domingo, 7 de mayo de 2023

La soledad

El ejercicio de escribir. Para soltar la mano, para acompañarme, para salir de mi cabeza.
Me desperté y medité 50 minutos. Me alinea, me calma, me encaja.
Después leí un rato, hablé por teléfono con Pau, arreglé para almorzar con un tipo, hablé con mi mamá, el tipo me canceló, me pareció bien aunque su forma fue desagradable.
Iba a decir que los hombres son hace un tiempo solo fuente de desilusión pero sería injusto. Pasaron cosas en el medio con tipos a los que dejé porque no me enamoraban. Los que me enamoraron fueron pocos y me dejaron con el corazón roto. De todas maneras sobre eso no quiero pensar.
A la una calenté tres pedazos de pescado empanizado industrial en la Air Fryer y abrí una lata de frijoles, le agregué el último puñado de hojas verdes sin aceite que quedaban y me senté a comer como una persona normal. Por lo general mi alimentación está basada en pan con kummel, sour cream y jamón. Comí dos de los tres pedazos. Después de las ocho inyecciones de semaglutide volví al desinterés habitual por la comida. Supongo que engordé 15 kilos porque me enamoré, dejé de fumar y me rompieron el corazón. En ese orden. Ahora volví a fumar y me rearmé. Bajé nueve kilos. Tendría que bajar seis para volver a ser flaca de verdad y tres para ser normal.
Ayer Ana me sacó unas fotos en bikini y cuando las vi quise morir. En el espejo me veo bien, en las fotos obesa.
Empecé la serie de Fito pero me aburrió. Medité veinte minutos más, miré algo de porno, comí una mini paleta helada, fui a Walgreens a comprarle el labial 805 de L´Oreal a mi mamá, volví, leí unas páginas de La novela luminosa, fumé un pucho mientras intercambiaba audios con Joana y acá estoy, escribiendo echada en el sillón de la sala de tele. Escucho la presencia de un mosquito pero no lo veo. Es enloquecedor. Significa algo que no puedo descular. Lo omnisciente.
El bienestar es solo interno pero la vida cuando hay amor tiene brillo. Sin amor romántico es opaca. Quisiera no sentirlo pero lo siento. Mi vida no dista demasiado de la vida que describe Levrero. Solo que tengo hijos que pasan temporadas conmigo y tengo que hacer de madre. Me sale cada vez peor. Es como si lo hubiera dejado todo durante 20 años y ahora ya no tuviera resto. Pero tener hijos es no rendirse. Aunque no falten ganas. La vida no dista tanto el talento de más está decir que sí. Su humor es espectacular.
Extraño Buenos Aires, caminar por una ciudad, intercambiar charlas casuales en los ascensores o en la farmacia, que la gente te mire, te vea. Pienso que sería más fácil también tener un hombre al que querer y que me quiera en otro lugar del mundo donde la alienación sea menor. Tal vez idealice y el amor es algo demasiado milagroso más allá de la ciudad que habites. No lo sé.
Desde que tengo uso de razón que me cuesta salir de mi cabeza. La tendencia es siempre hacia adentro. La pareja me gusta más conceptualmente que en la ejecución. Creo. Cada día tengo menos certezas. En esto sí soy muy consecuente.
Así las cosas.

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