martes, 18 de octubre de 2011

abro un paréntesis y después sigo

Si hubiera pasado algo, no te digo excitante sino solo algo que valiera la pena ser contado, habría abierto el paréntesis antes. Por Tutatis, siento el cielo caer sobre nuestras cabezas. Pero avancé en la lectura y eso me tranquiliza. En una hora tengo que buscar a los chicos en tenis. Suspendí el dentista, los voy a dejar en casa con Silvia y bajaré a la Condesa para ver a Domi. El trabajo acumulado y atrasado no es lo mío.

Nadie está bien. Júpiter, apiádate de nosotros, por favor.

El endocrinólogo vino al final (cobra una verdadera fortuna por la cual debería haberse apersonado antes) y me revisó una médica joven que terminó contándome sus temas: sus dudas sobre tener hijos, la decisión del marido de venirse a trabajar al DF desde Puebla, el desinterés de él en la reproducción. Acá es poco común que alguien con tres hijos esté digna. No digo que no haya pero no es lo más normal. A pesar de mis kilos de más, la zafo con altura. Así empezó la conversación: "ojalá después de tres hijos quedara así". Mamita, ojalá quedes mejor pero a como viene la mano no creo que tengas tres ni de casualidad.

Por lo demás, nada. Nadísima.

Cierta alienación, peso sobre mis hombros, preocupación. También le suspendí a la arqui que tenía que venir a cerrar detalles y no fui a buscar mi camio al service que está lista desde ayer. Pasaré mañana antes de ir al super. Días complis. Gente que no entiende que los mensajes buena onda hay que contestarlos. Gente que no entiende que la vida es un boomerang. Pero bueno, le dije a Flory hace un rato que yo me siento muy normal... posta lo digo. Alguien por chat hoy me dijo que más o menos sí existen motivos objetivos para que ciertas personas no me soporten. Raro. Digo: no raro. Pasa. Pero cuando me conocés soy una persona normal, de su casa, que intenta ser lo mejor que puede. Madre. Qué se yo: normal. Ponele.

En fin.
Sigo con el yugo del trabajo mal redituado.
Creo que necesito un café. Recién el jueves voy a que me saque el endodo la curación. Y después tengo que ir a hablar al colegio de Tita sobre Argentina. Simón no me perdona que no haya ido a pintar con él. Tiene razón. Pero juro que todo no puedo.

Más

así

las cosas.

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