martes, 26 de enero de 2010

y finalmente sucedió

Una señora, en la elíptica de al lado me hace señas, me saco el auricular y me dice: estás bailando. No le contesté, sonreí y con la cabeza le dije sí. Si no, debería haberle dicho que justo estaba escuchando Pulp y que a la noche me fui a dormir feliz, después de habernos echado un polvo excelente, de haberme acurrucado en la axila de mi marido y haberme dado cuenta de que este es un gran momento, de que la estoy pasando muy bien, de que estoy con muchas pilas, rodeada de gente que me divierte y me estimula, de que tengo tres hijos adorables (a pesar de neuróticos y trabajosos), de que voy a recordar estos años con alegría y con nostalgia dentro de un tiempo y de que la vida es esto, momentos alucinantes y otros no tantos y de que soy una persona muy afortunada. También le debería haber dicho que con mi marido a veces estamos en las paralelas pero que otras nos cruzamos y pienso qué bueno que lo encontré y que tenemos una vida juntos. Y que mi familia es grosa. Y todas cosas así. Pero sólo le sonreí.

Y después, en el vestuario, sonaban los Blackeyedpeas en la radio (en lugar de Luis Miguel, como siempre) y como no había nadie alrededor seguí bailando en pelotas antes de ir al sauna y después sí me bañé y me vestí y ahora estoy en mi casa, con un tazón de mate cocido con leche, dispuesta a ponerme a trabajar, llena de energía y contenta.

Porque a veces la vida te sonríe y querés compartirlo.
Igual, chicos, no se preocupen. Seguramente en breve volvemos a la programación habitual, a quejarnos y a pensar que todo es una mierda pero por ahora disfrutamos el momento.
Así las cosas.
Exultantes.

3 comentarios:

Morocha dijo...

Yeeeaahhhh!!!!!!!!!!!

Abrazo y felíz día!!

Morocha dijo...

Che, pobre señora eh... no digo por el susto ni nada de eso.
Pobre señora...

Calamity dijo...

me siento igual, un beso, jb.