martes, 13 de septiembre de 2011

club

Escapo de la casa porque no me termino de hallar y porque no tiene buena conexión. Hoy se supone que vienen los de cablevisión a conectar todo. Ojalá vengan por el bien de la familia. Marido me llama por skype justo en este momento. Está en La Trastienda porque hoy transmiten show desde ahí. Lo extraño. Ayer charlamos mucho por teléfono, nos pusimos al día después de demasiado tiempo. Nos reímos. Compró muchos libros y los lee. Está de buen humor por el sol exuberante, tan típico de la inminente primavera porteña. Se comió cuatro empanadas como si fueran bocaditos. Le amo. No yo del todo sin él. Mi hermano da vueltas por ahí.

Hice cuarentipico de elíptica, sauna y desayuné acá porque me levanté con náuseas. No estoy muy productiva pero me entregué. Supongo que, como dice Joy, todo no se puede. Y no.

Ayer le entregué el paquete a Poty en la esquina de AA, no encontré el bra que buscaba en rojo, una pena. Pasé por lo de Domi pero justo llegaba Lalo así que me llevé El discurso vacío y un libro de relatos de Villoro que empecé a leer en un bar al que fui caminando. Me gusta sentirme turista en la ciudad, en la Roma. Pero no es porque soy extranjera sino porque soy suburbana. Me tomé un café, me fumé un ciga y leí. Estuvo bueno. En la clase había un pendorchito de 20, brillante, que cuando me solté el pelo me dijo: "Te queda mejor el look Patti Smith". Es la primera vez que alguien de motu propio se da cuenta de que soy igual (con 15 kilos más, ya lo sabemos).

Intento tomarme la vida con alegría. Me sale más o menos.

Llegué a las 10.30pm agotada. Igual había hecho una siesta profunda, como hacía años que no. Arrastro un cansancio del cual no me recupero. Y las valijas siguen en el vestidor y las cosas del baño también y no sé cuándo lo arreglaré. Me hice dos panes negros con queso crema y salmón y me tiré en la cama a contestar mails. Antes me encontré con una invitación de cumple que le hicieron a Roberta que decía que si le queremos regalar algo a la cumpleañera, pongamos plata en un sobre blanco que será donada A LOS NIÑOS HAMBRIENTOS DE SOMALÍA (sic). Escuchame, moga, está lleno de niños hambrientos a solo un par de kilómetros de nuestras casas... En fin. Igual, no quiero criticar las buenas causas, me parece una iniciativa loable de todas maneras.

Largo excursus, estoy en casa, ya busqué a Milo que juega al avión con mi celular (¿para qué tienen miles de juguetes estos pibitos? yo tampoco dejo que les hagan regalos... es al pedo, inmoral). Tengo conexión. El pibe de Cablevisión no encuentra cómo carajo poner el cable. A mí me chupa un huevo y la mitad del otro, Luzma sí tiene (la única que de verdad creo que ya no se aguantaba un día más sin tele), los chicos con poder mirar pelis están hecho y el tema será marido que sin alguna gardocha catódica medio que no se puede dormir. Pero bueno, por ahí le viene bien...

Por lo demás: viene Xime a comer con las chicas, Luzma está haciendo un pollo porque mis habilidades gastronómicas están en puntos bajísimos (tan o más bajos que mi voluntad), después los grandes tienen tenis y más tarde, dentista. ¿Qué es este sueño constante?

Bueno, voy a ponerme a leer el libro que me llevé de lo de Domi. Me cabe la prosa de Villoro y eso que leer relatos no es exactamente lo mío. Tengo una horita hasta que estén todos acá.

Ah, pasé por casa y se escuchaban golpes. Coco pasó ayer y estaba muy sorprendido por la destrucción.

Ahora tengo un poco más de alegría. Ponele.

Así las cosas.

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