martes, 25 de octubre de 2011

hola frío: nos das un poco de pereza

Y un día amanece con el aire distinto, más gélido, y hay también otra luz.

Dormí bien después de coger bien. Es matemático. A buen polvo, buen sueño.

No dejo de pensar en los kilos de más. Es algo superfluo pero que me altera, hacer dieta y no adelgazar genera una frustración indescriptible. Desde los 22 hasta los 30 años no tuve problemas de peso. Era flaca, comía poco, hacía ejercicio y me quejaba (un clásico) porque siempre sentía que me sobraban dos kilos. Ahora lo lamento. Con cinco arriba y sin dieta que valga, añoro las épocas de metabolismo normal. Es posible que sea a causa de un hipotiroidismo subclínico pero de todas maneras no sé si volveré a mi peso habitual. Queridos kilos, tengamos una convivencia en paz aunque los deteste.

Pasan cosas malas. Objetivas. Problemas. Pero pasamos tantos que ya no me asustan. Milo se niega a dejar los pañales. Es caprichoso y malcriado y no sé cuánto más aguantaré. Tampoco sé cómo llevar este encierro y soledad. En las reuniones suelo ser la que más tiempo lleva en México. ¿Cómo pasó?

Quiero estar en Buenos Aires, ir a la cena de cumple de Fer (20 cumpleaños de amigas), tomar café con mi mamá, caminar, estudiar. Etcétera. Mucho esfuerzo todo esto.

Por lo demás, voy a cambiarme, llevar a Milo a la guarde, ir al club, hacer ejercicio (sí o sí tengo que renovar el cancionero de mi ipod porque no da para más, llevamos casi 6 años juntos de lo mismo), bañarme, venir a trabajar... y así se pasa la vida mientras me marchito.

Las manos empiezan a entumecerse.

México no respeta las estaciones, hace frío o calor o llueve. Ahora toca frío. El 13 de diciembre estaré en Buenos Aires, voy relajada, sin demasiados planes, a vivir un poco. ¿Podré?

En fin, chicos: así las cosas.

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