domingo, 11 de diciembre de 2011

sismo, baby, sismo

Estaba meando con la puerta abierta, en el toilette de abajo, mientras Diego seguía mirando La piel que habito. De repente le digo: che, está temblando."Uh, sí" contestó sin ponerle pausa a la peli. Seguía meando cuando apareció Silvia, asustadísima, diciendo que se estaba moviendo. Ahora, si pasa algo más grave nos morimos seguro (contamos con la gracia de que acá no se cae nada porque vivimos sobre piedra). Coco estaba convencido de que Roberta le estaba moviendo la cama. Milo dormía en el sillón con nosotros y Tita al rato bajó llorando desconsolada, con terror a que volviera a temblar. 6.7 no es poca cosa. Por suerte no pasó nada en ningún lado. Cuando madre llamó casi me desmayo. Había olvidado el temblor, salíamos para una cena y pensé que había pasado algo ahí. Teníamos dos eventos así que nos quedamos dos horas y dos horas. Estuvieron muy bien las dos. Fumé una seca de la pipa de siempre y me pegó perfecto, el mínimo coloque para no padecer el frío. La dieta se fue a la mierda hace mucho. Ya volveré al redil. Las chicas me hicieron notar que estaba con un humor de mierda sin comer dulces: tienen razón. No había relacionado dieta y depresión pero creo que es cierto.

Hice mi valija. Guardé los regalos. Ahora viene Mariana, tenco que bañarme y salir para evento. Marido no viene, tiene cosas que hacer antes de viajar. Estoy acostumbrada, lo sabemos.

Por lo demás: nada. Ah, La piel que habito me resultó perturbadora. Muy. Está muy bien hecha. De todas maneras, no sé si me gustó. A veces me pasa, tardo en entender qué es lo que pienso.

Bueno, chicos. Mucho evento findeañero y poco de todo lo demás. O nada.

Ah, asumió Cristina. No lo vi. El viernes fui al Auditorio a que marido no me diera pelota (hizo el Streaming de Julieta), estuve con los M, charlé con Maxi y nos dormirmos tarde. Había tenido las dos posadas. En la oficial (o sea, en la que estuve toda la tarde) me hablaron poco, yo no tuve ninguna intención de ser simpática (ya no, demasiados años de remk), estuvo aburrida, Tita no se divirtió y no puedo destacar nada. Después lo pasé a buscar a Coco y todas estaban emocionadísimas con mi presencia. Parece que no aparecer por mucho tiempo tiene ese efecto. Rarísimo. Ahí estaban todas fumando tabaco y con dos botellas de ron muy significativas. El tráfico de vuelta fue un infierno. A la mañana me hablaron tan demasiado bien de mi hijo mayor en la escuela que casi me pongo a llorar. Marido no fue, obviamente, pero le mandé mensaje diciéndole que debía estar orgulloso. Funciona poco.

En fin.
Así de fútiles las cosas.

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