sábado, 28 de febrero de 2009

otra



Levemente más digna.

6 meses y medio o semana 29



Quise subir otra pero blogger no me dejó. Acá tengo cara de loca, la locación no da y el encuadre no está muy bueno. Jamás pensé que podía tener un embarazo tan malo, estoy cerca de la semana 30 y me quedan sólo ocho semanas de mi último estado de gravidez. Dije que iba a disfrutarlo pero la naturaleza pareciera hacer todo para impedirlo.

En fin.

viernes, 27 de febrero de 2009

¿y?

Trabajé toda la mañana. También chatié y eskypié (aunque debería escribir chateé y skypeé, no tengo nuevo diccionario de la real academia para comprobar la castellanización de estos anglicismos). Me duele el cuerpo, algo no suena bien. De todas maneras, voy a ir a buscar el CURP de Tita (sí, ayer fuimos pero teníamos que llevar partidas de nacimiento e identificación de la madre y no sabíamos). Es hora de comer. Hace un par de días que no como comida en serio. No hay nada hecho y no tengo ninguna voluntad de hacer nada tampoco. ¿Salmón ahumado otra vez? Puede ser. Pero sin pan. Igual, fiaca. Todos los días lo mismo. También pienso que podría pasar por el súper y comprar algo hecho ahí pero...fiaca. Y hambre. Me siento un poco sola sin los niños, no estoy acostumbrada. En realidad, lo extraño es la perspectiva de no verlos dentro de un rato, no el tiempo transcurrido. Trabajar hace la vida más grata, por ridículo que suene.

En fin. Bueno, nada, eso. Me voy a hacer trámites, una vez más.

intercambios epistolares

Adoro lo mails. Los mails que son como cartas, escritas con sentimiento, largos, que hablan de lo que uno piensa. Desde que soy adolescente que pienso que me equivoqué de época, me hubiera gustado nacer en otro momento del mundo, es una reflexión que no lleva a nada, simplista e infantil (de cuando leía Rojo y Negro, a los catorce) pero vuelve de vez en cuando (no tanto dado que tengo esta adicción a la computadora que me hace dudar de cómo llenaba el tiempo en otras épocas no tan lejanas).

Tengo el día libre. Los chicos se van a la Feria de Chapultepec con Diego. El bebé me está matando a patadas. Duermo mal. Me duele el cuerpo por la gripe, pienso demasiado en cosas que no valen la pena, me enojo con mi marido porque no hace las cosas como yo considero que debería (así como a veces me siento una basurita, muchas otras estoy convencida de que nadie es tan eficiente como yo. Es un sube y baja que me acompaña desde pequeña y que no he podido equilibrar a pesar de las miles de horas de análisis). Toda energía malgastada.

La conciencia sobre el tiempo presente. Saber que son los años de plenitud, no sufrir por lo que no vale la pena. Qué difícil. Igual hay que esforzarse.

Por lo demás, tengo que leer, aprovechar el día, descansar, pensar qué vamos a hacer el finde. No tenemos planes. Quisiera llevar a los chicos al teatro o a ver la muestra de David La Chapelle. Un cacho de cultura no nos vendría mal.

Hay mucho sol afuera. El cielo no tiene la intensidad que tiene en Buenos Aires pero es un celeste bastante digno. El cielo del sur no se compara con nada.

En fin. Así de pavas las cosas.

jueves, 26 de febrero de 2009

llegó!

Finalmente llegó la cancherísima faja que envió Wanda desde Boston. Abrí el paquete con una sonrisa como de niño abriendo regalo, hacía años que no recibía un paquete por correo (Fer solía mandarme cuando se fue a Barcelona pero como yo soy un queso y nunca le mandé nada, obviamente y con razón, se cansó) y fue muy emocionante. Son tres pedazos de tela, de un algodón buenísimo que no tengo ni la más puta idea de cómo se ponen. Tuvo la sensatez de mandarme el manual de instrucciones pero aunque tiene fotos, parece que la posta es entender hebreo.

Cuestión que: gracias!!!!!!!!!!!!! Este blog me da muchas satisfacciones.

Por lo demás, me sentí pésimo todo el día. Mal. Me hiper estresé con un montón de asuntos que no vienen al caso, me arrastré a buscar a los chicos (la gripe es lo menos, no tiene entidad pero te tira espantosamente), lo dejé a Simi en el club y me fui con Roberta, que sigue sintiéndose mal, a sacarle unas fotos y el CURP. Tomamos un sprite (encima hacía un calor horrible y yo tenía una sed insaciable) y nos fuimos al club a esperar al Coco. Fue muy desagradable cuando se estacionó atrás mío, atravesada, una camionetota y un auto del cual bajaron unos guaruras espantosos, con cara de orangután, para escoltar a los que salían del vehículo (una mujer con la nana y los tres hijos con más y peor cara de orangután que los guaruras). Es una experiencia espantosa que debería estar prohibida.

Diego quiere que baje a cenar con unos pseudo clientes y yo no tengo fuerzas ni para ir hasta la cama. Mis hijos juegan con Jose en el cuarto y yo no pude participar de nada.

Así de destroyed las cosas.

No sé si es la distancia o...

En Buenos Aires la gente me quiere más que acá. Pienso que puede ser que la ciudad del sur saque mejores cosas de mi ser o que simplemente, mis amigos porteños, o muchos de ellos, se dedican a las letras o a tareas intelectuales y se expresan de una manera hermosa. O simplemente que sí, que me aprecian más y mejor. No lo sé.

No dormí en toda la noche por culpa del dolor de garganta. Ya no da. Pienso: pobre hija, se sigue sintiendo así, de la chingada, por eso llora todo el día. Yo también lo haría de no llevarle veintisiete años. Ahora toso como un perro y escupo mocos amarillos (acá se viene una andanada de visitas desde España, parece haber una obsesión con el tema moco de color y búsqueda de internet que los deposita, insólitamente, en estas páginas). La gripe es lo menos. Por suerte no hay fiebre ni nada más que molestias, eso se pasa con el correr de los días...el proceso natural de la enfermedad. Por lo demás, mañana los chicos van a la feria de Chapultepec, yo no porque no puedo caminar tanto, no me da para hacerme la loca aunque con la medicación ando sin contracciones (y la faja que me contiene a pesar de su falta absoluta de glamour). Pero...me acabo de enterar de que Diego se va el lunes a Colombia. Eran tres días y ahora es toda la puta semana laboral. Esto implica que tengo que llevar y traer hijos todos los días, dos veces. Peligro. No quiero ni pensar. Le pediré a Jose que me acompañe. No sé. Malísimo. Y soledad. Me hastío.

Y pensamientos así de algún tipo, no, la verdad que no. Tengo la cabeza llena de mocos y cuando pienso, derrapo. Prefiero dejarlo ahí. Amor con marido. Bah, amor hay siempre que no le rompo las pelotas (cosa que me cuesta enormemente). Como decíamos con Merin, no hay mujer que no se vuelva una rompehuevos al convertirse en madre, es simplemente, inevitable. ¿O no?

Bueno, me pongo a laburar. Estoy con delay.
Así las cosas.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Con premeditación y alevosía

Decidí, por fin y de una vez por todas, hacer lo imposible por disfrutar estos últimos dos meses de embarazo. Ahora sí no va más, no habrá otro en el futuro y es la última oportunidad de sentir las extrañísimas cosas que trae la gravidez (porque convengamos que es como tener un alien, eh, no es que uhh, qué natural una cosa se mega mueve adentro tuyo y de repente tiene hipo y patea y vos te lo tomás como si lloviera).

Por lo demás, mi garganta se siente como papel de lija y el dolor de piernas no da más. Salen las contracciones, entra la gripe. Soy un hit.

En fin. Leí menos de lo esperable (pero cómo anoté) y ahora desearía hundirme en la cama (adiós plan de ver Slumdog Millionaire) pero aún me falta cocinarle al marido. Laaaaaaargo el día, y agotador.

ah, de pensamientos

Hoy concluí que la falta de inteligencia me subleva. La estupidez a secas y la ingratitud, también. Pero para qué pensar en cosas semejantes, no vale para nada la pena.

qué baqueta

A la mañana leí un rato y por las bajas totales de las invitadas, desistí de ir a lo de Pau. A eso de las nueve y media me bañé y estaba por salir a Chedraui cuando Jose me dice que Pau había llamado, que la llame que me quiere decir algo. Un poco me asusté pero por suerte era sólo que la otra Pau finalmente había salido temprano y estaba ahí. Pospuse el súper y me fui a tomar un café. De ahí un paso no de lo más productivo por la oficina, buscar a Tita y después a Simi. Llegamos, comimos rápido y me fui a comprar la fruta y la verdura. Acabo de llegar y estoy con sensación de que me caigo a cachos. En pocos minutos me toca llevar al Coco a piano y después de buscarlo, me voy un rato a conocer la casa de Flor. En el inteterín (son cuarenta minutos), me tiraré a descansar. No doy más, posta. Agoté mal. Con tan poco!

En fin. Uhh, así de emocionantes las cosas!

con cosas y desorganizada

Habíamos quedado en desayunar con las dos Paulas y Lau. Hubo una baja y yo sólo pedí un delay. Roberta quiso ir igual a la escuela, a pesar de que la tos de perro no desaparece y que tiene una cara pálida y de enfermucha. El padre le preguntó y ella dijo que sí, entre los dos no hacemos uno. El tema es la lunchera de Kitty, claro, ayer a la mañana Diego se la dio, se la mandaba un amigo de él y es pura emoción, yo también quisiera ir a la escuela si tuviera algo así (claro que ella no tiene que llevar lunch por lo cual no tiene ningún sentido que la porte). Rogamos que no nos llamen. Ayer día largo, pasó Flor con Panchito de visita y me colgué y después tuve que salir corriendo con Tita al colegio de Simón para la entrevista con la directora y ahí papelerío y de ahí medio apurados al club y ahí me encontré con Pau y entonces capuchino y llegamos para que Simi hiciera su tarea sobre sheep y después descansaran un rato (y yo también) y cena y cuento y yo casi no pude trabajar y ahora pendiente y nunca tengo nada que hacer y de repente, el tiempo pareciera no alcanzar. Malísimo. Entonces, voy a leer unas páginas, concentradamente, voy a bañarme, encremarme, vestirme, ir a lo de Pau, después buscar niños, comer, ir al super y volver a trabajar. Entre tanto tengo que llenar papeles y pagar cosas y odio que febrero sea tan putamente corto. Y me salta el electro, de repente, no lo puedo evitar y pum. No soy yo cuando me enojo.

Por lo demás, una amiga embarazada en Buenos Aires (los treinti pegaron con todo), yo con mucho dolor de garganta y completamente gangosa y no mucho más.

Así las cosas. Miércoles.

martes, 24 de febrero de 2009

poniéndole onda

Justo estaba por escribir que había decidido ponerle garra. Me pasé gran parte de la mañana echada en la cama, rumiando mis penas, odiando al mundo y a mí misma. Hay algo del frío con sol que me pega mal, me vinieron sentimientos adversos agazapados desde los cuatro años. Siempre la pasé un poco mal, nunca fui una chica alegre, no te voy a mentir. Aunque, puedo tener momentos de gracia. Sé que debería buscar un poco más de ayuda pero no tengo resto. Ni dinero. No es el momento. El mundo que se cae a cachos y nosotros llenos de gastos enormes. Mejor no pensar. Finalmente me levanté, para prepararle una keka a mi hija que se quedó, una vez más en casa. Excepto por la pelea por la ropa, nos estamos llevando mejor. Me puse media pila y cambié la actitud. Me la morfo. Tiene tanto mundo interior. Ojalá mis hijos la pasen mejor que yo, por lejos. Cuestión que fuimos a la cocina, me hice un café, me comí medio pan con mermelada light, le hice una sincronizada (nunca se termina nada, la subió, la dejó, volvió a comerla y quedó un cacho en el baño). Subí, llamé al dermatólogo al que tengo que llevar a Simi por sus verrugas y me fui a hacer cosas de baño. Me saqué el esmalte de uñas, le corté a Tita las suyas y nos encerramos mientras me bañaba para que el vapor le ablande la tos. Pensaba, mientras me encremaba (vi asomo de estrías en la panza y casi me desmayo, eso sí que nunca tuve, siempre me quedó la panza chata y sin marcas después de parir) en volver a activar contactos que nunca me contestaron, pensar nuevas puntas, etcétera, etcétera, cuando cae un mail de la editora (hace apenas segundas) por una nueva novela. Ya cualquier cosa me hace feliz. Me encanta trabajar, me encanta leer y me encanta escribir. Cuestión que ahora voy a ir a Wal Mart con la pequeña a comprar unas cosas y después haré la comida y bajaré temprano porque tenemos que ir juntas al colegio para que nos digan como nivelarla para que esté a tono el año que viene. Después club para clase de tenis del Coco y así, así.

El problema es pensar en cosas fútiles. Me ganan sentimientos de adversidad hacia gente que no vale la pena. Eso es algo a lo cual sé que hay que escaparle, manejo perfectamente la teoría, tengo todo un tratado mental al respecto pero después, en la realidad, ser humana me puede. Qué pena. Hay que dejar las miserias de lado y ser feliz. El resto no importa, sólo la familia y los amigos que valen la pena.

Bueno, mi hija llora por algo ahí abajo, ahora se pelea con Jose.

Así las cosas.

sol y frío

Nada para decir. Menos aún bueno.

En fin.

lunes, 23 de febrero de 2009

pensé que había escrito pero no

Qué colgada, por favor. Hubiera jurado que había escrito otro post. Posiblemente lo escribí pero no lo publiqué. O no. Porque no aparece como guardado. ¿Lo habré imaginado? Cualquierismo a la N.

No, claro que no tenía nada muy importante para decir. A la mañana pasó Lisa. Me trajo una bolsa gigante de papas fritas con la que casi acabamos (a ella le sacan la depre por lo cual considera que a mí también), yo no soy fana pero me cuesta mucho decirle que no a cualquier cosa que tenga enfrente. También tomamos té. Té con papas. Hablamos de su próxima mudanza de país, del dólar a 15, de los proyectos de mi marido (?) y de cosas por el estilo. Me distrajo bastante, a decir verdad. Después busqué al Coco (se me hizo muy leve ir a una sola escuela) y vinimos a comer, lo ayudé a leer su libro en inglés y después hizo su tarea (acabo de recordad que sí escribí pero al parecer justo llegó Pau y no lo colgué y después cerré la ventana sin querer). Salimos al parque con Bianca y Pau, hacía frío pero el cielo despejado y límpido inspira a salir. Roberta quiso quedarse y yo me fui con Simón a la oficina de Diego, saludé y nos fuimos al pediatra. Yo sé que puedo estar pesada pero Diego no tiene ningún tipo de consideración. Lloro. Me pongo triste. Me siento bastante miserable, al igual que todo el puto día. Me odio.

Llegamos, ya se bañaron los niños y ya preparé el lunch de mañana. Leí cuento y ahora están acostados. La pobre pequeña conserva la tos seca de perro, da pena. El médico me dio algo para que le de. Mañana lo compro. Me acabo de sacar la faja. Busqué un bife para Diego pero no lo voy a hacer, dice que lo hace él, que si no lo llamo para ver cuándo llega. Intolerante e impaciente, hostil y hastiado. Pasa del amor total a la bronca. En fin. No sos vos, soy yo.

de ayer a hoy

Claro que no pasó nada de nada. Nos tiramos en la sala de tele a ver los Oscar, creo que es la primera vez en veinte años que veo tantas horas. Como show estuvo mucho mejor que cualquier otra vez. De los vestidos, nada para destacar. Me puse a llorar alguna vez, es que te contagiás de la emoción, inevitable. Slumdog Millonaire no la vimos aún pero ya la veremos, bah, no vimos casi ninguna (sí la de Mickey Rourke, justamente la terminamos antes de la ceremonia) pero no Milk, no la de Benjamin Button, no Milk, no etcétera. Afuera hay un sol increíble, el cielo está celeste impoluto, Josefa no llegó (se le está haciendo una costumbre de la cual tendré que hablar), Roberta no fue a la escuela porque amaneció con una tos de perros, mal. Juega al lao mío, en la cama, en silencio, lo bueno de mi hija es que se entretiene perfectamente sola, su mundo interior le resulta de lo más llevadero. Debería atacar los pendientes que me quedan (los mismo de siempre) y pagar la factura de luz que tengo enfrente mío, pero eso lo hago por internet. Después, nada. NADA. Seguir leyendo a Philip Roth (me da un leve bajón pero avanzo) y a la tarde conocer pediatra con los niños, llamar al de siempre por la mañana para hacerle una suerte de pregunta fiscal y ahí me quedo. Mis ocupaciones son nimias. Las de los chicos y ya. Embole. Pero lucharemos contra la depresión, ya nos aburrimos de que todo sea siempre igual. Sólo deseamos sentirnos bien. Eso es lo imprescindible. En fin. Algunas reflexiones que quedaron en el tintero, todas sin importancia y que dejaremos pasar. Es difícil estar contento en la sincronía pero creo que es lo único posible.

Así las cosas.

domingo, 22 de febrero de 2009

unplugged

Hace meses que me pasa, me cuesta. Llego hasta cuando somos cuatro personas y a veces. Cuando es cara a cara me es más fácil pero tan poca gente se interesa por mis cosas que creo que ya me cansé, aguanté años de años pero en un momento empieza a parecerte tan bajón que nadie te pregunte nada que preferís desconectar. Sólo con algunas amigas. Yo sigo preguntando, por lo general. Loco, yo también a veces quiero hablar de mí, sabelo. En fin. Eso, sociabilizar me cuesta cada día más. Se ve que no ando muy bien últimamente. Lo sé: soy yo.

un clima completamente invernal

Nublado, oscuro, gris azulado. Una vez más nos quedamos dormidos viendo la peli de Mickey Rourke, no sé qué hora sería pero no más de las diez y media. Somos dos troncos. O estamos muy cansados no sé bien de qué (yo no había dormido la noche anterior pero...). Me desperté un par de veces por acidez y contracciones pero dormí plácidamente el resto del tiempo. Nos gusta estar cerca, la cama es chica y nos amontonamos. Los pequeños se vinieron temprano, a las siete y veinte ya estábamos de gran charla. Ahora me fajé, con la ayuda marital, me duele la cintura. Desayunamos en la cama, Diego sigue cociendo su osobuco en la cacerola de hierro, me calienta agua para la bolsa. Soy una viejita. Me desperté con una epifanía. Es obvio que mi humor esté agrio, hace más de cinco meses que no hago ejercicio y aunque no soy precisamente una deportista de alto rendimiento, extraño las endorfinas de mis rutinas habituales.

Me acuerdo mucho de Fer estos días, de su paso por San Pablo, Diego trajo discos de Titas y de Os mutantes (en gira con Paralamas). Era parte de la música de Fer en la secundaria. No llegó a contagiarme tanto de su fanatismo pero me formó un poco más de lo que mi paupérrima cultura musical era hasta que nos encontramos. Los jueves traía el NO y lo leía en clase. Yo intentaba escuchar lo que decían los profesores y ella me consideraba una looser. Desde que la conocí se despertó con la R&P y era mega fana de Soda Stereo, Un adelantada para el común de las chicas de esa edad.

En fin, dejo la compu, me da dolor de cintura.

Así las cosas. Domingueras.

sábado, 21 de febrero de 2009

hoy

Con Diego declaramos reposo, es lo único que me puede salvar. Además de las medications (parezco del PAMI, el Alupent cada 8 horas, óvulos, ulsen para el reflujo y las inyecciones que en un acto de arrojo me dejé dar por mi marido quien en su puta vida había inyectado a nadie y me dio dos de un saque, me dolió y me salió un poco de sangre y él me culpa pero ya está, lo resolvimos, darse inyecciones en esta ciudad no es sencillo como en Buenos Aires). Así que bajé a comer, después de estar tirada en la cama leyendo y sólo habiendo dejado la horizontalidad para bañarme. Volví a descansar un rato y nos fuimos a lo de Xime. Parecía una tarde de otoño, la pobre estaba agotada mal pero creo que todo el resto se la estaba pasando bastante bien. Comiendo brownies y pastel y medialunas con jamón y queso. Yo comí de más y estoy pagando las consecuencias, vómito y acidez horrible. Marido cocina abajo, osobuco para mañana, con vino tinto, hongos, etc. Marindando. Mañana hará la polenta y yo no me moveré. No estoy para trotes. Sigo sintiendo que me cortan con un bisturí. No es nada agradable. Y marido e hijos además de los enseres de Costco, me compraron una faja mega aparatosa. Anduve con eso toda la tarde, para evitar que la panza salte y que la cintura duela tanto. Ahora me la saqué. Sí, a pura emoción. Mi vida es una joda loca. Igual, aunque me pongo un poco triste por ciertas cosas (no sé qué onda conmigo, eh, yo no era así) pienso que: está bien que la familia sea emocionalmente autárquica. Es lo que tengo, lo que preservo y a lo que me dedico. Muchas otras cosas resultaron una muy mala apuesta.

En fin. Así las cosas.

el calvario

No pegué un ojo de dos a seis de la mañana. Me había dormido después de las doce. Nunca la pasé tan mal una noche, pensé que iba a parir sin contracciones. Un dolor de cintura intolerable, la pelvis que parecía a punto de partirse y contracciones espaciadas y dolorosas. El bebé no paró de moverse y de tener hipo toda la noche. Leí todo After dark de Murakami, me gustó y no pienso entrar en la polémica de si es un bleff o no. Me pasé al cuarto de huéspedes para no molestar a Diego. Necesito que esto se termine y a la vez, faltan, sí o sí, dos meses. No puedo parir antes. No tengo seguro de maternidad, cuando lo saqué no estaba en los planes tener otro hijo. Todo horrible. En fin.

También angustia y agobio, no puedo decir muy bien por qué o sí pero mejor no. Me siento intranquila y la pastilleca encime me da taquicardia. La tomé a las tres y media y estaba en llamas, todo lo otro más una aceleración imposible. El pulso que tiembla. Empecé Pastoral americana de Philip Roth, dejé a la india para siempre, me estaba haciendo sufrir.

Me sigo sintiendo como el orto y a los fines clínicos no hay nada que hacer, la preocupación se centra en las contracciones frecuentes, si no, te jodés. Lloriqueé un poco. No soy aprensiva en temas médicos pero me sentí desesperada toda la noche. No creo que pueda dormir durante el día, sensación rara que persiste. Quiero, necesito sentirme bien.

Así las cosas. Feas.

viernes, 20 de febrero de 2009

era así nomás

La única persona que me cuida en el mundo ya no está en la ciudad.

Estoy triste pero ni modo.

no quiero ser más una anacoreta

No sé qué me pasó, sé que fue algo que no puedo discriminar que me fue aislando cada vez más. Pero no lo deseo. Hoy me di cuenta de que me hace sufrir y pienso revertirlo, aunque tenga que salir a cazar amigas ridículas por ahí.

No quiero estar más sola. De verdad.

sale el sol...

Me da un poco de pena que este blog sea así...digo, por lo general no soy un canto a la alegría (sobre todo en el último año) pero en la vida real, puedo ser graciosa y simpática. A las ocho menos cuarto me metí en la cama, puse E!, daban THS del pobre guasón muerto el año pasado. Ví un poco y me torré, creo que a las ocho y media ya estaba en otra. Recién a las seis abrí un ojo y al rato llegó Diego. Me pregunto qué habrá hecho en Buenos Aires que llegó con tanto amor. Es una pregunta retórica, prefiero, siempre, no saber. Me trajo una campera rosa chicle llena de figuras medio chinescas amarillas (podrían ser japonesas porque se asemejan a la estética de El viaje de Chihiro). También un vestido similar. Se ve que pretende que vuelva a ser mínimamente canchera, hace rato que no uso cosas ridículas, de hecho, me visto por lo general de negro. Pero soy formal, le repliqué cuando me lo dio. Te hacés, me contestó, pero no te sale...WTF!? Igual, tengo muy poca onda últimamente. Me subí a la balanza antes de desayunar, engordé 14 kilos. Por suerte, esta última semana comí poco, las contracciones tienen su mínimo beneficio secundario (no, ya sé que 14 kilos en seis meses es una brutalidad pero podríamos ya estar en los 20 y sería peor). Con Simón engordé sólo 12. Con Roberta 18 y bajé 21-no eran las mejores circunstancias, de todas maneras. Decidimos: vamos a ponerle onda.

Una vez en la cama, Diego me contó más o menos su viaje. Antes de las siete apareció Tita y después el Coco. Deberíamos comprar una king para poner al nuevo. De madre aún no tengo novedades, ya llamará para avisar que llegó bien. A las tres y media, obstetra. Ya en las escaleras mi marido me dice: a las cuatro quedé en encontrarme con...le digo que entonces no venga. Me grita. Este pibe grita, pobre. Intento que entienda que no es el modo, no lo logro. Tengo que tomar la pastilleca, ordené cosas, hice desayuno, vestí hijos y ya me sentí mal. El obstetra de acá no recomienda reposo, ya lo dije, y creo que se equivoca. Pero yo soy hija del rigor y hago lo que me dicen. Hoy tengo que ir a buscar a los chicos, eso es un gancho. Implica manejar mucho, bajar y subir del auto, lidiar con Roberta, Me agota. Tengo que averiguar por transporte para el Coco, urgente.

Y así la vida. Ayer llovió y hubo truenos (el verso de febrero loco) y hoy amaneció feo pero pareciera querer despejar. Vamos a comulgar con el clima.

Así las cosas.

jueves, 19 de febrero de 2009

siendo las seis de la tarde

Madre acaba de irse en taxi. Estuvimos en el club hasta hace veinte minutos, en el cumple. Estuvo bueno y los chicos la gastaron, ahora estoy de nuevo con una baqueta de no creer. Mañana, viernes. Por fin. El sábado cumple de Roberta 1 y no more plans. El clima, un espanto. Nublado, tormentoso, impredecible. Los chicos ven un capítulo de Los Simpson. En dvd. Le mandé la dir a Wanda a ver si efectivamente llega su muy cancherísima faja. La mejor onda desde Boston. La vida se pasa así. Y después se va a pasar entre teta y teta. Me voy a acostar, me caigo del cansancio.

Bueno, eso.

agoteitor

El médico no dice nada. Abandoné los planes de búsqueda de hijos y fue madre sola, la pobre se hace el mega recorrido bajón pero igual ya se va. Tomé buscapina (me dijo el médico, no se sabe muy bien por qué) y busco fajas (presté las mías, no tengo ni la más puta idea de a quién) para sostener la panza. Tenía para antes y después del parto. Ahora no tengo ninguna. Ser desprendida tiene esas desventajas. Ya no lo voy a ser más. Suelo pecar de estúpida y después sufro. Y me enojo y me siento mal y desplazada. Me lo merezco. En fin. Por lo demás, hay sol. Me traen los cheques y Diego llega mañana temprano. Ya compré el regalo de hoy y tengo la soga en el baúl. Me siento mal pero no tanto como toda la noche. Así las cosas.

y ahora...

Me dormí a las seis de la mañana. Una hora. El total de la noche: tres. Destroy. La luz del día. Los chicos se fueron a la escuela con madre, pretendo descansar, dormir de mañana parece imposible. Pasar por la oficina nueva, firmar cheques y ver cómo está todo. El administrador nuevo me avisa cómo van las cosas, sé que lo hace por corrección política, para que no me sienta excluida y a pesar mi conciencia, se lo agradezco. Diego me dice que elija el color de su oficina. Sólo pensé que había que pintarla, de blanco pensé y que alguien se ocupe. Yo ya no tengo nada que ver. Justo ahora que el lugar es increíble. Después buscar niños e ir al club, al cumple de Giulia. Para mis hijos es el evento del mes. No tienen muchos cumpleaños ni muchos eventos en general. Se vistieron acorde. Me sigo sintiendo mal, pésimo. No creo que la política de mi médico de no reposo sea la correcta. Mañana tengo cita. El cuerpo pide piedad.

Así las cosas. A descansar.

miércoles, 18 de febrero de 2009

debería sincerarme?

La foto que tengo en el facebook es de agosto del año pasado, en la playa, justo antes de embarazarme. Peso más o menos entre 15 y 16 kilos menos que ahora. No tengo ninguna foto actual digna. Las últimas que me saqué son las que estoy en bolas. Lo pensé pero me dije: no da. Una cosa es que todo me chupe un huevo y otra es el cualquierismo extremo.

Entre tanto, ayer separamos con madre la ropa para el bebé. El 95% de las cosas eran de nena, divinas e hiper usables. No en este caso. De todas maneras, no pienso deshacerme de ellas hasta que efectivamente esté entre nosotros. Qué se yo, todo puede fallar.

Ahora sí, me voy a poner unas muy poco dignas calzas para ir al super.

estoy segura de que si tuviera algo para contar, lo haría

Ejem. Qué embole. Igual, tampoco me siento lo suficientemente bien como para que me pasen cosas emocionantes. Vino, finalmente, el carpintero. Me falta encontrar al fundero, llamar a los limpialfombras, pedir la carta de Tita, hacerme la credencial del IFE, llamar al pediatra por lo de los reintegros, pintar el mueble de la cocina (primero remover), resolver lo de la feria de Chapultepec, comprar un regalo, buscar el huevo. Pero ahí voy. Podría ser peor.

Ayer fuimos con madre al Palacio de Hierro, compramos el regalo que debía, paseamos un poquito (detesto las tiendas de esas dimensiones, todo parece perderse) y comimos una baguette enorme cada una. Después, buscamos a los niños y nos fuimos al club. El clima, rarísimo. Entre pesado y lluvioso y caluroso y nublado. No es lo típico de esta ciudad. No tengo contracciones. Eso está bien. Volvimos, nos tiramos con los chicos a mirar un rato de tele (llegan agotados después del after school y el tenis y ballet, respectivamente). Baño, cena y cuento. Doble cuento. Los libros para niños del FCE son todo. Cosita Linda se llama uno (creo que fue regalo de Lau), son lo máximo. Simón se queda leyendo sólo mucho más. Ahora lee perfecto en inglés, llamativo. Entonces ¿el pre first vale la pena? No lo sé. Nosotras miramos Una mente brillante by TNT. Yo nunca la había visto. A las diez y veinte nos vamos a la cama, rompemos records. Duermo como si estuviera despierta. Sueño con Fer, con Mela (su hermana) y con sus padres. Ellas vienen de visita a casa y no me alcanza la comida (sí, estoy por cambiarme para ir al super, padezco de un leve, levísimo desabastecimiento). Me despierto sola, a las siete. Como todos los días. En esta casa no se usa el despertador.

Nadie me pide una nota. Nadie me escribe. Difícil activar tema laboral. Me encantaría que fluyera. Me cuesta, me costó siempre. Me angustia un poco. Una angustia basal que está ahí, solapada, como la crisis mundial. Me fui a dormir triste. Pensando en la psicosis. Y en lo que uno le hace a los hijos. Puede ser tan cruel a veces. Sin quererlo. O sin controlarlo. No lo sé.

En fin. Así las cosas.

martes, 17 de febrero de 2009

por eso y otros temas

El embarazo, para mí, es un estado de suspensión. No soy yo. Me vuelvo gorda, casi no cojo y me siento como el orto durante demasiados meses. Pensaba, justamente, en coger. La verdad es que coger con panza me tienta cero y a la vez, me la paso teniendo fantasías. Tocarse. Está tan lejos de la imagen de madre de familia. Claro que no soy yo pero sí soy yo. Siempre. Aunque esté gorda y no me den ganas de garchar. Inmanencia. Es que leí el cuento de Terranova. Y estoy aburrida. Y hay sol y tengo que bajar a buscar agua para tomar la media pastilla. Y no tengo muchos planes y el libro no me atrapa y debería escribir, claro, debería pero no escribo. Y mi marido está lejos y mi madre no volvió de llevar a los críos y estoy atornillada a la cama, frente al vicio blanco. Dios, soy un desperdicio.

ir pariendo

Cuello corto, reblandecido y con un centímetro de dilatación. Semana 28. Revisa su archivo, igual que con Roberta, la misma semana, los mismos síntomas. Tomo Alupent y debo inyectarme el Celestone, es la tercera vez que me sucede lo mismo. Cada embarazo la misma cantinela (aunque en el primero fue en la semana 30 y eran tres los centímetros de dilatación y me dejaron internada y me volvieron a internar y estuve en reposo más de un mes). No, reposo no. No sé bien qué pensar pero bueno, con Roberta en cuanto se me pasaron las contracciones hice vida normal. Tampoco tenía alternativa. Como ahora. Aunque. Algo tengo que hacer porque me siento mal, no debería ser real pero siento el cuello estirarse, me pesa la panza (recomendó faja), y me siento terriblemente cansada. Marido es un desastre, no llama cuando salgo del médico, no manda mail no nada. Y ni siquiera entiende cuando se lo reclamo. ¿Cuántas cosas intolerables toleramos del otro? Yo, demasiadas. Pero no es momento de pensar.
No me dieron más trabajo por ahora, el carpintero me dejó plantada, la señora que venía a que nos conociéramos también. Me olvidé de pedirle la carta para para el pasaporte a Mario. Llamaré hoy y le pediré a la secretaria. Nos urge, se venció el de Tita y no puede andar indocumentada. Aunque tenga el español. Por lo demás: nadad. Vimos en la tele una película malísima con Collin Farrell y Salma Hayek. No podía ser peor. Hice galletas y mi madre un budín de verduras. Ahora se fue a llevar a los chicos. Tita se pasó a mi casa, se puso perpendicular a mí y comenzó a tirar patadas a la panza. La di vuelta y le advertí que si seguía, se iba y no volvía nunca más. Estaba completamente dormida pero hizo caso. Duerme profundo como un bebé. El bebé se mueve. Somos un montón de personas. Parece que ayer se terminó la contingencia ambiental. Esperemos que así sea. A Simi le mandé lunch para el after school de todas maneras, ojalá y se queden. Después, club. Ir y venir. Leer. Esperar. Empollar. No hablar casi con nadie. Popularidad en picada. En fin. Así las cosas.

lunes, 16 de febrero de 2009

encontrar la paz

Mientras tengo contracciones me resulta imposible. Sigue la contaminación asquerosa de los últimos días. Terminé el libro, me sentí bastante mal toda la mañana pero después del baño, de vestirme y de moverme de la cama al sillón, mejoré. Detesto no poder hacer vida normal. No soporto no tener energía ni autonomía. Obstetra llama para decirme que ya no tiene la hora de las tres y media (empieza a atender a las cuatro normalmente) que me ve a las tres. Llegamos raspando. Dice que no hay problema, que me ve rápido, sólo para constatar que el cuello esté cerrado. Termino el libro, entonces, y pienso en estar en paz. Me llama la casera de la casa de la oficina, me dice no sé qué de marzo, le digo, Sra Mercedes yo ya no trabajo, estoy en reposo, hable con Gaby o semejante. Si pero quería que supieras, tu que eres una persona de bien. Le gritaría que sí, señora Mercedes, que soy una persona de bien pero que me chupa un huevo lo que tiene para decirme, que de eso no sólo ya no me ocupo sino que estoy tirada en la cama, con contracciones, con sólo 27 semanas de embarazo y aunque sé que no va a pasar nada, no es una situación deseable. Aplasté aguacate y corté tomate, tomé jugo de naranja, comí una feta de jamón serrano y me terminé las migas de las pitas horneadas que son lo más rico del mundo. Me está costando respirar. Entonces, vuelvo a la paz espiritual, a ese sentimiento de planicie dentro de uno mismo que de repente lográs encontrar. Eso, sólo eso importa. El resto. Nada.

Ahora volver a la novela de Arundhati Roy que tan poco me tienta, me gusta leer como como, desaforadamente (ya sé que lo dije mil veces). Me aburro si me aburre.

Hablé con Diego, está contento en Buenos Aires, pareciera. Entusiasmado. Yo estoy lejos de todo. Estoy en mi panza, en mis hijos, en sentirme bien y en la casa. El resto no registro demasiado. Veo el potencial de volverme troglodita. No estoy segura de que ya no haya pasado. El finde vida social nula. O casi. Por sentirme mal. La semana viene parecida.

En fin. Así las cosas. Vuelvo a la India.

y mientras tanto...

Fue un día de estar casi en la cama. Comer fideos con una salsa de salmón que preparó madre, dormir un rato, leer a Caio F. Abreu (El testamento francés y El rey de las pequeñas cosas fueron temporalmente, o no, desterrados) y tomar un té con chocolates con Xime, ambas tiradas en mi casa (gracias amiga por la visita! hizo mi tarde mucho más amena). Simón se fue todo el día a lo de Dante y Roberta anduvo por ahí. A la noche vagamos sin rumbo por los 500 canales de cable que no tienen nada para ofrecer (pero no te podés acostar a las ocho de la noche). Terminamos viendo el documental Embarazado. Sí, cualquierismos de la vida indoors. Diego ya está en Buenos Aires, cenó con su padre, mi padre y mis hermanos. Mi madre cambió su pasaje y se va el jueves a la noche, él llega el viernes a la mañana. A la tarde voy al obstetra a constatar que no haya dilatación. No cambia mucho las cosas, mejor no moverse demasiado al menos por un tiempo (no es que realmente pueda).

Duhalde hablando de la Alianza Macri, Solá, De Narvaez (oh my god), la aprobación del paquete de Obama, etcétera, etcétera, etcétera. Paso por todos los diarios, como siempre, y ojeo.

No puedo pensar mucho, tengo que tomar la pastilla, el bebé se mueve mucho, Josefa sigue sin llegar y mi marido no manda mail ni llama (no sé en qué estado debería estar para que se digne llamar por el teléfono normal).

Poca emoción, angustia fisiológica y un día que se abre como la nada misma. Una vez más.

Así las cosas.

domingo, 15 de febrero de 2009

malísimo

Ayer estuve con contracciones todo el puto día. Me siento pésimo, tomé todos los remedios que indicó obstetra y espero que todo mejore. Me dan ganas de llorar, no sólo porque venía perfecta sino por el desamparo que se pone de manifiesto, ahora está mi madre pero yo, tranquilamente, podría estar sola. Va a cambiar el pasaje y se va el jueves a la noche, marido llega viernes a la mañana. La soledad que implica vivir en otro país se hace patente. La baqueta del cuerpo angustia. Tener dos hijos que siguen con su vida normal y uno no estar a la altura. Qué mierda mis embarazos, maldito útero. Nadie sabe si es por la operación. No hay respuestas, a los 22 me sacaron una mancha pre cancerígena del cuello del útero. Comienzo a tener dilatación muy tempranamente. En fin. En esas ando.

Malísimo.

sábado, 14 de febrero de 2009

¿eso hacía yo?

Entre los 16, 17 aprox. hasta los 22 leí mucha filosofía y fui pasando por distintas corrientes (no en este orden ni rigurosamente leí muchos autores y textos sueltos (nunca fui buena en profundiza ni sistematizar lecturas): Camus, Platón, Sartre, Schopenhauer, Niezstche, Kant, ya en la facu, Deleuze, Derrida, Barthes, Foucault -estos últimos ya en la facu- etcétera, etcétera- lamentablemente leí mucho mucho y diverso pero sólo quedan trazos perdidos de todas mis lecturas, no sé si es estupidez, defensa o falta de concentración pero diría que hice mucho esfuerzo al pedo). Cuando no pensaba en el pibe que me gustaba y en garchar, me dedicaba a la pura abstracción.También leía mucha literatura norteamericana y escuchaba mucho jazz, era melancólica y nihilista y no quería tener hijos (seriamente). Con los años me volví una pragmática además de boluda total y aunque extraño algo de mi oscuridad pasada (con el dejo de pretensión y snobismo que acarreaba mi accionar y al que hace unos años le huyo sistemáticamente), me prefiero ahora (los momentos de pozo no son porque soy canchera, ya lo dije muchas veces, ni culta ni inteligente- cosa que ya no me creo- son, simplemente, porque soy una neurótica grave que se angustia).

En fin, no sé a qué venía. Estoy tirada hace cuatro horas en la cama con contracciones y con toda la pizza que me comí atorada en algún lugar no muy abajo de mi aparato digestivo.

Un plomo.

de día una señora aburrida del suburbio

y de noche...mis actividad onírica está en llamas, me encuentro siendo una puta desatada, nadando desnuda en algún lugar de vacaciones lleno de desconocidos con los cuales me revuelco indistintamente. Me desperté pensando que todo eso ya no es. Y no, no sólo por mi estado civil y mi coyuntura maternal (nunca pensé seriamente en tener tres hijos, ni siquiera cuando ya tenía dos) sino por mi edad. Es triste, es lamentable, es irreversible: ya no soy una pendeja. Igual, la maternity me pega para atrás, no puedo vestirme con media onda (no tengo con qué), pierdo el sentido del humor y parezco agriada. No da. Ayer llevamos a los chicos al cine: Inkheart. Miraba a mi alrededor y veía señoras con hijos, con enormes paquetes de palomitas y vasos gigantes de refrescos, vestidas de un modo que en Argentina resulta impensable y temí, verdaderamente, haberme contagiado.

A la noche, por algún motivo, un pensamiento existencialista que se me cruzó seguramente a raíz de que el bebé me apretaba la panza (cada vez que algo me aprieta la panza me da angustia existencial, desde siempre) me alegré de que naciera. ¿Qué tengo si no? ¿Qué proyecto puedo encarar? No estoy por escribir un libro (tristísimo también, no se me cae una puta idea), no me estoy por comprar una casa y remodelarla, no estoy por mudarme ni de casa (rentada) ni de país, no encuentro un trabajo que me encante y sea compatible con mis actividades de madre. No nada. Eso sí: voy a tener un bebé nuevo.

Por lo demás, agotada. A la noche me dieron contracciones, demasiado ir y venir por la nada misma. Detesto a la gente que se hace la ocupada. Durante tres años manejé las finanzas de una empresa, me dediqué a la casa y a los chicos, hice un diplomado y otras cosas y jamás me hice la ocupada. El tiempo suele rendirme y sobrarme. Aunque según la perspectiva de mi madre (me lo hace notar cada vez que puede) no soy todo lo buena ama de casa que debería y que ella sí fue a pesar de ser psicoanalista, tener dos hijos propios y dos de mi padre, hacer actividad científica y llevarnos y traernos de la escuela además de las otras actividades. Mi madre es terriblemente generosa conmigo en muchos aspectos pero sin darse cuenta, no se priva de denostarme intelectual y pragmáticamente, ella es perfeccionista y yo soy una dejada. En fin. Eso no me pegó bien pero debería chuparme un huevo.

Las tareas de madre de todas maneras, me están llevando mucho tiempo.

Sigue la contingencia ambiental, el cielo está asqueroso y lo que se respira es pura mugre. Al rato nos iremos al club y después veremos.

Así las cosas.

viernes, 13 de febrero de 2009

las piezas que se van uniendo

Ayer me acosté, después de la muy tranquila cena con Ile, Marian, Lau y mi madre (Xime y Pau no pudieron venir), pensando que por primera vez en mucho tiempo tengo la sensación de fichas que se acomodan. Como si el gran rompecabezas, después de muchos años de no encajar ninguna pieza con otra, empezara a cerrar. Es obvio que sólo es una sensación pero quisiera que durase. De todas maneras, pensé poco, porque de fondo puse CNN y estaban en vivo con el avión caído en NY.

Estoy cansada, la maternidad me lleva mucho tiempo y energía. Es obvio que si fueran en transporte sería distinto pero de todas maneras, la tarea y las actividades extraescolares siguen existiendo. Y los cumpleaños. Y los programas. Y la casa. Y la comida. Y el super. Y el parque. Y mis lecturas. Y mi marido.

Mi marido. Bueh. Se fue el lunes de viaje y directamente se olvidó de que existo. Yo, los chicos y la panza. No das. Le intenté explicar que yo ya no puedo, ahora está madre que ayuda y acompaña pero no estoy para este trajín automovilístico, no estoy para cargar sola con la responsabilidad y no estoy para aguantar su ausencia en mis hijos. Menos voy a poder cuando nazca el pequeño. No puedo más, es físico y es mental y es, además, conceptual. Macho, no me abandones. La repartija no es vos la empresa, yo la familia. No firmé eso en ningún lado y no acuerdo. Además, yo laburé tres años y ahoran firmo cheques, hablo con administrador, etc. Yo no decidí tener hijos unilateralmente. En fin. Un cualquierismo desmedido. No llama, no manda mail. No nada. Y recién llega el viernes que viene. O sea, toda una puta semana más. Agoté. Madre se va el lunes.

Por lo demás, terminé el segundo manuscrito. Sí, leo a velocidades inimaginadas. Me alieno y me copo, por fin encontré algo que hago fácil y que me gusta.

En fin. Así las cosas.

jueves, 12 de febrero de 2009

contingencia ambiental

Ya fui y volví con madre de llevar a los chicos a sus respectivas escuelas. Una hora y cuarto de manejar y nada más. Platicar. Roces. Mi hija inaguantable y mi madre que dice que hago las cosas mal. No me dan ganas de escucharla. Viví con la voz de fondo de que era pesada de chica, de que la llegada de mi hermano me arruinó el carácter. Me convencen día a día de que soy una persona difícil. Soy la primera que desearía placidez. Creeme. Si pensás que soy el producto de la educación y el ambiente, entonces pensá muy bien qué hicieron conmigo. O es innato y no tengo responsabilidad o a vos te fue todavía peor que a mí. Yo, que soy bastante un desastre y por eso sufro y tengo autocrítica, de todas maneras tengo más paciencia. Sí, con la poca que tengo es mucha más de la que se me tenía a mí de chica. Se esperaba mucho. Se hablaba demasiado y se me cagaba a gritos diez de cada once veces. Con mis hijos hago lo que puedo y seguramente no sea nada demasiado bueno. Uno es esclavo de sí mismo, no importa cuánto intente luchar.

Por lo demás, ayer leí el primer manuscrito que me dieron y ya hice el informe. 124 páginas. La carrera de Letras al menos te entrena para una lectura veloz. A las diez y media me acosté, después de grabar el dictamen. Ahora tengo otro para empezar y varios libros (ya editados) dando vueltas.

Los chicos no se quedan al after. El martes lo tuve que buscar a Simi de urgencia y prefiero preever. Además, a la tarde club. Y antes tarea.

Me pregunto: ¿la estupidez, es curable? A veces no podés creer que haya gente verdaderamente unineuronal. Me supera.

Extraño a Diego. Se me va a hacer eterno. Mañana lo llevaré a Simi al cine y mi madre paseará con Roberta. El Coco es mega fan de ver pelis y Tita se aburre siempre. Personalidades.

En fin. Así las cosas. BIen pero un poco pesado todo. Demasiadas horas de manejo.

miércoles, 11 de febrero de 2009

hay un sol alentador

Claro que la tendencia climática condiciona mi humor. Hoy es bueno, buenísimo. Además, y no es un detalle menor, no tuve que ir hasta el colegio de Roberta porque tenía evaluación en el de Simi. Veremos qué dicen. Estaba muy emocionada, espero que el super resfrío no le juegue en contra. Ayer hubo contingencia climática por lo cual tuve que ir a buscar al Coco a la hora de siempre, salimos corriendo del FCE con mi madre porque no llegábamos. Compré dos libros por encargo de Elizondo y mi madre me regaló una Moleskine, el anotador, no la agenda. Divina, ya usé la parte de FOOD para hacer la lista del super. Comimos los tres en un lindísimo restó polanqueño, me gusta mucho darme la buena vida. Buscamos a la peque y nos fuimos al club. Clase de tenis. Tita no quiso ir a ballet, no se sentía bien. Llevamos niños y volvimos con madre, me acompaña a todos lados. Al rato vamos a ir a Antara, después tengo pequeña junta y después buscar niños once again.

No puedo extenderme más, tengo tres ventanas de chat y ya no me dan las manos. Sigo a la tarde.

vayan

Al taller de Merin 09.

Más detalles acá.


Yo iría feliz!

De estar cerca, claro.

martes, 10 de febrero de 2009

la final o el dilema

Todo el mundo nos pregunta por el nombre del bebé y nosotros seguimos sin decidir. Bah, esta mañana le escribí a Diego que si le quería poner Vicente, estaba bien. Cuando hablé por teléfono, me dijo que ya estaba haciéndose a la idea de que iba a ser Valentín. Estamos en el horno.

Ninguno de los dos es original, eso lo tenemos clarísimo. Yo quería Valentín porque me parece un nombre lindo, suave, sonoro y que pega perfecto con Simón y Roberta. Diego quería Vicente porque el show de Vicente Fernandez que hicimos en Guadalajara en agosto pareciera ser el culpable/responsable de este hijo (en realidad, el pedo atómico que me pagué en la fiesta de fin de show y el posterior vómito de la pastilla anticonceptiva). En ese sentido, el Vicente hace sentido.

Si quieren votar, opinar o lo que sea, los comentarios están abiertos.

Qué difícil!

del ir y venir, del quedarse y partirse

Mi padre se fue ayer por la tarde, comí pastel y me sentí mal por lo cual no cené nada, volvió el reflujo, me sienta pésimo. Nos quedamos con madre mirando el gourmet.com. Diego hizo un muy breve llamado desde Argentina, había llegado bien, era tarde y hoy temprano salía para San Pablo. Lo extraño. Muy largo este viaje. Y pesadísimo llevar a los niños a la mañana. Me agoto. No sé qué voy a hacer si esto se repite y menos con bebé entre nosotros. Ayer comimos en Prado Norte, camarones, huachinango, la despedida de padre que, al igual que yo, adoro ese estilo. Helado en la Michoacana. Yo dormí un rato, mucho dolor de garganta. Antes habíamos hecho tarea y luego niños salieron al parque. Roberta se porta pésimo. Pobre. Pero muy difícil todo, discutir sin sentido por las cosas más nimias. Hoy a la mañana de nuevo. Siento que su capricho me supera. Me lleno de bronca porque su padre es igual. ¿Por qué no hace un esfuerzo por cambiar? ¿Por qué no un poco de autocrítica? La falta de conciencia- tantas veces nombrada acá- me saca de mí. La buena: llamé a la editorial. Haré dictámenes. Está lleno de posibilidades de hacer eso porque lo pagan pésimo. No me importa, una gran oportunidad gracias a Andrea. Nadie contesta mis mails, de otros lugares. Fui a llevar a los chicos en camisón, sueter y jogging. No tengo perdón. Madre se fue a caminar un rato, me acompañó en la maratón. Me sigue doliendo la garganta aunque también se confunde con acidez. Hay sol. ¿Qué pasa cuando ya no te querés?

Es verdad que perdí la alegría. No sé bien por qué. La afabilidad se me pierde también cuando tengo a mis padres cerca. Soy aburrida últimamente. Yo. Qué espanto.

Bajaremos a la condechi a comprar libros y comer algo por ahí. Buscaremos niños en escuelas y llevaremos al club. No quiero salir de noche. No quiero hacer demasiado. Me canso. Me levanto temprano. Cosas así. La vida de madre de familia. No salir ni quererlo.

Así las cosas. Todo bien, eh, aunque no se note.

lunes, 9 de febrero de 2009

no claro

y que además, me agarró así como un lechugazgo. Será que mi madre gusta demasiado de decir que tengo mal carácter, o que me siento chata y aburrida y que perdí toda la onda. O que tengo pocas amigas. O que no se me cae una idea. O que bueno. ¿Será que verdaderamente ya nadie me quiere? Creo que, posiblemente, me esté volviendo una amargada sin toda la conciencia necesaria.

Qué triste. Qué triste.

tengo una tristeza

No sé bien a qué se debe. Puede que sea el vacío que queda después de tanta expectativa cumpleañera, el último festejo de esta parte del año. Puede que sea que mi marido se fue diez días de viaje y aunque mi madre se quede una semana a hacerme compañía (se lo super agradezco, de hecho se acaban de ir mi padre-que se va hoy a la noche- y ella a llevarlos a la escuela para ahorrarme una bajada) no puedo evitar la sensación. El cumple estuvo muy bien, con poca gente, previsiblemente sólo vino un niño de la escuela (gringo, con sus padres gringos, la madre un témpano, me dio fiaca darles charla) y nadie más, el resto: los amigos de siempre, algunas bajas por diferentes motivos pero todo dentro de lo esperado. A las siete se fueron los últimos invitados. La comida alcanzó justo, cuando a madre, padre y marido les dije que me parecía demasiado justa, se rieron de mí y dijeron que era una exagerada. Conclusión: no sobró NADA. Pero nada nada. Bah, un pedazo de pastel. Increíble. Claro que los primeros invitados cayeron a las doce y siete horas de gente comiendo es casi imposible de satisfacer. Pero estuvo bien, Roberta recibió muchísimos regalos, creo que estaba contenta, le pegó mil veces a la piñata, sopló las velas y saltó en el inflable. No hubo accidentes. Recién tuve que bañarla porque a la noche se negó y era una mugre.

Se abre el año, tengo esa sensación y me da vértigo. Me dormí con un poco de angustia, abrazando a mi cónyuge después de ver Hintch en la tele. A las cinco de la mañana me desperté y lo despedí, al rato vino el Coco a dormir conmigo y Tita también pero no le gustó estar en el medio y se volvió a su cama. Hoy tengo una llamada que hacer de trabajo. Hay gente muy buena onda y se lo mega agradezco. La generosidad y solidaridad es un bien preciado. Xime nos trajo unos pins de fieltros divinos, pueden verlos en su blog, está mega pilas y contenta y me alegra mucho. Sus brownies fueron un hit. Lau no pudo venir. De la familia llamaron sólo mi suegro y mi hermana. También mi hermana de Suiza pero no estábamos. Marian trajo su famosa e irresistible torta de coco y no quedó nada. Maia hizo un riquísimo budín de manzana que hacía recordar a mi abuela. Pau me prestó todos los manteles que tenía en su casa porque si no las mesas hubieran quedado peladas. Todos los regalos que le hicieron a la peque le encantaron, mil gracias amiguetas.

En fin. Perdonen la poca onda, además de la sensación extraña, tengo uno resfrío raro, lleno de mocos amarillos trabados en la garganta (con esta frase me aseguro que un montón de españoles lleguen a este blog, lo extraordinario es que lo abran). Esta semana debería resolver los pendientes de siempre, los que enumero desde que llegué y no logro resolver. Mi efectividad está mermando.

Así las cosas.

domingo, 8 de febrero de 2009

hijita mía

Todavía, en sentido estricto, no naciste. Recién a las 10.07 de la noche. Faltan doce horas pero ya recibiste tus all stars color vino combinación rosa fluor (papá y mamá), la mega caja de maquillaje (los abuelos) y me abrazaste como un koala. Todos (padre, madre, marido, Simón, Roberta, Josefa y yo) preparamos la fruta, el yogur, la granola, los sandwichitos de jamón y queso, los de atún, los de serrano y queso, los vegetarianos (idea de Diego, los que mejor pinta tienen, obvio), las medialunas con jamón y queso y con queso solo, las palomitas, las galletas, los jugos, los pretzels. Todo a las ocho de la mañana, después de desayunar. Antes de los viajes Diego y yo nos peleamos, siempre. Desde hace ocho años. Indefectiblemente.

Demás está decir que amo a mi hija, que siempre siempre deseé tener una hija mujer y que aunque la relación es mil quinientas veces más difícil que con el niño, es muy gratificante.

Me voy a bañar.

sábado, 7 de febrero de 2009

casera

Me desperté a las seis y media, a las siete ya estábamos todos los del núcleo duro arriba, mis padres amanecieron siete y media. Ayer cenamos en Biko, delicioso, nos invitó mi padre como festejo de sus 70 años. Muy recomendable. A mi marido se le pasó la mala onda y le pasan cosas buenas, está contento pero creo que también nervioso, no podría asegurar que por los mismos motivos. El lunes se va muy temprano, lo voy a extrañar mucho. Antes de desayunar (pero después de hacerle los huevos revueltos a los chicos) hice el pastel, desayunamos e hice galletas, mientras se horneaban preparé la mezcla de atún para los sandwichitos, después corté, rellené y cubrí el pastel (la ganache me quedó perfecta). Me teñí el pelo, busqué a mi hermana en el skype sin éxito, me bañé y pelé, corté y cociné las papas para la ensalada, para el asado. Padres se fueron a caminar y volvieron con carne rica, marido la cocinó después de largo partido de tenis, le quedó muy bien. Hubiera preferido menos despliegue después de tanta actividad y con tanto por hacer mañana. Me canso y mis padres se cansan y Diego se tuvo que ir a trabajar. El regalo se lo va a comprar él, espero que lo consiga. Me faltan los dulces, Roberta ahora quiere que la piñata sea acá, su cambio de opinión me trajo muchas complicaciones. Mañana rellenar sandwiches, medialunas, hacer palomitas, cortar fruta, colocar mesas. No, no es dejá vu. Simplemente cumplimos todos muy pegados y yo repito menues, no me da para más la originalidad. ¿Qué haría si fuera rica? ¿Encargaría todo? No lo creo, me gusta prepararlo yo, es parte de la mística cumpleañera, no me importa que no sea sofisticado, los cumples de niños no tienen por qué serlo. Quiero que sea alegre y que todos la pasen bien, que haya sol y que Roberta se quede conteta. El resto no tiene importancia.

Le digo no internamente a muchas cosas. No tengo más paciencia para soportarlas, este año me cansé, la tolerancia a muchas cosas quedó atrás, sólo quiero lo que me aporte y me divierta. En fin.

Así las cosas. No puedo escribir ni mucho ni bien porque me acabo de pintar las uñas.

viernes, 6 de febrero de 2009

llegaron mis padres, mi marido se rayó

Ayer a la noche, como un fósforo que se prende de repente, se encula y no recula para ser clara. La dormida fue una tortura, Roberta se pasó a nuestra cama super temprano, de hecho yo aún estaba despierta pero sin fuerzas- Diego nunca se toma ese trabajo, es de lo que considera que no le corresponde, como atender el teléfono o muchas otras- me dieron contracciones, el dolor de pelvis no ceja y empeora día a día (esto es nuevo, eh, en los otros embarazos no tuve dolores constantes) y no entraba bien. Diego se quejaba del frío como si yo fuera la culpable (sí, así de inentendible puede ser un marido, believe it or not) y en un momento Tita empezó a llorar porque Diego no sé qué hacía con el brazo y le molestaba, le dije que viniera de mi lado y marido no osó correrse un poco más afuera por lo cual mi enorme humanidad y yo, no entrábamos en el hueco que nos dejaban los más Alvarez de la familia. Sí, tienen un carácter muy parecido, nada que ver con el de Coco y yo que cuando estamos de buenas somos adorables. En fin. Una noche de merda. A todo esto, mis padres habían llegado a las once y entraron por la ventana pero no les hice muchas fiesta por todas circunstancias. Sé que debo desprenderme de su mal humor y que no soy yo específicamente el detonante de su raye (soy yo más otros factores) pero venía todo tan bien y tan tranquilo que me apena y me estresa que las cosas se pongan así.

Padres trajeron miles de regalos de ropa para niños y yo. Mucho para el no nato que ya tiene un cajón lleno de conjuntos de algodón. Una cartera hermosa para mí y un par de básicos de tamaño gigante (el que porto, para ser sincera). Me quedan tres meses y tengo muy poco para ponerme y lo más grave es que después de parir tengo igual de poco. O peor, no sé cuándo me entrará mi ropa pero de todas maneras, de la de tamaño normal ya casi no me queda. Veré en su momento, más duro va a ser el mientras.

Ayer intenté mirar televisión mientras comía, a eso de las dos, un plato de fideos. Imposible. No nací para mirar tele, me aburre soberanamente. Soy incapaz de hacer zapping y no me engancho con nada. A la noche consumimos mucho Cnn y el noticiero de Televisa (inverosímil, lo sé). Y nada más. Así que por ahí no tengo problemas, no voy a idiotizarme aún más por culpa de los rayos catódicos. Cuando mis padres terminen de bañarse entraré yo e iremos a Costco y a Campanita. Tendría que hornear pasteles (también puedo hacerlo mañana) y después buscaremos a Simi y lo dejaremos en la oficina, le toca hacer un casting.

Así las cosas. Podridas una vez más. ¿Por qué será que la armonía dura taaaan poco? Tristísimo.

jueves, 5 de febrero de 2009

de que me pasé el día pensando y pareciera una cosa que no es

Yo soy de esa clase de persona que se enoja muy intensamente, a veces lo exteriorizo y otras muchas no, pero se me pasa muy rápido. Mis enojos suelen ser por cosas bastante nimias o no, según quién lo mire. Me lleno de bronca y me dan ganas de llorar, cuanto más cercana es la persona, más sufro. Obviamente, estos sentimientos siempre van asociados a bajas en mi autoestima, a malos momentos en general o a acciones externas que verdaderamente lo justifiquen (no soy sólo una loca resentida). Casi siempre perdono todo, soy comprensiva y poco rencorosa, muchas veces el aludido ni se entera y cuando es así siempre es porque me parece un caso perdido, hay tanta gente inimputable en tantos aspectos. Muchos pensarán lo mismo de mí aunque yo no me de cuenta de qué puede llegar a molestar.

Pero algo que sí me cansa y me parece un bajón es la mezquindad. En todas sus expresiones. Todos somos mezquinos de alguna manera, yo intento luchar contra eso porque es una de las miserias que más me desalientan pero hay gente con tan poca conciencia. Mezquindad con el dinero, con los amigos, laboral, familiar. Es un rasgo espantoso y aquellos que la tienen exacerbada suelen lograr que uno quiera alejarse.

Después, y por último, pensé en la condena. En realidad surge de una conversación pero lo pensé no sólo en relación a la plática sino a mí misma. El statu quo como una condena. Qué visión burguesa- si es que un término tan anacrónico cabe en estas líneas- pero común. Yo, que tanto lucho contra mí misma y mi neurosis, no puedo dejar de pensarme, muchas veces y no justamente ahora, como una condenada. Mi madre se vuelve loca para hacerme ver las cosas de otra manera pero suele ser un recorte desde el pozo muy difícil de conjurar. Ahora, cuando lográs sacar la cabeza, pensás que la única condena real en la vida es la enfermedad. Entonces, la conciencia de que dada tu condición (no hablamos de casos extremos de deficiencias reales porque quedan fuera de lo que estamos diciendo y no quisiera ser leída más enraviolada de lo que aún estoy) tenés todo en tus manos, es un arma de doble filo porque no hay nada que cause más temor que la libertad de acción.

En fin. Pavadas. Eso por cortar demasiado ajo tanto para el pescado y brócoli de los niños como para el del marido. Simón jugó al fútbol y después hizo su clase de tenis de una hora y cuando llegamos pretendía, después de la tarea, salir a andar en bici. Su energía no tiene límites, me asombra y me da un poco de envidia. Roberta hizo entera su clase de ballet que de ballet tiene muy poco aunque ella se disfraza con todo el equipo. Yo hice ballet (o danza como se decía en mi época) a los seis años en un estudio muy reconocido del cual creo que salió Paloma Herrera. Demás está decir que yo era una niña redonda y poco agraciada a la cual tanta disciplina no le causaba ninguna gracia (sobre todo por su limitaciones). Nos obligaban a ir con malla negra, medias rosas, zapatillas y rodete con red rosa. Nada de tu tu y nada de punta ni media punta. Una señora tocaba el piano en vivo (dios, ¿seguirá existiendo algo semejante?). Cuando empecé segundo grado le dije a mi mamá que no quería ir más, me acuerdo perfecto la situación y ella lo respetó. Ese mismo año comencé las clases de piano y a pesar del sufrimiento que me causaba mi profesora (era excesivamente rígida y yo poco dotada aunque por algún extraño motivo ella ponía fichas en mí. Además, era una melancólica grave y aprovechaba la clase para contarme todos su males) seguí yendo hasta que tuve que dejar por el ingreso al colegio.

Son las ocho menos veinte y estuve todo el día frente a esta pantalla haciendo boludeces. Los niños ya duermen, leí cuento y luego cada uno se quedó ojeando los suyos. Reina la paz en el hogar y nada sé de marido.

Ahora sí, hasta mañana.

venta de garage por mudanza al extranjero

Lau se va a Barcelona. Sí, se va, se casó y se va y son muchas cosas juntas pero más cosas son las que tiene para vender (todas lindas). El sábado hacen venta para liquidar todo.

Hay floreros, adornos mexicanos, platos, adornos no tan mexicanos, electrodomésticos pequeños (secador de pelo, plancha, etc), cosas de cocina (ollas, sartenes, cucharones, cubiertos, etc), almohadones, colchones, y más...

De haber interés, mandar mail y paso dirección.

Gracias y saludos!

celular Lau: 044 5536475558

pero entre tanto

Hago lo que tengo que hacer, y lo peor, lo disfruto. Fui a Chedraui una vez más, compré apio, la velita, crema, manzanas, tintura para el pelo, tiempo aire para Jose y me comí seis (sí, 6) pedazos de budín de chocolate que había para degustar, también me tomé uno de los café fríos que vienen embotellados y antes de salir me había manducado una banana y medio yogur. El tema es que cuando empiezo no paro porque si no se me ocurre, pasan horas sin que ingiera bocado. Soy una adicta. Tampoco soy de las personas que paran a tomar un café (no sólo ahora que no tomo, excepto por este al paso, nunca). La cuestión es que además pregunté en un localcito que hay de cosas de repostería por cursos de decoración de pasteles (ya sé, chicos, ya sé, pero hay que ocupar la mente) como para hacer las deformidades que hago siempre pero con un poco más de conocimiento de causa. Lástima que ya iban por la segunda clase y hasta marzo no empieza el próximo, buscaré otras opciones o esperaré. Después me fui a Waldos, nunca había ido y eso que descubrí mi lugar en el mundo. Cómo no se me había ocurrido antes, soy una gila. Compré tazas de San Valentín para las niñas y libros para pintar para los niños (los souvenirs del domingo). A mí me encanta la mística del día de los enamorados, no sé por qué no la percibo cursi ni nada, supongo que porque en verdad me pasa por el costado, jamás recibo regalo de ningún tipo y ni se me ocurriría esperarlo. Además, la combinación colorado y rosa me copa. Me fui feliz, eso sí, dudé. En general dudo mucho, sí, rarísimo. No debería pegarme la duda con la personalidad pero tengo una duda metódica que a veces resulta paralizante. Pienso todo millones de veces (sobre todo las compras y cuanto más baratas, más dudo, cuando son cosas carísimas pienso menos) y muchas me voy con las manos vacías por la indecisión. No esta vez, tardé pero no tenía apuro así que fue todo un éxito. Llegué y llamé al nuevo fundero (hace seis meses que estoy tratando de hacer las fundas de los sillones pero no encuentro el presupuesto ni el proveedor adecuado, ojalá que este sirva) pero no lo encontré, dejé mensaje. Con el carpintero vengo dando vueltas desde que llegué, ojalá fuera arquitecta para diseñar cosas bien pensadas, los chicos necesitan mueble con urgencia pero temo que no quede lo que imagino y/o necesitamos. Mi inutilidad me supera. Por lo demás, ninguna novedad. También necesito ir a que me hagan una placa de relajación nueva porque partí la que tenía, la uso igual, en dos partes, peor es seguir gastando mis maltratados dientes. No me pude comunicar con el lugar que buscaba. No ando de lo más efectiva. Mañana Costco con padres para terminar con el tema compras, este cumpleaños me está saliendo una fortuna, espero que la pequeña lo disfrute, yo tengo los mejores recuerdos de mis cumpleaños infantiles, mi madre se esforzaba mucho para que la pasara bien y creo que, increíblemente, logró dejar una buena marca. Yo intento hacer lo mismo. Ojalá funcione.

No sé si sentarme a tocar un rato el piano (me dieron ganas después de un año a pesar de que el pobre está completamente desafinado) o ponerme a leer.

Así las cosas.

Revolutionary Road

¿Cuál es la distancia entre lo que imaginé y la realidad?

Jamás pensé en ser una señora-gorda- de suburbio (menos mexicano) reproduciéndose como una adepta al Opus Dei con los hijos que la vida le diera. Tampoco pensé en la familia antes de tenerla, no tuve tiempo. Nunca creí en la fidelidad y sigo sin hacerlo. Me sorprende a la vez que me da ternura la gente que sí lo hace. No puedo pensarme así pero tal vez, en el fondo, me encantaría. A nadie le gusta verse como el engañado. La diferencia es la discreción. El cuidado hacia el otro es fundamental y con esto no hago apología, ni mucho menos. Es, como siempre, sólo realismo. A veces, de todas maneras, me encuentro que la realidad todavía me supera. El amor tiene tantas caras, aristas difíciles de soportar cuando entra el amor propio como variable.

Pero no pensaba en la fidelidad cuando pensaba hace rato. Pensaba en mí, en una perspectiva histórica. A mí me gusta mi marido, lo quiero y quiero estar con él, hoy, por los tiempos de los tiempos. Solemos cagarnos a gritos bastante seguido, es innegable y hay miles de cosas que si las pienso hacen que quiera desaparecer al instante pero no vienen al caso. Porque la pregunta que me hacía es: ¿qué quedará?

Fue una madre de familia ejemplar, sacrificó su potencial (todos creemos tener un potencial no explotado porque si no la vida no tiene sentido, bueno, menos del que consideramos que tiene habitualmente) en pos de sus hijos y su esposo, apoyando el desarrollo de todos y cada uno, con una convicción inquebrantable.

¿En eso me convertí? Eso es lo que soy y lo que hago. Eso veré cuando mire para atrás. ¿Me resulta patético? ¿O es la elección que hago sin esas palabras? Tantas mujeres allá afuera, independientes, libres, con proyectos, empuje. Y la contracara: mi propia vida.

No quiero novios. No quiero cogerme desconocidos (no particularmente, eh, me divertía bastante y lo extraño esporádicamente). Quiero no arrepentirme. Ni ahora ni después. Sólo eso. Por lo que pensaba que iba a ser, por lo que soy, por lo que seré y por lo que podría haber sido.

Hoy parece demasiado pedir.

no sé qué decirme

Me acuesto muy temprano todos los días, cansada o sintiéndome mal, y duermo pésimo. Fragmentado, claro. Además de sueños, incomodidad, pesadez, agobio. Frío y calor todo junto. El bebé se mueve como un sacado pero no de noche. Me sangra la nariz, nunca me pasa. De repente, vomito. La salsa blanca me salió espantosa esta vez, suele quedarme bien. Pienso en hacer un curso de decoración de pasteles (lo juro), hay que ocupar el tiempo. Tedio. Pocas ganas de levantarse, el gris de afuera que desalienta, pinche clima loco de febrero un poco. Nada que hacer, los niños after school y el día que se alarga. De todas maneras, tal vez ir al super una vez más, fui a dos y me olvidé el apio y la velita.

Roberta está enrarecida, se hace la bebé, está irascible, llorona, caprichosa, demandante y yo harta. No hago las cosas bien, la quiero tener lejos. No la soporto. Me da pena. A la vez, siempre quise tener una hija mujer, por el futuro pienso. Me da pena que no sea nena el próximo, no creas, así ella tendría una hermana con lo copadas que son. Los hermanos todo bien, yo adoro a mi kinder pero no es lo mismo. Además, nadie necesita ser la princesa del hogar. Yo soy la tercer mujer, ¿qué mirada pude tener de mi padre? A pesar de todo, tan mal no me fue. Hablando de padres, llegan hoy a la noche. El lunes se va Diego diez días- Buenos Aires y San Pablo- y mi madre se queda una semana haciéndome compañía. Se lo agradezco, no me siento tan bien como para estar tan sola. Compraré películas. Dejaron de dar doble capítulo de Sex & the city en Cosmo, chicos, eso no se hace sin previo aviso, me voy a la playa y chau. Pena que el puesto pirata abre solo sábados y domingos, iría a llenarme de pelis y hacerme el día más liviano. Tengo que pensarlo antes.

Por lo demás, amor. Diego pesado sin conciencia y me acusa a mí. Pero igual amor. Sin peleas, mucho abrazo, cero sexo. Pobre. Igual cogemos mucho en general, tengo crédito. No tengo certezas de que no tenga una amante, nunca las hay. De todas maneras, no tengo energía para preocuparme por eso, sería ya demasiado.

El caso es que: me aburro. Si no fuera por eso y que no soy rica como para llenar el tiempo haciendo shopping (nunca me gustó pero con los años creo que le voy tomando el gustito, eh) podría decir que soy una persona relativamente feliz.

Así las cosas.

miércoles, 4 de febrero de 2009

el día puede ser muy largo

especialmente cuando uno no tiene nada que hacer...

¿Por qué no me habré inventado un programa? ¿Eh?

con esto basta

Es obvio que si mi actividad además de ir a dos supermercados en busca de los elementos cumpleañeros de mi hija aún menor son hacer una salsa blanca (!) e ir a buscar a ambos a la escuela, yo esté al borde de la psicosis. No me educaron para esto ni los seis años de CNBA ni los siete de Letras, ni el diplomado en Administración Estratégica ni el otro diplomado en Enseñanza de Español para extranjeros. Claro, debería haber hecho uno en economía doméstica y recetas al paso pero para eso me las arreglo bien solita.

Sí, lo sé, soy lo menos!

crónicas de una cotideaneidad ya conocida

Toda la mañana me la pasé frente a la compu, leyendo estupideces (leo cualquier basura que encuentro incluyendo: Semanario, minutouno, Caras, Gente, Perfil, LaNación, Clarín, Cnnexpansión. Me salteé el Radar y Radar Libros, hay días en que el cacho de cultura me da alergía). Leí un rato del libro que empecé en la playa (no encuentro El testamento francés, ya iba por la mitad), hice llamados del tipo renta de inflable y sillas para cumpleaños de mi hija, hice lista de pendientes, averiguación de requisitos para pasaporte con madre local y padre extranjero y semejantes y a las dos menos cuarto partí. Cargué gasolina, facturé, compré regalos en Gandhi y fui a Plataforma, ahora que las heridas están bastante sanadas, puedo ir tranquilamente ya sin rencores ni resentimientos ni náuseas porque mi lugar, mi lugar por casi tres años, está siendo ocupado por otra persona. Entonces, hice un par de llamados más por el inflable, resolví el tema, esperé que Diego buscara a Roberta (quien obviamente se quería quedar a que le dibujaran tatuajes gigantes y pintados- cuando sea grande quiere tatuarse como Chock que tiene los dos brazos llenos de tatuajes a color- y me lo dice mínimo una vez al día) y fuimos, luchando, a buscar a las corridas a Simón para que llegara a su clase de tenis. Lo inscribí y allí fue, Tita no quiso entrar a ballet porque ya nos íbamos al cumple y prefirió jugar con Bianquita. Llovió. Febrero loco y marzo otro poco. El accuweather pronostica un día espléndido para el domingo. Queremos creer. Finalmente partimos bajo la lluvia con los niños, Pau, su hermana menor y Bianca al cumple de Lisa y Zoe. Simón estaba feliz por toda la comida con dulce de leche y chocolate y porque le encantan las animaciones y no le importa ser un gigantón entre niños de tres años. De repente me di cuenta de que era el más grande y no lo pude creer. Cuando llegamos a México todavía no había cumplido tres, lo tenía que ir a socorrer en las piñatas porque no agarraba ni un dulce y había que llevarlo al baño y esas cosas que hacemos las madres con nuestros hijos chicos. Claro que pasaron muchas cosas pero en eso no me había puesto a pensar, en cómo ahora es de los niños grandes que están con uniforme de la escuela y al que hay que gritarle que no acapare dulces porque hay chicos más chicos (yo me malhumoraba mucho con esas actitudes de los mayores). Y Roberta también es grande y se las arregla sola y no tengo que ir a la piñata a ver cómo le pegan y a cantar y ponerle onda. Lo hice un montón de tiempo y ya me retiré. Bueno, mentira, eso creía. Porque no sólo me quedan siete años de cuidar pequeño en la pileta sino que además en uno y medio tendré que estar cantando dale dale dale una vez más, a voz en cuello, cuidando que al pequeño sin nombre no le saquen un ojo y que junte una cantidad mínima de dulces como para no llorar de frustración. Por ahora me toca ir a comprar los dulces y la comida para este domingo y llenarla y comprar souvenirs (en general no doy porque detesto contaminar el planeta y contribuir a que los niños tengan aún más caries pero todavía no decidí mi accionar para esta fiesta que es la primera más grande que le organizo a Tita) y hacer el pastel y todas las cosas que hacemos las madres para los cumpleaños que son muchas y duran un suspiro.

En fin. En esas estoy, madre full time, con ganas de que las cosas cambien un poco, de que podamos dar un paso más, de que hagamos cosas que estén buenas, de cambiar el giro, de crecer y prosperar y aunque poco tengo en mis manos, haré lo posible para que esto suceda.

Me voy a bañar y al rato a Chedraui y a ver una carreola.
Así las cosas.

martes, 3 de febrero de 2009

larga mañana

Porque no logré expandir mis horizontes laborales, a decir verdad. No sé si hago las cosas mal, si tengo mala suerte, si efectivamente no sirvo para nada o si debo resignarme a que es mi realidad y no tengo el poder de cambiarla. Mandé mails a todos los contactos que me pasaron y no logré absolutamente nada, necesitaría alguien que me de una mano. Tantas manos he dado en mi vida y tan pocas volvieron. Una realidad que a veces me molesta y otras muchas me chupa un huevo. La playa hizo que pensara en disfrutar. Estoy tan harta. Quiero pasarla bien, quiero que la vida sea algo más liviano y no sé si es el año correcto. Hace ocho años que estamos juntos y siempre luchando por una cosa u otra. Quiero relajar. Quiero tener cosas lindas, viajar, comer rico. Sí, tengo treinta y un años y quiero darme la buena vida. Todavía no puedo y no sé si podré, tener tres hijos no ayuda en ese sentido pero al menos, en lo que me atañe, voy a tomarme las cosas con más calma.

El bebé se mueve sin parar y no me siento del todo bien. A los que dicen que el embarazo es un hecho completamente saludable quisiera trasladarles mis experiencias. Dos internaciones con el primero, amenaza de parto con la segunda recién llegada a país nuevo y nacimiento en la semana 37, náuseas y vómitos en todos los casos y contracciones y dilatación desde el sexto mes, no permiten una vida del todo normal. Yo soy la que más extraño mi vida de ejercicio y normalidad, de comer cualquier cosa, fumar, meterme al mar y todos los etcéteras posibles. Me duele mucho la pelvis constantemente, tengo la cintura completamente contracturada y cada dos por tres me dan sensaciones raras. Tengo el tipo de embarazos buenos pero no, son una merda, un error de la naturaleza, eso está clarísimo.

En fin. Bajo a la civilización a hacer cosas. Le pongo onda pero no termina de salirme.
Queremos entretenernos.

en un martes muy gris que parece lunes

El renacer de las vacaciones puede quedar en el periférico. Pero tenemos esperanzas de que no. Hace muchas escapadas playeras que no la pasaba tan bien. Ni siquiera me molestó la arena, no hacía calor, no me picaron bichos, comí pescado y mariscos como me encanta todos los días, no tuve que pensar, Tita jodió pero no tanto como podría, no me peleé con mi marido, nadie se accidentó.
Salimos el viernes a las ocho de la mañana y a las doce cuarenta estábamos en el Casa Blanca. Nos peleamos mal con el francés infame por la habitación ya que la chica que me reservó me dijo una cosa y cuando llegamos no era el caso. Gritos, escándalo y cuando estaba todo perdido, nos cambian a la prometida. Ahí empecé a pensar- como cuando compraron las reposeras nuevas del club o como cuando terminan una obra vial y el caos de tránsito mengua- que el cambio es posible. Llegaron los amigos y los tres días fueron una seguidilla de pasar de la arena (en formato silla de madera o hamaca) mirando el mar a reposera alrededor de la pileta cuidando niños. Lo desalentador: me quedan siete años más de cuidar chicos mientras nadan. El tema de tener alberca en el mar (no se entiende bien por qué en el sur no se estila) está genial pero implica demasiada atención de los padres. A nosotros nos tiraban en la arena y nos la teníamos que arreglar. Acá es un constante cuidar que no se ahoguen o golpeen o buscarles actividades, estas generaciones no se dan demasiada mañana para la autogestión. Leí muy poco un libro llamado El rey de las pequeñas cosas que para colmo de males no estoy segura de no haber leído ya. El clima fue perfecto, el mar estaba hermoso aunque por la fuerza de las olas solo pude meterme poco (temor a caernos y tener contracciones y esas cosas que nos suceden y no están buenas), no hubo ni nubes ni lluvia ni nada que enturbiara tanta felicidad. La playa puede llegar a ser mi lugar en el mundo.

Y ayer volvimos, con la ruta muy cargada a pesar de que salimos a las diez y veinte, después de desayunar. La gente volviendo de Cuernavaca nos arruinó los planes pero de todas maneras, todo bien. Un ipod rutero te hace las horas menos densas (y una hija que se torró casi todo el viaje y yo más o menos que me convertí en una masa en estado vegetativo mientras el pobre marido manejaba).

Ahora está horrible. La prole se acaba de ir y yo lo único que tengo que hacer en la semana es organizar el cumple de Roberta. Ahora voy a entrar al accuweather porque si el clima sigue así mi brunch dominguero peligra y no tengo plan B. A la tarde busco a los chicos en el after school, los llevo al club (tenis y ballet) y después al cumple de Lisa y Zoe. Cartón lleno.

Estoy muy descansada y muy literal. Veremos cuánto le dura al descanso neutralizar la neurosis.

Así las cosas.

lunes, 2 de febrero de 2009

volví!

Pero con mucha fiaca como para escribir, casi siete horas de ruta nos dejaron KO. Igual, la pasamos perfecto, nos desconectamos, descansamos y fuimos felices. Mañana amplio.

Y se largó febrero nomás.