viernes, 3 de abril de 2009

soy un desperdicio

Tenía que trabajar. Mucho. Pero no. Compu toda la mañana. Mucho skype: Maros, mis hermanas en conferencia (Bs As, Vevey, Df). Me divertí. Me gustan los feriados argentinos. Comí ensalada de atún, como eso al menos dos veces por semana. Cuando no están los chicos no me interesa en lo más mínimo cocinar, ni siquiera pensar en comida. Los busqué y fuimos al club. Había empezado a ver el partido Del Potro-Nadal en casa, suspendí para la recorrida y ni bien llegué al club hice que cambiaran los dibujitos, es un club de tenis y hay un partidazo. Justo terminó y los chicos también sus actividades. Llegué a casa destruida. Hacía tres días que no manejaba. Fuimos a comer con amigos. La comida mala y la atención, peor. No importa. No es grave. Nos dormimos mucho más tarde de lo que acostumbramos.

Las vacaciones ya empezaron. Simón sale a las once y a Tita ni siquiera la mandé. Está feliz, quiere ver La mujer maravilla, la serie de los setenta, que sólo están en inglés. Convencerla de que aún es temprano, que pinte un rato antes. Silba sin parar, silba mejor que yo pero un poco te quema la cabeza. Roberta tiene una alegría de vivir intrínseca que es envidiable. Un carácter podrido que yo no debería criticar. El mío debe ser peor aunque por otros motivos.

Me está agarrando sueño, justo hoy que tengo que salir temprano. Dormí poco. Estoy cansada y con trabajo atrasado, eso no es normal en mí.

Así de vacacionales las cosas.

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