viernes, 29 de enero de 2010

viernes temprano, fin de enero

Ayer mi padre cumplió 71. Los llamé a Nueva York, hablamos unos pocos minutos. Escucho esto y me produce una tristeza sorda y a la vez no puedo dejar de escucharlo. Necesito un musicalizador personal.

Me acosté super contenta. La pasé muy bien en el asado. Es raro que Lean esté acá. Es rarísimo, bah. Y a la vez, natural. Y los noventa que vuelven indefectiblemente todo el tiempo. Son rachas. Pasado que se intercala con presente. Extrañada. Pensamientos vintage.

En la junta con la directora y la maestra de Tita me dijeron también que tiene demasiado carácter. Ya lo sabemos pero que te lo digan. Duro. No te quiero ver a los dieciseís, me dijo Miss Audrey. Terrible.

Están los dos en casa.

Me desperté a las cinco y cacho y no me podía volver a dormir. Pensando.

Creo que hago las cosas mal. Muchas. Mando fruta a pesar de las advertencias.

Carmen María, la tarotista, me manda mensajes con terceros. Dice que me ve con otro hijo. Con marido, ya lo sabemos, imposible.

Está nublado. A Simi lo tengo que llevar a la casa de un amigo y a Tita a un cumple. Preferiría que hubiera sol.

Estoy contenta y acontecida a la vez. Todo el tiempo.

En fin.
Así las cosas.
Contradictorias.

No hay comentarios.: