jueves, 2 de abril de 2009

pero ¿cómo pasó?

Ayer me preguntaba eso: ¿cómo pasó?, ¿cómo caí en semejante aburguesamiento?, ¿fue a conciencia? Claro que no. La vida burguesa, es además, una cárcel. Satisfacer las necesidades y los valores que implica, conlleva a dejar de lado muchas posibilidades de disfrutar de otras cosas. Es obvio que los hijos aburguesan, no lo discutiría nunca con nadie. No me importa tampoco lo que me digan, en general, y no porque no me interese la confrontación si es inteligente y atinada (cosa difícil de encontrar). ¿Qué estaría haciendo de no haber tenido tantos hijos ni tan joven? Hoy pienso una cosa y otros días me es imposible pensarlo. La vida te deja abrir una sola puerta y la respuesta a esa inquietud es un sinsentido. Pero cuánto más liviano debe ser todo. Imagino. Libertad. Desapego. Despreocupación. Y a la vez, no existe la posibilidad del arrepentimiento respecto a los hijos. Son sólo ráfagas de insatisfacción que se van al rato.

A veces quisiera viajar y no pensar en nada ni en nadie. Estar con Diego, los dos solos.

Me voy bañar. El bebé se mueve como loco y me duele todo. No tengo plan, la mañana es mía y no voy a hacer nada. Sí, trabajar. Tengo que consultar unas dudas.

Así de volátiles las cosas.

1 comentario:

LUIGEE dijo...

Es lo bueno de México te aburguesas por 300 Euros Nana y Muchacha y algunos afortunados por 500 Euros hasta chofer, en España con 300 nana Martes y Jueves solo las tardes (a lo mucho).