jueves, 19 de febrero de 2009

y ahora...

Me dormí a las seis de la mañana. Una hora. El total de la noche: tres. Destroy. La luz del día. Los chicos se fueron a la escuela con madre, pretendo descansar, dormir de mañana parece imposible. Pasar por la oficina nueva, firmar cheques y ver cómo está todo. El administrador nuevo me avisa cómo van las cosas, sé que lo hace por corrección política, para que no me sienta excluida y a pesar mi conciencia, se lo agradezco. Diego me dice que elija el color de su oficina. Sólo pensé que había que pintarla, de blanco pensé y que alguien se ocupe. Yo ya no tengo nada que ver. Justo ahora que el lugar es increíble. Después buscar niños e ir al club, al cumple de Giulia. Para mis hijos es el evento del mes. No tienen muchos cumpleaños ni muchos eventos en general. Se vistieron acorde. Me sigo sintiendo mal, pésimo. No creo que la política de mi médico de no reposo sea la correcta. Mañana tengo cita. El cuerpo pide piedad.

Así las cosas. A descansar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Julieta, hola. Me llamo Eugenia, vivo en Buenos Aires y te leo hace un tiempito. Como dijo Perica en los comentarios del post anterior, me dan muchas ganas de decirte algo pero sé que no tengo ni derecho ni datos suficientes para opinar. Es que no sé, me caés muy bien. Y se te lee muy mal. Y no entiendo cómo alguien tan buena onda y con marido, padre y madre, hermanos y amigos se encuentra tan sola en esta instancia. Me rebela saber que nadie a tu alrededor reacciona, que nadie te cuida, que nada te saca de ahí y te abraza fuerte y te acompaña. No digo que alguien pueda solucionar tus angustias. Pero sí acompañarte como te lo merecés. Muchos aquí tratan de darte ánimo y te aconsejan juntar energía y enederezar el rumbo, pero sé que no siempre es fácil ni posible hacerlo sola. Menos todavía cuando las pocas energías que tenés las invertís en criar a tus hijos. Bueno, ojalá no te moleste esta opinión. En verdad: ojalá lea esta opinión, además de vos, alguien capaz de reaccionar y ayudarte.
Te mando un abrazo,
Eugenia.