo lo que puedo.

Las uñas ya se secaron. Puedo bañarme y terminar de armar el bolso.

¿Trabajaré mientras espero? Puede ser. Sigue la veda deportiva. Solo whatssapeo con mi endodo, es semi patetic pero es lo que hay.


Ah, lo único malo de que siempre haya mucha gente en tu casa es el exceso de suciedad. Y el desorden. Tiré papeles y papelitos del cuarto de Roberta y si pudiera regalaría TODO. Cajas y cajas de las que me desharía feliz.

En fin, guys: buen findex para todos y muchos deseos de que tengan los astros alineados.
Así las cosas.

viernes, 14 de octubre de 2011

avec delay

A las 6.35am, como una zombi, desperté a Coco que ya tenía su ropa elegida y sacada, no quiso desayunar y no tenía que llevar lunch porque había Bake Sale (para la cual compré ayer una bolsa de 12 paquetitos de papitas y demás porquerías porque de lo de bake quedó solo el nombre para indignación de marido y mía) por lo que nos tiramos en el sillón de la sala de tele para hacer tiempo, yo con la capucha del buzo sobre mi cabeza, bien cabeza. Se fue y volví a la cama para no levantarme hasta las 9.20am. Sin fuerzas, supongo que por la carnicería de ayer de la cual todavía no me recupero. Nunca debería haber ido sola. Pero ya pasó.

No puedo hacer deporte por tres días. Desde el martes que no me muevo y sabemos lo mal que me hace el sedentarismo. Además de una improductividad basal. Intrínseca.

Cenamos un risotto delicioso en lo de Domi, nos tomamos una botella de vino entre los cuatro y comimos choco amargo. Me hizo reír. La amo. Fuimos y volvimos escuchando hits de Los decadentes... justo alguien en la semana me había contado que los estaba escuchando. Bueno, marido también.

Iba a escribir un montón de cosas que tenía atoradas en la mente y se disolvieron como si flotara en ácido. Ah, sí, sí. Parece que me voy con la prole a Querétaro. La perspectiva de quedarme sola todo el findex, sin ayuda, me desalentó y cedí a la insistencia de marido. La fiaca es total pero no tengo resto para luchar sola con todo. De verdad. Me duelen las piernas.

Además marido se va el lunes a Miami así que si no casi no lo vería. Vuelve el jueves y el otro findex tiene concierto en Guanajuato por lo cual la idea es que también lo acompañemos. Amalgamados somos mejores. ¿O solo juntos? No lo sé. Y en noviembre parece que lo acompaño a Las Vegas, a la entrega de los Grammy.  Mandó un mail formal invitándome y no pude resistirme. Madre vendría unos días a quedarse con los pequeños. Ojalá no tuviera que ser así. Ojalá pudiera dejarlos acá pero no puedo. Igual me entusiasma pasar unos días sola con marido. Pena que sea Las Vegas, habiendo tantas ciudades interesantes. Pensé que iba a morirme sin conocer pero no... ni modo. Allí iremos. No sé de qué me voy a disfrazar. Además de que debería hacer dieta porque estoy obesa como para ponerme un vestido largo. ¿Y tacos? Dios: taco.

Dolor de cuello por laburar en el sillón. Creo que tengo las cervicales completamente torcidas. Y el bocho quemado. No tengo resto para contener y sin embargo lo hago. Estoy cansada, chicos.

Así las cosas.
Mezcladitas.

jueves, 13 de octubre de 2011

crisantemos en Reforma

Más de una hora tardé entre la guardería de Milo y el endodoncista que queda en Cerrada de Altata. Lo que notás con el paso de los años es que entendés ciertas mecánicas, por ej: tener en todos los destinos un viene-viene amigo, que se queda con tu coche mientras te ocupás de lo tuyo.

En Reforma ya están casi todos los crisantemos transplantados. Una cuadrilla con mucha gente (y recalco MUCHA) saca las macetas con las plantitas de flores naranjas (cantidades impresionantes apiladas dentro de un camión), algunos las atrapan, otros les sacan las macetas y otros las vuelven parte del boulevard. Las alternan con otras plantas en formas geométricas generando un lindo espacio verde. Pienso en todo el dinero que se gasta en eso y pienso que es una zona de ricos que, sin embargo, los fines de semana visita una extraordinaria masa de población urbana porque están los museos, el zoológico, la casa del Lago y el botánico. La avenida se vuelve un verdadero océano de gente.


La relación con el endodoncista es de una cotideaneidad inexplicable. Y cambió de signo también inexplicablemente. Ya no puedo contar la cantidad de veces que fui y hoy tuvimos nuestro climax. Hay pocas cosas más sexuales (aparte del sexo) que la endodoncia: lo juro. Como no pudo solucionar el tema con las limas y los líquidos ácidos, tuvo que sacarme la mitad de la raíz. Una carnicería. Cuando vi el cacho con restos de encía casi me desmayo. Gemí durante todo el proceso, dolía a pesar de la anestecia y sentí cómo se me esfumaban las fuerzas. Soy del tipo de persona que puede no caer bien a mi pesar. No reconozco el factor incómodo pero la gente suele detestarme con facilidad. Así el endodoncista hasta hace un par de consultas que por algún motivo vio mi corazón dulce detrás de mis facciones fuertes y mi hablar vehemente. Casi me pongo a llorar cuando me abrazó de despedida, pidiéndome perdón por haberme hecho doler. La escena ridícula (mide 1.60 con toda la furia) la vi reflejada en el vidrio del consultorio. Llamé a marido con un par de lágrimas en el rabillo del ojo pero no me atendió (para variar) y le pedí al chico que tenía mi coche (no el de siempre sino otro nuevo) que sí me lo bajara de la banqueta porque todavía me temblequeaban las piernas. Ahora no puedo ni mirar lo que quedó. Tengo que volver en una semana y espero que por fin sí sea la última vez.

Ahora a trabajar. Y a llamar a la dermatóloga. Mañana viene un amigo de Tita (al parecer, no quiere invitar a ninguna niña) y Coco tiene un cumple en Kidzania. Yo debería aprovechar la tarde para escribir.

En fin.
Así de sanguinolientas las cosas.

el canto a la alegría

Pasó un mal día. Uno de esos pésimos en el que perdés la perspectiva, la grisura te coloniza (justo en el día de la raza que acá tenemos a bien no "festejar"), dejás que la melancolía te abrace y que la vida te parezca lo que es: una mierda.

Pero.

Yo prefiero ser alegre, contenta, enérgica, brillosa y así... boluda, ponele.

Perder el tiempo en internet quema la cabeza. Las neuronas se van consumiendo en cada lectura de tuiter. En cada actualización de FB. La vida se te escurrió en esa pelotudez y no te diste cuenta. O sí. Y era lo único que podías hacer.

Lo que no dije después de toparme con tantas fotos que podrían hacerte llorar hasta secar los lagrimales, es que a marido cada día lo amo más. Es difícil de explicar. Pero es cierto. Y recurrente, lo sé. También muchas veces no lo soporto. Pero esa forma de conectarnos sin tener que hablar, de entender lo que le pasa al otro, lo que quiere. Puede que sea unilateral pero existe. Eso es amor. Y el ansía continua de estar cerca, pegados.

La certeza de la muerte me hace renacer. Recibí un par de mensajes en diversos tonos respecto a la vida social, algunos de reto, otros de solidaridad. Debo aclarar que hablaba desde el pozo, con la óptica torcida del beishon. Cuando hago ese tipo de declaraciones es porque nada me hace feliz. Ni tener vida social ni no tenerla (y sí, la tengo, lo sé, los hechos objetivos y estos textos no tienen una relación de fidelidad necesaria, ya todos deberíamos saberlo).

No existen las lecturas ni las películas ni los textos. No existe más que el vivir más plano, más inmediato y desconcertante. Pero como bien dijo Joy, todo cambia en un minuto. Y hoy no pienso dejar que la vida me aplaste (puede que el clima me ayude, veo un tímido rayo de sol asomándose).

Por lo demás, me voy al endodoncista en la Condesa. Me armaré de paciencia, escucharé radio y pensaré sobre algunas pavadas. Ojalá se pudiera leer en el tráfico. Pero no. A la tarde viene Mer. Y pasará María. A la noche creo que tenemos junta con la arqui.

Algo que sé: tengo mucho amor para dar.

Bueno, chicos.
Así las cosas.

miércoles, 12 de octubre de 2011

un miércoles triste

Seguramente porque dormí muy mal. Marido llegó un poco tarde. Freí una milanesas, improvisé una ensalada de arúgula, vio los últimos minutos del partido de Argentina, pasó a Milo y volvió a bajar para contestar unos mails.

La tos lo había planchado al pequeño a las 6pm. No, antes, y nadie lo pudo despertar. A eso de las 12 le hice una leche, se quedó en mi cama, me desperté porque estaba todo mojado, lo cambiamos entre marido y yo y ya no pude dormir. No sé cuánto tiempo pasó pero estaba semi embotada. A las 6.35am sonó el despertador, Simi se vistió, Camilo empezó a llorar (se había pasado a la cama del hermano) y a sacarse el pijama, Coco estaba con dolor de garganta (y una fiaca evidente) así que lo dejé que faltara al cole. Volvimos a la cama y ya no me levanté hasta las 9.15am, cuando marido llamó desde casa porque estaba con la arqui y pretendía que fuera. A duras penas pude explicarle que no podía moverme, que me dolía el cuerpo, que tenía que llevar a Milo a la guarde e ir al super. Pero antes, a eso de las 7 y cacho parece que garchamos. Lo dejé ser. Como le gusta decir, soy bien dispuesta. Aunque no tan gauchita como yo creo. No tiene importancia.

El suburbio creo que me está haciendo mal. Poca vida social. Salidas nulas. Y mi mente que no ayuda. Ayer teníamos que buscar fotos de distintas edades de Simón así que encaramos la caja de las fotos. Fue como meterse en el tunel del tiempo. Había de todo, todo mezclado. El viaje a Israel, yo a los dos años, el viaje a Bolivia y Perú con las chicas, la sesión de fotos en el loft de Maros en no sé qué año, hecha por Fer en diapositivas, con cambios de vestuario (yo curtía mucho unas converse de charol, copadas, unos pantalones verdes tornasolados que me había comprado en el Soho, mucho negro, muchos anteojos de colores, el pelo corto, unos cuantos kilos de más y una frescura en la cara irrecuperable), fotos de Miami cuando fui a visitar a marido (que era flaquísimo y yo estaba negra de haber estado en Brasil), fotos del embarazo, de Simón recién nacido (marido no paraba de sacar fotos y de revelarlas, al poco tiempo de venirnos a vivir acá se olvidó para siempre), de Simón al año, a los dos, a los tres. Del embarazo de Tita. Fotos con mi cámara lomo que alguien se llevó de casa y no devolvió. Fotos de un viaje familiar a Punta del Este (en el que tuve a mal apretarme al gerente del hotel), con mi look Camden (boina de terciopelo, colores oscuros, borceguíes) y mi hermich tan canchera siempre. Por cierto, ayer fue su cumple y hubiera querido estar pero ya es un clásico la ausencia por lo cual ni lo comento. Dejemos pasar.

Y algo no anda bien. Algo se me achicharró adentro. Se encogió. Extraño a marido. No me da mucha bola. Simi me acompañó al super. Ahora voy a ir a buscar a Milo. Estoy en calzas, sucia. Tengo que trabajar. Y a als 4.10pm buscar a Tita y a Xime en el colegio. No tengo planes nunca. Ni siquiera cine ni cenas ni nada. Extraño la ciudad. Extraño Bs As. Extraño tener una vida.

Pero ni modo. Me entrego a la realidad. Blandita.

Así las cosas.

martes, 11 de octubre de 2011

el día mal parido

Podría enumerar causas pero no serían del todo válidas. Los hechos objetivos a veces tienen poco que ver con el nudo en el pecho. O el proto nudo. Tener que trabajar no me estaría haciendo bien. Y la sumatoria de diversas cosas que nada tienen que ver entre sí, tampoco.

Ayer fue un día largo. Fuimos al Magnocentro con padres y Milo que no fue a la escuela porque tenía tos y una leve febrícula. Después lo dejamos acá, llorando, con Silvia y Lupita y bajamos a la oficina. Dejé mi compu, marido tomaba su clase de portugués, comimos en El costeñito mariscos livianos, llevé a padres al hotel, nos despedimos en el coche, rápido y como quien no quiere la cosa. Ya estoy acostumbrada pero nunca es del todo grato, claro. Fue una buena visita aunque demasiados rayos con madre. No me voy a explayar. Pasé por la clínica a conocer a Catalina, les dejé a Mai y Gass las trufas que había comprado y me fui al ratito. Pasé por lo de Domi, charlamos con Ana en el porche, fumando. Y de ahí al taller. Llegué bajo la lluvia a las 10.15pm, todos (excepto Camilo) dormían, comí parada una pasta que había dejado preparada marido (el único día que se acuesta temprano es cuando yo llego tarde, increíble), Milo se pasó a mi cama temprano, me volvió loca (creo que se cobró mi ausencia diurna) y tuve sueños raros. Después me peleé con marido por tel y mail, supervivencias de otras épocas horribles, hice solo treinta y cacho minutos de elíptica (ayer fue una hora), sauna, baño y aquí estoy, por ponerme a hacer un trabajo mal pago y para el cual estoy sobre calificada y me pega pésimo.

Pero es lo que hay.

No soy días luminosos. Desde siempre estoy convencida de que el clima condiciona al espíritu. Y por estos días hay un huracán en no sé dónde que estaría revolucinando mi humor de una manera no positiva. Como todo: ya pasará.

Ayer empecé un post sobre el amor nervioso, sacado, eléctrico, que me prodiga marido. Pero hoy ya pareciera no tener sentido. No te digo que estoy lechuguita pero semi, eh.

Me apuro. Tengo que ir al banco, trabajar, buscar a Camilo, viene Xime con las niñas a comer y después tengo que llevar traer llevar traer de tenis, una actividad cero productiva y bastante hastiante pero que toca. Ah, Domitila me hace reír por chat y yo se lo agradezco infinitamente.

Aburrimiento go home!

Así las cosas.

domingo, 9 de octubre de 2011

domingo, lluvia, tos, familia

Milo está encima mío, tosiendo, caído, queriendo volver adentro si fuera posible. Madre se compró un Ipad e intenta comprender cómo se usa. Marido está con su compu. De a ratos leo algún artículo. Está gris.

Nosotros pasamos por el Mac Store a comprar cargadores para nuestras compus. Son carísimos. Jobs dejó un legado increíble y prohibitivo. Todo es lindo e inaccesible para la mayoría.

Fuimos en la camioneta de la produ, como un contingente de turistas a CU. Bajamos bicicletas, patines, triciclo y algún otro etcétera. María esperaba con su monopatín. Padres, marido y Coco entraron a ver las muestras y yo me quedé platicando un rato y cuidando a los pequeños. Mi hija detesta los museos y yo me pregunto si alguna vez cambiará de opinión. Tal vez no.

Comimos en Azul y Oro, uno de los mejores restó mexicanos de la ciudad. Parece que los buñuelos de pato estaban espectaculares. No los probé: no como pato.

Ayer a la noche vimos The Ledge, no es buena pero me perturbó. Milo se pasó a nuestra cama, marido dejó la tele prendida para ver a Los Pumas (??). A las 7am hubo llantos y pedido de "lechita". El uso indiscriminado de diminutivos por parte de mi hijo menor me deja pasmada. Ahora tengo que bañar a los tres. Y hacer la comida para que lleven al after mañana.

Se me pasó el tiempo. Iba a hablar sobre relaciones humanas, distancia, el extrañar, el tiempo, etcétera.

Así las cosas, chicos.
Así: la nada misma.

sábado, 8 de octubre de 2011

INT. SALA. DÍA

Truenos afuera, la tensión eléctrica que baja y sube alternadamente, enloquecedora. Padres en un sillón, marido y yo en el otro, tres niñas arriba armando un show, un niño pequeño jugando a cocinar y uno con su propia compu al igual que sus padres. Es sábado por la tarde, en breve va a anochecer.

Ayer tuvimos cine club en casa. Los M trajeron empanadas ricas, todos los demás sus aportes. Vimos una biopic de Gainsbourg que no me gustó nada de nada. Con la fantasía francesa no tenemos buena relación. Supongo que ahora también veremos una peli porque suspendimos la idea de ir a comer a Oca dada la ingesta desmedida en Patagonia.

Los humanos no deberíamos prodigarnos amor en público. Ayer, mientras manejaba hacia la Roma vi a una pareja besándose en una parada de colectivo. Él le tocaba el culo con las dos manos y yo tenía el plano americano desde mi coche. Nada agradable.

Hice una hora de elíptica porque no soporté ver mi gorda humanidad en el espejo de la clase de zumba. Sauna, baño y venir a casa a buscar al pequeño que se había quedado con Silvia. Nos nació un amor que creo que es mutuo. Los mayores pernoctaron en el Nikko con padres, nadaron en la pile cubierta, comieron desayuno buffet y pasearon. Nos encontramos en el Soumaya, el mayor monumento al mal gusto que puedas imaginar. Qué desperdicio. Qué mala calidad de todo. Las buenas obras se pierden por la pésima curaduría. Una vergüenza. Y una pena. También se sumó Domi al grupo.  Padre comió dos paletitas de postre. Tiene 72. Nos movimos en la van de la oficina: familia rodante. Numerosa y disfuncional. Dejamos a Domi en su casa, marido, Tita y Coco comieron helado. Bebonch salió para que la besuquéaramos. Marido y yo somos los tíos infames, que la llenamos de baba y sonrisas deformes.

Comer ensalada me hace pésimo.

Escuchamos mucho el nuevo tema super prefe.

¿Llegaré a leer alguna columna?

Marido me lee posibles pelis de metacritics. Y después las busca. Un clásico.

¿Cómo se rompe el amor? ¿Cómo te volvés solo un conocido? Cada día me importa más la estabilidad de mi núcleo duro. Fue una alegría ver que el paseo por las aguas turbias no duró. Volvimos enteros a la afabilidad del arrecife marino, lleno de colores brillantes. Como contrapartida descubro que fueron demasiados años en las puertas del infierno. Espero que no vuelvan. Hoy soy optimista.

En fin, chicos.
Así las cosas.

viernes, 7 de octubre de 2011

foti alusiva

Domi y padres en Delirio.
En todas las fotos que sacaron salí infame. Tila me decía sonreí con la mirada y yo no podía reproducir el concepto. Para la foto de contacto de su iphone estoy carcajeando mientras una mano me tapa la cara. Soy impresentable por definición. Padre no puede parar de decir que parecemos hermanas. Repito: lo dice MI PADRE.

Sí, así de ridículas las cosas.

llueve y llueve

Hay mucho ruido por tanta agua cayendo. Marido acaba de mandarme el link de un video con una canción hermosa pero tristísima. Si es una indirecta estoy en el horno (buscala "Somebody That I Use To Know" bya Gotye).

Estuve a las corridas hasta recién. Ahora escribo mientras padre busca pelis en su mini compu, Milo grita "no vamo", Simón y Roberta están endomingados porque se van a dormir al hotel con ellos y madre les charla.

Dormí muy bien. De corrido hasta que sonó el despertador a las 6.35am. Un milagro. Después volví a la cama y recién me desperté a las 7.50, nos vestimos, desayunamos marido, Milo y yo y salí rápido a dejar al pequeño a la guardería. Sauna y ducha y de ahí directo a la Condesa a ver al endodoncista (my best friend forever del año), de ahí caminé hasta el Fondo de Cultura, compré dos Moleskines que necesitaba madre, tomé un café y leí Vivir afuera. La felicidad viene en estado de soledad por la ciudad. Es como ser yo por un rato. También le compré un librito a cada uno de mis hijos. No pude recordar si la última visita había sido con Alejo en marzo. Espero que no, me deprimiría.  Mientras cruzaba Baja California pensé en lo imposible que es reponerle a los que no me conocieron sin tantos hijos mi otra realidad. ¿Seré tan distinta? ¿Quedó algo de esa Julieta? ¿Tiene importancia? Supongo que no.

Volví a donde estaba estacionado el coche, pasé a cargar gasolina cerca de la escuela del Coco, estacioné nuevamente y me senté en una banca a esperar a que fuera la hora para entrar a su salón. La madre del mejor amigo me dijo que ella había sugerido que los padres fuéramos a ver la exposición que hicieron nuestros hijos sobre animales en extinción. Le conté que para mí era un chino. Tuve que pedirle a María bah, me la crucé en el club y me lo ofreció, que lo buscara en la guardería así le evitaba a padres que subieran y volvieran a bajar. Por lo general evito pedir favores e imponer hijos a terceros, al final me llamó Silvi para llevárselo a la casa a jugar con Segundo y el pendorcho se fue chocho a hacer su propio programa por primera vez en sus dos años y cinco meses. Entretanto volví a la Roma, di vueltas para estacionar hasta que pude encontrarme con padres que me esperaban el Delirio. Al rato llegó Domi y comimos. Madre y yo salmón ahumado, ella un sandwich rico de serrano, mozzarella, arúgula y un pesto (parecía hecho por marido) y padre comida árabe. Rico y divertido. Tardamos una hora y media en llegar a casa. Un plomo. Bajo la lluvia. Mientras comía vi a un señor grande tomando de una petaca mientras comía con la que parecía ser su hija. Tenía un bigote frondoso y unos cuantos anillos y ahora no recuerdo si no llevaba sombrero. Fue una imagen deprimente porque después de beber la escondió debajo de la mesa.

En breve pondré a hacerme un guacamole, a cortar pan y a poner la mesa para el cineclub. Mañana creo que iremos a conocer el Soumaya con Domi y beboch y el domingo sí llevaremos a que conozcan el MUAC. El no tiempo está bien. Ventilarse está bien.

En la Condesa también me di cuenta de que no tengo mayores deseos materiales. Bueno, en realidad quiero vivir en una casa en Palermo. En Buenos Aires. Y caminar libremente. Y estudiar. Y ser yo. Con lo bueno y con lo malo pero esa... esa es otra historia.

Así las cosas, chicos.
Los extraño.


jueves, 6 de octubre de 2011

esa posibilidad que es irse a la mierda

Como en la Historia, en las historias al esplendor le sigue la oscuridad. Es pendular. Las fuerzas negras se ciernen sobre nuestras subjetividades subrepticias y silenciosas pero inexorables.

En los hechos, la semana pasada me la pasé pensando bien de mí, en cómo relajé después de tantos años de contractura emocional. El día que me enteré de que estaba embarazada de Simón, y esto dice sobre mi persona, empezaron dos preocupaciones. La primera: a qué colegio lo íbamos a mandar. La segunda: cuándo tenía que embarazarme para que no se llevaran más de tres años (supongo que porque a mi hermano le llevo 3 años y 4 días, supuse que uno no podía llevarse ninguna otra diferencia, sí menor pero no mayor, en realidad; se llevan 3 años y 1 mes). La elección de colegio es, por sobre todas las cosas, ideológica. Y eso me persigue desde los 23. Una vez que descarté la escuela pública (en la que me eduqué al 100%) mi mejor opción era el Pestalozzi. Igual es un tema aburrido y no me voy a explayar. Sigo pensando que alguno de los dos colegios colegios públicos universitarios son la mejor opción para la secundaria pero, claro, sigo viviendo a unos cuantos miles de kilómetros de ambos.

Una vez que me mudé acá también sufrí por el colegio, pensaba que debería haberlos mandado al Liceo después de que entraron al que van, me angustiaba pensando que están 1 año y medio atrasados con respecto a Argentina, sufría porque el nivel no me parecía el adecuado, etcétera. Con mucho esfuerzo logré relativizar todo, entender que nada es tan importante, que en esta escuela los tratan bien, los cuidan y los contienen y que ellos van contentos. Que yo no hablo francés. Que el inglés es más importante. Que si pierden un año tampoco pasa nada. Bueno, en esas andaba mi mente super exigente cuando todo se cayó. La incomodidad hizo su reentré con bríos renovados. Y aquí estoy, intentando escaparle a los malos pensamientos, esquivándolos como puedo, con el éxito siempre escaso que me caracteriza.

También intento bajar las pretensiones sobre mis hijos. Entenderlos más, estar más cerca, más disponible y paciente y con eso me va levemente mejor. Soy presa de mis defectos más que nunca.

Por lo demás: no cojo, no escribo, no leo, no bebo, no nada.

Vivo. Y/o sobrevivo.

A los ponchazos.

Y más que nunca pienso a la familia como un sistema cerrado que se altera cuando uno de los componentes se desajusta.

En fin.
La seguimos luchando. Como todos.
Ah sí, padres. Discutiendo un poco siempre y siempre el trasfondo es ideológico también. Como con todo.

Así las cosas.

miércoles, 5 de octubre de 2011

un día exploto

Mientras empujaba el carro, una señora completamente desconocida para mí se me queda mirando fijo y me pregunta "Tú vas al club, ¿no?". Puse cara lo más simpática posible, pregunté si del Irlandés, me dijo que sí, dijo "te conozco perfecto de ahí", asentí, se dio vuelta y seguí arrastrándome por el super. Qué impunidad. O... ¿cuál era el mensaje? No lo sé.

Padres en zona, hijos intensísimo, no tengo life. A la mañana, en el desayuno lo miré a marido y le dije seriamente: "Yo no fui a la universidad para esto". Claro que tampoco sé para qué fui.

Quisiera contarles muchas cosas más pero tengo que ponerme a freír milanesas. Paseé por el centro comercial  Santa Fe con padres y me ocupé de hijos. Básicamente. El tiempo no rinde para más. Triste. Pero es lo que hay. Hoy les dije a padres que si viviera en Argentina al menos podría enfermarme. Eso ya sería ganancia.

En fin.
Los veo mañana.
Así las cosas.

martes, 4 de octubre de 2011

todo tiene un límite

Chicos, tengo poco tiempo. Madre está tirada acá al lado platicando. Pero no puedo dejar pasar que en el desayuno de la generación de Tita hay DOS room fathers (vocales) que hicieron una presentación con un dvd conectada a una tele. Dije en voz alta con mi ubicación habitual: "¿no tienen nada mejor que hacer?".

Bueh, después busqué a padres en el Nikko (solo por esta vez), pasamos por Antara y tomamos café en Starbucks con marido, buscamos a Milo del otro lado, vinimos a casa, llegaron los chicos, comimos, tarea, llevar a tenis, compras en Costco, pasar a buscar a Tita, ir a Magnocentro a que les compraran unos regalos, pasar por el super y ahora me toca bañar kids, bañarme e irme a la fiesta de nominación de los Grammy.

Ya. Tengo que irme.
Ah, a las 6.35am sonó el despertador y tuve que ocuparme de Coco, claro. Creo que es el año en el que peor dormí de mi vida. ¿Será cierto?

Así de agotadas las cosas. (Man, laburar al lado de ocuparte al 100 de tus hijos es un chiste, sépanlo)

lunes, 3 de octubre de 2011

lunes am

Sentí el momento exacto en el que se armó la contractura. Un escozor me recorrió la espalda y se transformó en nudo. De la nada. Sin previo aviso. Sentada leyendo Vivir afuera.

A las 5am tuve que pararme a tomar un Dioxaflex, el dolor me estaba enloqueciendo. Ayudó. A las 8.30pm había llegado Silvia. Hablamos un rato y se fue a dormir. Creo que nos caímos bien. También me indispuse. Ahora hay sol. Llevé a Milo a la guardería, ya en el club estaban todas las máquinas ocupadas así que decidí caminar afuera, escuchando música bajo el cielo gris otoñal. Ese circuito hacíamos con Pau los fines de semana, con o sin carreolas. Mientras caminaba a buen ritmo pensé que la sigo extrañando como si recién se hubiera ido, ayer le escribí por su cumple. Si me preguntabas, estaba segura de que iba a acostumbrarme mejor a su ausencia. Pero no. También pensé en lo reducido de mi lexicón a pesar de tanta lectura.

Estoy gorda sin lugar a dudas. Poca voluntad de dieta hasta hoy. Veremos qué logramos esta semana volviendo al deporte. Mañana igual desayuno de madres, no sé si me dejará tiempo de ejercitar. Todo así. Trabado. 

Ahora paso por el super y busco a Milo. No bajaré temprano a la Roma pero sí haré un panqué de zanahoria para llevar al taller. Y también tengo que pasar por AA a buscar unos bra. Mañana llegan padres. Estoy contenta. Pasearemos.

Reflexiones: entendí que a pesar de la fuerza de mis convicciones no soy de bajar línea. Creo positivamente en el respeto hacia las posiciones subjetivas como la base de cualquier relación.

La lavadora parece que no anda. No nací para los temas domésticos.

En fin. Parto, lo que sabemos que es morir un poco y después regreso.
Así las cosich!

domingo, 2 de octubre de 2011

bueh, por ahí exageré un toque

De fondo "Loco tu forma de ser" de Los decandentes. En honor al show que hizo marido en Bs As.

"Te burlaste de todos, te reíste de mí, mis amigos se escaparon de vos".

"A mí me volvió loco tu forma de ser".

Tengo náuseas. Es un bajón. Comimos hamburguesas caseras que hizo una amiga alemana de Milagros en la terraza de su depto. Copada la terraza, con sol debe ser todavía más hitera. Eran todos de Ericcson. Y nosotros. Estuvimos un rato corto porque le habíamos prometido a Feli y a Juana que venían a jugar a la tarde a casa. Milo fue el protagonista. Tita y él eran los únicos niños y el pendorcho, aunque está pasando una etapa insoportable, tiene su carisma. También me duele el cuerpo.

La última semana perdimos la armonía. Un beishon pero confío en que la recuperaremos en breve. Marido, al igual que mi hijo menor, está pasando una etapa insopor y eso descuajeringa la realidad familiar (me va a cagar a gritos por este comentario pero no importa).

Ayer fuimos a lo de los R, comimos deli, volvimos tempra, Milo rompía los huevos, teníamos que recuperar a los grandes que se habían ido con los A. Después de que acomodé a los 4 (se quedaron Giulia y Pancho a dormir) miramos Drive, una gran primera parte, buen score y foto, un mood medio Lynch y una segunda parte que derrapa con violencia (polisémicamente). A la mañana desa para todos (marido hizo huevos y kekas), lavar todo, cortar fruta para mañana y ahora bañar y armar el resto del lunch. Esperamos que venga Silvia porque si no voy a sufrir un verdadero breakdown.

En fin, chiquitines.
Así de desangeladas las cosas.

la pérdida total del equilibrio

Eso siento. Y una soledad. Que no cala pero molesta. No importan los hechos objetivos porque siempre son nimios. Tristeza. Grisura externa e interna. Agobio. Un campo semántico agotador. Y desalentador.

Mejor ni ahondar.

Así las cosas.