viernes, 15 de enero de 2010

retiro lo dicho

El ciclo hormonal no está nada bueno. Me duele todo, estoy incómoda, como sin control. No puedo creer que esto será así, una semana, todos los meses. Cualquiera. Extraño las pastillas.

Estoy agotada. Sólo aguanté 40 minutos en la máquina.

Me quedé dormida con el libro sin abrir y los anteojos puestos antes de las 10pm. Diego tuvo una conference de una hora, con la cena enfriándose en la sartén mientras yo me moría de frío. Hablé un rato por teléfono mientras él jugaba a la wii y después me fui a esperarlo a la cama. Claro que cuando llegó, yo estaba frita.
Me levanté mil veces y él otras mil porque Milo lloraba. Pobre, algo le duele. Diego piensa que es capricho. Estoy destruida. Me duele mucho la cintura. Hay silencio en la casa. No tengo fuerzas ni para poner música. Tengo trabajo pendiente. El lunes llegan mis padres, a la tarde. Se quedan hasta el veintidós, después se van a NY y a Los Cabos. Ese mismo día vienen otras dos personas a mi casa. Uno es un íntimo amigo del colegio. Ambos trabajan con Diego. Cuando se vayan vendrán mi primo y su mujer y después, otra vez mis padres. Será el cumple de Tita. Hace mucho que no tenemos tantas visitas. Tengo que mudar a Milo al cuarto de sus hermanos, juntar ropa de cama, comprar comida.
Hoy viene un amigo de Coco, a la tarde. Cocinaré algo dulce para la hora del té.

Y no mucho más. El cansancio todo lo invade.
Así las cosas.
Una semana larga que se va.

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