domingo, 22 de febrero de 2009

un clima completamente invernal

Nublado, oscuro, gris azulado. Una vez más nos quedamos dormidos viendo la peli de Mickey Rourke, no sé qué hora sería pero no más de las diez y media. Somos dos troncos. O estamos muy cansados no sé bien de qué (yo no había dormido la noche anterior pero...). Me desperté un par de veces por acidez y contracciones pero dormí plácidamente el resto del tiempo. Nos gusta estar cerca, la cama es chica y nos amontonamos. Los pequeños se vinieron temprano, a las siete y veinte ya estábamos de gran charla. Ahora me fajé, con la ayuda marital, me duele la cintura. Desayunamos en la cama, Diego sigue cociendo su osobuco en la cacerola de hierro, me calienta agua para la bolsa. Soy una viejita. Me desperté con una epifanía. Es obvio que mi humor esté agrio, hace más de cinco meses que no hago ejercicio y aunque no soy precisamente una deportista de alto rendimiento, extraño las endorfinas de mis rutinas habituales.

Me acuerdo mucho de Fer estos días, de su paso por San Pablo, Diego trajo discos de Titas y de Os mutantes (en gira con Paralamas). Era parte de la música de Fer en la secundaria. No llegó a contagiarme tanto de su fanatismo pero me formó un poco más de lo que mi paupérrima cultura musical era hasta que nos encontramos. Los jueves traía el NO y lo leía en clase. Yo intentaba escuchar lo que decían los profesores y ella me consideraba una looser. Desde que la conocí se despertó con la R&P y era mega fana de Soda Stereo, Un adelantada para el común de las chicas de esa edad.

En fin, dejo la compu, me da dolor de cintura.

Así las cosas. Domingueras.

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