martes, 20 de septiembre de 2011

ir y venir y seguir yendo y viniendo

Puff... ando como bola sin manija. Entre que Luzma no está, que no es mi casa realmente, que tengo que entrar y salir para buscar al nenito y para hacer las otras miles de cosas a las que te lleva la vida, de verdad que no se entiende cómo se puede hacer algo productivo. Bueno... por eso casi no hago. Está bien: lo tomo como un recreo que algún día se pasará.

Soñé que me peleaba con Domi. Se lo conté y le dije, como le digo siempre, que soy aconflictiva. Sé que mi autopercepción es siempre engañosa, desfigurada, plástica. Tiendo a pensarme mal. Tal vez también tienda a pensar mal a los otros, eso no lo sé. Pero a veces, en pequeños raptos de lucidez (efímeros) entiendo que no soy una persona fácil. Tampoco difícil, eh. Solo tengo mis aristas. También en el mismo llamado me tiró el concepto de relaciones equívocas y la amé. Qué atinado. Esas relaciones que son producto de un error primigenio, deformes, esquivas. Tuvo una mañana afiladísima. Se lo dije, claro.

Por otro lado: ¿en qué momento la gente se la cree? Hablo de gente normal, que venía teniendo una conducta y de repente ves que se la creyó por algún hecho objetivo... o no ( Emi dice que uso mucho el "o no" y yo no me había dado cuenta hasta que me lo puso en un mail). En estos casos valoro mucho más al boludo que se la creyó siempre, de onda, porque sí. Como fui al CNBA medio que todos por default nos la creíamos un poco porque sí. Ya sé que éramos/somos unos nabos pero es la verdad. El tema, como bien dijo marido por estos días, es la pretensión. La pretensión arruina todo. Soy incapaz de dedicar energía extra a intentar ser/hacer o parecer algo que no me sale naturalmente. Es un esfuerzo al que no estoy dispuestar. A duras penas puedo con lo legítimo como para sumarme lo impostado. No, impensable.

En fin. No tengo ni la más puta idea de a qué viene todo esto. Solo pude hacer media hora de elíptica (un mal chiste) porque tenía que venir Laura. En la junta con la maestra de Tita volví a percatarme de lo distinta que es mi hija a mí. Abismal. Implica muchos esfuerzos también. Pero eso es la maternidad. También me di cuenta lo distinta que soy yo al resto. No me rescato nunca. Ya ni lo intento, me dejo ser con candidez y vehemencia.

Ayer Tita tenía mucho miedo a la noche porque fueron con marido a casa (cuando llegué, tarde, el rancho estaba descontroladísimo... marido y los horarios no se llevan demasiado bien) y vieron el ÁRBOL que había abajo del piso de la sala. Siempre pensamos que era humedad pero no... seguramente sean las raíces de uno de afuera pero con forma de árbol horizontal. Un delirio. Como si estuviera ploteado. Vi las fotos y me dio impresión así que entendí su miedo. Dijo que no se podía dormir, que estaba nerviosa. Nunca la había visto así, me dio mucha pena. El nenito también estaba medio sacado y tardó un montón en caer. Leí un cuento (serían las 11.30pm, muy tarde para ella), después le canté unas canciones y finalmente le conté, por vez número mil, de cuando me quedé embarazada de ella, de lo contenta que estaba, de que yo quería que se llamara Paca y marido Roberta, que yo decidí que le dijéramos Tita, de la mudanza a México, del parto, de lo mini mini mini que era, que tenía muchos pelos por todos lados, que vino la abuela Silvi al día siguiente. Es infalible. Se entusiasma siempre. Ahí sí se quedó tranquila y yo pude ir por fin a tirarme al lado de la morsa de marido que roncaba a pata suelta.

A la mañana en esta casa se garcha.

Para eso hay que exiliar pibitos. Al mayor lo despachó marido temprano. Escuché muchos gritos de descontento pero los dejé que se arreglaran solos. Marido a las 8am tenía partido de tenis (??), lo llamaron porque era torneo y fue. Estuvimos juntos en el mismo lugar sin saberlo. Cuando estaba camino a la escuela lo llamé y resultó que le llevaba una cuadra de distancia. Así que en cuanto pude estacioné (unos cuantos minutos después de que nos diéramos cuenta), él llegó, se bajó del coche y vino a darme un beso. Bueno, dos. Puro amor.

En fin. Me extendí. En un rato viene Gaby a comer, tengo que resolver temas domésticos, después llevar a tenis,  sacarle a Tita una radiografía panorámica de la boca y volver a buscar al Coco.

Bueno, chicos.
Así las cosas.

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