jueves, 30 de abril de 2009

parir

El lunes a las ocho y media estábamos llegando a la clínica. Tenía contracciones cada tres minutos no muy intensas. Habíamos ido a la consulta hacía un par de horas y tenía 3 de dilatación. Llegamos, nos registramos y cuando Mario me revisó, tenía 4. Me puso el monitor y estuvo a punto de mandarme a casa, pero no. Las contracciones eran muy leves y al toque subieron. Pero la dilatación no aumentaba. A eso de las diez y media me puso algo para que las contracciones fueran más regulares, tardó más de dos horas en hacer efecto, bajé a mi habitación, miré tele, Diego durmió y Mario venía a cada hora a revisarme. La dilatación no aumentaba. A las cinco me bajaron a la sala de parto que también es sala de labor y de recuperación, tiene una tina gigante y pelotas de las que se usan en pilates, es para partos psicoprofilácticos sólo que yo en mi puta vida fui a uno ni tenía partera ni doula ni nada. Estábamos el médico, Diego y yo. Más monitoreo, contracciones fuertes pero la dilatación casi no llegaba a 6. Me senté en la pelota para ver si la fuerza de gravedad ayudaba. Un poco ayudó pero Mario me dijo que a las seis me rompía la membrana, imaginé que iba a ser como con Simón, una maniobra manual. Craso error, una tijera larga con una punta como de crochet, lo último que querés que te metan en tu ser. Había dicho que no quería anestesia, me parecía que con lo corto que habían sido mis partos anteriores, no valía la pena. No llegué a meterme en la tina, me parecía demasiado esfuerzo. Después de la rotura de membrana (es muy impresionante, como si fuera una piñata argentina que hace blop al romperse y empiezan a salir líquido) empezaron las contracciones en serio. Hasta ese momento, casi no me había dolido. Ahí se vino lo grosso. Gritar mierda cada dos minutos, no puedo y pedir piedad, mejor sí, mejor bloqueame. No Julieta, lo estás haciendo muy bien, ya no vale la pena, no falta nada. Cierto. A las seis y diez fue lo de la membrana y a las seis y cincuenta y cinco nació Camilo. No fue nada. Aunque qué largo. Y qué dolor. Pero qué lindo. Fue un parto super. Diego al principio estaba de mal humor, preguntándose para qué fuimos tan temprano, odiándome y durmiendo (yo bancando las contracciones en silencio), después me ayudó, me hizo freguitas en la espalda, me dio la mano, me alentó (bah, él y Mario medio que me apuraban, me ponían las pilas de una maneras más bien brusca). Y al final, salió. Hermoso, divino, super despierto (más que sus hermanos, parece que por el tema de la anestesia) y yo, por suerte, después de parir la placenta (fueron como quince espantosos minutos más) estaba espléndida, sin desgarros, sin episiotomía, dándole la teta ahí mismo, platicando y haciendo chistes. Al rato nos fuimos a la habitación, Camilo con nosotros, lo buscaron y lo trajeron a la hora mientras nosotros protestábamos porque no venía el desayuno (Diego no había comido en todo el día y yo, obviamente, estaba famélica después de diez horas de trabajo de parto).

Estuvimos sólo ese día y esa noche, ayer a la mañana nos vinimos a casa.

México es un caos. Todo lo que se lee es así o peor, no se puede salir, mi madre va al super muy seguido, con barbijo y con un gel con alcohol. Diego hoy fue a la oficina un rato pero está todo parado y cerrado, no hay restoranes ni nada, las calles están desiertas, los clubes, cines, teatros, museos y demás cerrados y a partir de mañana hay un asueto nacional de cinco días. El país completamente parado y la gente encerrada en sus casas. No sabemos cuándo va a terminar. Mi madre está acá, la pobre, secuestrada en la ciudad. Mucha gente se fue a otras ciudades pero parece que la perspectiva no es mucho mejor.

Yo estoy feliz con mi hijo nuevo, amo los bebés recién nacidos, amo a mis hijos y me la paso con él, le doy la teta cada dos por tres porque no se sacia fácilmente, hace tres noches que no duermo y estoy en un estado lamentable y bastante preocupada y deprimida por la situación pero no queda más que apechugar. Es un momento rarísimo para nacer.

En fin.

Así de plenas y raras las cosas. Todo a la vez.

miércoles, 29 de abril de 2009

ahora son 5


Y nació Camilo, finalmente.

Quiere tomar la teta, después de dormir un rato (llevo dos noches despierta), relato.

lunes, 27 de abril de 2009

minuto a minuto

Parece que me voy a parir, chicos. Los veo en breve.
El mundo se cae a cachos pero la vida sigue su curso.

Así de parturientas las cosas.

yo sentí un temblor

¿Fui la única?

como una pesadilla

No se sabe la real magnitud de las cosas. No hay relación entre víctimas y medidas. Encierro. Suelo ser cero aprensiva pero dadas las circunstancias, prefiero pecar de exagerada. Un bajón. Sensación apocalíptica y demoralizante. Angustia. Marido mal. No repunta. Nosotros, no existe. Tristeza. El peor escenario para un nacimiento, aunque el bebé no da señales. A la tarde voy al médico. Con barbijo. Así me dijo ayer, todos con barbijo. En fin. Un bajonazo.

Así las cosas en el df.

domingo, 26 de abril de 2009

...

Alerta de pandemia. Influenza porcina. De un día para el otro, la pesadilla se cierne sobre la ciudad. Sensación de película de ciencia ficción. No bajo a la civilización hace rato pero leo que las calles están vacías. Los super de acá arriba, llenos. La gente no tiene a dónde ir. Compra comida. No es el escenario más alentador para parir. Ayer contracciones pero ninguna señal más clara. No es un panorama alentador en ningún sentido. Diez días más sin clases. Diez días sin poder ir a ningún lado. Es levemente desesperante pero intentaremos tomarlo con calma. Ayer, asado en casa. Pequeño. De despedida. Rico. Yo compré la carne y A Diego le salió muy bien. Eso sí, me levanté con dolor de panza.

El mundo puede ser un lugar impredecible y cruel. No sabemos qué va a pasar pero las noticias no son prometedoras.

Así las cosas.

viernes, 24 de abril de 2009

mientras me hacían manos y pies

Sí, jamás voy a que me hagan manos y pies pero dado que trabajo y que nunca me doy un gusto, pensé que debía recibir a mi hijo en las mejores condiciones y allí fui. De hecho, nunca jamás me había hecho los pies y debo decir que me quedaron divine...por lo menos, en relación a lo que tenía. Eso sí, mi madre, que es muy voluntariosa, fue como un rayo a Wal mart a comprar el esmalte que uso siempre porque ninguno de los tonos de colorado que tenían ahí me parecía adecuado.

Volver a empezar. Yo tenía planeado dejar todo listo, fui a los dos super a comprar proteínas y verduras, hice galletas, compré unas extra también, me depilé, hice manos y pies, terminé el cotejo...bueno, ya saben todo listo para poder parir tranquila. Y el baby ni señales. Por lo cual, colijo que muy posiblemente tenga que hacer todo otra vez, empezar de cero todavía con panza. Cualquierismo número mil.

Pero lo que pensaba, cuando estaba en la peluquería, era que me alegra haber tenido hijos joven porque pienso que ellos van a poder contar con nosotros por muchos años. Muchos años van a poder confiar y saber que estamos para lo que necesiten (o eso espero, espero que mis hijos sientan eso por siempre). Estar lúcida y disponible es algo que quisiera legarles.

Y por lo demás, nada. Muchos niños en el super, el club parecía lleno y no hay grandes programas que podamos inventar.

Así las cosas.

el apocalipsis

Las novedades son:

*Hay epidemia de Influenza en México. Clases suspendidas, gente que se muere. Pensamos que estábamos en otra pero parece que es peor que el dengue.

*Llegó mi madre.

*No tengo ni contracciones ni ningún signo de parto. Pareciera como si se hubiera congelado el tema. Me quiero matar.

Me dormí a las nueve y media de la noche, me despertó Diego diciéndome que no iba a haber clases por la epidemia. Yo pensé que me estaba jodiendo pero me despavilé un poco y escuché eso en el noticiero. Cualquiera. Un delirio. No sé cuánto tiempo no van a tener clases los chicos y yo NO ME LA PUEDO CREER:

En fin, así de delirante y preocupantes y epidémicas las cosas.

fe de erratas: la querídisma uruguaya envió con mi madre tres de sus productos de el almacen de los chicos...probamos todo en el desayuno! MIL GRACIAS POR LA MOLESTIA Y LA BUENA ONDA!!!!!! Delicioso: las galletas de queso y sésamo, los alfajorcitos de maicena y algarroba y las galletas de avena y nuez.

jueves, 23 de abril de 2009

el mar

¿Es más feliz la gente que vive junto al mar? Hace días que me pregunto lo mismo. ¿Alguna vez lo concretaremos? Pienso que sí, que la vida es larga. Aunque...quiero tener a mis hijos siempre cerca, eso lo pienso también, no quiero alejarme yo de ellos.

Leo. Ya caminé. Me bañé. Me pasé el satinelle. Sigo un poco congestionada y pienso mucho. Pienso y mucho no hablo con nadie. Hablar con Diego siempre termina un poco mal. Nos estamos alejando. Nos herimos o nos desentendemos. La comunicación entre humanos es, por definición, fallida. A veces importa más que otras.

Mientras, sigo soñando con el mar.

Y leo (como una gimnasia, según mi marido...).

sin novedades en el frente

Diego me dice que piense que va a nacer el 10 de mayo (?!), que me relaje. Y yo sólo puedo pensar que está completamente loco. A la vez, me dejó sin auto. Supuestamente hoy iba a buscar a los chicos porque su auto está en el taller y se acaba de llevar el mío, en lugar de eso, como le da fiaca y tiene una reunión a las cinco, me hace ir al colegio de Simón y ahí me dejará hijos y auto.
Nunca es capaz de hacer algo entero. En fin. Mi realidad. Por lo demás, unas contracciones leves y perdidas por las noches, lo que es nada y un hartazgo absoluto en cuanto a mi estado.

Últimamente me da la sensación de que no soy muy clara, todo lo que digo pareciera ser leído en un sentido muy distinto a lo que pienso. Será que escribo un poco así nomás, cuando me da la gana, cualquier cosa. Esos son los riegos, el mismo caso con lo que uno dice.

Ayer laburé. Busqué niños, llevé y traje de piano y tomé un té en casa con María, Flor y Pau. De repente, a la noche, me di cuenta de que no sé qué voy a hacer cuando Pau se vaya, mis tardes se harán aun más solitarias. Qué vacío.

Ahora voy a ir caminar un rato, hoy sí, estoy harta del sedentarismo. En cuanto a los kilos, ni sé, no me peso. Ya estoy jugada. Como chocolate todos los días. Mañana a la mañana llega mi madre, bien temprano. A ver cuándo se digna nacer este pequeñuelo, ya lo queremos afuera aunque no nos decidimos por el nombre todavía.

Por lo demás, sigo con mi maratón de lectura y dictámenes. Cocino un poco, pelotudeo en la red (con tanta lectura no me dan ganas de leer de onda, la verdad). Y así se van pasando los días. Lo bueno: ayer llovió, estaba gris tormentoso y después, milagrosamente, salió el sol. Todavía no estoy para la temporada de lluvias, son meses muy tristes.

Así las cosas. Como siempre.

miércoles, 22 de abril de 2009

ojalá mis hijos

Vivan libremente en algún momento, sin el peso del "deber ser" sobre sus espaldas, viajando, sobreviviendo. Un tiempo. Hacerlo cuando se puede porque la vida después se impone y hay que hacer lo que se debe hacer. O no. No lo sé. Nunca me escapé de eso, ni siquiera se me ocurrió y ahora, lo lamento. Claro que procreé muy joven y entonces ya no podía. Unas cosas por otras.

Ojalá tenga los huevos para decirles que hagan lo que se les cante las pelotas. Al menos por un tiempo.

durante el duermevela

Mientras mi marido se sacudía y roncaba a la vez (según él, estaba soñando que le robaban la billetera), yo pensaba. ¿Qué quiero? ¿Quiero volver a Buenos Aires en menos de dos años? Puede ser. No quisiera que mis hijos pasen su adolescencia acá y por otro lado, quisiera que fueran al CNBA o al Pellegrini. Tengo esta idea desde siempre y ojalá la pueda cumplir. Materialmente quisiera una casa con ventanales grandes, de madera, con un jardincito y espacios amplios aunque no una casota. Por el tema colegios pienso en Nuñez, Belgrano R, Colegiales...

Acabo de llegar del super y me duele mucho la cintura. Compré fruta y verdura, que es mi compra favorita, y ahora estoy en la cama, destroy. Voy a laburar desde acá, hoy ya no me siento espléndida. El resfrío sigue y tengo unas contracciones perdidas. Además, la remera que me puse me da una suerte de picazón, debería juntar fuerzas y cambiármela. Energía, sin embargo, no me sobra.

Jose está en cualquiera. Puede que también, al igual que el resto de los integrantes de la familia, la llegada del bebé la tenga nerviosa. Acá ninguno escapa a la neurosis.

Tengo que buscar a los chicos en los colegios, a la tarde vienen los que hicieron las fundas porque las dejaron demasiado justas y en cuanto las lave, no me van a entrar más y también tengo que llevar a Simi a piano. ¿Cuánto tiempo aguantaré no salir casi de mi casa más que para llevar y traer niños?

En fin.

Así de listas las cosas.

siendo las 4.56

Estoy en el sillón de la sala de tele escribiendo pavadas y leyendo otras tantas. Ya casi no traigo la computadora acá, desde que decidí ser un poco más seria y trabajar en el escritorio. Me desperté a las cuatro, hice pis y me volví a la cama con alguna contracción. Tengo la mano derecha terriblemente hinchada, me duele, y ciertas sensaciones raras. Parir es doloroso y es algo en lo que intento no pensar, ya pasé por eso otras dos veces y no lo recuerdo como algo traumático. Claro que en ambas me dieron la peridural y esta vez se supone que me haré la valiente y pariré con dolor (más todavía). El caso es que me acosté, cuando volví del baño, y por algún motivo me di cuenta, después de muchos meses de estar embarazada, que nunca, pero nunca nunca, le había hablado al bebé ni en voz alta ni con el pensamiento. Me sorprendí. Qué poca conexión, pobre nene. Supongo que a esta altura tengo demasiados interlocutores afuera como para relacionarme con un feto pero de todas maneras, me dio un poco de pena. Yo sé que después los hijos se ganan tu amor más allá de la voluntad, tienden a imponerse de una manera muy impresionante pero también me doy cuenta de que nosotros, sus padres, estamos medio en cualquiera. Tenemos la cabeza en algo que no sé bien qué es: en el hastío, en las ganas de que las cosas cambien, en el aburrimiento, la chatura. A mí, por todo esto, me entusiasma que nazca, pienso que al menos se mueve una ficha aunque siendo el tercero, claro, no es ninguna novedad. Estoy contenta con el trabajo, hace mucho que no me pasaba, de sentir que hago algo que está bueno, que me sale bien y fácilmente, que si estuviera mejor pago sería sencillamente perfecto. Si escribiera más notas y diera clases de español para extranjeros, podría pensar en tener una entrada medianamente decente (también necesitaría que el día tuviera 12 horas más pero ese es otro tema).

Así que acá estoy, sintiendo que me parten al medio, pensando que tengo que ir al super a comprar fruta y verdura (mi único pendiente) antes de parir y que después, me puedo entregar al nacimiento tranquilamente. Sí, ya sé que vengo amenazando hace meses, yo ya no sé qué creer, si llego a la semana 39, renuncio.

En fin, así de madrugadoras las cosas.

martes, 21 de abril de 2009

mi marido es un impresentable

Trabajé todo el día como una loca. Terminé uno más y así no pienso. Quiero parir pero no pasa nada. Busqué a los chicos, fui sola. Pero no salí a caminar, finalmente, el resfrío me tuvo tirada unas cuantas horas. Tormenta. Llevé a los chicos al club, tomé un corto café con Pau y se acaba de ir Carmen. Diego se fue a las ocho de la mañana y nunca más me llamó. Son las siete de la tarde. Inverosímil. Lo sé. Se merece realmente que me vaya a parir sin él. Sólo me da pena el bebé, no tiene la culpa de tener un padre desastre.

Los chicos se están bañando. Simón tiene un problema grave de ansiedad, no soporta estar solo. No sabe jugar, ni hacer nada sin compañía. Me saca de quicio y no sé cómo ayudarlo, es malo para él (y para mis nervios).

Me salta el electro con bastante frecuencia. Voy a alimentarlos.

Así las cosas. Todavía embarazada.

nada de nada...NADA!

A la noche unas contracciones perdidas. Hice las galles, laburé un rato más y me tiré a boludear en el sillón. Diego llegó temprano para ayudar a Simi con la tarea porque era sobre qué hacen los padres, de trabajo, claro. Yo me senté ahí, acosté a los chicos que dan vueltas y vueltas y tardan en dormirse (claro que a las ocho y cuarto ya no se escucha ni un murmuro) y después cenamos, Diego se hizo una pechuga con verduras y yo reciclé unos fideos que había dejado para el after school de hoy pero, teniendo en cuenta la suspensión, me vinieron perfecto. Me siento demasiado bien del embarazo. Del resto, pésimo.

Tuve la mala suerte de contagiarme el resfrío de mi marido. Me duele mucho la cabeza, ayer fue una tortura y hoy viene peor. Ese moco interno que no te deja en paz. No dormí nada bien. Entre el resfrío y molestias de la panza y un ridículo sueño en el que unas personas que se habían escapado de Polonia (Diego entre ellos), confesaban que ahí en realidad eran perros... y en este otro lado (no sé bien qué lado, eh), eran humanos intelectualmente competentes. Un cualquierismo producto del trabajo y de otros pensamientos aledaños.

A la mañana, no me quería despertar. Roberta con su forma de lamento boliviano, decidiendo qué ponerse. Simón llorando porque se le deshizo el dobladillo al pantalón del uniforme de gimnasia, después con que no le mando nada de tomar (cosa que me dijo él, luego de que le suspendiera los jugos por exceso de azúcar y pasara a mandarle agua sola). Roberta lloró porque el buzo que le bajé no tenía bolsillo y yo, luego de tomarme mi jugo de naranja y de comer mi tostada, me retiré, antes de que partieran, hastiada de tanta queja

Ahora pienso ponerme cualquier cosa y salir a caminar un rato. Hoy no me toca super ni tengo ninguna actividad esforzada y Diego no quiso garchar. Buscaré a los chicos y a la tarde los llevaré a sus actividades en el club. Mientras, tengo que trabajar.

Mi mamá llega el viernes. Pensé que ni en pedo iba a estar para el parto, pero obviamente, me vengo equivocando seguido. Esto viene con delay.

Excepto por el resfrío, que me tiene a muy mal traer, te diría que me siento casi mejor que nunca.

Así de leeeentas las cosas.

lunes, 20 de abril de 2009

quiero parir

Trabajé de ocho y media a once y media. Terminé. Ya no me queda ese pendiente, puede nacer entonces. Me bañé y fui, con Jose, a buscar a los chicos a la escuela. Había muy poco tránsito, cosa que me sorprendió. Volvimos, comimos los cuatro juntos, pescado con ensalada y me fui al super, sola. Hacía mucho que no iba sola. No me pasó nada, no sentí dolor ni me cansé ni nada. Estoy casi espléndida. Compré como para que si me voy a parir, tengan al menos qué comer. Ya casi no teníamos proteínas en el freezer y eso, en mi casa, no es para nada común. Ahora, acabo de llegar y voy a trabajar un rato más. Empiezo de cero pero esto me lleva poco tiempo y esfuerzo. Al rato, haré unas galletas, pienso que tiene que haber algo dulce por si vienen visitas, además, que haya home made stuff siempre me da una buena sensación. De todas maneras, colijo que con tanto preparativo el nuevo no se va a dignar a salir, nunca tuve todo tan preparado, en ninguna oportunidad. Afuera de nuevo gris. Eso es feo.

En fin.

Así de listas las cosas.

igual de gris pero con el mal tino de ser lunes

Llueve. Son las ocho de la mañana y ya llovió. Simón, a pesar de haber tardado mucho en dormirse (tuve que quedarme a su lado en la cama haciéndole mimos en la cabeza, con el mismo sentimiento que tenía yo de chica los domingos, cuando mis padres miraban primero a Tato y después Dinastía) se levantó de buen humor y contento de ir a la escuela. A la noche me decía que iba a estar muy cansado, que no le gustaba ir. Roberta hizo un leve escándalo pero se levantó bastante rápido para su estilo, eso sí, bajó en pijama y se cambió en la cocina.

Hice lunch, desayuno y ya partieron.

El día de ayer fue miserable, me la pasé sola en el cuarto mirando tele mientras Diego hacía lo mismo en el sillón frente al otro televisor. Ni siquiera teníamos pelis y yo no me sentía bien como para ir al Olivo (aunque debería haberlo hecho). Siento mucha pena, mucha tristeza y mucha impotencia. Saber que no puedo hacer nada me deja en un muy mal lugar y que no puede pedir ayuda me genera un poco de enojo. Hoy estoy lista para parir. Hoy también sería un buen día, hace ocho años Diego llegaba desde Miami para quedarse a vivir en Buenos Aires, yo lo esperaba con mis botas, mi jean amado que ahora está celeste y roto y el sueter colorado. Me acuerdo tan bien, fui a Ezeiza muy temprano en remise. Nos fuimos a su casa y una mina con la que había tenido algún tipo de historia, le trajo un desayuno que él recibió en la puerta de abajo y subió para que lo compartiéramos. La historia, como conté muchas veces, es que el 20 de abril llegó y el 1 de mayo quedé embarazada. También podría nacer el 1 de mayo pero me parece que falta demasiado. Odio los veintipico para los cumpleaños, en general, me cuesta recordarlos.

Me pongo a trabajar ya. Trabajar, después bañarme y buscar niños. A la tarde debería ir al super, no tenemos nada y quiero irme a parir con la casa medianamente abastecida.

Así de depres las cosas en este hogar, a pesar de mí.

domingo, 19 de abril de 2009

domingo

Desaliento, tristeza, desasosiego, desilusión, vacío y más.

Gris.

Parece que la temporada de lluvias ya está entre nosotros. Y se terminaron las vacaciones y mañana todo de nuevo.

sábado, 18 de abril de 2009

cena de viernes

Vino Marian a eso de las ocho, yo estaba tirada en el sillón mirando Two men & a half con los chicos, aunque justo había terminado. Servimos dos vasos de Coca Ligth (yo me había bajado medio budín de verdura mientras los chicos cenaban) y nos tiramos en los sillones que están blanco impoluto después de la fortuna que tuve que pagar para hacerle las fundas nuevas. Lo bueno: se nota mucho la diferencia. Por un lado, detesto mi casa, su estructura, su alfombra, sus acabados, sus baños, su cocina, el exceso de objetos. Y por el otro, me gusta que sea una casa vivida y alegra. Además, el living es lo más lindo. Diego se había ido a jugar al tenis y al vapor para ablandar los mocos (y porque le copa, así, de onda. Yo odio el vapor, me ahoga, en cambio aprendí a amar el sauna). Más tarde, fuimos con Pau y Jorge a cenar a Cumaná. Hace rato que no me reía así. Simplemente porque ellos se pelearon y nosotros también y la realidad es que pareciera que lo hacemos a propósito, parece una sitcom de parejas. Criticamos un poco esto y lo otro y Marian se fue con la sensación de que el matrimonio, al final, no está tan bueno. Yo estoy bastante jugada. Son las ocho cuarenta y quedé con el carpintero que viniera a las nueve. Sí, malísimo. Pero no sabía que Diego iba a jugar al tenis ayer y su horario de los sábado es a las diez de la mañana. Ahora ronca al lado mío. Cuando llegamos de la cena, nos vimos un capitulito de Lost. Me dormí pasadas las dos de la mañana y antes de las ocho, obviamente, ya estaba despierta. Es para practicar.

Todavía no sabemos qué espacio físico le asignaremos al nuevo. Yo no quiero resignar el cuarto de huéspedes y a la vez, sería lo logico. Eso o armar un playroom en el estudio de abajo y que los tres duerman en el cuarto grande, Diego no se copó con la idea. Igual, me siento un poco perdida, tampoco tiene mucho lugar en los placares pero bueno, le compraremos una cajonera y ahí pondremos sus cositas. PIenso que tener tres hijos es un verdadero kilombo y todos los días de las últimas semanas me pregunto en qué me metí. Un poco tarde, lo sé.

Y no, no más programas. Club. Después, misterio.

Así de sabatinas las cosas.

viernes, 17 de abril de 2009

noy yet

Tengo el cuello muy blando pero sólo uno y medio de dilatación. Nada comparado con mis otros embarazos a esta altura. Claro que en ningún embarazo estuve tan quieta y cuidadosa. Por un lado, no aguanto este estado y a la vez, tampoco lo que viene es tan alentador, digamos que todo se va a volver todavía más complicado.

Por ahora, fin de semana sin planes. Nadie nos invita a ningún lado, tenemos menos vida social que un hongo y eso es bastante desalentador. Pero bueno, es lo que hay.

Así siguen las cosas.

se me cayó la estantería

Literalmente. A la noche, acostando a los chicos, discutiendo con Roberta por la lectura de un cuento (yo me negué y ella lloró), el mueble que contenía todos los juguetes de mis hijos (que son muchos, los juguetes y los hijos) se vino abajo. Pum, bah, abajo no, al costado. Todo a la mierda. Con Diego los fuimos sacando y dejando en el piso (más Diego que yo) y hoy a la mañana, luego de sacarle los tornillos con Jose y sacar las planchas de MDF, me fui corriendo a ver si encontraba algo donde poner la enorme cantidad de cosas (por sobre todo, libros). No encontré nada por lo cual llamé nuevamente a Galicarpi (hace tres meses que estamos con este tema y por dejados, pasó lo que pasó) y viene mañana a las nueve. Dice que en una semana podría tenernos un mueble. Yo a las cuatro voy al médico y no con gran certeza pero posiblemente tenga una idea más acabada de cuándo puede nacer el retoño. Mientras, tengo que terminar urgentemente el trabajo pendiente (falta la parte más tediosa) y el lunes recomienzan las clases. Te querés matar. En fin. Una vez más me quedé dormida temprano, Die me despertó porque había bajado más capítulos de Lost, vimos dos y yo después me quedo nerviosa y acontecida y no me puedo dormir. Finalmente descansé bien, sólo que antes de despertar estaba soñando algo semi sexual que incluía a...¡Guillermo Francella! Sí, terrible. Es por culpa de Telefé internacional, me fijé que había y estaban dando Casado con hijos, dios mío, no te la podés creer, actúan todos pésimo, los libros son desastrosos y así y todo lo vi un par de minutos, lo suficiente como para que me arruinara el inconciente.

Bueno, me pongo a trabajar. El boludeo no da para más. Y la lista de pendientes (además del trabajo) es larguísima. Jose me odia porque tiene que ordenar todos los juguetes sola, yo no puedo hacerlo por dos motivos.

Así de apremiantes las cosas.

jueves, 16 de abril de 2009

ilusión

Cuando nació Simón pensé que me iban a regalar chocolates pero no. Cuando nació Roberta, pensé que acá por ahí me iba mejor. Claro que no. Tampoco sé muy bien de dónde saqué la idea de que cuando tenés un hijo te regalan bombones, debe ser una antigüedad total. No me acordé del tema hasta hoy, cuando furtivamente seguí bajándome el bote de chocolates con almendra que compramos en Costco. Supongo que nada cambiará esta vez pero sabemos: la esperanza es lo último que se pierde.

qué fácil hubiera sido todo

Es un pensamiento recurrente que no sé si lo tenía en Argentina o me surgió en México. Mi vida toda, incluso la actual, hubiera sido más sencilla de haberme criado en un ámbito homogéneo. Claro que no soy homogénea en ningún ámbito y eso hace las cosas más difíciles. Lo que podría decir que más me terminó identificando a lo largo de los años fue el colegio. Y eso que los cuatro primeros que pasé ahí fueron tortuosos. Pero después, la vida me llevó a que ese fuera un buen factor común para definir a mis amigos. Sin se excluyente, claro.

Ojalá fuera un judía convencida. Pertenecer a un grupo bien definido creo que hace a la gente más feliz. O más infeliz, también. No lo sé, no me pasó. Sí me pasó de desentonar. Y me sigue pasando. Para los no judíos, son muy judía. Cosa extrañísima ya que no tengo ningún tipo de cultura judaica, ni me educaron en el judaísmo ni frecuenté círculos judíos (bueno, sí, lo confieso a los quince un poco salí con un grupo medio de ORT, íbamos a Perica y después fui a Tapuz, es una mancha en mi historia pero al menos conocí casi todo Israel, un viaje muy recomendable para cualquiera). Jamás fui a un templo para una fiesta, ni para Shabbat ni para nada. Ah sí, al bart mitzva de mis primos pero no fue en un templo propiamente dicho sino es la escuela a la que iban.

Mis abuelos maternos eran socialistas. Vivían en Azcuénaga y Santa fe (donde aún vive mi abuelo) y veraneaban en Pinamar. Mi abuelo tiende al sionismo igual que mi padre pero a los trece años dejó la religión para siempre y nunca la retomó (excepto para enterrar a mi abuela en la Tablada, quien creo que excepto por la comida, no tenía ni un ápice de interés por la temática. Hasta que nacimos los nietos, ni siquiera festejaban Pesaj o Rosh Ashaná). Mi padre gusta de hacer actividades judaicas, hicieron un intento fallido por llevarnos a Hebraica (ah sí, ahí tomé clases de ricudim) y hubiera querido que nos sintiéramos más atraídos por el tema, pero claro, tampoco hizo nada concreto (además, si lo ves, se viste como los vecinos que teníamos en Las Heras y Laprida, ama las camperas de gamuza y los mocasines tradicionales, también tener su campo inútil). Mi madre no parece judía (es un comentario que me han hecho más de una vez) y no hace knishes ni ninguna comida tradicional. No tiene idea de religión ni le interesa ni nada por el estilo.

Mi abuelo paterno era comunista. Mi abuela colaboraba con el asilo judaico pero no tiene ni la más puta idea de cómo se reza para prender las velas, siquiera. Nunca fue al templo y presumo que su papá era ateo. Claro que, al igual que mi abuelo, sigue pensando que no hay nada mejor que un judío para otro judío, funcionó en la primera generación pero todos mis hermanos y primos se emparejaron con gentiles, de ambos lados.

Claro que soy muy neurótica, temo siempre quedarme en la ruina, sé tres palabras en yidish y lloro con películas del Holocausto. Soy y me siento judía pero no MUY judía como piensa la gente que se crió en el catolicismo. Para esa gente, soy distinta (aunque seguramente muchos de mis amigos que no son judíos también les parecerían distintos). Y para alguien muy judío, yo no sólo no soy judía sino que también soy rara.

Lo peor del caso es que a mí me sorprende que la gente me vea así. No por lo judía, eh. Yo me considero bastante normal, siento que actúo normalmente, que me visto muy comúnmente, que estoy completamente aburguesada y que hago más o menos lo mismo que el resto. Claro que digo lo que pienso bastante más seguido de lo que se ve que el resto considera conveniente. O simplemente que lo que pienso al final no es tan lo que piensa la mayoría. No sé. Me encantaría poder definirme con tres adjetivos universales, qué tranquilizador. Ahora ni siquiera soy sólo argentina.

A veces siento que Diego y yo nos encontramos, precisamente, en ese no lugar.

Bueno, la conclusión es que todo hubiera sido más fácil de haber pertenecido a un grupo bien definido pero no pasó. Y ahora ya es tarde. Ahora soy como soy. Y parece que eso no está tan buenopara tener amigos.

Así de indefinidas las cosas.

me siento mal

Dormí pésimo. Me acosté a las ocho y media y me dormí a las diez. Diego vino y me preguntó si quería ver Lost, me despavilé pero el disco no pudo ser leído y nunca más concilié el sueño. Manos y pies hinchados, dolor extremo de cintura, contracciones y dolores varios. Mala noche. Acabo de desayunar, me cayó pésimo como todos los días, y estoy en la cama, tirada, con mi hijo al lado. Sigo con las extremidades hinchadas y doloridas. Tengo que trabajar. Simón parece haberse contagiado la gripe del padre. Roberta descansa en su cama.

A las doce club y después ni sé. No quiero moverme mucho, me cuesta. Nunca me sentí así en los demás embarazos, es espantoso.

Le tengo que comprar ropa a Tita en Zara y les debo una ida al cine.

(Skype con madre).

Así las cosas. Vacías.

miércoles, 15 de abril de 2009

estado de situación

El problema es otro, el problema es más grave que la naturaleza masculina, el problema es que no puedo hacer nada para ayudar. No ahora. Y que siento que nos hundimos emocionalmente. Es que pasan los meses y es cada vez peor. Y cada vez más sola. Hace años que no me sentía tan desamparada como en el último...

Al rato tengo que ir al super. Todos tenemos que ir porque sola no me da para empujar el carrito (decidí que nazca la semana que viene y si voy sola lo más posible es que nazca hoy), cualquier movimiento me cuesta horrores y me da bastante miedo manejar demasiado lejos. El lunes ya se viene la vuelta de los colegios y no me quedará más remedio, eso, seguramente acelerará el parto.

Entonces estoy triste. Y no hay a quién le importe.

Tengo a los chicos encima TODO el día. Supongo que eso hace las cosas más difíciles y lo que viene no será más fácil, precisamente.

El fin de semana tuve muchos pensamientos sobre la homogeneidad para las amistades, las relaciones sociales en general, mi falta de grupo de pertenencia, sobre todo acá.

Vimos Lost, nos queda el noveno capítulo de la quinta temporada.

(Vomito el setenta por ciento de las cosas que ingiero, presumo que tiene que ver con la falta de lugar...o siguen siendo las hormonas que recrudecen el reflujo o...).

Así de desalentadoras las cosas.

martes, 14 de abril de 2009

inquietud

Si una noche tenés contracciones fuertes hasta las doce y media de la noche, con el celular en la mano, por llamar al médico y al día siguiente tu marido no te llama en todo el día para ver cómo estás ¿deberías ir sola a parir y avisarle una vez que puedas?

Supongo que es una posibilidad.

inminente

Ayer, una vez más, pensé que me iba a parir. Si sigo así, llego a las semana 40 con falsas alarmas. Hoy se cumple la 36. Muchas contracciones, fuertes y bastante seguidas. Pero no. Cuatro capítulos de Lost y decidí dormir, todavía no. Tengo que trabajar, Simón tiene tenis y me quedaron pendientes importantes. Es raro no saber cuándo. Además, como no fui al médico, no tengo ninguna referencia. Cuando nació Roberta me dijo que llegaba al 12 y claro, nació el 8. Ahora, no tengo ni idea. Aunque sí muchas contracciones.

Engordé 20 kilos. Espero bajarlos. De todas maneras, no es una de mis preocupaciones en este momento.

Mi marido: nervioso. No es el compañero ideal. Enfermo. Tuve que llamar a la farmacia para que le trajeran algo que le abriera las vías respiratorias. Otra vez antibiótico, nunca se había enfermado tanto en ocho años. Pobre, me da pena. Y un poco de bronca, imaginate. Estás por parir y el pibe está como loco.

En fin. Cualquier novedad, les aviso.

Así de parturientas las cosas.

lunes, 13 de abril de 2009

mientras tu me fuiste demostrando...

Bailar. Hacer monerías. Recibo mail de Fer que se fue a París pero ahora está en Barcelona. Le conté que el sábado bailé de más, hacía demasiado que no bailaba. De hecho, desde que quedé embarazada. Bailar es una de mis actividades preferidas y sin embargo, ya no lo hago tan seguido. Pienso: perdí la alegría. Antes, poníamos música y bailábamos en el living. También bailaba en el super cuando escuchaba cualquier porquería y bailaba también en las clases de zumba.

Fer siempre fue mi pareja en la pista, aunque a ella la música pedorra no la inspira en lo más mínimo y se queda en un costado. Yo bailo cualquier cosa. Bailábamos putísimas, poniendo caras y haciéndonos las trolas. Era muy divertido. Ahora, las pocas veces que se da, bailo sola.

...que el amor es bailar...

ya no hay sol

Trabajo en el estudio, los chicos miran una peli con Feli y Juana. Avancé mucho más de lo que venía haciendo. Tengo que terminar antes de parir y no tengo mucho tiempo. Hoy lloré mucho. Triste. No tengo con quién hablar. Me sentí tan sola. Sigo igual, pero no lloro. No sirve de nada. Es sólo un exabrupto. Sensaciones encontradas, ganas de estar en Buenos Aires, de contención, de familia, de sosiego. Claro que todo se relativiza con el trabajo, leer sobre un niño en Polonia durante el Holocausto convierte cualquier pesar en ridículo. ¿En qué me metí? No por el trabajo.

Quisiera tierra sólida bajo mis pies aunque tengo la certeza de que eso no existe. ¿O sí? No tengo ni idea. Hace rato que estoy perdida, cada vez más.

Lunes.

Así las cosas.

domingo, 12 de abril de 2009

domingo de pascua


Conseguir huevos de Pascua en esta ciudad no es cosa sencilla. Hacen pocos y se terminan rápido. Les compré a mis hijos y uno le mandé a Dante el amigo/vecino de Simón, con quien pasa muchas horas en su casa.

Ayer bailé de más. Nos acostamos a las tres y media y puse el despertador a las nueve y media para llamar a Pau y rescatar a los chicos. Hacía mucho calor pero decidimos no ir al club. Nos hicimos adictos al jueguito de la black berry, yo era pésima pero ayer logré record en el campeonato interno. Simón a la mañana me sacó el mérito. Hicimos fiaca todo el día. El tianguis se tomo vacaciones por lo cual no tuvimos pelis. Salimos sólo a buscarlas y a comprar algo de chocolate. Me compré pasitas en Sanborns. Miramos la final de Auguta, golf. Finalmente aprendí las reglas y entendí la lógica interna, me llevó casi ocho años.

Ahora me duele algo cerca de la costilla. No falta nada para parir. Hay olor a lluvia. Pesadez casi porteña devino en alivio acuático. No hay pelis en HBO.

Dejo una foto de la panzota.

Felices pascuas.
¿La casa está en orden?

sábado, 11 de abril de 2009

nooo, no nació aun

Estuve cuidando niños nadadores, básicamente. Y mirando pelis. Y haciendo fiaca. Y comiendo de más. Venimos de comer en Polanco con Pau, jorge y los niños. Casa Portuguesa. Bacalo. Juegos. Helados en la Roxy, nevería tradicional recién instaalda en la zona. Ayer, club. Y yo después las peores pelis en la tele mientras Diego llevaba a los chicos y un amigo de Simón al cine. Patriota. Yo se lo agradecí. A la noceh tenemos cumpleaños. Los chicos se van a dormir con Bianca.

Estoy hincada. Muy. Los pies parecen que e
me están por explotar. Hace calor. Yo estoy contenta. Diego está nervioso. No hace declaraciones.

El jueves tuvimos una muy agradable cena de Pesaj en lo de Mai y Gas.

Estoy hastiada de comer. Miramos a Elvis Costello hacerle una entrevista a Bill Clinton.

Valió mucho la pena.

Así de Santa la semana.

jueves, 9 de abril de 2009

me despierto pensando demasiado intensamente

Claro que no fue una noche descansada, Roberta está con un ataque de celos tal que Diego se terminó yendo a su cama y ella durmiendo, literalmente, encima mío. Cualquiera.

Ayer cumpleaños toda la tarde, cuando logré concentrarme para trabajar, los chicos vinieron corriendo que ya quería cruzar, debería haberlos dejado solos un rato más pero no sé qué me pasa últimamente que soy una mamá gallina.

No encajo. En ningún lado. Estoy cansada de ser distinta. No sé si en Argentina tenía el sentimiento tan arraigado. Un poco sí porque era madre cuando todos mis contemporáneos estaban cogiendo los unos con los otros, drogándose, etcétera. Pero ahora, ahora que mis amigos son padres y nos aquejan los mismos temas, ahora sería el momento de estar ahí. Sí, si el mundo estuviera en otro momento histórico.

Diego y Simón duermen, Roberta acaba de bajar pero volvió a subir para armar el souvenir de la fiesta de ayer en su cama. Yo tengo que cocinar le pollo para esta noche, tenemos cena de Pesaj. Casi me olvido. Mi cabeza no sirve para nada. Es por no dormir. La panza complica todo y de todas maneras, me siento mejor que durante todo el resto del embarazo.

Jose habla con la madre al lado mío. Son conversaciones eternas y complicadas.

Me desperté teniendo una discusión sobre ética por un tema nimio, todo en mi cabeza, me estresa tener que pensar todo esto porque estoy sometida a ciertos estímulos que preferiría evitar.

Anoche acompañé a Diego a comerse una hamburguesa infame por acá cerca, tenía antojo. Yo comí un montón de papas fritas muy demás. Había comido toda la tarde y después vomité. Me sentí mal. Queríamos ir al cine pero habíamos visto todo. Le dije que estoy harta de no ganar plata, me siento una inútil, no debería ser así, debería producir una cantidad de dinero considerable, como cualquiera.

En fin. Me desperté rara, con la certeza de que acá no soy yo. Bah, sí soy yo pero me rodea un mundo hostil, que definitivamente no me entiende. No es algo grato.

Escucho llanto arriba. Roberta.

Así de feriadas las cosas.

miércoles, 8 de abril de 2009

no puedo caer tan bajo

A las nueve y pico de la mañana hablo con Diego por un tema bancario y me dice que Maru Botana está cocinando Guefilte Fish en Telefé Internacional (nosotros no lo tenemos porque se paga aparte y preferimos los HBO, a decir verdad, pero por una gracia extraña, a veces aparece). Me tiré con los chicos en mi cama, los tres en pijama, a mirar Sabor a mí. Ya sé: no puedo ser más pajera y desastrosa pero mi trabajo actual consiste en cotejar una traducción de un libro sobre un niño del Holocausto. Entre eso y Maru Botana, ¿con qué te quedás?

No doubt.

Así de ridículas las cosas.

Aunque cada vez más lejos

Jag Sameaj.

el feriadismo

Esta semana es feriadista. Sin ser feriado todos los días, se respira un aire de hueva, de agonía en el plano laboral. Pareciera que no vale la pena trabajar tres días si los otros dos, más los dos del fin de semana, son no laborables. A mí la hueva me tiene invadida hace rato, a decir verdad. Hace seis meses que no trabajo en una oficina y el nimio trabajo que realizo en mi casa lo organizo yo. Sin embargo, desde el lunes, a pesar de trabajar bastante intensamente, no tengo ganas de nada. Bah, sí, de hacer programas y nada más.

Diego se levanta temprano y va a la oficina en su horario habitual. Yo, no lo entiendo. Son vacaciones, insisto, con éxito nulo. Él por más que no esté muy ocupado, siente que sí.

Roberta se despertó angustiadísima a eso de las once de la noche. Yo dormía hacía rato y estaba con poca energía. De todas maneras, me quedé con ella en la cama pero no paraba de llorar y el ángulo de acompañante y la panza, no son compatibles. Le dije que viniera a nuestro cuarto. Seguía llorando desconsolada, me abrazaba y las lágrimas continuaban cayendo. Pobre, pienso. Pero todos sobrevivimos al nacimiento de un hermano, por más duro y neurotizante que haya resultado. Conclusión: la mandé a dormir al piso. Diego le trajo una mantita y ahí se quedó. Le copa. Es yogui. De hecho, sigue durmiendo. Simón se acaba de despertar. Yo, tengo que ir al super. No hay absolutamente nada en la casa. Ni una fruta.

Marido también se despierta angustiado. Está en boga.

Yo, la piloteo. Es intrínseco.

Roberta se despertó, me pregunta por qué no hay nadie en el parque, con los ojos enormes, extremadamente abiertos. Porque son las ocho de la mañana, contesto, el cumple de Juana es a la tarde. Va a ser un día difícil, lidiar con la ansiedad de los hijos es una tarea ardua.

Así de soleadas y vacacionales las cosas.

martes, 7 de abril de 2009

semana 35

completa sensación de vacaciones de verano

Es la luz, lo sé. La luz de verano. O el calor (aunque hoy esté fresco), el no tener que hacer nada, quedarse en casa en pijama hasta la tarde que iba a la colonia. El pez que pez. Yo, como buena nerda, era fan. Moría por ir y en más de una ocasión, mi abuelo tuvo que solventarla. Mis hijos son más de hacer programa y yo me ocupo de eso (bueno, para ser realistas, no, no son ellos ni yo, la posta es que en estas pequeñas vacaciones no hay curso de verano). Ahora juegan al Turismo mundial con Pancho. Ayer, mucha bici, parque y esas cosas. Nada de tele. Mi mamá me dejaba ver todo el día, en casa no había límites (claro que la programación empezaba a las once de la mañana y lo que más había eran novelas, me las vi todas). Roberta es más adicta, se mata con Discovery o Baby first. Sí, inexplicable.

Se me borró todo lo que seguía y me da fiaca reescribir. Ya volveré.

Si encuentran la poca chispa que solía tener, díganle que el blog la está buscando.

Así las cosas.

lunes, 6 de abril de 2009

...

Desalentada, sola, triste, desesperanzada y agotada.

No tengo expectativas y eso que voy a tener un hijo, no pareciera que laboralmente fuera a pasar nada grosso (y no a mí), no hay cosas grandes ni interesantes que estén por salir, no hay viajes, no hay nada de nada. La falta de zanahoria degrada el espíritu de cualquiera. Siempre viví con la sensación de que algo estaba por pasar y ahora ni siquiera tenemos una mínima esperanza de algo semejante. Años de turbulencias te malacostumbran y este 2009 viene tan raro, tan chato, tan la nada misma que claro que desalienta.

Así de acongojadas las cosas.

y la moneda cayó por el lado de la soledad

Simón escucha Calamaro querido en mi Iphone, pasa todas las canciones, pensé que era de afuera, de algún vecino pero bajé y estaba mi hijo en esas. Ahora escuchamos la versión de Julieta Venegas de Sin documentos. Tantos años. Sensación de vacaciones. Pelea con Diego. Ganas de desaparecer. De no tener responsabilidades ni hacer nada porque, en definitiva, todo siempre está mal y nada es como debería. Una vida más sencilla quiero, más recursos o menos pretensión. Más paciencia y reconocimiento, tal vez. O no. Vivir en donde nos corresponde.

Hacer poco durante el fin de semana, tener pocas actividades, vida social, energía y dinero, hace mal.

Bajó el calor, hay un sol tibio, el cambio de hora se hace sentir y Roberta sigue durmiendo.

Hay una tristeza basal en el ambiente con la cual no podemos, ¿cómo se conjura?

Agobio.

domingo, 5 de abril de 2009

un verano inesperado

O es el embarazo o de verdad hace mucho más calor de lo acostumbrado.

A veces pienso que las altas temperaturas genera angustia, si hubiera un angustriómetro podría hacer estadísticas comparativas según las temperaturas.


Soy feliz. A pesar de mi extraordinaria cantidad de defectos (a veces intento hacer una lista de virtudes y no paso más allá del sentido del humor, dios...) aprendí, con los años, a disfrutar. Me alegro por mí, hace todo más fácil.

Por lo demás, vacaciones. Y panzota. Ya no aguanto más.

Así las cosas.

viernes, 3 de abril de 2009

unas cosas y otras

Hoy tuve sensación de felicidad y plenitud pero se me fue pronto, la realidad se impone y me angustia y odio que un día de sol y calor se arruine con tanta facilidad. Me da miedo que la sensación perdure el fin de semana. De todas maneras, tengo un trabajo paralelo al que estaba haciendo (que es tedioso y un poco bajón por el tema de la novela) y me distrae. Busqué a Simi y me traje amiguito, se entretienen con un juego de mesa y Roberta está ofendidísima y muerta de celos, no hay amiguitas disponibles en la plazuela.

Mis hermanas son dos aparatos, yo también pero no dejan de sorprenderme. Ayer se dedicaron a tirarme nombres del tipo: Fito, Tom, Lazlo, etcétera. Claro que mi marido insistió unos cuantos días con ponerle Nemo por lo cual la locura de mi familia de origen y la elegida no es muy distinta.

Con esta panza no existe la posición cómoda. Y eso que mis panzas son chicas. Este fue el peor embarazo por lejos. Pienso: el mejor de los tres fue el de Roberta. ¿Se debe a que fue el único buscado o a que fue nena? Ninguna de las dos opciones es científica y aunque soy amante del rigor, el pensamiento mágico suele colarse todo el tiempo.

Sigo trabajando, mañana me pondré la bikini a pesar de lo vergonzoso de mi volumen y posiblemente me meta al agua, nunca tuve tanto calor en esta ciudad.

Así de vacacionales las cosas.

soy un desperdicio

Tenía que trabajar. Mucho. Pero no. Compu toda la mañana. Mucho skype: Maros, mis hermanas en conferencia (Bs As, Vevey, Df). Me divertí. Me gustan los feriados argentinos. Comí ensalada de atún, como eso al menos dos veces por semana. Cuando no están los chicos no me interesa en lo más mínimo cocinar, ni siquiera pensar en comida. Los busqué y fuimos al club. Había empezado a ver el partido Del Potro-Nadal en casa, suspendí para la recorrida y ni bien llegué al club hice que cambiaran los dibujitos, es un club de tenis y hay un partidazo. Justo terminó y los chicos también sus actividades. Llegué a casa destruida. Hacía tres días que no manejaba. Fuimos a comer con amigos. La comida mala y la atención, peor. No importa. No es grave. Nos dormimos mucho más tarde de lo que acostumbramos.

Las vacaciones ya empezaron. Simón sale a las once y a Tita ni siquiera la mandé. Está feliz, quiere ver La mujer maravilla, la serie de los setenta, que sólo están en inglés. Convencerla de que aún es temprano, que pinte un rato antes. Silba sin parar, silba mejor que yo pero un poco te quema la cabeza. Roberta tiene una alegría de vivir intrínseca que es envidiable. Un carácter podrido que yo no debería criticar. El mío debe ser peor aunque por otros motivos.

Me está agarrando sueño, justo hoy que tengo que salir temprano. Dormí poco. Estoy cansada y con trabajo atrasado, eso no es normal en mí.

Así de vacacionales las cosas.

jueves, 2 de abril de 2009

pero ¿cómo pasó?

Ayer me preguntaba eso: ¿cómo pasó?, ¿cómo caí en semejante aburguesamiento?, ¿fue a conciencia? Claro que no. La vida burguesa, es además, una cárcel. Satisfacer las necesidades y los valores que implica, conlleva a dejar de lado muchas posibilidades de disfrutar de otras cosas. Es obvio que los hijos aburguesan, no lo discutiría nunca con nadie. No me importa tampoco lo que me digan, en general, y no porque no me interese la confrontación si es inteligente y atinada (cosa difícil de encontrar). ¿Qué estaría haciendo de no haber tenido tantos hijos ni tan joven? Hoy pienso una cosa y otros días me es imposible pensarlo. La vida te deja abrir una sola puerta y la respuesta a esa inquietud es un sinsentido. Pero cuánto más liviano debe ser todo. Imagino. Libertad. Desapego. Despreocupación. Y a la vez, no existe la posibilidad del arrepentimiento respecto a los hijos. Son sólo ráfagas de insatisfacción que se van al rato.

A veces quisiera viajar y no pensar en nada ni en nadie. Estar con Diego, los dos solos.

Me voy bañar. El bebé se mueve como loco y me duele todo. No tengo plan, la mañana es mía y no voy a hacer nada. Sí, trabajar. Tengo que consultar unas dudas.

Así de volátiles las cosas.

por ejemplo me gustaría...

-andar en bici lo más pronto posible (para lo que necesitaría conseguir una)
-conocer Japón, Rusia, Marruecos y algunos otros lugares
-vivir en una ciudad con mar
-jugar al tenis
-leer y escribir mucho y más
-ir al cine, al teatro, a museos

un día más de fin de semana

Ayer estuve razonablemente bien aunque no me moví de la cama. Un plomo no mover. Comí todo el día, como toda la semana y a la noche, durante una hora y media de insomnio me torturé por la gordura. La grasa me pica y temo nunca más volver a ser normal. Odio ser gorda. Me hace sufrir. Diego buscó a los chicos y fue al super. Se pasó la tarde encerrado en el estudio, malhumorado y fastidioso. A la noche me torturó con el fútbol y me quedé dormida en el sillón a las nueve y pico. No sé qué furor le habrá agarrado, él no era de esos.

Después me volví a dormir profundamente y me desperté pensando qué sería de mí hoy si no hubiera quedado embarazada. O hubiera decidido no tenerlo. Demás está decir que estoy completamente a favor del aborto. No es una cuestión ética. Pero las dos veces que quedé embarazada por accidente (de tres) decidí tenerlo. Es extraño. No sé exactamente si hay un temor de por medio, una convicción o simplemente amor. No sé qué estaría haciendo si no estuviera embarazada. Sé que con mis dos hijos me sentía plena y podría haber seguido así aunque fantaseaba con tener un tercero en algún momento, o al menos que existiera la posibilidad. Hoy tengo una panzota complicadísima y trabajosa, nunca más volví a hacer lo que hice durante tres años, me dedico casi exclusivamente a la maternidad y no tengo para nada en claro qué carajos vamos a hacer en el futuro (lugar de residencia, etcétera, etcétera). Es raro vivir así cuando toda tu vida con tu familia de origen fue tan por su carril.

Por lo demás, tengo que trabajar. Los chicos salen tarde de la escuela, no tomé la pastilla porque me genera peor malestar del que ya tengo (aunque la voy a tener que ingerir en cualquier momento) y tenía un plan que no sé si poner en práctica o no.

En Argentina es feriado, con todo lo que le podemos objetar, la muerte de Alfonsín me causa una tristeza.

En fin. Se vienen las vacaciones y desearía estar en la playa pero acá estamos, estacados, esperando que el baby se quedé para el último golpecito de horno.

Así las cosas.

miércoles, 1 de abril de 2009

casi casi

Ayer a la noche pensé que me iba a parir. Estuve todo el día con unos dolores rarísimos, no podía sostenerme en pie y le pedí a Diego que fuera por los chicos, me tiré en la cama y vi tele. Me asusté. A las siete y pico llamé a Mario y me dijo que fuera a verlo pero la realidad es que me dio fiaca, si tenía que parir lo veía directamente ahí. Me quedé piola, le pedí a Jose que me ayudara a armar el bolso (la ropa del bebé aún no estaba lavada) y me tiré quieta, quiera a esperar. Por suerte pasaron las horas pero no pasó nada. Me quedé dormida a las diez de la noche y hoy me desperté razonablemente bien. La taquicardia me está matando, el remedio me deja knock out pero estando en la semana 34, no me queda otra. Ahora, en minutos, me voy al super con Jose y después a buscar a los chicos. Estoy muy cansada pero así es.

Por lo menos ya estoy depilada, ya fuimos a ver la clínica, ya hablé con el seguro, ya (en este momento) mandé a lavar la ropa del bebé y después de que compre víveres, ya tuve mis baby shower, puedo parir tranquila.

Así de extrañas las cosas.