sábado, 21 de febrero de 2009

el calvario

No pegué un ojo de dos a seis de la mañana. Me había dormido después de las doce. Nunca la pasé tan mal una noche, pensé que iba a parir sin contracciones. Un dolor de cintura intolerable, la pelvis que parecía a punto de partirse y contracciones espaciadas y dolorosas. El bebé no paró de moverse y de tener hipo toda la noche. Leí todo After dark de Murakami, me gustó y no pienso entrar en la polémica de si es un bleff o no. Me pasé al cuarto de huéspedes para no molestar a Diego. Necesito que esto se termine y a la vez, faltan, sí o sí, dos meses. No puedo parir antes. No tengo seguro de maternidad, cuando lo saqué no estaba en los planes tener otro hijo. Todo horrible. En fin.

También angustia y agobio, no puedo decir muy bien por qué o sí pero mejor no. Me siento intranquila y la pastilleca encime me da taquicardia. La tomé a las tres y media y estaba en llamas, todo lo otro más una aceleración imposible. El pulso que tiembla. Empecé Pastoral americana de Philip Roth, dejé a la india para siempre, me estaba haciendo sufrir.

Me sigo sintiendo como el orto y a los fines clínicos no hay nada que hacer, la preocupación se centra en las contracciones frecuentes, si no, te jodés. Lloriqueé un poco. No soy aprensiva en temas médicos pero me sentí desesperada toda la noche. No creo que pueda dormir durante el día, sensación rara que persiste. Quiero, necesito sentirme bien.

Así las cosas. Feas.

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