miércoles, 22 de abril de 2009

durante el duermevela

Mientras mi marido se sacudía y roncaba a la vez (según él, estaba soñando que le robaban la billetera), yo pensaba. ¿Qué quiero? ¿Quiero volver a Buenos Aires en menos de dos años? Puede ser. No quisiera que mis hijos pasen su adolescencia acá y por otro lado, quisiera que fueran al CNBA o al Pellegrini. Tengo esta idea desde siempre y ojalá la pueda cumplir. Materialmente quisiera una casa con ventanales grandes, de madera, con un jardincito y espacios amplios aunque no una casota. Por el tema colegios pienso en Nuñez, Belgrano R, Colegiales...

Acabo de llegar del super y me duele mucho la cintura. Compré fruta y verdura, que es mi compra favorita, y ahora estoy en la cama, destroy. Voy a laburar desde acá, hoy ya no me siento espléndida. El resfrío sigue y tengo unas contracciones perdidas. Además, la remera que me puse me da una suerte de picazón, debería juntar fuerzas y cambiármela. Energía, sin embargo, no me sobra.

Jose está en cualquiera. Puede que también, al igual que el resto de los integrantes de la familia, la llegada del bebé la tenga nerviosa. Acá ninguno escapa a la neurosis.

Tengo que buscar a los chicos en los colegios, a la tarde vienen los que hicieron las fundas porque las dejaron demasiado justas y en cuanto las lave, no me van a entrar más y también tengo que llevar a Simi a piano. ¿Cuánto tiempo aguantaré no salir casi de mi casa más que para llevar y traer niños?

En fin.

Así de listas las cosas.

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