martes, 12 de enero de 2010

madre nerd

Y fui a la reunión con las maestras y la directora en el colegio de Coco. Diego también quiso ir pero llegó 5 minutos tarde y ya había terminado. No quisieron esperar. Sólo me dijeron cosas buenas: que es muy inteligente, que lo quiere todo el mundo, que le va muy bien, que lo conoce toda la escuela, que es bueno con los compañeros, que ayuda. Que tiene algunos problemas chiquitos de gramática en inglés y que debería mejorar un poco la letra (eso cuando las insté a que me dijeran algo malo, para qué me hicieron ir si no). Les hablé de su poca tolerancia a la frustración, de que llora cuando lo corregimos y se sorprendieron y respondieron: ah, no, nos estás hablando de otro niño.

Mirá vos.

Es sólo en casa, entonces. Bien, eso me lo banco. Hacenos los escándalos a nosotros. Igual, ¿será sobreadaptado? No lo creo. Encima, les llevó un alfajor a cada una. Buchón como pocos. Yo era un poco así pero no me salía tan bien. No me querían todos.

Me fui orgullosa, claro.

Y pensé: algo estaremos haciendo bien. Yo soy muy crítica en cuanto a mi rol de madre. Soy dedidcada a mi modo. Estoy. Pero también soy nerviosa, les grito, no les tengo mucha paciencia. Ahora a ver cómo nos va con Tita. Milo es una suerte de bebé sol, esperamos que le dure.

Por lo demás, me indispuse. Después de ocho años, mi cuerpo recupera su ritmo habitual, sin hormonas exógenas. Es raro. Me duele mucho la cintura pero bueno, es lo que es.
Metí unos cuadrados de almendras en el horno y al rato iremos a visitar a Ile.

Ahora, trabajo.
Así las cosas.
Bien.

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