sábado, 14 de febrero de 2009

de día una señora aburrida del suburbio

y de noche...mis actividad onírica está en llamas, me encuentro siendo una puta desatada, nadando desnuda en algún lugar de vacaciones lleno de desconocidos con los cuales me revuelco indistintamente. Me desperté pensando que todo eso ya no es. Y no, no sólo por mi estado civil y mi coyuntura maternal (nunca pensé seriamente en tener tres hijos, ni siquiera cuando ya tenía dos) sino por mi edad. Es triste, es lamentable, es irreversible: ya no soy una pendeja. Igual, la maternity me pega para atrás, no puedo vestirme con media onda (no tengo con qué), pierdo el sentido del humor y parezco agriada. No da. Ayer llevamos a los chicos al cine: Inkheart. Miraba a mi alrededor y veía señoras con hijos, con enormes paquetes de palomitas y vasos gigantes de refrescos, vestidas de un modo que en Argentina resulta impensable y temí, verdaderamente, haberme contagiado.

A la noche, por algún motivo, un pensamiento existencialista que se me cruzó seguramente a raíz de que el bebé me apretaba la panza (cada vez que algo me aprieta la panza me da angustia existencial, desde siempre) me alegré de que naciera. ¿Qué tengo si no? ¿Qué proyecto puedo encarar? No estoy por escribir un libro (tristísimo también, no se me cae una puta idea), no me estoy por comprar una casa y remodelarla, no estoy por mudarme ni de casa (rentada) ni de país, no encuentro un trabajo que me encante y sea compatible con mis actividades de madre. No nada. Eso sí: voy a tener un bebé nuevo.

Por lo demás, agotada. A la noche me dieron contracciones, demasiado ir y venir por la nada misma. Detesto a la gente que se hace la ocupada. Durante tres años manejé las finanzas de una empresa, me dediqué a la casa y a los chicos, hice un diplomado y otras cosas y jamás me hice la ocupada. El tiempo suele rendirme y sobrarme. Aunque según la perspectiva de mi madre (me lo hace notar cada vez que puede) no soy todo lo buena ama de casa que debería y que ella sí fue a pesar de ser psicoanalista, tener dos hijos propios y dos de mi padre, hacer actividad científica y llevarnos y traernos de la escuela además de las otras actividades. Mi madre es terriblemente generosa conmigo en muchos aspectos pero sin darse cuenta, no se priva de denostarme intelectual y pragmáticamente, ella es perfeccionista y yo soy una dejada. En fin. Eso no me pegó bien pero debería chuparme un huevo.

Las tareas de madre de todas maneras, me están llevando mucho tiempo.

Sigue la contingencia ambiental, el cielo está asqueroso y lo que se respira es pura mugre. Al rato nos iremos al club y después veremos.

Así las cosas.

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