jueves, 2 de abril de 2009

un día más de fin de semana

Ayer estuve razonablemente bien aunque no me moví de la cama. Un plomo no mover. Comí todo el día, como toda la semana y a la noche, durante una hora y media de insomnio me torturé por la gordura. La grasa me pica y temo nunca más volver a ser normal. Odio ser gorda. Me hace sufrir. Diego buscó a los chicos y fue al super. Se pasó la tarde encerrado en el estudio, malhumorado y fastidioso. A la noche me torturó con el fútbol y me quedé dormida en el sillón a las nueve y pico. No sé qué furor le habrá agarrado, él no era de esos.

Después me volví a dormir profundamente y me desperté pensando qué sería de mí hoy si no hubiera quedado embarazada. O hubiera decidido no tenerlo. Demás está decir que estoy completamente a favor del aborto. No es una cuestión ética. Pero las dos veces que quedé embarazada por accidente (de tres) decidí tenerlo. Es extraño. No sé exactamente si hay un temor de por medio, una convicción o simplemente amor. No sé qué estaría haciendo si no estuviera embarazada. Sé que con mis dos hijos me sentía plena y podría haber seguido así aunque fantaseaba con tener un tercero en algún momento, o al menos que existiera la posibilidad. Hoy tengo una panzota complicadísima y trabajosa, nunca más volví a hacer lo que hice durante tres años, me dedico casi exclusivamente a la maternidad y no tengo para nada en claro qué carajos vamos a hacer en el futuro (lugar de residencia, etcétera, etcétera). Es raro vivir así cuando toda tu vida con tu familia de origen fue tan por su carril.

Por lo demás, tengo que trabajar. Los chicos salen tarde de la escuela, no tomé la pastilla porque me genera peor malestar del que ya tengo (aunque la voy a tener que ingerir en cualquier momento) y tenía un plan que no sé si poner en práctica o no.

En Argentina es feriado, con todo lo que le podemos objetar, la muerte de Alfonsín me causa una tristeza.

En fin. Se vienen las vacaciones y desearía estar en la playa pero acá estamos, estacados, esperando que el baby se quedé para el último golpecito de horno.

Así las cosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estar a favor del aborto es estar a favor del asesinato. Es asi, y no hay vuelta ni eufemismos que valga.