lunes, 18 de enero de 2010

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Inversamente proporcional a mis pilas y mis ganas, la coyuntura se impone complicada. Otra vez la mala estrella se cierne sobre nuestras cabezas y presiona. Le pondremos garra, apoyaremos. No hay mucho más para hacer, digamos. Una merda este enero.

Por el otro lado, llegaron mis padres y entiendo por qué soy semejante aparato, era tan obvio. Mi padre. ¿Serán así mis hijos también? Seguramente.

Pensaremos en positivo. Y trabajaremos mucho estos días, reclusión de lectura. Un poco de hueva, sí. Pero es lo que hay. El deber me llama.

Así las cosas.
Trabadas.

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