jueves, 22 de diciembre de 2011

el extraño encanto de pasarla tan bien

Ahora que todo tomó su ritmo, acomodarme puede que me lleve demasiados días para la estadía total, soy más feliz. Caminaba desde el dpto que rentó mi hna en Thames y Charcas de vuelta hacia mi zona (lo hice en los dos sentidos) entendí que en cada programa que hago la paso bomba. Es imposible que recupere todo lo que hice desde que llegué pero ayer, por ej, comí con Feli después de cuatro o cinco años de no vernos y fue como si nos hubiéramos encontrado la semana pasada por última vez. Después paseé con madre por Palermo para comprar mi regalo, vine acá a estar con el pequeño, pedí un taxi temprano porque el cielo encapotado vaticinaba el apocalípsis climático por lo cual llegué temprano a EC, charlando con el taxista de intimidades como solo en Bs As puede suceder. También me dijo que estaba bárbara para tener 3 hijos y lo amé. Por cierto, mis hijos no están tan contentos. Todo bien con la colonia pero el resto del tiempo se pelean, me odian (sobre todo Coco) y no la estoy llevando demasiado bien (claro que tampoco los veo mucho, eh, me tomé el palo simbólico). Cené con las históricas y casi no hablé, a ninguna se le ocurrió preguntarme nada. Es un efecto de este viaje y admito que lo estoy disfrutando. Como si hubiera dejado el narcisismo en México. Por otro lado, le huyo al programa maratónico. Ahora estoy tirada en la cama sin hijos y podría producirme un café pero no tengo ganas. Un poco de estar conmigo misma me sienta bien (aunque en Mex tengo exceso de esa actividad), necesitaría hacer una siesta.

Si los precios no me resultaran tan exorbitantes entendería todavía menos qué hago viviendo en otro país. Gusto de los horarios argentinos, la gente, las costumbres, etcétera. A pesar de que todo me resulta bastante ajeno y sorprendente después de tantos años. La mayoría de las conversaciones que escucho por la calle versan sobre dónde pasa y con quién Navidad el sujeto parlante y algún problema familiar concomitante. Y la informalidad que se maneja en todos los ámbitos es pasmosa. Pero la balanza da positivo y yo soy de acá. Mi vida es México es mentira.

Sí, lo dije.

En fin, voy a leer el libro que me regaló Santi que me copa y tal vez llame a Fer para ver por dónde anda y tomarnos un coffe.

Así las cosas, guys.

1 comentario:

oh nikita dijo...

EStimadísima,
lindo sentirse realizada en el lugar propio (yo vengo recién de una escapada solita sin niños a Montevideo, mi place). Justo hoy que venía a proponerte un subtítulo para tu blog: ´mexico me mata´ ... y Buenos Aires también!
Imagino que no seré la primera que hizo el chiste. Pero es con toooodo el amor, felicidades!

PD: no, yo paso navidad en paz en mi casa y con mi familia (acá!). No me voy a vivir a Uruguay para no tener que soportar a mi familia politica, así de simple