jueves, 22 de marzo de 2012

el temblor no pasa

Al menos es lo que dicen aunque yo no sentí más. Eso sí, me duele la cabeza profusamente. El martes no supe si estaba por darme un ACV hasta que vi la lámpara balancéandose. Llamé a Silvia y no se había percatado. La diferencia radica en la oscilación o la trepidación. Este por suerte fue oscilatorio si no estábamos en el horno.
Supongo que pasaron muchas cosas desde la última vez que escribí. Quería desarrollar un post sobre la infancia, el Florida Garden (inspirada por Ceci y su nota de Radar), Florida en general: James Smart, la juguetería que mirábamos durante horas, los sábados, también La Biela, Masters (un negocio de ropa para hombre que quedaba sobre Callao y cuyo dueño era íntimo amigo de mi abuelo por lo cual subíamos a la oficina toda de madera, entre olor a telas y alfileres y metros), las visitas a Casa Tía y algunos otros recuerdos de anataño. Pero no tuve tiempo ni voluntad. Pero sobre todo tiempo.

Es que pasaron cosas horribles y cosas de la vida y cociné mucho, leí un poco (encaré La divina comedia por primera vez en mi vida, creo), vi a muchas amigas (la vida social lleva mucho tiempo), fui y vine y trabajé y tengo que seguir trabajando.

La novedad del día es que no puedo consumir ni lácteos ni huevo ni trigo (ni gluten) ni narajan por dos meses. Veremos si esto ayuda al mejor funcionamiento de mi organismo.

Se me parte la cabeza, coletazos del temblor, claro. El de hoy (o los de hoy, parece que tembló muchas veces). Despierto temprano, duermo poco, no vi ninguna peli desde la última vez que pasé por acá (meses ha) y mi cabeza sigue centrada en cosas nimias e inmediatas (o no tan nimias pero sí inmediatas) y sin poder ir más allá. Buenos Aires está lejísimos. Mi hijo mayor declaró un día que le gusta más México que Argentina (justo mientras esperábamos que nos entregaran las fotos para renovarle el pasaporte albiceleste) y al día siguiente, en algún momento de las tres horas que tuvimos que esperar en la embajada declaró que, además, no le gusta ir de visita. Ni siquiera me espanté. Era algo que ya sabía. Tampoco me entristecí: son cosas que pasan cuando vivís tantos años en un país. Ni modo.

Por lo demás, salí a las 7.45am a de casa, mañana tengo otro día movido, hoy me merendamos en lo de Pauli en la condesa (ayer hice un panqué de cacao y azúcar negra con almendras y otro de Coco para llevar mañana a lo de Lau, llevé a mi hermano a un show en el Foro Condesa y cuando volví, a las 9pm, le hice un glasé fallido), también tengo que ir ahora, después de bañarme a comprar unas cosas (no se puede creer todo el consumo que se impone en esta vida) y antes de bajar debería chambear pero estoy con poco resto. Ya pasé por el super y compré lentejas, frijoles, chícharos (arvejas) y maíz palomero que Coco quería hacer en una olla en lugar de usar el microondas.

En fin. Me extendí y dije muy poco: es lo que hay.
Así las cosas.

No hay comentarios.: