viernes, 16 de septiembre de 2011

lo que queda de mí

No me recupero. Y eso que a las 11pm ya dormía. A las 7.15am Milo (que durmió trece horas seguidas) se despertó queriendo su leche. Bajé, se la hice, volví a la cama y cuando miré el reloj, pensando que habían pasado minutos nomás, eran las 9.15... Me armé de coraje y fui al club, pensando en hacer zumba a las 11 pero resulta que no había clases (era una posibilidad). Con poca energía pensé igual en probar la elíptica pero Simón se había quedado con mis auriculares así que desistí. Sauna, cucha con Tita (que me acompañó) y vuelta a casa. Mañana chicle. Puede que tenga una de esas infecciones asintomáticas que me agarro y por eso no puedo recuperarme. El dolor de cuerpo sigue pero intentaré ser pilas. Voy a llevar a los chicos con Lu a ver Don Gato y su pandilla. Me escribió MP sugiriendo MUAC después de comer pero ya tenía plan, además de que 1. no sé llegar 2. a la noche tengo cine club temprano y no daban mucho los tiempos.

Por lo demás: nada. ¿Qué le puede pasar en estas pocas horas a una madre suburbana que casi no sale de su casa? Simón invitó a Xime. Juegan los cuatro juntos en algún lugar de la casa. Ayer me llamó Giorgio para invitarme al festejo patrio del club, me hubiera gustado ir y bailar un rato, también me hubiera gustado que llamara antes y pasara a tomarse un nesquik por casa. Los extraño mucho a los B (querida amiga: podés llamarme, escribirme o lo que sea!). Pero no hice nada, tampoco fui al Félix con Domi ni pasé por lo de María y José.

Quiero que vuelva marido de una vez. Una semana es el tiempo soportable. Más... no da.

Como muchas veces: soy mi propia sombra.

En fin. Voy a intentar hacer algo (ya sea leer, ya sea escribir), voy a poner las milanesas para los pibitos y la mesa y les daré de comer temprano antes del cinemá. Por suerte hay hecho un budín de espinacas.

Así las cosas, chicos.

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