viernes, 8 de enero de 2010

días enteros

Sin contacto real con adultos. Mi vida pasa por internet. Mi marido no me llama. No tengo ni idea de dónde está, cómo cambian las cosas. Sigo acá, con Chopin de fondo, con el tapado puesto y el té de cítricos que ya se terminó.

Me vuelvo a preguntar: ¿cuándo abandoné toda pretensión intelectual? ¿Y por qué?

Aunque tengo las respuesta, prefiero ni pensar.

Media ciudad está enferma y sigue lloviendo.

Así las cosas.
Encerradas.

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