viernes, 13 de febrero de 2009

las piezas que se van uniendo

Ayer me acosté, después de la muy tranquila cena con Ile, Marian, Lau y mi madre (Xime y Pau no pudieron venir), pensando que por primera vez en mucho tiempo tengo la sensación de fichas que se acomodan. Como si el gran rompecabezas, después de muchos años de no encajar ninguna pieza con otra, empezara a cerrar. Es obvio que sólo es una sensación pero quisiera que durase. De todas maneras, pensé poco, porque de fondo puse CNN y estaban en vivo con el avión caído en NY.

Estoy cansada, la maternidad me lleva mucho tiempo y energía. Es obvio que si fueran en transporte sería distinto pero de todas maneras, la tarea y las actividades extraescolares siguen existiendo. Y los cumpleaños. Y los programas. Y la casa. Y la comida. Y el super. Y el parque. Y mis lecturas. Y mi marido.

Mi marido. Bueh. Se fue el lunes de viaje y directamente se olvidó de que existo. Yo, los chicos y la panza. No das. Le intenté explicar que yo ya no puedo, ahora está madre que ayuda y acompaña pero no estoy para este trajín automovilístico, no estoy para cargar sola con la responsabilidad y no estoy para aguantar su ausencia en mis hijos. Menos voy a poder cuando nazca el pequeño. No puedo más, es físico y es mental y es, además, conceptual. Macho, no me abandones. La repartija no es vos la empresa, yo la familia. No firmé eso en ningún lado y no acuerdo. Además, yo laburé tres años y ahoran firmo cheques, hablo con administrador, etc. Yo no decidí tener hijos unilateralmente. En fin. Un cualquierismo desmedido. No llama, no manda mail. No nada. Y recién llega el viernes que viene. O sea, toda una puta semana más. Agoté. Madre se va el lunes.

Por lo demás, terminé el segundo manuscrito. Sí, leo a velocidades inimaginadas. Me alieno y me copo, por fin encontré algo que hago fácil y que me gusta.

En fin. Así las cosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el rompecabezas.